Fe en Dios

Palabra de Dios | Apéndice: Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo


Palabra de Dios | Apéndice:Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo

Como los otros cientos de millones que siguen al Señor Jesucristo, nosotros acatamos las leyes y los mandamientos de la Biblia, gozamos la abundante gracia del Señor Jesucristo y nos reunimos, oramos, alabamos y servimos en el nombre del Señor Jesucristo, y todo esto lo hacemos bajo el cuidado y la protección del Señor. Muchas veces somos débiles y otras tantas también somos fuertes. Creemos que todas nuestras acciones están en conformidad con las enseñanzas del Señor. Se sobreentiende, entonces, que también creemos que nos encontramos en la senda de hacer la voluntad del Padre que está en el cielo. Anhelamos el regreso del Señor Jesús, Su glorioso descenso, el fin de nuestra vida en la tierra, la aparición del reino, y todo lo que se predijo en el Libro del Apocalipsis: el Señor llega, Él trae el desastre, recompensa a los buenos y castiga a los malvados, y se lleva en los aires a los que lo siguen y acogen Su regreso para que se encuentren con Él. Cuando pensamos en esto, no podemos evitar que nos embargue la emoción y nos llenemos de gratitud por haber nacido en los últimos días y tener la buena fortuna de ser testigos de la venida del Señor. Aunque hayamos sufrido persecución, hemos recibido a cambio “un peso de gloria que supera a todo y es eterno”. ¡Qué bendición! Todo este anhelo y la gracia que otorga el Señor constantemente nos hace más serios en la oración y nos vuelve más diligentes para reunirnos. Tal vez el año que entra, tal vez mañana y tal vez incluso en un lapso más corto del que puede concebir el hombre, el Señor descenderá de repente y aparecerá entre un grupo de personas que han estado esperándolo con ansiosa inquietud. Nos apresuramos para adelantarnos a los demás, nadie está dispuesto a quedarse atrás, todo con el fin de poder ser del primer grupo en contemplar la aparición del Señor, de estar entre aquellos que sean arrebatados. Lo hemos dado todo, sin importar el costo, para la venida de este día. Algunos han abandonado sus trabajos; otros han abandonado sus familias; algunos han renunciado al matrimonio; y otros hasta han donado todos sus ahorros. ¡Qué actos de devoción tan desinteresados! ¡Semejante sinceridad y lealtad incluso superan la de los santos de eras pasadas! Así como el Señor concede gracia sobre quien Él desea, y muestra misericordia a quien Él le place, nuestros actos de devoción y nuestro esfuerzo, creemos, Sus ojos ya los han contemplado hace mucho. Así, también, nuestras sentidas oraciones han alcanzado Sus oídos, y confiamos en que el Señor nos recompensará por nuestra dedicación. Además, Dios ha sido misericordioso para con nosotros antes de crear el mundo, y nadie nos quitará Sus bendiciones y Sus promesas. Todos estamos planeando para el futuro y damos por sentado que nuestra dedicación y esfuerzo son moneda de cambio o capital que intercambiar para ser arrebatado para encontrarnos con el Señor en el aire. Es más, sin el menor titubeo, nos ubicamos en el trono del futuro, para presidir sobre todas las naciones y pueblos o reinar como reyes. Todo esto lo damos por hecho, como algo que se espera.

Despreciamos a todos los que están en contra del Señor Jesús; el final de todos ellos será ser aniquilados. ¿Quién les dijo que no creyeran que el Señor Jesús es el Salvador? Por supuesto, hay veces en que imitamos al Señor Jesús al ser compasivos con las personas del mundo, porque no entienden y es correcto que seamos tolerantes e indulgentes con ellos. Todo lo que hacemos está de acuerdo con las palabras de la Biblia, porque todo lo que no es conforme a la Biblia es heterodoxia y herejía. Este tipo de creencia está profundamente arraigada en la mente de cada uno de nosotros. Nuestro Señor está en la Biblia, y si no nos apartamos de ella no nos apartaremos del Señor; si acatamos este principio, obtendremos
la salvación. Nos animamos entre nosotros, nos apoyamos mutuamente, y cada vez que nos reunimos esperamos que todo lo que digamos y hagamos esté de acuerdo con la voluntad del Señor y sea aceptado por el Señor. A pesar de la terrible hostilidad de nuestro ambiente, nuestros corazones están llenos de deleite. Cuando pensamos en las bendiciones que están tan cómodamente a nuestro alcance, ¿hay algo que no podamos dejar de lado? ¿Algo de lo que seamos reacios a separarnos? Todo esto no hace falta ni decirlo, yace ante los ojos vigilantes de Dios. Nosotros, este puñado de necesitados que hemos sido levantados del muladar, somos como todos los seguidores ordinarios del Señor Jesús, soñamos con el arrebatamiento, con ser bendecidos y gobernar a todas las naciones. Nuestra corrupción se ha puesto al descubierto ante los ojos de Dios, y nuestros deseos y nuestra avaricia han sido condenados a ojos de Dios. Sin embargo, todo esto sucede con tal normalidad y lógica, que ninguno de nosotros nos preguntamos si nuestros deseos son correctos y, menos aún, dudamos de la exactitud de todo a lo que nos aferramos. ¿Quién puede conocer la voluntad de Dios? Qué clase de senda recorre el hombre exactamente, no sabemos buscar o explorar, e investigar nos interesa menos aún. Porque solo nos interesa si podremos ser arrebatados, si podemos ser bendecidos, si hay un lugar para nosotros en el reino de los cielos y si vamos a tener una parte del agua del río de la vida y del fruto del árbol de la vida. ¿No creemos acaso en el Señor y nos convertimos en Sus seguidores en aras de ganar estas cosas? Nuestros pecados han sido perdonados, nos hemos arrepentido, hemos bebido de la amarga copa de vino y hemos puesto la cruz en nuestra espalda. ¿Quién puede decir que el Señor no aceptará el precio que hemos pagado? ¿Quién puede decir que no hemos preparado suficiente aceite? No deseamos ser esas vírgenes insensatas o uno de los que son abandonados. Más aún, oramos constantemente, le pedimos al Señor que nos guarde de que los falsos cristos nos engañen, porque está escrito en la Biblia que, “Entonces, si algún hombre os dice: Ved, acá está Cristo, o ahí; no lo creáis. Porque aparecerán falsos cristos y profetas, y estos os mostrarán grandes signos y maravillas; de tal manera que, si fuera posible, engañarán incluso a los elegidos” (Mateo 24:23-24). Todos nos hemos aprendido estos versículos de la Biblia, nos los sabemos de memoria, y los vemos como un tesoro precioso, como vida, y como una carta de credenciales que decide si podemos ser salvados o arrebatados…

Durante miles de años, los vivos han muerto, llevándose con ellos sus anhelos y sus sueños, pero en cuanto a si se han ido al reino de los cielos, eso nadie lo sabe. Los muertos vuelven, habiendo olvidado todas las historias que una vez ocurrieron y siguen las enseñanzas y las sendas de los antepasados. Y de esta manera, a medida que pasan los años y transcurren los días, nadie sabe si nuestro Señor Jesús, nuestro Dios, realmente acepta todo lo que hacemos. Lo único que podemos hacer es esperar ansiosos un desenlace y especular acerca de todo lo que sucederá. Sin embargo, Dios ha guardado Su silencio todo el tiempo, nunca se nos ha aparecido ni nos ha hablado. Y de esta manera, siguiendo la Biblia y según las señales, juzgamos deliberadamente la voluntad de Dios y Su carácter. Nos hemos acostumbrado al silencio de Dios; nos hemos acostumbrado a medir los aciertos y las equivocaciones de nuestra conducta usando nuestra propia manera de pensar; nos hemos acostumbrado a confiar en nuestro conocimiento, nociones y ética moral en lugar de las demandas que nos hace Dios; nos hemos acostumbrado a gozar de la gracia de Dios; nos hemos acostumbrado a que nos ayude siempre que lo necesitemos; nos hemos acostumbrado a extenderle la mano a Dios para todas las cosas y a darle órdenes; también nos hemos acostumbrado a conformarnos a las regulaciones, sin poner atención a cómo nos guía el Espíritu Santo; e incluso nos hemos acostumbrado a los días en que somos nuestro propio señor. Creemos en un Dios como este, a quien nunca hemos conocido cara a cara. Preguntas sobre cómo es Su carácter, que tiene y es, sobre cómo es Su imagen, si lo conoceremos o no cuando Él venga, etc., ninguna de ellas es importante. Lo importante es que Él está en nuestros corazones y que todos lo esperamos, y es suficiente con que podamos imaginar que Él es esto o aquello. Valoramos nuestra fe y atesoramos nuestra espiritualidad. Vemos todo como estiércol y pisamos todas las cosas bajo nuestros pies. Como somos creyentes del glorioso Señor, no importa qué tan largo y penoso sea el viaje, no importa qué dificultades y peligros nos acontezcan, nada puede detener nuestros pasos mientras seguimos al Señor. “Un río puro de agua de vida, clara como el cristal, brotó del trono de Dios y del Cordero. A cada lado del río estaba el árbol de la vida que tenía 12 clases de frutos y que daba frutos cada mes, y las hojas del árbol eran para la sanación de las naciones. Y no habrá más maldiciones, pero el trono de Dios y del Cordero estará ahí y Sus siervos lo servirán; y ellos verán Su rostro; y Su nombre estará grabado en sus frentes. Y no habrá noche ahí; y no necesitarán velas, ni tampoco la luz del sol; porque el Señor Dios les da luz y ellos reinarán por siempre y para siempre” (Apocalipsis 22:1-5). Cada vez que cantamos estas palabras, nuestros corazones rebosan de un gozo y satisfacción sin límites, y las lágrimas corren por nuestros ojos. Demos gracias al Señor por escogernos, demos gracias al Señor por Su gracia. Él nos ha dado cien veces en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero. Si Él nos pidiera morir hoy, lo haríamos sin la menor queja. ¡Oh, Señor! ¡Por favor, ven pronto! Considerando la desesperación con que te anhelamos y que hemos renunciado a todo por Ti, no tardes ni un minuto ni un segundo más.

Dios guarda silencio y nunca se nos ha aparecido, sin embargo, Su obra nunca se ha detenido. Él inspecciona toda la tierra y manda sobre todas las cosas y contempla todas las palabras y acciones del hombre. Su gestión es conducida con pasos mesurados, y de acuerdo con Su plan, silenciosamente y sin un efecto dramático, pero Sus pasos avanzan cada vez más cerca de la humanidad, y Su tribunal se despliega en el universo a la velocidad de la luz, tras lo cual su trono desciende inmediatamente en mitad de nosotros. ¡Qué escena tan majestuosa es esta; qué cuadro tan imponente y solemne! Como una paloma, como un león rugiente, el Espíritu viene entre nosotros. Es sabiduría, es justicia y majestad, y Él llega entre nosotros subrepticiamente, ejerciendo autoridad y lleno de amor y misericordia. Nadie es consciente de Su llegada ni la acoge y, es más, nadie sabe todo lo que Él está a punto de hacer. La vida del hombre sigue sin cambios; su corazón no es diferente y los días transcurren como siempre. Dios vive entre nosotros, un hombre como cualquier otro, como uno de los seguidores más insignificantes y un creyente corriente. Él tiene Sus propias búsquedas, Sus propias metas y, es más, tiene una divinidad que ningún hombre ordinario posee. Nadie se ha dado cuenta de la existencia de Su divinidad, ni nadie ha percibido la diferencia entre Su esencia y la del hombre. Vivimos junto con Él, sin restricciones y sin temor, porque a nuestros ojos no es más que un creyente insignificante. Él observa todos nuestros movimientos, y todos nuestros pensamientos e ideas están expuestos ante Él. A nadie le interesa Su existencia; nadie se imagina nada sobre Su función y, es más, nadie tiene la menor sospecha sobre Su identidad. Lo único que hacemos es continuar con nuestras búsquedas como si Él no tuviera nada que ver con nosotros…

Por casualidad, el Espíritu Santo expresa un pasaje de palabras “por medio” de Él, y aunque parezca muy inesperado, sin embargo, lo reconocemos como una declaración de Dios y sin problemas lo aceptamos como de Dios. Esto es porque, independientemente de quién exprese estas palabras, siempre que vengan del Espíritu Santo las debemos aceptar y no las podemos negar. La siguiente declaración podría venir a través de mí, o a través de ti o de alguien más. Quienquiera que sea, todo es la gracia de Dios. Sin embargo, no importa quién sea, no podemos adorar a esta persona porque en cualquier caso, esta persona no puede ser Dios y por ningún motivo podemos escoger a una persona ordinaria como esa para que sea nuestro Dios. Nuestro Dios es demasiado grande y honorable; ¿cómo alguien tan insignificante podría representarlo? Es más, todos estamos esperando a que venga Dios y nos lleve de regreso al reino de los cielos, entonces, ¿cómo podría alguien tan insignificante ser apto para una tarea tan importante y ardua? Si el Señor viene otra vez, debe ser en una nube blanca, para que lo vean todas las multitudes. ¡Qué glorioso será eso! ¿Cómo es posible que Él pueda esconderse subrepticiamente entre un grupo de personas corrientes?

Y sin embargo es esta persona ordinaria, escondida entre la gente, la que está haciendo la nueva obra de salvarnos. Él no nos ofrece explicaciones, ni nos dice por qué ha venido, sino que simplemente hace con pasos mesurados la obra que tiene la intención de hacer, y de acuerdo con Su plan. Sus palabras y declaraciones cada vez se hacen más frecuentes. De consolar, exhortar, recordar y advertir a reprochar y disciplinar; en un tono gentil y amable, a palabras que son temibles y majestuosas. Todo le confiere compasión al hombre y le infunde estremecimiento. Todo lo que dice tiene un fuerte efecto en los secretos que están profundamente escondidos dentro de nosotros; Sus palabras lastiman nuestros corazones, nuestros espíritus, y nos dejan llenos de una vergüenza insoportable, apenas sabiendo dónde escondernos. Comenzamos a preguntarnos si el Dios que está en el corazón de esta persona realmente nos ama, y qué es exactamente lo que pretende. ¿Será que tal vez solo podremos ser arrebatados después de soportar tales sufrimientos? En nuestra mente estamos calculando… acerca del destino que está por venir y acerca de nuestra suerte futura. Aun así, tal como antes, ninguno de nosotros cree que Dios se ha hecho carne y ya ha obrado entre nosotros. Aunque nos ha acompañado mucho tiempo, aunque ya ha hablado muchas palabras cara a cara con nosotros, todavía no estamos dispuestos a aceptar a un hombre tan común como el Dios de nuestro futuro, y mucho menos estamos dispuestos a confiarle el control de nuestro futuro y destino a esta persona insignificante. De Él disfrutamos una provisión sin fin de agua viva, y a través de Él vivimos cara a cara con Dios. Pero solo somos agradecidos por la gracia del Señor Jesús que está en el cielo y nunca hemos puesto atención a los sentimientos de esta persona ordinaria que posee la divinidad. Sin embargo, como antes, Él hace Su obra escondido humildemente en la carne, expresando la voz de Su corazón interior, como si fuera insensible al rechazo de la humanidad, como si perdonara eternamente el infantilismo del hombre y su ignorancia, y fuera siempre tolerante con la irreverente actitud del hombre hacia Él.

Sin que nosotros lo sepamos, este hombre insignificante nos ha introducido un paso tras otro en la obra de Dios. Sufrimos un sinnúmero de pruebas, soportamos innumerables castigos y somos probados por la muerte. Aprendemos del carácter justo y majestuoso de Dios; disfrutamos, también, Su amor y compasión, y llegamos a valorar el gran poder y sabiduría de Dios; somos testigos de la hermosura de Dios y contemplamos el deseo ansioso de Dios de salvar al hombre. En las palabras de esta persona ordinaria, llegamos a conocer el carácter y la esencia de Dios, a entender
la voluntad de Dios, a conocer la esencia-naturaleza del hombre, y a ver el camino de salvación y perfección. Sus palabras nos hacen “morir” y nos hacen “volver a nacer”; Sus palabras nos dan consuelo, pero también nos atormentan con la culpa y un sentimiento de deuda; Sus palabras nos dan alegría y paz, pero también nos causan infinito dolor. A veces somos como ovejas al matadero en Sus manos; a veces somos como la niña de Sus ojos y gozamos Su tierno amor; a veces somos como Sus enemigos, y ante Su mirada nos convertimos en ceniza por Su ira. Somos la raza humana a la que Él salvó; somos gusanos a Sus ojos, y somos los corderos perdidos que noche y día se empeña en encontrar. Él es misericordioso con nosotros, nos desprecia, nos levanta, nos consuela y nos exhorta, nos guía, nos esclarece, nos castiga y nos disciplina, y hasta nos maldice. Nunca deja de preocuparse por nosotros, noche y día, nos protege y cuida y nunca se aparta de nuestro lado, sino que derrama toda la sangre de Su corazón y paga cualquier precio por nosotros. Entre las declaraciones de este pequeño y común cuerpo de carne, hemos gozado la totalidad de Dios y contemplado el destino que Dios nos ha concedido. No obstante, la vanidad todavía crea problemas en nuestro corazón, y todavía seguimos sin estar dispuestos a aceptar activamente a una persona así como nuestro Dios. Aunque nos ha dado tanto maná, tanto para disfrutar, nada de esto puede ocupar el lugar del Señor en nuestro corazón. Honramos la identidad y el estatus especiales de esta persona solo con gran renuencia. Mientras Él no abra Su boca para pedirnos que reconozcamos que Él es Dios, nunca nos encargaríamos de reconocerlo como el Dios que pronto llegará y que sin embargo ha estado obrando entre nosotros hace tiempo.

Dios continúa con Sus declaraciones, y Él emplea varios métodos y perspectivas para advertirnos sobre qué debemos hacer mientras, al mismo tiempo, da voz a Su corazón. Sus palabras llevan la energía de la vida, nos muestran el camino que debemos recorrer y nos permiten entender cuál es la verdad. Nos empiezan a atraer Sus palabras, comenzamos a enfocarnos en el tono y la manera en la que habla, y subconscientemente comenzamos a interesarnos en los sentimientos internos de esta persona que no tiene nada de especial. Vierte la sangre de su corazón al obrar para nosotras, pierde el sueño y el apetito por nosotros, llora por nosotros, suspira por nosotros, se queja en la enfermedad por nosotros, sufre humillación por el bien de nuestro destino y salvación, y nuestra insensibilidad y rebeldía le arrancan lágrimas y sangre del corazón. Esta forma de ser y de tener no pertenece a ninguna persona corriente y ninguno de los seres humanos corruptos las puede poseer o conseguir. Muestra una tolerancia y paciencia que no tiene ninguna persona ordinaria, y Su amor no lo posee ningún ser creado. Nadie excepto Él puede saber todos nuestros pensamientos, o tener un conocimiento tan claro y completo de nuestra naturaleza y esencia, o juzgar la rebeldía y corrupción de la humanidad, o hablarnos y obrar entre nosotros así en nombre del Dios del cielo. Nadie aparte de Él está dotado de la autoridad, la sabiduría y la dignidad de Dios; el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es, emana en su totalidad de Él. Nadie salvo Él nos puede mostrar el camino y traernos la luz. Nadie salvo Él puede revelar los misterios que Dios no ha revelado desde la creación hasta el día de hoy. Nadie salvo Él nos puede salvar de la esclavitud de Satanás y de nuestro carácter corrupto. Él representa a Dios, expresa el corazón interior de Dios, las exhortaciones de Dios y Sus palabras de juicio hacia toda la humanidad. Él ha comenzado una nueva época, una nueva era, y ha iniciado un nuevo cielo y una nueva tierra, una nueva obra, y nos ha traído esperanza, poniendo fin a la vida que llevábamos en la indefinición, y permitiendo a nuestro ser por entero, con total claridad, contemplar el camino de salvación. Él ha conquistado todo nuestro ser y ha ganado nuestro corazón. Desde ese momento en adelante, nuestra mente se hace consciente y nuestro espíritu parece haber sido revivido: esta persona ordinaria e insignificante, que vive entre nosotros y a la que hemos rechazado desde hace ya mucho tiempo, ¿no es este el Señor Jesús, que siempre está en nuestros pensamientos, despiertos o soñando, y a quien anhelamos noche y día? ¡Es Él! ¡Realmente es Él! ¡Él es nuestro Dios! ¡Él es la verdad, el camino y la vida! Él nos ha permitido vivir otra vez y ver la luz, y ha evitado que nuestro corazón se desvíe. Hemos regresado a la casa de Dios, hemos regresado ante Su trono, estamos cara a cara con Él, hemos sido testigos de Su rostro, y hemos visto el camino que está por delante. Ahora, Él ha conquistado nuestros corazones por completo; ya no dudamos quién es Él, ni nos oponemos a Su obra y Su palabra y nos postramos completamente ante Él. No queremos otra cosa que seguir las huellas de Dios por el resto de nuestras vidas, y ser hechos perfectos por Él, y recompensarle por Su gracia, y recompensar Su amor por nosotros, y obedecer Sus arreglos y disposiciones, y cooperar con Su obra, y hacer todo lo que podamos para completar lo que Él nos confíe.

Ser conquistado por Dios es como una lucha de artes marciales.

Cada una de las palabras de Dios golpea uno de nuestros puntos mortales y nos deja doloridos y llenos de temor. Él expresa nuestras nociones, nuestras imaginaciones, y nuestro carácter corrupto. Desde lo que decimos y hacemos, hasta cada uno de nuestros pensamientos e ideas, nuestra esencia-naturaleza se revelan en Sus palabras, lo que nos coloca en un estado de miedo y temblando sin tener donde esconder nuestra vergüenza. Uno a uno, nos dice sobre todas nuestras acciones, nuestras metas e intenciones, hasta el carácter corrupto que nunca hemos descubierto, haciéndonos sentir expuestos en toda nuestra miserable imperfección e incluso completamente convencidos. Nos juzga por oponernos a Él, nos castiga porque blasfemamos y lo condenamos, y nos hace sentir que a Sus ojos no tenemos ni un rasgo redentor, y que somos el Satanás viviente. Nuestras esperanzas se truncan; ya no nos atrevemos a hacerle ninguna demanda irrazonable ni a crearnos esperanzas sobre Él, y hasta nuestros sueños se desvanecen de la noche a la mañana. Este es un hecho que ninguno de nosotros se puede imaginar y que ninguno de nosotros puede aceptar. Por espacio de un momento, perdemos nuestro equilibrio interno y no sabemos cómo continuar en el camino que está por delante, ni cómo continuar en nuestras creencias. Parece como si nuestra fe volviera a empezar desde cero, y como si nunca hubiéramos conocido al Señor Jesús ni nos hubiéramos familiarizado con Él. Todo lo que está delante de nuestros ojos nos llena de perplejidad y nos hace vacilar indecisos. Estamos consternados, estamos desilusionados, y en lo profundo de nuestro corazón hay una ira y una vergüenza irreprimibles. Tratamos de desahogarnos, de encontrar una salida y, es más, tratamos de seguir esperando a nuestro Salvador Jesús, para poder derramar nuestro corazón en Él. Aunque hay veces en las que desde fuera parece que estamos en una situación ecuánime, ni altivos ni humildes, en nuestro corazón nos aflige un sentimiento de pérdida que nunca hemos sentido antes. Aunque a veces podamos parecer inusualmente calmados por fuera, nuestras almas rugen como torturadas por un mar tormentoso. Su juicio y Su castigo nos han despojado de todas nuestras esperanzas y sueños, poniendo fin a nuestros deseos extravagantes, y dejándonos reacios a creer que Él es nuestro Salvador y es capaz de salvarnos. Su juicio y Su castigo han abierto un abismo entre nosotros y Él, tan profundo que nadie siquiera está dispuesto a cruzarlo. Con Su juicio y Su castigo es la primera vez que hemos sufrido un gran revés y una gran humillación en nuestras vidas. Su juicio y Su castigo han provocado que apreciemos realmente el honor de Dios y la intolerancia de la ofensa del hombre, comparado con lo cual somos demasiado bajos e impuros. Su juicio y Su castigo nos han hecho darnos cuenta por primera vez lo arrogantes y pretenciosos que somos, y cómo el hombre nunca será igual a Dios ni estará a la par de Dios. Su juicio y Su castigo nos han hecho anhelar dejar de vivir en semejante carácter corrupto, deshacernos de esta esencia-naturaleza tan pronto como sea posible, y dejar de ser viles y detestables para Él. Su juicio y Su castigo nos han hecho sentir felices de obedecer Sus palabras, dejar de rebelarnos contra Sus arreglos y disposiciones. Su juicio y Su castigo nos han dado una vez más el deseo de sobrevivir, y nos hicieron sentir felices de aceptarlo como nuestro Salvador… Nos hemos salido de la obra de conquista, del infierno, del valle de sombra de muerte… ¡Dios Todopoderoso nos ha ganado, a este grupo de personas! ¡Ha triunfado sobre Satanás y ha derrotado a multitudes de Sus enemigos!

Somos solo un grupo demasiado ordinario de personas poseídas por un carácter satánico corrupto; somos los predestinados por Dios antes de las eras y los necesitados a quienes Dios ha sacado del muladar. Una vez rechazamos y condenamos a Dios, pero ahora Él nos ha conquistado. Hemos recibido de Dios la vida, el camino de la
vida eterna. Dondequiera que estemos en la tierra, sean cuales sean las persecuciones y tribulaciones que soportemos, no podemos alejarnos de la salvación de Dios Todopoderoso. ¡Porque Él es nuestro Creador y nuestra única redención!

El amor de Dios se extiende como el agua de una fuente, y se te da a ti y a mí y a otros, y a todos los que verdaderamente buscan la verdad y esperan la aparición de Dios.

Así como la luna sigue al sol en una interminable alternancia, la obra de Dios nunca cesa, y se lleva a cabo en ti, en mí, en otros y en todos los que siguen las huellas de Dios y aceptan Su juicio y castigo.

Expresado el 23 de marzo de 2010

Prólogo de Dios a “El origen y el desarrollo de la Iglesia de Dios Todopoderoso”.

De “La Palabra manifestada en carne”

Reflexion del evangelio de hoy | Nuestra fe en Dios debe basarse en la Biblia. ¿No es así?


 Reflexion del evangelio de hoy | Nuestra fe en Dios debe basarse en la Biblia. ¿No es así?

Pregunta 3: Pero creemos que la Biblia recoge toda la palabra y la obra de Dios, no hay palabras ni obras de Dios fuera de la Biblia. Por tanto, nuestra fe en Dios debe basarse en la Biblia. ¿No es así?

Respuesta: Muchos creyentes del mundo religioso opinan que: “La Biblia recoge toda la palabra y la obra de Dios. No hay palabras ni obras de Dios fuera de la Biblia”. ¿Coincide esto con la realidad? ¿Os atreveríais a decir que cada parte de la obra de Jehová en la Era de la Ley está recogida completamente en la Biblia? ¿Podéis asegurar que la Biblia recoge la totalidad de la palabra y la obra del Señor Jesús en la Era de la Gracia? ¿Qué pasa si este punto de vista no coincide con la realidad? ¿No despreciaría la gente a Dios, Le limitaría y blasfemaría contra Él? ¿Eso no ofende al carácter de Dios? Debemos saber que la Biblia fue recopilada por gente que servía a Dios muchos años después de que Dios terminara cada etapa de Su obra. Inevitablemente, algunos contenidos se perdieron o eliminaron, es así. Algunas palabras de los profetas no aparecen en el Antiguo Testamento, pero, en cambio, están recopiladas en el Deuteronomio. En el Nuevo Testamento, no hay muchas palabras del Señor Jesús en los cuatro Evangelios. De hecho, el Señor Jesús predicó y trabajó al menos tres años. Manifestó con creces mucho más de lo que recoge la Biblia, es innegable. Como dice la Biblia: “Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Juan 21:25). Algunas cartas de los apóstoles tampoco están recogidas en la Biblia. Cuando regrese el Señor Jesús, aún tendrá que expresar mucho más y realizar más obras. ¿Puede que aparezca en la Biblia todo esto? La Biblia solo recoge la profecía del regreso del Señor Jesús, no Su palabra ni Su obra tras regresar; es decir, la palabra de Dios recogida en la Biblia es limitada. Básicamente, estas palabras son una gota en el mar de la vida de Dios, solo la diezmilésima, la trillonésima parte de la vida de Dios. Habida cuenta de esto, ¿por qué dice la gente todavía que toda la palabra y la obra de Dios están en la Biblia? ¿Cómo pueden decir que no hay palabra ni obra de Dios fuera de la Biblia? Tales afirmaciones son demasiado arbitrarias y para nada se ajustan a la realidad. Mucha gente utiliza dichas afirmaciones para concluir que la Biblia es la base de la fe del hombre en Dios, y esta conclusión es incorrecta. Está bien que confiemos en la Biblia como base de nuestra fe en Dios, pero no basta solo con la Biblia. Lo principal es caminar por el sendero de la fe en Dios basándonos en la obra del Espíritu Santo; así se logra la aprobación de Dios. Si la Biblia es el único fundamento y no hay ninguna obra del Espíritu Santo, ¿podremos entender la verdad bíblica? ¿Lograremos comprender a Dios? Si la gente se equivoca al comprender la palabra de Dios y no está iluminada por el Espíritu Santo, ¿no se desviará fácilmente? Todos estos son problemas reales. Si los creyentes en Dios no tienen la obra del Espíritu Santo, nunca podrán obtener la verdad ni tampoco lograrán comprender a Dios. Si los creyentes en Dios no tienen la obra del Espíritu Santo, Aunque a menudo lean la Biblia y escuchen sermones, ni siquiera así podrán comprender la verdad ni adentrarse en la realidad. Está demostrado que quienes creen en Dios sin la obra del Espíritu Santo no alcanzarán absolutamente nada.

Muchos pastores religiosos y profesores de Teología explican la Biblia a través de la mente humana y todos acaban resistiéndose a Dios. Son como los fariseos, que también conocían la Biblia y practicaban algunas de sus normas, pero que no conocían para nada a Dios. Parecían piadosos por fuera, pero no veneraban a Dios en absoluto. Cuando el Señor Jesús se apareció para realizar Su obra, incluso utilizaron la Biblia para resistirse a Él y condenarle, y Dios acabó maldiciéndolos. ¿Qué problema hay aquí? ¿Puede basarse nuestra fe en Dios exclusivamente en la Biblia o no? La amarga lección de los fariseos nos indica que no basta con basar nuestra fe solamente en la Biblia y que la base fundamental es la obra del Espíritu Santo. Sin la obra del Espíritu Santo no hay nada que hacer, por muchos años que la gente crea en Dios, no podrá ganar la vida. No se puede negar esto. Así se demuestra que la afirmación de que “la fe en Dios debe basarse en la Biblia y apartarse de esta es no creer en Dios” es incorrecta y absurda. En la Biblia, la palabra de Dios afirma claramente: “No mediante la fuerza, no mediante el poder, sino mediante Mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).* También en los Salmos: “A menos que Jehová construya la casa, los que la construyen trabajan en vano; a menos que Jehová guarde la ciudad, los vigilantes velan en vano” (Salmos 127:1).* Ambos pasajes son citas bíblicas clásicas. Se puede decir que todos los creyentes conocen estos dos pasajes de las escrituras. ¿Puede basarse nuestra fe en Dios exclusivamente en la Biblia o no? La respuesta debería estar clara: la base fundamental de la fe en Dios es la obra del Espíritu Santo y la verdadera palabra de Dios; así se obtienen la verdad y la vida. Mucha gente no entiende la Biblia y siempre cree que la vida eterna está en la Biblia y que basta con aferrarse a esta para alcanzarlo todo. Ese es un punto de vista completamente absurdo. El Señor Jesús dijo: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40). “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Los creyentes deberían saberse de memoria que Dios es el Señor de la creación. Dios lo gobierna todo, lo domina todo y es fuente de toda vida. La sabiduría y los prodigios de Dios son infinitos. La Biblia no es sino una historia de la obra de Dios, un testimonio de las dos primeras etapas de Su obra. La Biblia es la Biblia y Dios es Dios, la Biblia y Dios son dos cosas distintas que no se pueden comparar. La Biblia no representa a Dios ni tampoco puede salvar al hombre en sustitución de Dios. Solo Dios puede salvarnos. Si la Biblia pudiera salvar al hombre, los israelitas llevan miles de años aferrándose a la Biblia, creyendo en ella ciegamente y venerándola, pero, ¿por qué necesitan todavía que el Mesías venga a salvarlos? Si la Biblia pudiera salvar al hombre, ¿por qué los fariseos, que se aferraron a la Biblia, aún condenan y se resisten al Señor Jesús, y se han convertido en anticristos enemigos de Dios? Esto basta para demostrar que la Biblia no nos salva, sino que es un mero testimonio de Dios. Si solo nos aferramos a la Biblia sin obedecer la obra de Dios, no podremos recibir Su salvación. Puesto que el hombre cree en Dios, debe obedecer Su obra, experimentar y practicar Su palabra para que pueda recibir la obra del Espíritu Santo, la verdad y la vida. Por eso la Biblia solo sirve como referencia de nuestra fe en Dios y no puede ser su único fundamento. La fe en Dios debe basarse en la verdadera palabra de Dios y en la obra del Espíritu Santo; ese es el principio fundamental de la fe en Dios. La gente es muy necia e ignorante si no entiende estas nociones de sentido común. Considerar la Biblia como un ídolo o utilizarla en lugar del Señor no es más que resistirse a Dios y blasfemar contra Él. Si la gente puede creer ciegamente en la Biblia y venerarla, pero no puede engrandecer ni obedecer al Señor, ¿cómo puede ser creyente de verdad? ¿En qué se diferencia de los fariseos hipócritas? Esto demuestra que si la gente cree en Dios sin entender la verdad de la Biblia ni la relación entre esta y Dios, se desviará fácilmente del camino verdadero y se dejará engañar.

Leamos más pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “La Biblia no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús en la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo. ¿No son, estos, registros históricos?” (‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Si deseas ver la obra de la Era de la Ley y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. Sin embargo, ¿cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra y continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y es un camino que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha llevado a cabo antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. Así pues, la obra que nunca se ha realizado antes no es historia, porque el ahora es el ahora, y aún no se ha convertido en pasado”. “Desde el momento en el que la Biblia existió, la creencia de las personas en el Señor ha sido la creencia en la Biblia. En lugar de decir que las personas creen en el Señor, es mejor decir que creen en la Biblia; en lugar de decir que han comenzado a leer la Biblia, es mejor decir que han empezado a creer en ella, y, en lugar de decir que han vuelto a la presencia del Señor, es mejor decir que han regresado delante de la Biblia. De esta forma, las personas adoran la Biblia como si fuera Dios, como si fuera su vida, y perderla sería lo mismo que perder su vida. Las personas consideran que la Biblia es algo tan elevado como Dios, y están incluso aquellas que la ven como algo superior a Dios. Si las personas no tienen la obra del Espíritu Santo, si no pueden sentir a Dios, pueden seguir viviendo, pero tan pronto como pierden la Biblia o sus capítulos famosos y sus dichos célebres, es como si hubieran perdido su vida”. “Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe obrar Dios de acuerdo con la Biblia? ¿Podría ser que Dios no tuviera derecho a actuar más allá de la Biblia? ¿No puede apartarse Dios de la Biblia y realizar otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía practicar a la luz del día de reposo y según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué no lo hizo Jesús después de venir, sino que, en su lugar, lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús honraba el Antiguo Testamento, ¿por qué rompió con estas doctrinas? Deberías saber qué fue primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podía ser también el Señor de la Biblia?” (‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Esta ha formado parte de la historia humana durante varios milenios. La gente, además, le da la misma consideración que a Dios, hasta el punto de desplazarlo en los últimos días, para Su disgusto. Entonces, cuando la ocasión lo permitió, Dios se sintió obligado a aclarar la verdadera historia y los orígenes de la Biblia; de no haberlo hecho, la Biblia aún ocuparía el lugar de Dios en el corazón de la gente y esta emplearía las palabras de la Biblia para calibrar y condenar los actos de Dios. Al explicar la esencia, la estructura y los defectos de la Biblia, de ningún modo estaba negando Dios su existencia ni la estaba condenando; por el contrario, estaba aportando una descripción adecuada y oportuna que restablecía la imagen original de la Biblia, abordaba los malentendidos respecto a ella y le daba a la gente la perspectiva correcta de la Biblia para que dejara de idolatrarla y de estar perdida; es decir, para que, temerosa hasta de enfrentarse al trasfondo y los fallos reales de la Biblia, no confundiera más su fe ciega en ella con la fe y adoración hacia Dios. […] Si la gente no puede escapar de la trampa de la Biblia, nunca podrá presentarse ante Dios. Si desea presentarse ante Dios, primero debe purificar su corazón de cualquier cosa que pueda reemplazar a Dios; entonces lo satisfará. Aunque aquí Dios solamente explica la Biblia, no olvides que hay muchas otras cosas equivocadas que la gente idolatra sinceramente aparte de la Biblia; las únicas cosas que no idolatra son las que realmente vienen de Dios. Dios emplea la Biblia como mero ejemplo para recordarle a la gente que, no tome la senda equivocada, mientras crea en Dios y acepte Sus palabras, no vuelva a excederse y caer en la confusión” (‘Introducción’ de Las palabras de Cristo cuando Él entró en las iglesias en “La Palabra manifestada en carne”).

La palabra de Dios Todopoderoso ha revelado claramente que la Biblia solo es un testimonio de Dios, una historia de las dos primeras etapas de Su obra. El valor y la preciosidad de la Biblia radican en la palabra de Dios de las dos primeras etapas de Su obra tal como se recoge en la propia Biblia. Así puede entender la humanidad la palabra de Dios que aparece en la Biblia: cómo Dios creó todas las cosas, cómo creó la humanidad, cómo la guió y cómo la redimió, lo que ayuda a que la gente entienda un poco a Dios. Mucha gente se ha vuelto hacia Dios por lo que se recoge en la Biblia. No solo han aceptado que Dios creó todas las cosas, sino que también anhelan la palabra de Dios y buscan Su huella. Este es todo el provecho y el saber que la Biblia ha aportado a la humanidad, así como el valor de la propia Biblia. Pero la obra de Dios siempre avanza. El objetivo de salvar a la humanidad no se alcanza solo tras las dos primeras etapas de Su obra: el plan administrativo de Dios es una obra de tres etapas. Si el hombre solo se aferra a la Biblia sin aceptar la obra de Dios de los últimos días fuera de ella, es una pérdida tremenda. La obra de Dios de purificar, salvar y perfeccionar a la humanidad se realiza fundamentalmente a través de Su obra del juicio de los últimos días; por eso todas las verdades expresadas por Dios en los últimos días son tan importantes para la purificación, salvación y entrada del hombre en el reino de los cielos. ¿Por qué profetizó el Señor Jesús que, a Su regreso, quienes Le acepten irán al banquete? El Señor dijo: “Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero” (Apocalipsis 19:9). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Todo el mundo tiene claro que este banquete significa que Dios conquistará y perfeccionará al hombre de verdad, y que unirá la mente del hombre a la Suya para siempre. Por eso Dios Todopoderoso de los últimos días expresa toda la verdad para purificar y salvar al hombre. Quienes acepten y obedezcan tras oír la voz de Dios serán vírgenes sensatas: serán arrebatados ante el trono para que asistan al banquete del Cordero y disfruten del agua de la vida que fluye del trono de Dios. Al experimentar el juicio y la purificación de Dios en los últimos días, escaparán de la esclavitud del pecado para transformarse y Dios los convertirá en vencedores. Son las personas más bendecidas, y también las que recibirán la vida eterna y entrarán en el reino de los cielos. Si la gente solo basa su fe en Dios en la Biblia, se queda atrapada en las cartas y normas religiosas de la Biblia, y se aferra continuamente a las dos primeras etapas de la obra de Dios, será fácilmente abandonada y apartada mientras avanza Su obra, con lo que perderá la oportunidad de ser purificada, salvada y perfeccionada por Dios en los últimos días. De este modo, esas personas quedarán totalmente separadas de la obra de salvación de Dios, todos sus esfuerzos quedarán en nada y Dios las eliminará. A los ojos de Dios, son gente que Le ha traicionado, incrédulos aliados con los malhechores. Al final son como los antiguos fariseos, maldecidos y castigados por Dios porque se empeñaron en aferrarse al Antiguo Testamento y se resistieron y condenaron al Señor Jesús. Como dijo el Señor Jesús: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:21-23). Evidentemente, este será el resultado de quienes se aferren a la Biblia sin aceptar la obra de Dios de los últimos días.

Echemos otro vistazo a la palabra de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida ni el camino perpetuo de la vida. Esto es porque todo lo que tienen es agua turbia que ha estado estancada por miles de años, en vez del agua de la vida que fluye desde el trono. Aquellos que no reciben el agua de la vida siempre seguirán siendo cadáveres, juguetes de Satanás e hijos del infierno. ¿Cómo pueden, entonces, contemplar a Dios? Si sólo tratas de aferrarte al pasado, si sólo tratas de mantener las cosas como están quedándote quieto, y no tratas de cambiar el estado actual y descartar la historia, entonces, ¿no estarás siempre en contra de Dios? Los pasos de la obra de Dios son vastos y poderosos, como olas agitadas y fuertes truenos, pero te sientas y pasivamente esperas la destrucción, apegándote a tu locura y sin hacer nada. De esta manera, ¿cómo puedes ser considerado alguien que sigue los pasos del Cordero? ¿Cómo puedes justificar al Dios al que te aferras como un Dios que siempre es nuevo y nunca viejo? ¿Y cómo pueden las palabras de tus libros amarillentos llevarte a una nueva era? ¿Cómo pueden llevarte a buscar los pasos de la obra de Dios? ¿Y cómo pueden llevarte al cielo? Lo que sostienes en tus manos es la letra que solo puede darte consuelo temporal, no las verdades que pueden darte la vida. Las escrituras que lees solo pueden enriquecer tu lengua y no son palabras de sabiduría que te ayudan a conocer la vida humana, y menos aún los senderos que te pueden llevar a la perfección. Esta discrepancia, ¿no te lleva a reflexionar? ¿No te hace entender los misterios que contiene? ¿Eres capaz de entregarte tú mismo al cielo para encontrarte con Dios? Sin la venida de Dios, ¿te puedes llevar tú mismo al cielo para gozar de la felicidad familiar con Dios? ¿Todavía sigues soñando? Sugiero entonces que dejes de soñar y observes quién está obrando ahora, quién está llevando a cabo ahora la obra de salvar al hombre durante los últimos días. Si no lo haces, nunca obtendrás la verdad y nunca obtendrás la vida” (‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Extracto del guion de la película de “¡Rompe las cadenas y corre!”

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Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.


Testimonio de fe en Dios | Me reuní con el Señor gracias a las notificaciones de YouTube

 
Testimonio de fe en Dios | Me reuní con el Señor gracias a las notificaciones de YouTube

Por Li Lan, Corea del Sur

En la vida, a veces los hechos fortuitos pueden tener consecuencias imprevistas. Hace unos meses me sucedió algo inesperado y asombroso: me reuní con el Señor gracias a las notificaciones de YouTube.

Una mañana de junio, me desperté temprano, me puse a hojear sosegadamente la Biblia que mantenía cerca de la almohada y leí lo que dijo el Señor Jesús cuando reprendió a los fariseos: “‘Mi casa será llamada casa de oración’, pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones” (Mateo 21:13). No pude evitar preocuparme al leerlo, pues la situación en mi iglesia había llegado a ser la misma que la del templo hacia el final de la Era de la Ley: en mi iglesia, los pastores y ancianos solían predicarnos que los creyentes teníamos que amarnos los unos a los otros, pero ellos, de hecho, aceptaban propinas cuando oraban por los miembros de la congregación y, en ocasiones, la cantidad de dinero que les daban determinaba cuánto tiempo oraban por el donante. Se suponía que la iglesia era un lugar donde la gente adoraba a Dios y, sin embargo, ahora se había convertido nada más que en un lugar donde los creyentes se casaban. Los fieles disminuían día a día y los pastores y ancianos no se esforzaban mucho en sus sermones ni buscaban la mejor manera de pastorear el rebaño del Señor, sino que hallaban infinito gozo en la celebración de bodas. No pude evitar pensar: “Los pastores y ancianos se han desviado del camino del Señor y la iglesia ya no difiere del mundo exterior. Se ha convertido en una cueva de ladrones, como el templo al final de la Era de la Ley. ¿Aparecerá el Señor en una iglesia así cuando regrese?”.

“Piiii, piiii, piiii…” Una alarma interrumpió mis pensamientos. Tomé el celular, apagué la alarma y casualmente me di cuenta de que tenía una notificación de YouTube en el teléfono. Las palabras “Iglesia de Dios Todopoderoso”, que me resultaban familiares, me llamaron la atención y creía haberlas oído antes en alguna parte, pero en ese preciso momento no recordaba dónde. Con gran perplejidad, pensé: “Yo no me he suscrito a los videos de la Iglesia de Dios Todopoderoso en YouTube, así que ¿por qué habría de enviarme YouTube una notificación de esta iglesia?”. De repente recordé que, aproximadamente un mes antes, una amiga me había llevado a la Iglesia de Dios Todopoderoso a oír uno de sus sermones. El sermón fue innovador y revelador y acorde con la Biblia, y me pareció muy renovador. Habría querido seguir estudiándolo, pero mi amiga me había dicho que la Iglesia de Dios Todopoderoso daba testimonio de que el Señor ya había regresado como Dios Todopoderoso encarnado y de que estaba realizando una nueva etapa de Su obra en los últimos días y expresando muchas verdades. También me había contado que todos los creyentes en la Iglesia de Dios Todopoderoso leían las palabras expresadas por Dios Todopoderoso, no la Biblia, por lo que pensé: “Los pastores y ancianos suelen decirnos en las reuniones que todas las palabras de Dios están en la Biblia y que no puede haber palabras ni obras de Dios fuera de esta. Es más, los creyentes de todas las épocas han creído en el Señor por medio de la Biblia. Tener fe en el Señor implica tener fe en la Biblia, así que ¿cómo podría una persona apartarse de ella y seguir creyendo en el Señor?”. Mi amiga me había invitado a ir a la Iglesia de Dios Todopoderoso a oír más sermones, pero siempre me había negado. Al ver esta notificación en el celular, no pude evitar preguntarme: “No me he suscrito a sus videos, y sin embargo he recibido una notificación de la Iglesia de Dios Todopoderoso. ¿Lo habrá dispuesto así el Señor?”. No obstante, aferrándome a mis nociones, no abrí el enlace para mirar el video de la Iglesia de Dios Todopoderoso.

Para mi sorpresa, sin embargo, en días posteriores recibí notificaciones frecuentes de YouTube recomendándome nuevos videos de películas e himnos subidos por la Iglesia de Dios Todopoderoso. Pensé para mis adentros: “¿Realmente me está guiando el Señor? ¿Es Su voluntad que mire los videos de la Iglesia de Dios Todopoderoso?”. Así pues, oré al Señor: “Oh, Señor, ¿por qué recibo notificaciones de la Iglesia de Dios Todopoderoso en el celular? Ellos dan testimonio de que ya has regresado, pero ¿es realmente cierto? ¿Debo mirar estos videos? Oh, Señor, por favor, guíame”. Después recordé las palabras del Señor Jesús: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). “Sí”, pensé, “la venida del Señor es muy importante. Ahora que he oído la buena nueva del regreso del Señor, debo buscar con una actitud abierta, investigar concienzudamente y discriminar con sabiduría para comprobar si en verdad Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado. Si no lo busco ni estudio y resulta que el Señor ha regresado de verdad, ¿no habré perdido la oportunidad de reunirme con Él?”. Al pensarlo decidí mirar los videos de la Iglesia de Dios Todopoderoso. ¡Gracias al Señor! Si no los hubiera mirado, jamás lo habría sabido. Cuando miré los videos descubrí que el canal de YouTube de la Iglesia de Dios Todopoderoso tiene todo lo que se puede desear, ¡y en abundancia! Hay películas evangélicas, actuaciones corales, videos musicales, himnos y mucho más. Los distintos cánticos y películas evangélicas acapararon mi atención inmediatamente y, en concreto, me emocionó profundamente el video musical del himno “Mi amado, por favor, espérame”. Cuando lo vi no pude evitar recordar mis experiencias de los últimos años, en los que busqué por todas partes una iglesia que tuviera la obra del Espíritu Santo debido a la desolación de la mía. Cuantos más videos miraba, más quería ver. Recibí un increíble sustento y tuve unos deseos todavía mayores de comprender y estudiar la Iglesia de Dios Todopoderoso.

Un día miré ¿Qué relación hay entre Dios y la Biblia?, un maravilloso fragmento de la película evangélica ¿Quién es mi Señor?. Me impresionó muchísimo un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso en este video: “Creen en Mi existencia sólo dentro del alcance de la Biblia. Para ellos, Yo soy lo mismo que la Biblia; sin la Biblia Yo no existo y sin Mí no existe la Biblia. No prestan atención a Mi existencia o acciones, sino que dedican una atención extrema y especial a todas y a cada una de las palabras de las Escrituras, y muchos de ellos incluso creen que Yo no debería hacer nada que quisiera a menos que las Escrituras lo predijeran. Le atribuyen demasiada importancia a las Escrituras. Se puede decir que ven las palabras y expresiones como demasiado importantes, hasta el punto de que usan versículos de la Biblia para medir cada palabra que digo y para condenarme. Lo que buscan no es el camino de la compatibilidad conmigo, o el camino de la compatibilidad con la verdad, sino el camino de la compatibilidad con las palabras de la Biblia, y creen que cualquier cosa que no se ciña a la Biblia, sin excepción, no es Mi obra. ¿No son esas personas los descendientes sumisos de los fariseos? Los fariseos judíos usaron la ley de Moisés para condenar a Jesús. No buscaron la compatibilidad con el Jesús de ese tiempo, sino que diligentemente siguieron la ley al pie de la letra, hasta el grado de que finalmente clavaron en la cruz al Jesús inocente, habiéndolo acusado de no seguir la ley del Antiguo Testamento y de no ser el Mesías. ¿Cuál era su esencia? ¿No era que no buscaban el camino de la compatibilidad con la verdad? Se obsesionaron con todas y cada una de las palabras de las Escrituras mientras que no prestaron atención a Mi voluntad ni a los pasos ni métodos de Mi obra. No eran personas que buscaran la verdad, sino que eran personas que se aferraban a las palabras; no eran personas que creyeran en Dios, sino personas que creían en la Biblia. En esencia, eran los guardianes de la Biblia” (‘Deberías buscar el camino de la compatibilidad con Cristo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios Todopoderoso revelaban nuestra actitud hacia la Biblia con perfecta claridad. En el fondo, claro que consideraba la Biblia por encima de todo; creía que todas las palabras del Señor estaban en ella y que, por lo tanto, la Biblia representaba al Señor, que tener fe en el Señor implicaba tener fe en la Biblia y que apartarse de ella significaba no poder creer en el Señor. Sin embargo, había algo que no entendía: la Biblia es testimonio del Señor, constituye la base de nuestra fe, los cristianos hemos basado nuestra fe en el Señor en la Biblia durante 2000 años y nadie ha desligado nunca la Biblia de la fe en el Señor. Entonces, ¿por qué decían las palabras de Dios Todopoderoso que la Biblia no podía equipararse a Dios? ¿Qué significaba esto?

Seguí mirando el video y, a continuación, un hermano de la Iglesia de Dios Todopoderoso impartió la siguiente enseñanza: “Reflexionemos: ¿Qué significa creer en Dios? ¿Qué significa creer en la Biblia? ¿Cuál es la relación entre la Biblia y el Señor? ¿Qué fue primero, la Biblia o el Señor? ¿Quién lleva a cabo la obra de salvación? ¿Puede la Biblia sustituir al Señor para hacer su obra? ¿Puede la Biblia representar al Señor? Si la gente tiene una fe ciega en la Biblia y la adora, ¿significa que creen y adoran a Dios? ¿Aferrarse a la Biblia es equivalente a practicar y experimentar la obra de Dios? ¿Aferrarse a la Biblia significa necesariamente seguir el camino del Señor? Así que si la gente antepone la Biblia a todo lo demás, ¿significa que adoran al Señor como lo más grande, que le reverencian y obedecen? […] Durante miles de años, la gente ha adorado ciegamente a la Biblia y han concedido a la Biblia el mismo estatus que al Señor. Algunos incluso han usado la Biblia como sustituto del Señor y de su obra, pero nadie conoce de verdad al Señor y le obedece. Los fariseos se aferraron a la Biblia, y sin embargo clavaron a Jesús Nuestro Señor en la cruz. ¿Cuál era el problema? ¿Entender la Biblia significa conocer a Dios? ¿Aferrarse a la Biblia significa seguir el camino del Señor? Los fariseos eran expertos en interpretar la Biblia, pero no conocían a Dios. Por el contrario, clavaron en la cruz a Jesús Nuestro Señor que expresó la verdad e hizo la obra de redención. ¿De verdad la gente lo ha olvidado? ¿Qué significa conocer verdaderamente a Dios? ¿Poder interpretar la Biblia y comprender la sabiduría de la Biblia capacita para conocer a Dios? En ese caso, ¿por qué los fariseos condenaron y se opusieron a Jesús Nuestro Señor a pesar de que interpretaban la Biblia? La clave para que uno sea capaz de conocer de verdad y obedecer a Dios es si conoce y obedece a Cristo encarnado o no”.

A medida que meditaba las preguntas del hermano, me las respondía para mis adentros: “Cierto es que primero vino el Señor y luego la Biblia y que la Biblia no puede realizar la obra de salvación de la humanidad. La Biblia es la Biblia y el Señor es el Señor. Siempre creí que la Biblia representaba al Señor, así que ¿no he considerado la Biblia por encima del Señor?”. Mientras lo reflexionaba, de repente me sobresalté y pensé: “Dado que el Señor es el Señor y la Biblia es la Biblia, ¿he practicado de acuerdo con la voluntad del Señor al seguir lo que dicen los pastores y ancianos, al idolatrar la Biblia y considerarla por encima de todo?”. Pero entonces pensé: “¿Cómo podría considerarse verdadera una fe en el Señor que se aparte de la Biblia? ¿Nos hemos equivocado aferrándonos a la Biblia dentro de nuestra fe en el Señor?”. En aquel momento me vinieron a la cabeza estas palabras del Señor Jesús: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40). Meditando estas palabras me di cuenta de que la Biblia era un mero testimonio de Dios y de que, para recibir la aprobación del Señor y la vida, ¡hay que buscar al Señor! “Al parecer, la Biblia realmente no puede representar al Señor”, pensé. “El que provee nuestra vida es el Señor, no la Biblia, y la fe en la Biblia no implica tener fe en el Señor ni seguir al Señor. Si simplemente sigo aferrándome a la Biblia e idolatrándola ciegamente y no busco ni me someto a la nueva obra de Dios, ¡es muy probable que termine como los fariseos y vuelva a crucificar a Dios! Las palabras de Dios Todopoderoso están en posesión de la verdad y pueden aclarar mis nociones y confusiones. Debo investigar y buscar concienzudamente para no perder la oportunidad de recibir la venida del Señor”. Al pensarlo, decidí pedirle a mi amiga que me llevara a la Iglesia de Dios Todopoderoso para poder investigarla.

Cuando mi amiga y yo llegamos a la Iglesia de Dios Todopoderoso, los hermanos y hermanas nos dieron una cálida bienvenida, tras la cual nos hablaron pacientemente. Yo pregunté: “Últimamente he aprendido mucho mirando las películas y los videos en el sitio web de la Iglesia y veo que las palabras de Dios Todopoderoso están en posesión de la verdad, que pueden resolver mis problemas y confusiones y que con ellas entiendo la verdad. Sin embargo, hay algo que todavía no comprendo. Los pastores y ancianos suelen decirnos que todas las palabras de Dios están en la Biblia, que la Biblia es el fundamento de nuestra fe en Dios y que los creyentes en el Señor no pueden apartarse de ella. Así y todo, ustedes dan testimonio de que el Señor Jesús ha regresado como Dios Todopoderoso y está realizando una nueva etapa de Su obra en los últimos días y expresando nuevas palabras. ¿Qué significa todo esto? Por favor, ¿nos podrían hablar de este asunto?”.

La hermana Zhou respondió entonces mi pregunta poniendo el maravilloso fragmento ¿Están en la Biblia toda la obra y todas las palabras de Dios?, de la película ¿Quién es mi Señor?. El predicador de la película impartía las siguientes enseñanzas: “Todos sabemos que el Nuevo y el Antiguo Testamento de la Biblia solo se refieren a dos etapas de la obra de Dios. ¿Alguien se atreve a decir que la Biblia contiene un relato completo de las palabras y la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia? ¿Alguien aquí se atreve a afirmar que la palabra de Dios expresada durante las profecías en la Era de la Ley y la palabra de Jesús Nuestro Señor durante la Era de la Gracia están reflejadas en la Biblia? De hecho, todos vosotros sois conscientes de que muchas palabras de Jesús Nuestro Señor no están reflejadas en la Biblia. ¡Las palabras de Jesús Nuestro Señor reflejadas en la Biblia son solo la punta del iceberg! Muchos de los libros de los profetas en la Era de la Ley tampoco se incluyen en la Biblia. ¡Esto es un hecho conocido! ¿Podríais afirmar que todas las palabras y obra de Dios están reflejadas en la Biblia? ¿No se contradice esto claramente con la realidad? ¿Esto no os convierte en mentirosos? Jesús Nuestro Señor predijo muchas veces que regresaría. ¿Cómo podría reflejarse en la Biblia la palabra de Jesús Nuestro Señor retornado con anterioridad! Deberíamos ser muy claros. La Biblia es un registro de la obra de Dios en el pasado. Tantos años después de que se escribiera el Antiguo Testamento, Jesús Nuestro Señor vino y llevó a cabo la obra de redención durante la Era de la Gracia. ¿Es eso verdad? Decidme, ¿la palabra de Jesús Nuestro Señor se escribe automáticamente en la Biblia? La palabra y obra de Dios tenían que ser recopiladas antes de poder incluirse en la Biblia. En los últimos días Dios Todopoderoso ha venido a hacer su juicio comenzando por la casa de Dios, y expresando todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad. ¿Podían estas verdades aparecer de forma automática en la Biblia? La Iglesia de Dios Todopoderoso reúne todas las verdaderas expresadas por Dios Todopoderoso en la Biblia de la Era del Reino, o sea, La Palabra Aparece En Carne. Esta Biblia de la Era del Reino contiene solo la expresión de Dios. Se podría decir que La Palabra Aparece En Carne es el camino de vida eterna concedida al hombre por Dios en los últimos días. Así que la opinión de que la palabra y obra de Dios están reflejadas en la Biblia y que la palabra y obra de Dios no aparecen fuera de la Biblia es errónea, absurda y el resultado de las imaginaciones y fantasías del hombre”.

Tras escuchar las enseñanzas del predicador, me pareció que se ceñían a la realidad: la Biblia puede ser un libro de referencia para utilizarlo en nuestra fe en Dios, pero no puede representar al Señor y mucho menos las palabras o la obra del Señor. Sabía que debía adoptar el enfoque correcto hacia la Biblia y no dar el mismo estatus a la Biblia y al Señor; menos todavía limitar la obra y las palabras de Dios a las páginas de la Biblia. La Biblia es un mero relato de las dos etapas previas de la obra de Dios: Su obra en la Era de la Ley y la Era de la Gracia. No obstante, Dios es muy grande y abundante, así que ¿cómo es posible que este libro, la Biblia, sea el único que contenga todo lo relativo a Dios? El evangelio de Juan dice: “Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Juan 21:25). Entonces, al parecer, la Biblia no registraba la totalidad de la obra y las palabras del Señor Jesús, pero yo había secundado las interpretaciones de los pastores y ancianos del mundo religioso y creído que no había más obras ni palabras de Dios aparte de las de la Biblia. ¡Qué ciega y necia había sido aferrándome a las nociones y fantasías del hombre! ¡Esa posición era sencillamente insostenible!

Seguí mirando el video y el predicador leyó varios pasajes de palabras de Dios Todopoderoso: “Todo lo que se registra en la Biblia es limitado e incapaz de representar toda la obra de Dios. Los Cuatro Evangelios tienen en total menos de cien capítulos, con un número limitado de sucesos como la maldición que Jesús hizo de la higuera, las tres negaciones de Pedro respecto al Señor, la aparición de Jesús a los discípulos después de Su crucifixión y resurrección, enseñanza sobre el ayuno, la oración, el divorcio, el nacimiento y la genealogía de Jesús, la elección de los discípulos por Jesús, etc. Sin embargo, el hombre los valora como tesoros, verificando incluso la obra actual frente a ellos. Creen incluso que Jesús sólo hizo eso en el tiempo posterior a Su nacimiento. Es como si creyeran que Dios sólo puede hacer eso, que no puede haber más obra adicional. ¿No es esto absurdo?” (‘El misterio de la encarnación (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “En su momento, Jesús sólo habló a Sus discípulos una serie de sermones en la Era de la Gracia, relativos a cómo practicar, cómo reunirse, cómo pedir en oración, cómo tratar a los demás, etc. La obra que Él llevó a cabo fue la de la Era de la Gracia y sólo explicó cómo debían practicar los discípulos y los que lo seguían. Él realizó únicamente la obra de la Era de la Gracia y ninguna de los últimos días. […] La obra de Dios en cada era tiene límites claros; Él sólo realiza la obra de la era presente y nunca la de la siguiente etapa de antemano. Sólo de esta forma puede Su obra representativa de cada era ponerse de manifiesto. Jesús sólo había hablado de las señales de los últimos días, de cómo ser paciente y cómo ser salvado, de cómo arrepentirse y confesar, y de cómo cargar la cruz y soportar el sufrimiento; Él nunca habló de cómo debería entrar el hombre en los últimos días o de cómo buscar satisfacer la voluntad de Dios. Por tanto, ¿acaso no sería un acto absurdo buscar en la Biblia la obra de Dios de los últimos días? ¿Qué puedes discernir simplemente sosteniendo la Biblia en tus manos? Ya sea un intérprete de la Biblia o un predicador, ¿quién puede conocer de antemano la obra de hoy?” (‘¿Cómo puede el hombre que ha definido a Dios en sus conceptos recibir Sus revelaciones?’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Si deseas ver la obra de la Era de la Ley, y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. ¿Pero cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy, y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra, y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra, continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha hecho antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. […] ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada pedazo de la obra de hoy, sin omisión, de antemano? ¿Quién podría registrar esta obra más poderosa y sabia, que desafía a las convenciones en el viejo libro enmohecido? La obra de hoy no es historia, y como tal, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes salir de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia en ella. Sólo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y sólo entonces serás capaz de entrar en la nueva esfera y en la nueva obra” (‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Cuando el predicador terminó de leer las palabras de Dios, un hermano que aparecía en la película dio la siguiente enseñanza: “La palabra de Dios Todopoderoso se encuentra totalmente en línea con la realidad. La Biblia es solamente un relato de la palabra y obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. La palabra y obra de Dios en los últimos días no podían haberse escrito en la Biblia con anterioridad. Asegurábamos que la palabra y obra de Dios se encontraban solamente dentro de la Biblia. Pero esto no se alinea con la realidad de la obra de Dios”. No pude evitar asentir con la cabeza tras escuchar las palabras de Dios y las enseñanzas del hermano. Pensé para mis adentros: “Exacto. ¿Cómo iba a estar escrita en la Biblia la obra que Dios aún tenía pendiente? Es ahora cuando entiendo lo que se afirma en Apocalipsis 5:5: “Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos”. Aquí dice que el libro con los siete sellos solo se abrirá cuando regrese el Señor en los últimos días. Así pues, ¿no demuestra eso que el Señor aún tiene palabras por decir y una obra por realizar que la Biblia no registra?”. Mientras lo pensaba lamenté no haber estudiado antes la Iglesia de Dios Todopoderoso. ¡La verdad es que no debería haber seguido ciegamente a los pastores y ancianos ni delimitado la obra de Dios según mis nociones y fantasías!

La hermana Zhou nos enseñó lo siguiente: “Hermana, ahora que hemos mirado este video, entendemos que la Biblia es un mero relato de la obra previa de Dios y testimonio de Su obra y que no puede ocupar el lugar de Dios para llevar a cabo la obra de salvación de la humanidad en los últimos días. La obra de Dios siempre avanza y actualmente Dios Todopoderoso lleva a cabo una nueva etapa de Su obra, la del juicio y castigo por la palabra en la Era del Reino, sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús. Esto cumple plenamente las profecías bíblicas: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Las palabras y la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días no niegan la Biblia, sino que están en un nivel más elevado y profundo que las palabras y la obra de Dios en la Era de la Ley y la Era de la Gracia, y la obra de Dios Todopoderoso encaja mejor con nuestras necesidades actuales. Las palabras de Dios Todopoderoso conforman la Biblia de la Era del Reino, La Palabra manifestada en carne. Estas palabras son el camino de vida eterna que Dios otorga a la humanidad en los últimos días, revelan el misterio de las tres etapas de la obra de Dios y el misterio de Su encarnación y expresan el carácter de Dios y lo que Él tiene y es, además de Su omnipotencia y sabiduría. Entre otras cosas, también nos señalan la senda para enaltecer a Dios, dar testimonio de Él, servirlo, entrar en la realidad de la verdad, alcanzar la salvación plena y ser perfeccionados. Solo cuando aceptamos la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, vamos al compás de la obra de Dios y obtenemos la provisión de Sus palabras actuales podemos recibir la obra del Espíritu Santo. Si siempre nos aferramos a la Biblia y nos negamos a aceptar la obra y las declaraciones de Dios en los últimos días o a seguir las huellas de Su obra, no podremos recibir la provisión del agua viva de la vida que Dios nos otorga y Él nos descartará y abandonará. Hoy en día, todas las religiones y denominaciones afrontan una creciente desolación. Puesto que no han ido al compás de la obra de Dios de los últimos días, no han obtenido la provisión de las palabras actuales de Dios y, por lo tanto, se encuentran perdidas en el desierto sin salida…”.

Con las enseñanzas de los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso me di cuenta de que la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días concuerda plenamente con las profecías bíblicas y no se desvía de la Biblia en lo más mínimo. Por el contrario, Dios realiza una etapa más nueva y elevada de Su obra conforme a nuestras necesidades, de modo que podamos deshacernos de las ataduras del pecado de una vez por todas, ser purificados y salvados por Dios y recibir de Él la verdad y la vida. También logré comprender por qué el mundo religioso está cada vez más desolado y envilecido y por qué mi espíritu estaba siempre tan sediento: porque somos arrogantes y engreídos y nos aferramos a nuestras nociones, limitando las palabras y la obra de Dios a las páginas de la Biblia, sin buscar ni aceptar la nueva obra de Dios en los últimos días y sin seguir las huellas del Cordero. Los hermanos y hermanas me enseñaron después todo tipo de verdades y, una por una, las palabras de Dios resolvieron mis problemas y confusiones. Tuve la certeza absoluta de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado y mi corazón se llenó de gratitud hacia el Señor.

Tras aceptar la obra de Dios de los últimos días, participé activamente en la vida de iglesia y, con el riego y la provisión de las palabras de Dios y las enseñanzas de los hermanos y hermanas, logré entender multitud de verdades y misterios que nunca antes había comprendido y mi espíritu estaba alegre. Me sentía cada vez más cerca de Dios, mi corazón se iba llenando con más y más luz y cada día sentía paz y alegría en abundancia. A veces, cuando pensaba en cómo me había aferrado a la Biblia, en cómo había delimitado las palabras y la obra de Dios a las páginas de la Biblia y me había negado a buscar o investigar la obra de Dios de los últimos días, me sentía sumamente arrepentida y en una gran deuda con Dios; ¡veía lo ciega e ignorante que verdaderamente había sido! Si Dios no me hubiera mostrado misericordia y no me hubiera salvado utilizando YouTube para enviarme aquellas notificaciones de la Iglesia de Dios Todopoderoso que me llevaron a escuchar la voz de Dios, todavía estaría siguiendo ciegamente a los pastores y ancianos y no habría buscado ni investigado la obra de Dios de los últimos días. En ese caso, podría haber leído la Biblia durante cien años y, pese a ello, habría sido incapaz de recibir el regreso del Señor. Si hoy en día he podido recibir la salvación de Dios en los últimos días, se lo debo íntegramente a la dirección y la guía de Dios y esa es Su admirable salvación. ¡Gracias a Dios!

Aprender más: Cómo entender la Biblia  

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Sermón cristiano: Después de la resurrección de Jesucristo, ¿qué significado tenía Su aparición al hombre?

 
Sermón cristiano: Después de la resurrección de Jesucristo, ¿qué significado tenía Su aparición al hombre?

Por Cheng Hang

En la Biblia esta registrado: “Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. Y Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado. Y Él lo tomó y comió delante de ellos” (Lucas 24:36-43). Cada vez que leo estos versículos, siento envidia de Pedro, Juan y los demás. Mientras Jesús realizaba su obra en Judea, estuvo con sus discípulos día y noche y, después de su resurrección, los cuidó como había hecho siempre y se les apareció, les explicó las Escrituras y les transmitió enseñanzas. Pedro y los demás tuvieron la suerte de haber sido elegidos por el Señor para ser Sus discípulos, y pudieron escuchar las enseñanzas del Señor Jesús con sus propios oídos; fue una gran bendición. Después, leí las palabras de Dios y llegué a entender que la voluntad del Señor Jesús estaba tras de Su aparición al hombre después de Su resurrección, y que esta acción englobaba aún más la omnipotencia y sabiduría de Dios. Entendí así que la aparición del Señor Jesús al hombre después de Su resurrección fue realmente significativa.

Las palabras de Dios dicen: “Lo primero que Él hizo tras Su resurrección fue permitir que todos lo vieran, confirmar Su existencia y el hecho de Su resurrección. Además, este acto restableció la relación con las personas y todo volvió a ser como cuando Él obraba en la carne y era el Cristo que podían ver y tocar. Uno de los resultados de esto fue que nadie tuvo ninguna duda de que Él hubiera resucitado de la muerte después de haber sido clavado en la cruz y que no se dudara de la obra del Señor Jesús para redimir a la humanidad. Otro resultado fue que, al aparecerse tras la resurrección y permitir que lo vieran y lo tocaran aferraba a la humanidad a la Era de la Gracia, asegurando que, de allí en más, no regresarían a la era precedente, la Era de la Ley, sobre la presunta base de que el Señor Jesús había ‘desaparecido’ o que se había ‘marchado sin decir una palabra’. De esta manera, Él se aseguró de que seguirían avanzando, siguiendo las enseñanzas del Señor Jesús y la obra que Él había realizado. Una nueva fase se había abierto, pues, formalmente en la obra de la Era de la Gracia y, a partir de ese momento, quienes habían estado viviendo bajo la ley dejaron formalmente de hacerlo y entraron a una nueva era, un nuevo comienzo. Estos son los multifacéticos significados de la aparición del Señor Jesús ante la humanidad, después de Su resurrección” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).

Después de leer las palabras de Dios, entendí al fin que había dos significados detrás de la aparición del Señor Jesús al hombre durante los 40 días siguientes a Su resurrección. Uno de ellos era que Él vino a decirle al hombre que Dios había puesto fin a la Era de la Ley y había comenzado la Era de la Gracia, y que conduciría a la humanidad a la nueva era. El otro significado era que Dios hizo aquello para que la gente afirmara que el Señor Jesús era Dios Mismo encarnado, y de este modo fortalecieran su fe en Dios.

1. El Señor Jesús fue resucitado y se apareció ante el hombre para guiarlos a la nueva era y establecerlo firmemente en la Era de la Gracia


El Señor Jesús marcó el comienzo de la Era de la Gracia y puso fin a la Era de la Ley. Expresó el camino de “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17), y realizó muchos milagros, como curar a los enfermos, echar fuera a los demonios, hacer que los cojos caminaran y los ciegos vieran, etc., para que la gente pudiera disfrutar de la abundante gracia que venía de Dios. Pero la gente de aquel tiempo no conocía la obra de Dios, no contaban con el verdadero entendimiento de que Jesús era la encarnación de Dios. Cuando el Señor Jesús fue crucificado, la gente simplemente ignoraba que esto significaba que Dios había terminado la obra de la redención, y por tanto se sumieron en la negatividad y la debilidad. La gente comenzó a dudar de la identidad del Señor Jesús, y algunos incluso regresaron al templo y comenzaron a observar la ley del Antiguo Testamento. De esta manera, la gente todavía seguía en peligro de ser condenada a muerte por la ley a causa de sus pecados, y la obra que el Señor Jesús realizó para redimir a la humanidad había quedado a medias. El Señor Jesús escudriñó lo más profundo del corazón del hombre y entendió perfectamente sus necesidades y defectos. Por tanto, después de Su resurrección, Él se apareció y le habló primero a Sus discípulos, hizo contacto real con ellos y les permitió ver que de verdad había regresado de entre los muertos, había completado Su obra de redimir a la humanidad e iniciado la nueva era. Después de eso, la humanidad dejó la ley atrás y entró en una nueva era: la Era de la Gracia. Bajo la guía de la obra y las palabras del Señor Jesús, la gente comenzó a practicar conforme a sus enseñanzas, cargaron la cruz y siguieron al Señor y Su enseñanza de “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Así, comenzaron a difundir el evangelio del reino celestial y dieron testimonio del nombre del Señor Jesús para que todas las personas pudieran aceptarlo y alcanzar Su salvación. Hoy, el evangelio del Señor Jesús se ha extendido por todo el mundo y esto es enteramente resultado de la aparición de Jesús al hombre después de su regreso de la muerte. De esto podemos entender lo significativo de Su aparición al hombre después de la resurrección.

2. La aparición del Señor Jesús al hombre después de su resurrección les permitió afirmar que Él era la encarnación de Dios Mismo, fortaleciendo así su fe en él.

Las palabras de Dios dicen: “Durante el tiempo en el que el Señor Jesús obró en la carne, la mayoría de Sus seguidores no pudieron comprobar por completo Su identidad y las cosas que decía. Cuando se iba acercando a la cruz, la actitud de ellos fue de observación. Entonces, a partir del momento que fue clavado en la cruz y hasta que fue sepultado, las personas se sintieron decepcionadas En ese entonces, en su corazón, las personas ya habían comenzado a pasar de dudar acerca de lo que el Señor Jesús había dicho cuando estuvo en la carne a negarlas por completo. Entonces, cuando Él salió de la tumba y se fue apareciendo una por una a las personas, la mayoría de los que le vieron con sus propios ojos o que oyeron las noticias de Su resurrección fueron pasando poco a poco de la negación al escepticismo. Recién cuando el Señor Jesús hizo que Tomás le pusiera la mano en Su costado y cuando partió el pan y comió delante de ellos después de Su resurrección, y después de que procediera a comer pescado asado delante de ellos, aceptaron realmente que el Señor Jesús era Cristo hecho carne. Se podría decir que fue como si ese cuerpo espiritual de carne y hueso, frente a aquellos hombres, los estuviera despertando a todos de un sueño: el Hijo del hombre que estaba allí, frente a ellos, era aquel que había existido desde tiempos inmemoriales. Tenía una forma, era de carne y hueso, y ya había vivido y comido junto a la humanidad durante un largo tiempo… En ese momento, ¡sintieron que Su existencia era muy real y maravillosa! Al mismo tiempo, ¡estaban llenos de júbilo y felices y llenos de emoción! Su reaparición permitió que vieran de verdad Su humildad, que sintieran Su cercanía y su cariño por la humanidad, y que sintieran cuánto pensaba en ellos. Esta breve reunión hizo que las personas que vieron al Señor Jesús sintieran como si hubiera transcurrido toda una vida. Sus corazones perdidos, confusos, asustados, angustiados, anhelantes y entumecidos hallaron consuelo. Ya no dudaban ni se sentían decepcionados, porque sentían que ahora había esperanza y algo en lo que confiar. El Hijo del hombre de frente a ellos sería para siempre su retaguardia; sería su torre fuerte, su refugio por toda la eternidad” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).


Las palabras de Dios dejan claro otro significado de la aparición del Señor Jesús al hombre tras su resurrección. El Señor Jesús se encarnó entre los hombres y realizó Su obra durante tres años y medio, y muchos aceptaron Su salvación y siguieron al Señor. La mayoría de la gente, sin embargo, no tenía un verdadero entendimiento de que el Señor Jesús era Cristo ni de que Él era Dios Mismo. Por tanto, cuando el Señor Jesús estaba a punto de ser crucificado, observaron los acontecimientos, comenzaron a dudar en sus corazones y se preguntaron: ¿Es el Señor Jesús en realidad Dios? Si Él es Cristo y es Dios Mismo, entonces ¿cómo es que fue capturado por las autoridades romanas, azotado y ridiculizado por los soldados y luego crucificado? En particular, cuando el Señor Jesús estaba siendo crucificado en la cruz, se sintieron totalmente decepcionados con Él y negaron que fuera la encarnación de Dios Mismo y negaron las palabras que Él había expresado, creyendo en cambio que Jesús moriría como un hombre común y corriente y no sería capaz de sobrevivir. El Señor Jesús sabía que la gente tenía muy poca fe, que no conocían al Señor, y que más gente se acabaría sintiendo débil y abatida porque Él había sido crucificado. Por tanto, después que el Señor Jesús regresó de entre los muertos, se puso en contacto con sus discípulos y les habló, les explicó las Escrituras y conversó con ellos, comió con ellos, y permitió que Tomás tocara sus manos y su costado, entre otras cosas. Como consecuencia de las palabras del Señor Jesús y las obras que realizó después de su resurrección, sus discípulos afirmaron que Jesús de verdad había resucitado, y sabían que Él era el mismo Señor que había comido, habitado y compartido antes la vida con ellos, que Él era el mismo Señor que les había predicado, provisto y guiado, que los amaba de la misma manera que antes, que los cuidaba, no los había abandonado y estaba allí mismo con ellos. El Señor Jesús fue la encarnación de Dios mismo, el eterno, el apoyo sempiterno del hombre, el bastión y refugio del hombre. Aunque el Señor Jesús había sido crucificado, Él era el guardián de las llaves de la otra vida y tenía el poder de regresar a la vida, pues Él era el único Dios Mismo... Después de eso, la gente ya no se sentía perdida o desconcertada y no dudaban del Señor Jesús, sino que eran capaces de creer en Jesús y confiar en él desde el fondo de sus corazones. Esto se debió por entero a que el Señor Jesús se apareciera a Sus discípulos y hablara con ellos después de su regreso de la muerte.

A partir de estos dos significados atribuidos a la aparición del Señor Jesús al hombre después de Su resurrección, logré entender al fin que Él había despertado los corazones de la gente al aparecerse ante ellos y también permitió que experimentáramos el cuidado y amor de Dios por nosotros. Este tipo de cuidado y amor no son sólo una especie de leyenda, son hechos. De esto también podemos percibir que Dios nos considera como Su familia; Él siempre ha estado con el hombre y nunca nos ha abandonado, porque Dios creó al hombre para ganarnos y Él espera que escuchemos Sus palabras, le obedezcamos y le adoremos totalmente, y que lleguemos a ser una sola mente con Él. Por tanto, si el Señor Jesús estaba realizando Sus obras y diciendo Sus palabras en la carne, o si se estaba apareciendo al hombre en el Espíritu después de Su resurrección, siempre se preocupó por la humanidad y, especialmente, por aquellos que le seguían. Esto se debe a que el hombre no tiene la habilidad de vencer el pecado y, sin la guía de Dios ni la provisión de la verdad, el hombre no tiene manera de desechar su corrupción y alcanzar la verdadera salvación de Dios. Creemos erróneamente que Dios nos abandonó después de haber terminado la obra de la redención y que ya no nos prestó atención después de aquello. Pero la verdad no es como la imaginamos. El Señor Jesús completó Su obra para redimir a la humanidad, pero no abandonó al hombre. El Señor Jesús es nuestro socorro y nuestro apoyo en la necesidad, y da igual de qué manera se nos aparezca, ¡siempre estará con nosotros! Es lo que dicen las palabras de Dios: “Aunque el Señor Jesús hubiera resucitado, Su corazón y Su obra no habían abandonado a la humanidad. Con Su aparición les dijo a las personas que independientemente de la forma en la que Él existiera, los acompañaría, caminaría con ellos y estaría con ellos en todo momento, en todo lugar. Y les dijo que en todo momento y en todo lugar proveería para la humanidad y la pastorearía; permitiría que le vieran y le tocasen, y se aseguraría de que nunca más se sintieran indefensos. El Señor Jesús también quería que las personas supieran que no vivían solas en este mundo. La humanidad cuenta con el cuidado de Dios; Él está con ellos. Pueden apoyarse siempre en Dios y cada uno de Sus seguidores es Su familia. Al poder apoyarse en Dios, la humanidad ya no estará sola ni indefensa, y aquellos que le aceptaran como ofrenda por el pecado dejarían de estar presos del pecado” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).

De hecho, todos y cada uno de nosotros que creemos en el Señor Jesús podemos ver que, en el camino de la fe en Dios, siempre que nos encontramos con tentaciones como el dinero, la fama o la fortuna, el Señor nos protege y nos permite evitarlas y superarlas. Siempre que nos encontramos con reveses y fracasos, el Señor nos guía con sus palabras, nos da fe y fuerza, lo que nos permite ser fuertes. Cuando nos topamos con dificultades en nuestras vidas, el Señor es siempre nuestro socorro en la necesidad, nos abre caminos. Cuando nos sobrevienen las pruebas y experimentamos el sufrimiento, las palabras del Señor nos iluminan y guían debidamente, permitiéndonos comprender la voluntad de Dios y sentir paz y alegría en nuestros espíritus... Podemos sentir de verdad que Dios está a nuestro lado, guiándonos y acompañándonos cada día, permitiéndonos comprender la verdad y entender Su voluntad....

Estoy muy conmovido por el amor del Señor, y ahora entiendo mejor por qué el Señor Jesús se apareció al hombre durante 40 días después de su resurrección, comió en presencia de sus discípulos, les explicó las Escrituras, conversó con ellos y les hizo muchos requerimientos, entre otras cosas. Todo lo que el Señor Jesús dijo o hizo rebosaba gran cuidado y criterio, y todas Sus obras y palabras fueron extraordinariamente significativas. Por medio de la lectura de las palabras de Dios, ahora tengo una comprensión más profunda de la aparición de Jesús al hombre después de Su resurrección. ¡Gracias a Dios!

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

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Qué significa "consumado es"




Palabras sobre la Biblia

Palabras sobre la Biblia

240. Durante muchos años, la forma de creencia tradicional de las personas (la del cristianismo, una de las tres religiones principales del mundo) ha sido leer la Biblia; apartarse de la Biblia no es una creencia en el Señor, es heterodoxia y herejía, e incluso cuando las personas leen otros libros, el fundamento de estos debe ser la explicación de la Biblia. Es decir, si crees en el Señor, debes leer la Biblia, y fuera de ella no debes adorar a ningún libro que no la involucre. Si lo haces, estás traicionando a Dios. Desde el momento en el que la Biblia existió, la creencia de las personas en el Señor ha sido la creencia en la Biblia. En lugar de decir que las personas creen en el Señor, es mejor decir que creen en la Biblia; en lugar de decir que han comenzado a leer la Biblia, es mejor decir que han empezado a creer en ella, y, en lugar de decir que han vuelto a la presencia del Señor, es mejor decir que han regresado delante de la Biblia. De esta forma, las personas adoran la Biblia como si fuera Dios, como si fuera su vida, y perderla sería lo mismo que perder su vida. Las personas consideran que la Biblia es algo tan elevado como Dios, y están incluso aquellas que la ven como algo superior a Dios. Si las personas no tienen la obra del Espíritu Santo, si no pueden sentir a Dios, pueden seguir viviendo, pero tan pronto como pierden la Biblia o sus capítulos famosos y sus dichos célebres, es como si hubieran perdido su vida. Así pues, tan pronto como las personas creen en el Señor, comienzan a leer la Biblia, a memorizarla, y cuanto más sean capaces de memorizar de ella, más demuestra esto que aman al Señor y tienen una gran fe. Los que han leído la Biblia y pueden hablarles de ella a los demás son, todos, buenos hermanos y hermanas. A lo largo de todos estos años, la fe y la lealtad de las personas hacia el Señor se han medido de acuerdo con su grado de entendimiento de la Biblia. La mayoría de las personas simplemente no entienden por qué deberían creer en Dios ni cómo hacerlo, y no hacen otra cosa que buscar ciegamente pistas para descifrar los capítulos de la Biblia. Las personas nunca han buscado la guía de la obra del Espíritu Santo; no han hecho más que dedicarse todo el tiempo a estudiar e investigar desesperadamente la Biblia, y nunca nadie ha encontrado obra nueva del Espíritu Santo fuera de ella. Nadie se ha apartado nunca de ella ni se ha atrevido a hacerlo. Han estudiado la Biblia durante todos estos años, se les han ocurrido muchas explicaciones y se han esforzado grandemente; también tienen muchas opiniones diferentes acerca de ella, que debaten interminablemente, a tal grado que se han formado más de dos mil denominaciones hasta hoy. Todos quieren encontrar algunas explicaciones especiales o misterios más profundos en la Biblia; quieren explorarla y encontrar en ella el trasfondo de la obra de Jehová en Israel o el trasfondo de la obra de Jesús en Judea o más misterios que nadie más conoce. Las personas abordan la Biblia con obsesión y fe, y nadie puede aclarar del todo la historia interna o la esencia de la misma. Así pues, las personas siguen teniendo hoy una sensación indescriptible de asombro cuando se trata de la Biblia, y están aún más obsesionadas con ella y tienen aún más fe en ella. Hoy en día, todos quieren encontrar las profecías de la obra de los últimos días en la Biblia, quieren descubrir qué obra lleva a cabo Dios durante los últimos días y qué señales hay para los últimos días. De esta forma, su adoración a la Biblia se vuelve más ferviente, y cuanto más se acercan los últimos días, más credibilidad ciega dan a las profecías de la Biblia, particularmente a las relacionadas con los últimos días. Con esa fe ciega en la Biblia, con esa confianza en ella, no tienen deseo de buscar la obra del Espíritu Santo. En las nociones de las personas, piensan que solo la Biblia puede traer la obra del Espíritu Santo; solo en ella pueden encontrar las huellas de Dios; solo en ella están escondidos los misterios de Su obra; solo la Biblia —ningún otro libro o persona— puede clarificar todo lo relacionado con Dios y la totalidad de Su obra; la Biblia puede traer la obra del cielo a la tierra, y puede tanto comenzar como concluir las eras. Con estas nociones, las personas no tienen inclinación a buscar la obra del Espíritu Santo. Así pues, independientemente de cuánta ayuda fuera la Biblia para las personas en el pasado, se ha convertido en un obstáculo para la obra más reciente de Dios. Sin la Biblia, las personas podrían buscar las huellas de Dios en cualquier otro lugar, pero hoy, la Biblia ha contenido Sus huellas, y extender Su obra reciente ha pasado a ser doblemente difícil, y una ardua lucha. Todo esto se debe a los capítulos y dichos famosos de la Biblia, así como a sus diversas profecías. La Biblia se ha vuelto un ídolo en la mente de las personas, un enigma en su cerebro, y son simplemente incapaces de creer que Dios puede obrar fuera de ella, de creer que las personas pueden encontrar a Dios fuera de la Biblia, y, mucho menos, son capaces de creer que Dios podría apartarse de ella durante la obra final y comenzar de nuevo. Esto es impensable para las personas; no pueden creerlo ni imaginarlo. La Biblia se ha convertido en un gran obstáculo para que los hombres acepten la nueva obra de Dios, y en una dificultad para que Dios expanda esta nueva obra.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

241. ¿Qué tipo de libro es la Biblia? El Antiguo Testamento es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante la Era de la Ley y Su obra de creación. En su totalidad, registra la obra realizada por Jehová, y, en última instancia, finaliza los relatos de la obra de Jehová con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra bajo el nombre de Jehová Dios; es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová y el Nuevo Testamento registra la obra de Jesús, una obra que se llevó a cabo principalmente bajo el nombre de Jesús. La importancia del nombre de Jesús y de la obra que Él realizó se registra, principalmente, en el Nuevo Testamento. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, Jehová edificó el templo y el altar en Israel y guio la vida de los israelitas sobre la tierra, demostrando que eran Su pueblo escogido, el primer grupo de personas que seleccionó en la tierra y que eran conforme a Su propio corazón; el primer grupo de personas al que Él guio personalmente. Las doce tribus de Israel fueron los primeros escogidos de Jehová, y por tanto Dios siempre obró en ellos, justo hasta el momento en que concluyó la obra de Jehová de la Era de la Ley. La segunda etapa de la obra fue la obra de la Era de la Gracia del Nuevo Testamento, y se llevó a cabo en medio del pueblo judío, entre una de las doce tribus de Israel. El alcance de esta obra fue menor porque Jesús era Dios hecho carne. Jesús solo obró a lo largo y ancho de la tierra de Judea, y solo hizo tres años y medio de obra; por tanto, lo que se registra en el Nuevo Testamento está lejos de poder superar la cantidad de obra registrada en el Antiguo Testamento.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

242. Después de que Dios llevó a cabo la obra de la Era de la Ley, se creó el Antiguo Testamento, y fue entonces cuando la gente comenzó a leer la Biblia. Después de que vino Jesús, Él llevó a cabo la obra de la Era de la Gracia, y Sus apóstoles escribieron el Nuevo Testamento. Así se crearon el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia y, aún hoy, todos los que creen en Dios han estado leyendo la Biblia. La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, que no son historia, en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no solo hay profecía o solo la obra de Jehová o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento consta del Génesis, Éxodo, etcétera, y también los libros de profecía que escribieron los profetas. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley, que fue dirigida por Jehová. Desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, el gran número de profetas elevados por Jehová profetizó en Su nombre, dio instrucciones a diversas tribus y naciones, y predijo la obra que Jehová llevaría a cabo. Jehová había dado el Espíritu de profecía a todas estas personas a las que había elevado: eran capaces de ver Sus visiones, de oír Su voz; por tanto, eran inspiradas por Él y escribían profecías. La obra que llevaban a cabo era la expresión de la voz de Jehová, la expresión de Su profecía, y la obra de Jehová en ese momento era simplemente guiar a las personas usando al Espíritu; Él no se hizo carne, y las personas no veían Su rostro. Así pues, elevó a muchos profetas para que llevaran a cabo Su obra, y les dio oráculos que transmitieron a cada tribu y clan de Israel. Su trabajo era hablar profecías, y algunos escribieron las instrucciones que Jehová les dio para mostrárselas a otros. Él elevó a estas personas para que hablaran profecías, predijeran la obra del futuro o la que aún debía realizarse durante ese tiempo, de forma que las personas pudieran contemplar las maravillas y la sabiduría de Jehová. Estos libros de profecía eran muy diferentes a los demás libros de la Biblia; eran palabras habladas o escritas por aquellos a los que se les había dado el Espíritu de profecía; por aquellos que habían recibido las visiones o la voz de Jehová. Aparte de los libros de profecía, todo lo demás en el Antiguo Testamento está compuesto por registros hechos por personas después de que Jehová hubo terminado Su obra. Estos libros no pueden reemplazar la predicción pronunciada por los profetas elevados por Jehová, del mismo modo que el Génesis y el Éxodo no pueden compararse con el libro de Isaías o con el libro de Daniel. Las profecías se pronunciaron antes de que la obra se hubiera llevado a cabo; los otros libros, entretanto, se escribieron después de que la obra hubiera terminado; eso era lo que las personas eran capaces de hacer. Los profetas de esa época fueron inspirados por Jehová y pronunciaron algo de profecía, hablaron muchas palabras y profetizaron las cosas de la Era de la Gracia, así como la destrucción del mundo en los últimos días: la obra que Jehová planeó llevar a cabo. Todos los libros restantes registran la obra realizada por Jehová en Israel. Por tanto, cuando leéis la Biblia, estáis leyendo principalmente acerca de lo que Jehová llevó a cabo en Israel; el Antiguo Testamento de la Biblia registra principalmente la obra de Jehová de guiar a Israel, Su utilización de Moisés para sacar a los israelitas de Egipto, quien los liberó de los grilletes del Faraón y los llevó al desierto, tras lo cual entraron en Canaán y todo lo que siguió fue su vida en ese lugar. Todo lo demás está compuesto por registros de la obra de Jehová a lo largo y ancho de Israel. Todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová en Israel, la obra que Él llevó a cabo en la tierra en la que creó a Adán y Eva. Desde el momento en el que Dios comenzó oficialmente a guiar a las personas sobre la tierra después de Noé, todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Israel. Y ¿por qué no se registra ninguna obra más allá de Israel? Porque la tierra de Israel es la cuna de la humanidad. En el principio, no había otros países además de Israel, y Jehová no obró en ningún otro lugar. De esta forma, lo que se registra en el Antiguo Testamento de la Biblia es puramente la obra de Dios en Israel en ese momento. Las palabras pronunciadas por los profetas —Isaías, Daniel, Jeremías y Ezequiel— predicen la otra obra de Dios sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios; era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un registro de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.

La obra de la creación tuvo lugar antes de que existiera la humanidad, pero el libro del Génesis solo se produjo después de que la humanidad existiera; fue un libro escrito por Moisés durante la Era de la Ley. Es como las cosas que ocurren entre vosotros hoy: después de que ocurren, las escribís para mostrarlas a las personas en el futuro, y para las personas del futuro, lo que has registrado son cosas acontecidas en el pasado; no son otra cosa que historia. Las cosas registradas en el Antiguo Testamento son la obra de Jehová en Israel, y lo registrado en el Nuevo Testamento es la obra de Jesús durante la Era de la Gracia; documentan la obra realizada por Dios en dos eras distintas. El Antiguo Testamento documenta la obra de Dios durante la Era de la Ley, y, por tanto, el Antiguo Testamento es un libro histórico, mientras que el Nuevo Testamento es el producto de la obra de la Era de la Gracia. Cuando comenzó la nueva obra, el Nuevo Testamento también quedó obsoleto; por tanto, el Nuevo Testamento también es un libro histórico. Por supuesto, no es tan sistemático como el Antiguo Testamento ni registra tantas cosas. Las muchas palabras pronunciadas por Jehová están registradas en el Antiguo Testamento de la Biblia, mientras que solo algunas de las palabras de Jesús se registran en los Cuatro Evangelios. Por supuesto, Jesús también llevó a cabo mucha obra, pero no se registró con detalle. Hay menos registrado en el Nuevo Testamento debido a la cantidad de obra que Jesús llevó a cabo; la cantidad de obra que realizó durante tres años y medio sobre la tierra y la obra de los apóstoles fue mucho menor que la de Jehová. Por tanto, hay menos libros en el Nuevo Testamento que en el Antiguo Testamento.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

243. Los evangelios del Nuevo Testamento se escribieron entre veinte y treinta años después de la crucifixión de Jesús. Antes, el pueblo de Israel sólo leía el Antiguo Testamento. Es decir, al principio de la Era de la Gracia las personas leían el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento solo apareció durante la Era de la Gracia. No existía cuando Jesús obró; las personas registraron Su obra después de que Él resucitara y ascendiera al cielo. Solo entonces se escribieron los cuatro Evangelios y, además de estos, las epístolas de Pablo y Pedro, así como el libro del Apocalipsis. Más de trescientos años después de que Jesús ascendió al cielo, generaciones posteriores recopilaron estos documentos de manera selectiva, y solo entonces se produjo el Nuevo Testamento de la Biblia. Fue después de que esta obra se completó que hubo un Nuevo Testamento; no existía previamente. Dios había llevado a cabo toda esa obra, y Pablo y los demás apóstoles habían escrito muchas epístolas a las iglesias en distintos lugares. Quienes vinieron después de ellos combinaron sus epístolas y anexaron la mayor visión registrada por Juan en la isla de Patmos, en la cual se profetizó la obra de Dios de los últimos días. Las personas hicieron esta secuencia, que es distinta a las declaraciones de hoy. Lo que se registra en la actualidad es acorde a los pasos de la obra de Dios; con lo que las personas se comprometen hoy es con la obra que Dios personalmente llevó a cabo y con las palabras que Él personalmente pronunció. Vosotros, la humanidad, no debéis interferir; las palabras, que vienen directamente del Espíritu, se han organizado paso a paso, y son diferentes a la organización de los registros del hombre. Puede decirse que lo que registraron fue acorde con su nivel de educación y calibre humano, que fueron las experiencias de los hombres, que cada uno tuvo sus propios medios para recopilar y conocer, y que cada registro era diferente. Por tanto, ¡si adoras la Biblia como si fuera Dios eres extremadamente ignorante y estúpido! ¿Por qué no buscas la obra del Dios de la actualidad? Solo la obra de Dios puede salvar al hombre. La Biblia no puede salvar al hombre; las personas podrían leerla por varios miles de años y, aun así, no experimentarían el más mínimo cambio, y, si la adoras, nunca obtendrás la obra del Espíritu Santo.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

244. Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero, pero, de hecho, ¿son las cosas realmente tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús en la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo. ¿No son, estos, registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las convierte en historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente, ¡porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y, si crees en Dios, pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra por parte de Dios, entonces no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios de hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia, pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

245. Si deseas ver la obra de la Era de la Ley y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. Sin embargo, ¿cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra y continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y es un camino que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha llevado a cabo antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. Así pues, la obra que nunca se ha realizado antes no es historia, porque el ahora es el ahora, y aún no se ha convertido en pasado. Las personas no saben que Dios ha llevado a cabo una obra mayor y más nueva en la tierra y fuera de Israel, que ya ha ido más allá del ámbito de Israel, así como de la predicción de los profetas; que es una obra nueva y maravillosa fuera de las profecías, y una obra más nueva más allá de Israel; una obra que las personas no pueden percibir ni imaginar. ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada fragmento de la obra de hoy, sin omisión y de antemano? ¿Quién podría haber registrado en aquel viejo libro enmohecido esta obra más poderosa y sabia que desafía las convenciones? La obra de hoy no es historia, y, por tanto, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes apartarte de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia que están en ella. Solo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y solo entonces serás capaz de entrar en el nuevo ámbito y en la nueva obra. Debes entender por qué hoy se te pide que no leas la Biblia, por qué hay otra obra independiente de ella, por qué Dios no busca una práctica más nueva y detallada en ella, y por qué hay, en su lugar, una obra más poderosa fuera de ella. Esto es todo lo que deberíais entender. Debes conocer la diferencia entre la obra antigua y la nueva, y, aunque no leas la Biblia, tienes que ser capaz de diseccionarla; si no, seguirás adorándola, y te será difícil entrar en la nueva obra y pasar por nuevos cambios. Ya que hay un camino más elevado, ¿por qué estudiar ese, que es más bajo y obsoleto? Ya que hay declaraciones más nuevas y una obra más nueva, ¿por qué vivir entre viejos registros históricos? Las nuevas declaraciones pueden proveer para ti, lo que demuestra que esta es la nueva obra; los viejos registros no pueden saciarte ni satisfacer tus necesidades actuales, y esto prueba que son historia, y no la obra de aquí y ahora. El camino más elevado es la obra más nueva, y con ella, por muy alto que fuera el camino del pasado, sigue siendo la historia de las reflexiones de las personas; independientemente de su valor como referencia, sigue siendo el camino antiguo. Aunque se registra en el “libro sagrado”, el camino antiguo es historia; aunque no hay constancia del mismo en el “libro sagrado”, el nuevo camino es del aquí y el ahora. Este camino puede salvarte y cambiarte, porque es la obra del Espíritu Santo.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

246. Debéis entender la Biblia: ¡esta obra es totalmente necesaria! Hoy, no necesitas leerla, porque no hay nada nuevo en ella; todo es antiguo. La Biblia es un libro histórico, y si hubieras comido y bebido el Antiguo Testamento durante la Era de la Gracia, si hubieras puesto en práctica lo exigido en la época del Antiguo Testamento en la Era de la Gracia, Jesús te habría rechazado y condenado; si hubieras aplicado el Antiguo Testamento a la obra de Jesús, habrías sido un fariseo. Si hoy pones juntos el Antiguo y el Nuevo Testamento para comerlos y beberlos y practicarlos, el Dios de hoy te condenará; ¡habrás quedado atrás en la obra actual del Espíritu Santo! Si comes y bebes el Antiguo y el Nuevo Testamento, ¡estás fuera de la corriente del Espíritu Santo! Durante Su época, Jesús guio a los judíos y a aquellos que le seguían según la obra del Espíritu Santo en Él en ese momento. Él no tomó la Biblia como base para lo que llevaba a cabo, sino que hablaba de acuerdo con Su obra; no prestó atención a lo que la Biblia decía ni buscó en ella una senda para guiar a Sus seguidores. Desde el mismo momento en el que empezó a obrar, difundió el camino del arrepentimiento, una palabra sobre la cual las profecías del Antiguo Testamento no mencionan una sola palabra. No solo no actuó según la Biblia, sino que también guio por una nueva senda, y realizó una obra nueva. Nunca se refería a la Biblia cuando predicaba. Durante la Era de la Ley, nadie fue nunca capaz de llevar a cabo Sus milagros de sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios. Su obra, Sus enseñanzas, la autoridad y el poder de Sus palabras, también estaban por encima de cualquier hombre en la Era de la Ley. Jesús simplemente llevó a cabo Su obra más nueva, y aunque muchas personas lo condenaron usando la Biblia, e incluso usaron el Antiguo Testamento para crucificarlo, Su obra sobrepasó al Antiguo Testamento; si esto no fue así, ¿por qué lo clavaron en la cruz? ¿No fue porque el Antiguo Testamento no decía nada de Su enseñanza ni de Su capacidad para sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios? Su obra se llevó a cabo para guiar por un nuevo camino, no para buscar deliberadamente un enfrentamiento con la Biblia o para prescindir deliberadamente del Antiguo Testamento. Él vino simplemente a desarrollar Su ministerio, a traer la nueva obra a aquellos que lo anhelaban y lo buscaban. No vino a explicar el Antiguo Testamento ni a sostener su obra. La obra de Jesús no tenía como fin permitir que la Era de la Ley continuara desarrollándose, porque Su obra no tomó en consideración si tenía o no la Biblia como su base; Jesús simplemente vino a llevar a cabo la obra que debía realizar. Por tanto, no explicó las profecías del Antiguo Testamento ni obró según las palabras de la Era de la Ley del Antiguo Testamento. Ignoró lo que decía el Antiguo Testamento, no le importó si concordaba o no con Su obra, ni lo que los demás conocieran de esta o que la condenaran. Simplemente siguió realizando la obra que debía llevar a cabo, aunque muchas personas usaron las predicciones de los profetas del Antiguo Testamento para condenarlo. Para las personas, parecía como si Su obra no tuviera base, y gran parte de esta entraba en conflicto con los registros del Antiguo Testamento. ¿No fue esto un error del hombre? ¿Debe aplicarse la doctrina a la obra de Dios? ¿Y debe obrar Dios según las predicciones de los profetas? Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe obrar Dios de acuerdo con la Biblia? ¿Podría ser que Dios no tuviera derecho a actuar más allá de la Biblia? ¿No puede apartarse Dios de la Biblia y realizar otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía practicar a la luz del día de reposo y según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué no lo hizo Jesús después de venir, sino que, en su lugar, lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús honraba el Antiguo Testamento, ¿por qué rompió con estas doctrinas? Deberías saber qué fue primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podía ser también el Señor de la Biblia?
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

247. Todos los judíos leyeron el Antiguo Testamento y conocían la profecía de Isaías de que un niño varón nacería en un pesebre. Entonces, ¿por qué siguieron persiguiendo a Jesús a pesar de estar completamente al tanto de este conocimiento? ¿No fue por su naturaleza rebelde y su ignorancia de la obra del Espíritu Santo? En esa época, los fariseos creían que la obra de Jesús era diferente de lo que sabían sobre el niño varón profetizado, y las personas de hoy rechazan a Dios porque la obra del Dios encarnado no se ajusta a la Biblia. ¿Acaso no es la esencia de su rebeldía hacia Dios la misma? ¿Puedes aceptar sin ninguna duda toda la obra del Espíritu Santo? Si es la obra del Espíritu Santo, entonces es la corriente correcta y debes aceptarla sin recelo; no deberías seleccionar y escoger qué aceptar. Si adquieres más perspectiva de Dios y ejerces más precaución hacia Él, entonces ¿no es esto innecesario? No necesitas buscar más justificación de la Biblia, si es la obra del Espíritu Santo, entonces debes aceptarla, pues crees en Dios para seguirlo y no deberías investigarlo. No debes buscar más pruebas para que Yo muestre que soy tu Dios, pero deberías ser capaz de discernir si Yo soy beneficioso para ti; esto es lo más crucial. Aunque encuentres muchas pruebas irrefutables en la Biblia, eso no puede llevarte totalmente delante de Mí. Simplemente vives dentro de los confines de la Biblia y no delante de Mí; la Biblia no puede ayudarte a conocerme ni puede profundizar tu amor por Mí. Aunque la Biblia profetizó que nacería un niño varón, nadie pudo descifrar a quién le ocurriría esa profecía, porque el hombre no conocía la obra de Dios y esto fue lo que provocó que los fariseos se levantaran contra Jesús. Algunos saben que Mi obra es por el bien de los intereses del hombre, pero siguen creyendo que Jesús y Yo somos dos seres totalmente independientes que son mutuamente incompatibles. En su momento, Jesús solo les dio a Sus discípulos una serie de sermones en la Era de la Gracia relativos a cómo practicar, cómo reunirse, cómo suplicar en oración, cómo tratar a los demás, etc. La obra que Él llevó a cabo fue la de la Era de la Gracia y solo explicó cómo debían practicar los discípulos y los que lo seguían. Él realizó únicamente la obra de la Era de la Gracia y nada de la obra de los últimos días. Cuando Jehová estableció la ley del Antiguo Testamento en la Era de la Ley, ¿por qué no realizó, entonces, la obra de la Era de la Gracia? ¿Por qué no dejó clara, de antemano, la obra de la Era de la Gracia? ¿Acaso no habría ayudado al hombre a aceptarlo? Él sólo profetizó que un niño varón nacería y llegaría al poder, pero Él no llevó a cabo de antemano la obra de la Era de la Gracia. La obra de Dios en cada era tiene límites claros; Él sólo realiza la obra de la era presente, no la de la siguiente era de antemano. Solo así puede ponerse de manifiesto Su obra representativa de cada era. Jesús solo habló de las señales de los últimos días, de cómo ser paciente y cómo ser salvado, de cómo arrepentirse y confesar, y de cómo cargar la cruz y soportar el sufrimiento; Él nunca habló de cómo debe el hombre lograr la entrada en los últimos días ni de cómo debe buscar satisfacer la voluntad de Dios. Por tanto, ¿acaso no es ridículo buscar la obra de Dios de los últimos días en la Biblia? ¿Qué puedes ver simplemente aferrándote a la Biblia? Ya sea un comentador de la Biblia o un predicador, ¿quién podría haber visto de antemano la obra de hoy?
Extracto de ‘¿Cómo puede el hombre que ha delimitado a Dios con sus nociones recibir Sus revelaciones?’ en “La Palabra manifestada en carne”

248. Hoy, las personas creen que la Biblia es Dios, y que Él es la Biblia. Así, también creen que todas las palabras de la Biblia fueron las únicas palabras que Dios habló y que Él las pronunció todas. Los que creen en Dios piensan incluso que, aunque los sesenta y seis libros del Antiguo y el Nuevo Testamento fueron escritos por personas, fueron, todos, inspirados por Dios y son un registro de las declaraciones del Espíritu Santo. Esta es la comprensión errónea que tiene el hombre, y no es completamente acorde con los hechos. En realidad, aparte de los libros de profecía, la mayor parte del Antiguo Testamento es un registro histórico. Algunas de las epístolas del Nuevo Testamento provienen de las experiencias de las personas, y, otras, del esclarecimiento del Espíritu Santo. Las epístolas paulinas, por ejemplo, surgieron de la obra de un hombre; todas fueron resultado del esclarecimiento del Espíritu Santo y se escribieron para las iglesias, y fueron palabras de exhortación y aliento para los hermanos y hermanas de las mismas. No fueron palabras habladas por el Espíritu Santo; Pablo no podía hablar en nombre del Espíritu Santo ni era profeta, y, mucho menos, tuvo las visiones que tuvo Juan. Sus epístolas se escribieron para las iglesias de Éfeso, Filadelfia, Galacia, y otras. Por tanto, las epístolas paulinas del Nuevo Testamento son epístolas que Pablo escribió para las iglesias y no son inspiraciones del Espíritu Santo ni Sus declaraciones directas. Son simplemente palabras de exhortación, consuelo y aliento que escribió para las iglesias durante el transcurso de su obra. Así, también, son un registro de gran parte de la obra de Pablo en esa época. Se escribieron para todos los hermanos y hermanas en el Señor, para que los hermanos y hermanas de las iglesias de esa época siguieran su consejo y vivieran de acuerdo con el camino de arrepentimiento del Señor Jesús. De ninguna manera dijo Pablo que, en las iglesias de esa época o del futuro, todos deben comer y beber las cosas que él escribió ni que todas sus palabras venían de Dios. De acuerdo con las circunstancias de la iglesia en esa época, él simplemente tenía comunión con los hermanos y las hermanas, los exhortaba e inspiraba fe en ellos, y simplemente predicaba o recordaba a las personas y las exhortaba. Sus palabras estaban basadas en su propia carga, y apoyaba a las personas por medio de ellas. Él llevó a cabo la obra de un apóstol de las iglesias de esa época; era un obrero usado por el Señor Jesús, y, por tanto, tuvo que responsabilizarse de las iglesias y llevar a cabo la obra de las mismas. Tuvo que aprender acerca de las condiciones de los hermanos y las hermanas; por ello, escribió epístolas para todos los hermanos y hermanas en el Señor. Todo lo que dijo que era edificante y positivo para las personas fue correcto, pero no representaba las declaraciones del Espíritu Santo ni podía representar a Dios. ¡Es un entendimiento atroz y una blasfemia enorme que las personas traten los registros de las experiencias de un hombre y las epístolas de un hombre como las palabras habladas por el Espíritu Santo a las iglesias! Eso es particularmente cierto cuando se trata de las epístolas que Pablo escribió para las iglesias, porque estas se escribieron para los hermanos y hermanas según las circunstancias y la situación de cada iglesia en esa época. Su fin era exhortar a los hermanos y hermanas en el Señor de forma que pudieran recibir la gracia del Señor Jesús. Sus epístolas tenían como objetivo animar a los hermanos y hermanas de esa época. Puede decirse que esta era su propia carga, y también la que el Espíritu Santo le dio; después de todo, fue un apóstol que dirigió a las iglesias de esa época, que escribió epístolas para las iglesias y las exhortó; esa era su responsabilidad. Su identidad fue simplemente la de un apóstol obrero, y fue simplemente un apóstol enviado por Dios; no fue un profeta ni un adivino. Para él, su propia obra y la vida de los hermanos y hermanas eran de la mayor importancia. Por tanto, no podía hablar en nombre del Espíritu Santo. Sus palabras no eran las palabras del Espíritu Santo, y mucho menos podría decirse que fueran las de Dios, porque Pablo no era nada más que una criatura de Dios y, ciertamente, no era Su encarnación. Su identidad no era la misma que la de Jesús. Las palabras de Jesús fueron las palabras del Espíritu Santo; fueron las palabras de Dios, porque Su identidad era la de Cristo, el Hijo de Dios. ¿Cómo podía ser Pablo Su igual? Si las personas consideran las epístolas o las palabras como las de Pablo como declaraciones del Espíritu Santo, y las adoran como a Dios, sólo puede decirse que no discriminan correctamente. Dicho con mayor severidad, ¿no es esto simplemente blasfemia? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? ¿Y cómo podrían las personas postrarse ante los registros de sus epístolas y ante las palabras que habló como si fueran un libro sagrado o un libro celestial? ¿Podría el hombre pronunciar a la ligera las palabras de Dios? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? Así pues, ¿qué dices? ¿Podrían las epístolas que él escribió para las iglesias no estar contaminadas con sus propias ideas? ¿Cómo no iban a estar contaminadas con ideas humanas? Él escribió epístolas para las iglesias basándose en sus experiencias personales y en su propio conocimiento. Por ejemplo, Pablo escribió una epístola a las iglesias gálatas, que contenía una determinada opinión, y Pedro escribió otra con otro punto de vista. ¿Cuál de ellas vino del Espíritu Santo? Nadie puede decirlo con seguridad. Así pues, solo puede decirse que ambos llevaban una carga para las iglesias, pero sus cartas representan su estatura, su provisión y su apoyo para los hermanos y las hermanas, su carga hacia las iglesias, y solo representan obra humana; no eran totalmente del Espíritu Santo. Si dices que sus epístolas son las palabras del Espíritu Santo, entonces eres absurdo ¡y estás cometiendo blasfemia! Las epístolas paulinas y las otras epístolas del Nuevo Testamento equivalen a las memorias de figuras espirituales más recientes: están a la par de los libros de Watchman Nee o de las experiencias de Lawrence, y así por el estilo. Es simplemente que los libros de figuras espirituales recientes no están recopilados en el Nuevo Testamento, pero la esencia de estas personas era la misma: fueron personas usadas por el Espíritu Santo durante cierto período, y no podían representar directamente a Dios.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

249. Hoy, ¿quién entre vosotros se atreve a decir que todas las palabras habladas por aquellos que el Espíritu Santo usó vinieron del Espíritu Santo? ¿Se atreve alguien a decir tales cosas? Si dices tales cosas, ¿por qué se descartó entonces el libro de profecías de Esdras y por qué se hizo lo mismo con los libros de esos antiguos santos y profetas? Si todos vinieron del Espíritu Santo, ¿por qué os atrevéis entonces a hacer esas elecciones caprichosas? ¿Estás calificado para escoger la obra del Espíritu Santo? Muchas historias de Israel también se descartaron. Y si crees que estos escritos del pasado vinieron todos del Espíritu Santo, ¿por qué se descartaron entonces algunos de los libros? Si todos vinieron del Espíritu Santo, deberían haberse mantenido, y enviado a los hermanos y hermanas de las iglesias para que los lean. No deberían haber sido escogidos o descartados por voluntad humana; es erróneo hacerlo. Decir que las experiencias de Pablo y Juan se mezclaron con sus opiniones personales no significa que sus experiencias y su conocimiento viniesen de Satanás, sino solo que tenían cosas procedentes de sus experiencias y opiniones personales. Su conocimiento estaba acorde con el trasfondo de sus experiencias reales en esa época, y ¿quién puede decir con toda confianza que todo ello venía del Espíritu Santo? Si los Cuatro Evangelios vinieron todos del Espíritu Santo, entonces ¿por qué dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan cosas diferentes sobre la obra de Jesús? Si no creéis esto, mirad entonces los relatos de la Biblia de cómo Pedro negó al Señor tres veces: son todos diferentes y cada uno tiene sus propias características. Muchos ignorantes dicen: “Dios encarnado también es un hombre, así que ¿pueden venir entonces del Espíritu Santo todas las palabras que Él habla? Si las palabras de Pablo y Juan estaban mezcladas con la voluntad humana, ¿no están entonces las palabras que Él habla realmente mezcladas con la voluntad humana?”. ¡Las personas que dicen esas cosas están ciegas y son ignorantes! Leed detenidamente los Cuatro Evangelios; leed lo que registraron acerca de las cosas que Jesús hizo y las palabras que habló. Cada relato es simplemente diferente y cada uno de ellos tiene su propia perspectiva. Si lo escrito por los autores de estos libros vino todo del Espíritu Santo, entonces tendrían que ser todos iguales y coherentes. Entonces ¿por qué existen discrepancias? ¿No es el hombre extremadamente insensato, al ser incapaz de ver esto?
Extracto de ‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”

250. El Evangelio de Mateo, en el Nuevo Testamento, documenta la genealogía de Jesús. Al principio, dice que Jesús era descendiente de Abraham y de David e hijo de José; después dice que fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de una virgen; esto significaba que no era el hijo de José o un descendiente de Abraham ni de David. La genealogía, sin embargo, insiste en asociar a Jesús con José. Seguidamente, la misma comienza a relatar el proceso por medio del cual nació Jesús. Dice que fue concebido por el Espíritu Santo, que nació de una virgen, y no fue el hijo de José. Pero en la genealogía está escrito con claridad que Jesús fue el hijo de José, y como la genealogía está escrita para Jesús, registra cuarenta y dos generaciones. Cuando llega a la generación de José, dice apresuradamente que era el esposo de María, palabras que se dan con el fin de demostrar que Jesús era descendiente de Abraham. ¿No es esto una contradicción? La genealogía documenta claramente el linaje de José; es, obviamente, su genealogía, pero Mateo insiste en que es la de Jesús. ¿No niega esto la realidad de la concepción de Jesús por el Espíritu Santo? Por tanto, ¿no es la genealogía escrita por Mateo una idea humana? ¡Es ridículo! Así es como puedes saber que este libro no vino totalmente del Espíritu Santo. Existen, quizás, algunas personas que piensan que Dios debe tener una genealogía en la tierra y, como consecuencia, clasifican a Jesús como la cuadragésimo segunda generación de Abraham. ¡Esto es realmente ridículo! ¿Cómo podría Dios tener una genealogía después de llegar a la tierra? Si dices que Dios tiene una genealogía, ¿no lo estás clasificando entre las criaturas de Dios? Y es que Dios no es de la tierra; Él es el Señor de la creación y, aunque es de carne, no es de la misma sustancia que el hombre. ¿Cómo podrías clasificar a Dios como un ser del mismo tipo que una criatura suya? Abraham no puede representar a Dios; él fue el objeto de la obra de Jehová en ese momento; fue simplemente un fiel servidor que contó con la aprobación de Jehová y pertenecía al pueblo de Israel. ¿Cómo podría ser un antepasado de Jesús?
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

251. Hoy, estoy diseccionando la Biblia de esta forma y eso no significa que la aborrezca, o que niegue su valor como referencia. Te estoy explicando y aclarando el valor inherente y los orígenes de la Biblia para que no sigas atrapado en las tinieblas. Porque las personas tienen muchas opiniones sobre ella, y la mayoría de ellas son equivocadas; leer la Biblia de esta forma no sólo evita que obtengan lo que deberían, sino, más importante, obstaculiza la obra que pretendo hacer. Interfiere tremendamente con la obra del futuro, y sólo ofrece inconvenientes, no ventajas. Por tanto, lo que te estoy enseñando es simplemente la esencia y la historia interna de la Biblia. No te estoy pidiendo que no la leas o que vayas por ahí proclamando que está desprovista de valor, sino sólo que tengas el conocimiento y la opinión correctos de ella. ¡No seas demasiado parcial! Aunque la Biblia es un libro de historia escrito por los hombres, también documenta muchos de los principios por los cuales los antiguos santos y profetas servían a Dios, así como las experiencias de los apóstoles recientes en su servicio a Él, todo lo cual vieron y conocieron verdaderamente estas personas, y puede servir de referencia para las personas de esta era en su búsqueda del camino verdadero. Por tanto, al leer la Biblia, las personas también pueden obtener muchos caminos de vida que no pueden encontrarse en otros libros. Estos caminos son los caminos de vida de la obra del Espíritu Santo, experimentados por profetas y apóstoles en eras pasadas, y muchas de las palabras son valiosas y pueden proveer lo que las personas necesitan. Así pues, a todas las personas les gusta leer la Biblia. Como hay tanto oculto en ella, las opiniones de las personas sobre ella son diferentes de las que tienen sobre los escritos de grandes figuras espirituales. La Biblia es un registro y una recopilación de las experiencias y el conocimiento de personas que sirvieron a Jehová y a Jesús en la antigua era y en la nueva; así, las generaciones posteriores han sido capaces de obtener de ella mucho esclarecimiento, iluminación y sendas de práctica. La razón por la que la Biblia es más elevada que los escritos de cualquier gran figura espiritual es que sus escritos se basan en la Biblia, todas sus experiencias proceden de ella, y todos la explican. Así pues, aunque las personas puedan obtener provisión de los libros de cualquier gran figura espiritual, siguen adorando la Biblia, ¡porque parece muy elevada y profunda para ellos! Aunque la Biblia reúne algunos de los libros de las palabras de vida, como las epístolas de Pablo y de Pedro, y, aunque estos libros pueden proveer a las personas y ayudarles, los mismos siguen siendo obsoletos, siguen perteneciendo a la era antigua, y por muy buenos que sean, sólo son apropiados para un período, y no son eternos. Y es que la obra de Dios siempre está desarrollándose, y no puede simplemente detenerse en la época de Pablo y Pedro, o permanecer siempre en la Era de la Gracia en la que Jesús fue crucificado. Por tanto, estos libros sólo son apropiados para la Era de la Gracia, no para la Era del Reino de los últimos días. Sólo pueden proveer para los creyentes de la Era de la Gracia, no para los santos de la Era del Reino, y, por muy buenos que sean, siguen siendo obsoletos. Ocurre lo mismo con la obra de creación de Jehová o Su obra en Israel: por muy grande que fuera, llegaría a estar obsoleta, y llegaría el tiempo en el que esto pasaría. La obra de Dios también es igual: es grande, pero llegará un momento en el que termine; no siempre puede permanecer en medio de la obra de la creación ni entre la de la crucifixión. No importa cuán convincente fue la obra de la crucifixión ni lo efectiva que fue para derrotar a Satanás; la obra sigue siendo, después de todo, obra, y las eras siguen siendo, después de todo, eras. La obra no siempre puede permanecer sobre la misma base ni los tiempos pueden permanecer inmutables, porque existió la creación y también existirán los últimos días. ¡Es inevitable! Por consiguiente, las palabras de vida del Nuevo Testamento —las epístolas de los apóstoles y los Cuatro Evangelios— han pasado a ser hoy libros históricos, viejos almanaques, y ¿cómo podrían los viejos almanaques llevar a las personas a la nueva era? Independientemente de lo capaces que sean estos almanaques de proveer vida a las personas y de llevarlas a la cruz, ¿acaso no están obsoletos? ¿No están desprovistos de valor? Por tanto, digo que no deberías creer ciegamente en estos almanaques. Son demasiado antiguos, no pueden llevarte a la nueva obra y sólo pueden ser una carga para ti. No sólo no pueden llevarte a la nueva obra y a una nueva entrada, sino que te conducen a viejas iglesias religiosas; si así fuera, ¿no estarías retrocediendo en tu creencia en Dios?
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

252. He obrado mucho entre los hombres y durante este tiempo también he expresado muchas palabras. Estas palabras son todas por el bien de la salvación del hombre y se expresaron para que el hombre pudiera ser compatible conmigo. Sin embargo, sólo he ganado a unas cuantas personas en la tierra que son compatibles conmigo y por eso digo que el hombre no atesora Mis palabras, porque no es compatible conmigo. De esta manera, la obra que Yo hago no es solo para que el hombre pueda adorarme; más importante aún, es para que pueda ser compatible conmigo. El hombre ha sido corrompido y vive en la trampa de Satanás. Toda la gente vive en la carne, en los deseos egoístas y ni una sola entre ellas es compatible conmigo. Están las que dicen que son compatibles conmigo, pero adoran ídolos vagos. Aunque reconocen que Mi nombre es santo, se embarcan en un camino que va en sentido contrario a Mí y sus palabras están llenas de arrogancia y autoconfianza. Esto se debe a que, en la raíz, todos están en contra de Mí y son incompatibles conmigo. Todos los días buscan rastros de Mí en la Biblia y encuentran al azar pasajes “adecuados” que leen sin cesar y que recitan como las escrituras. No saben cómo ser compatibles conmigo, ni qué significa estar contra Mí. Solo leen las escrituras a ciegas. Confinan dentro de la Biblia a un Dios vago al que nunca han visto y al que son incapaces de ver y lo sacan para mirarlo cuando les place. Creen en Mi existencia solo dentro del alcance de la Biblia y me equiparan con ella; sin la Biblia Yo no existo y sin Mí no existe la Biblia. No prestan atención a Mi existencia o acciones, sino que dedican una atención extrema y especial a todas y a cada una de las palabras de las Escrituras. Muchas más incluso creen que Yo no debería hacer nada que quisiera a menos que las Escrituras lo predijeran. Le atribuyen demasiada importancia a las Escrituras. Se puede decir que ven las palabras y expresiones como demasiado importantes, hasta el punto de que usan versículos de la Biblia para medir cada palabra que digo y para condenarme. Lo que buscan no es el camino de la compatibilidad conmigo, o el camino de la compatibilidad con la verdad, sino el camino de la compatibilidad con las palabras de la Biblia, y creen que cualquier cosa que no se ciña a la Biblia, sin excepción, no es Mi obra. ¿No son esas personas los descendientes sumisos de los fariseos? Los fariseos judíos usaron la ley de Moisés para condenar a Jesús. No buscaron la compatibilidad con el Jesús de esa época, sino que diligentemente siguieron la ley al pie de la letra, hasta el grado de que, después de haberlo acusado de no seguir la ley del Antiguo Testamento y de no ser el Mesías, al final crucificaron al inocente Jesús. ¿Cuál era su sustancia? ¿No era que no buscaban el camino de la compatibilidad con la verdad? Se obsesionaron con todas y cada una de las palabras de las Escrituras mientras que no prestaron atención a Mi voluntad ni a los pasos ni métodos de Mi obra. No eran personas que buscaran la verdad, sino que se aferraban a las palabras; no eran personas que creyeran en Dios, sino que creían en la Biblia. En esencia, eran los guardianes de la Biblia. Con el fin de salvaguardar los intereses de la Biblia, de sostener la dignidad de la Biblia y de proteger la reputación de la Biblia, llegaron tan lejos que crucificaron al misericordioso Jesús. Lo hicieron solamente en aras de defender la Biblia y por el bien de mantener el estatus de todas y cada una de las palabras de la Biblia en los corazones de las personas. Así que prefirieron abandonar su futuro y la ofrenda por el pecado para condenar a muerte a Jesús, que no se conformaba a la doctrina de las Escrituras. ¿No fueron todos lacayos de todas y cada una de las palabras de las Escrituras?

¿Y qué pasa hoy con las personas? Cristo ha llegado para liberar la verdad, pero preferirían expulsarlo de este mundo para poder entrar al cielo y recibir la gracia. Preferirían negar por completo la venida de la verdad con el fin de salvaguardar los intereses de la Biblia, y preferirían volver a crucificar al Cristo encarnado de nuevo con el fin de asegurar la existencia eterna de la Biblia. ¿Cómo puede el hombre recibir Mi salvación cuando su corazón es tan malvado y su naturaleza tan opuesta a Mí? Vivo entre los hombres, pero el hombre no sabe de Mi existencia. Cuando hago brillar Mi luz sobre el hombre, todavía sigue ignorando Mi existencia. Cuando desato Mi ira sobre el hombre, niega Mi existencia aun con mayor fuerza. El hombre busca la compatibilidad con las palabras y con la Biblia, pero ni una sola persona viene ante Mí para buscar el camino de la compatibilidad con la verdad. El hombre dirige su mirada hacia Mí en el cielo y dedica un interés especial a Mi existencia en el cielo, pero nadie se preocupa por Mí en la carne, porque Yo, que vivo entre los hombres, soy demasiado insignificante. Los que sólo buscan la compatibilidad con las palabras de la Biblia, y que sólo buscan la compatibilidad con un Dios impreciso, son un espectáculo deplorable para Mí. Esto se debe a que lo que ellos adoran son palabras muertas y un Dios que es capaz de darles tesoros incalculables. Lo que ellos adoran es un Dios que se pondría a merced del hombre, un Dios que no existe. ¿Entonces qué pueden obtener tales personas de Mí? La bajeza del hombre es sencillamente indescriptible. Los que están en Mi contra, que me hacen incesantes demandas, que no tienen amor por la verdad, que se rebelan contra Mí, ¿cómo podrían ser compatibles conmigo?
Extracto de ‘Deberías buscar el camino de la compatibilidad con Cristo’ en “La Palabra manifestada en carne”

253. Dios mismo es la vida y la verdad, Su vida y verdad coexisten. Los que no pueden obtener la verdad nunca obtendrán la vida. Sin la guía, el apoyo y la provisión de la verdad, solo recibirás letras, doctrinas y, por encima de todo, la muerte. La vida de Dios siempre está presente, Su verdad y vida coexisten. Si no puedes encontrar la fuente de la verdad, entonces no obtendrás el alimento de la vida; si no puedes obtener la provisión de vida, entonces, seguramente no tienes la verdad, y así, aparte de las imaginaciones y las nociones, la totalidad de tu cuerpo no será nada más que carne, tu apestosa carne. Debes saber que las palabras de los libros no cuentan como vida, los registros de la historia no se pueden consagrar como la verdad, y las normas del pasado no pueden servir como un registro de palabras que Dios pronuncia en el presente. Sólo lo que Dios expresa cuando viene a la tierra y vive entre los hombres es la verdad, la vida, la voluntad de Dios y Su manera actual de obrar. Si aplicas los registros de las palabras que Dios pronunció desde las eras pasadas hasta la actualidad, eso te convierte en arqueólogo y la mejor manera de describirte es como un experto en patrimonio histórico. Lo eres porque siempre crees en los rastros de la obra que Dios hizo en tiempos pasados, sólo crees en la sombra de Dios que quedó cuando antes obró entre los hombres, y sólo crees en el camino que Dios les dio a Sus seguidores en tiempos pasados. No crees en la dirección de la obra de Dios en la actualidad, no crees en el glorioso semblante de Dios en la actualidad y no crees en el camino de la verdad que Dios expresa en el presente. Y así eres, sin duda, un soñador que está completamente fuera de contacto con la realidad. Si todavía hoy te aferras a las palabras que son incapaces de dar la vida al hombre, ¡entonces eres un inútil pedazo de madera muerta,[a] porque eres demasiado conservador, demasiado intratable y demasiado insensible para razonar!
Extracto de ‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

254. El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida ni el camino perpetuo de la vida. Esto es porque todo lo que tienen es agua turbia que ha estado estancada por miles de años, en vez del agua de la vida que fluye desde el trono. Aquellos que no reciben el agua de la vida siempre seguirán siendo cadáveres, juguetes de Satanás e hijos del infierno. ¿Cómo pueden, entonces, contemplar a Dios? Si sólo tratas de aferrarte al pasado, si sólo tratas de mantener las cosas como están quedándote quieto, y no tratas de cambiar el estado actual y descartar la historia, entonces, ¿no estarás siempre en contra de Dios? Los pasos de la obra de Dios son vastos y poderosos, como olas agitadas y fuertes truenos, pero te sientas y pasivamente esperas la destrucción, apegándote a tu locura y sin hacer nada. De esta manera, ¿cómo puedes ser considerado alguien que sigue los pasos del Cordero? ¿Cómo puedes justificar al Dios al que te aferras como un Dios que siempre es nuevo y nunca viejo? ¿Y cómo pueden las palabras de tus libros amarillentos llevarte a una nueva era? ¿Cómo pueden llevarte a buscar los pasos de la obra de Dios? ¿Y cómo pueden llevarte al cielo? Lo que sostienes en tus manos es la letra que solo puede darte consuelo temporal, no las verdades que pueden darte la vida. Las escrituras que lees solo pueden enriquecer tu lengua y no son palabras de sabiduría que te ayudan a conocer la vida humana, y menos aún los senderos que te pueden llevar a la perfección. Esta discrepancia, ¿no te lleva a reflexionar? ¿No te hace entender los misterios que contiene? ¿Eres capaz de entregarte tú mismo al cielo para encontrarte con Dios? Sin la venida de Dios, ¿te puedes llevar tú mismo al cielo para gozar de la felicidad familiar con Dios? ¿Todavía sigues soñando? Sugiero entonces que dejes de soñar y observes quién está obrando ahora, quién está llevando a cabo ahora la obra de salvar al hombre durante los últimos días. Si no lo haces, nunca obtendrás la verdad y nunca obtendrás la vida.
Extracto de ‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

Nota al pie:

a. Un pedazo de madera muerta: un modismo chino que significa “sin remedio”.

Para conocer más: Cómo entender la Biblia