Una gran mayoría cree que cuando regrese el Señor, llevará a los santos por el aire hasta Su encuentro. Y durante años conservan este deseo esperando ser llevados. Pero, ¿qué significa exactamente ser llevados? La gente no lo tiene claro. Este misterio no se desveló hasta que Dios Todopoderoso regresó. Dios Todopoderoso dice: “‘Ser arrebatado’ no es ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas imaginan. Esto es un tremendo error. Ser arrebatado se refiere a Mi predeterminación y Mi selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. […] Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Todas las que tengan participación en Mi casa en el futuro son personas que han sido arrebatadas delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y nadie lo puede refutar. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí”. (La Palabra manifestada en carne) La palabra de Dios Todopoderoso lo explica muy claro. “Ser arrebatado” no es ser transportado por el aire hasta las nubes donde encontraremos la presencia del Señor. Y aún menos ser llevados al cielo. Significa que cuando Dios venga a la tierra para hablar y obrar, el hombre, tras reconocer Su voz, estará preparado para seguirle y dedicarse a Su Obra en los últimos días. Este es el significado verdadero de ser llevado ante el trono de Dios. Sólo serán llevados los que reconozcan Su voz, descubran y acepten la verdad en las Palabras de Dios y aquellos que quieran regresar a Él. Todos los que sepan reconocer la voz de Dios, su verdad por las palabras de Dios y la acepten y por eso regresen a Él son las vírgenes prudentes, los “tesoros” que el Señor ha “robado” en el camino de vuelta hacia Su hogar, los que tienen buen entendimiento, son capaces de comprender y aceptar la verdad, y de reconocer la voz de Dios, son los que serán arrebatados de verdad, son los vencedores a que Dios perfeccionará durante el tiempo de que Dios desciende en secreto y obra silenciosamente en los últimos días.
Solo Cristo es la verdad, el camino y la vida. La Biblia no puede otorgar vida al hombre. Solo el Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, puede otorgar el camino de la vida al hombre. La venida de Dios Todopoderoso ha sacudido a todas las congregaciones y movimientos. ¿Es verdaderamente el mismo Dios que creó todas las cosas y gobierna sobre todas las cosas? ¿Es verdaderamente el Señor Jesús, que fue crucificado por los israelitas hace dos mil años?
Película evangélica "Revelar el misterio de la Biblia" Escena 1 - Al descubierto: ¿existen otras palabras u obras de Dios además de las de la Biblia?
Los pastores y ancianos del mundo religioso a menudo enseñan que no hay palabras ni obras de Dios aparte de la Biblia, por lo que ir más allá de la Biblia es herejía. ¿Resiste esta idea el escrutinio? ¿Concuerda con la realidad de la obra de Dios? La obra de redención hecha por el Señor Jesús en la Era de la Gracia simplemente no está registrada en el Antiguo Testamento y va más allá del Antiguo Testamento. Si ir más allá de la Biblia es herejía, ¿no estamos condenando también la obra del Señor? Entonces, ¿existen o no otras palabras u obras de Dios además de las de la Biblia? Este video te revelará la respuesta.
Si quiere conocer más, no dude en ver el vídeo destacado de la película: Película evangélica "Revelar el misterio de la Biblia" Escena 2
En la Era del Reino, Dios usa la palabra para iniciar una nueva era, para cambiar el método de Su obra y para realizar la obra de la era entera. Este es el principio por el cual Dios obra en la Era de la Palabra. Él se hizo carne para hablar desde diferentes perspectivas, permitiendo que el hombre pueda en verdad ver a Dios –quien es la Palabra manifestada en la carne–, Su sabiduría y Su maravilla. Este tipo de obra se realiza para lograr mejor los objetivos de conquistar al hombre, perfeccionar al hombre y eliminar al hombre. Este es el verdadero significado del uso de la palabra para obrar en la Era de la Palabra. A través de la palabra, el hombre llega a conocer la obra de Dios, el carácter de Dios, la esencia del hombre y aquello a lo que el hombre debe entrar. A través de la palabra, la obra que Dios quiere realizar en la Era de la Palabra fructifica en su totalidad. A través de la palabra, el hombre es revelado, eliminado y probado. El hombre ha visto la palabra, ha oído la palabra y ha tomado conciencia de la existencia de la palabra. Como resultado, cree en la existencia de Dios, en la omnipotencia y la sabiduría de Dios, así como en el amor de Dios por el hombre y Su deseo de salvarlo. Aunque la palabra “palabra” es simple y ordinaria, la palabra procedente de la boca del Dios encarnado sacude todo el universo; transforma el corazón, las nociones y el antiguo carácter del hombre, y la apariencia que el mundo entero solía tener. A través de las eras, sólo el Dios de la actualidad obra de esta manera, y sólo Él habla así y viene a salvar al hombre de ese modo. A partir de este momento, el hombre vive bajo la guía de la palabra, pastoreado y provisto por la palabra. La humanidad entera ha llegado a vivir en el mundo de la palabra, dentro de las maldiciones y bendiciones de la palabra de Dios, y aún más seres humanos han llegado a vivir bajo el juicio y el castigo de la palabra. Estas palabras y esta obra son todas en aras de la salvación del hombre, en aras del cumplimiento de la voluntad de Dios, y en aras del cambio del aspecto original del mundo de la antigua creación. Dios creó el mundo con la palabra, guía a los hombres de todo el universo con la palabra, y, una vez más, los conquista y los salva con la palabra. Al final, Él utilizará la palabra para llevar a la totalidad del mundo antiguo a su fin. Sólo entonces el plan de gestión está totalmente completo. A lo largo de la Era del Reino, Dios usa la palabra para llevar a cabo Su obra y lograr los resultados de la misma; no realiza maravillas ni hace milagros; simplemente lleva a cabo Su obra a través de la palabra. A causa de la palabra, el hombre es nutrido y provisto; a causa de la palabra, el hombre adquiere el conocimiento y la experiencia verdadera. En la Era de la Palabra el hombre verdaderamente ha recibido bendiciones excepcionales. El hombre no sufre ningún dolor físico y simplemente disfruta de la abundante provisión de la palabra de Dios; sin necesidad de que busque o viaje, en medio de su comodidad, ve la aparición de Dios, lo escucha hablar con Su propia boca, recibe Su provisión y lo ve personalmente realizando Su obra. En épocas pasadas, los hombres no podían disfrutar de tales cosas, y estas son bendiciones que nunca podían recibir.
Dios está decidido a hacer completo al hombre. Cualquiera que sea la perspectiva desde la que hable, todo lo hace en aras de perfeccionar a estas personas. Las palabras pronunciadas desde la perspectiva del Espíritu son difíciles de entender para el hombre, y el hombre es incapaz de encontrar un camino para la práctica, ya que su capacidad de entendimiento es limitada. La obra de Dios logra efectos diferentes, y Él tiene un propósito con cada paso de la obra que da. Además, resulta imperativo que Él hable desde diferentes perspectivas pues sólo haciéndolo puede perfeccionar al hombre. Si sólo emitiera Su voz desde la perspectiva del Espíritu, no habría forma de que esta etapa de la obra de Dios se completara. Por el tono de Su voz, puedes apreciar que Él está decidido a hacer completo a este grupo de personas. ¿Cuál sería el primer paso que deben tomar todos los que desean ser perfeccionados por Dios? Lo primero es que debes llegar a conocer la obra de Dios. Actualmente se han integrado nuevos métodos a la obra de Dios y se ha pasado de una era a la otra; también ha cambiado la forma en la que Dios obra al igual que la forma en que Dios habla. En la actualidad, no sólo ha cambiado el método de Su obra; también lo ha hecho la era. Estamos en la Era del Reino, un anticipo de la Era del Reino Milenario –que es también la Era de la Palabra—, es decir, una era en la que Dios usa muchas formas de hablar para perfeccionar al hombre y habla desde diversas perspectivas para proveerlo. Tan pronto como el tiempo pase a la Era del Reino Milenario, Dios comenzará a usar la palabra para hacer al hombre perfecto, permitiendo al hombre entrar en la realidad de la vida y guiándolo hacia el camino correcto. El hombre ha experimentado muchos pasos de Su obra y ha visto que la obra de Dios no permanece inmutable. Más bien, evoluciona y se profundiza sin cesar. Después de una experiencia tan extensa, la obra ha dado giros repetidamente y ha cambiado una y otra vez; pero, sin importar cuánto cambie, nunca se desvía del objetivo de Dios de obrar al hombre. Aunque pase por diez mil cambios, nunca se aleja de su propósito original y nunca se aparta de la verdad o la vida. Los cambios en el método por los cuales se realiza la obra no son más que un cambio en el formato de la obra y en la perspectiva del discurso, pero no es un cambio en el objetivo central de Su obra. Los cambios en el tono de la voz y los métodos de obra se hacen para lograr un efecto. Un cambio en el tono de voz no significa un cambio en el propósito o el principio que está detrás de la obra. Al creer en Dios, el principal objetivo del hombre consiste en buscar la vida. Si crees en Dios mas no buscas la vida o no vas tras la verdad o el conocimiento de Dios, ¡entonces esto no es creer en Dios! ¿Es realista que todavía busques entrar en el reino para ser rey? Lograr el verdadero amor por Dios a través de la búsqueda de la vida, sólo esto es la realidad; la búsqueda y la práctica de la verdad son todas realidad. Experimenta las palabras de Dios mientras las lees; de esta manera, captarás el conocimiento de Dios por medio de la experiencia real. Esta es una forma genuina de búsqueda.
Esta es la Era del Reino. Si tu vida ha entrado en esta nueva era depende de si has entrado en la realidad de las palabras de Dios y de si Sus palabras se han convertido en tu fe, tu amor y la realidad de tu vida. La palabra de Dios se da a conocer a todos los hombres, para que, al final, todos vivan en el mundo de la palabra y la palabra de Dios esclarezca e ilumine a cada hombre desde su interior. Si durante este período de tiempo, eres apresurado y descuidado en la lectura de la palabra de Dios y no tienes ningún interés en Su palabra, eso demuestra que hay algo equivocado en tu condición. Si eres incapaz de entrar en la Era de la Palabra, entonces el Espíritu Santo no obra en ti; si has entrado en esta era, entonces Él llevará a cabo Su obra. ¿Qué puedes hacer en este momento, cuando esta Era de la Palabra comienza para poder ganar la obra del Espíritu Santo? En esta era, Dios manifestará esta realidad entre vosotros: que cada hombre viva la palabra de Dios, sea capaz de poner en práctica la verdad, y ame a Dios fervientemente; que todos los hombres usen la palabra de Dios como una base y como su realidad, y que tengan un corazón lleno de veneración hacia Dios, y que, a través de la práctica de la palabra de Dios, el hombre pueda entonces ejercer el poder real (como el de un rey) conjuntamente con Dios. Esta es la obra que Dios va a lograr. ¿Puedes continuar sin leer la palabra de Dios? En estos momentos hay muchos que sienten que no pueden pasar ni un día o dos sin leer la palabra de Dios. Ellos deben leer Su palabra todos los días, y si el tiempo no lo permite, les basta con escuchar Su palabra. Este es el sentimiento que el Espíritu Santo da al hombre y la manera en la que comienza a mover al hombre. Es decir, Él gobierna al hombre a través de palabras para que el hombre pueda entrar en la realidad de la palabra de Dios. Si después de tan solo un día de no comer y beber la palabra de Dios sientes oscuridad y sed, y te resulta inaceptable, esto es muestra de que has sido movido por el Espíritu Santo, y de que Él no se ha apartado de ti. Entonces, eres alguien que está dentro de esta corriente. Sin embargo, si después de uno o dos días sin comer y beber la palabra de Dios no sientes nada o no sientes sed y no te sientes movido, esto es muestra de que el Espíritu Santo se ha alejado de ti. Entonces esto significa que hay algo equivocado en tu estado interior; no has entrado en la Era de la Palabra y eres alguien que se ha quedado atrás. Dios usa la palabra para gobernar al hombre; te sientes bien si comes y bebes la palabra de Dios y, si no lo haces, no tendrás un camino a seguir. La palabra de Dios se convierte en el alimento del hombre y en la fuerza que lo impulsa. La Biblia dice que “el hombre no vivirá solo de pan, sino de cada palabra que salga de la boca de Dios”. Esta es la obra que Dios llevará a su término hoy. Él hará realidad esta verdad en vosotros. ¿Cómo es que en el pasado el hombre podía estar muchos días sin leer la palabra de Dios y seguir comiendo y trabajando como siempre? ¿Y por qué este no es el caso en el presente? En esta era, Dios usa primordialmente la palabra para gobernar a todos. A través de la palabra de Dios, el hombre es juzgado y perfeccionado, y, luego, finalmente, es llevado al reino. Sólo la palabra de Dios puede proveer la vida del hombre, y sólo la palabra de Dios puede dar luz al hombre y un camino para la práctica, especialmente en la Era del Reino. Mientras comas y bebas a diario Su palabra sin abandonar la realidad de la palabra de Dios, Dios podrá hacerte perfecto.
Uno no puede tener prisa para lograr el éxito en la búsqueda de la vida; el crecimiento en la vida no ocurre en sólo uno o dos días. La obra de Dios es normal y práctica, y necesariamente pasa por un proceso. Al Jesús encarnado le tomó treinta y tres años y medio completar Su obra de crucifixión: ¡con mayor razón ocurre así con la purificación del hombre y la transformación de su vida! Se trata de una obra de la mayor dificultad. Asimismo, no es tarea fácil hacer que un hombre normal que manifieste a Dios. Esto es particularmente cierto para las personas que nacen en la nación del gran dragón rojo, que son de bajo calibre y necesitan un largo período con la palabra y la obra de Dios. Así que no te apures en ver resultados. Debes ser proactivo en comer y beber las palabras de Dios, y debes poner mayor esfuerzo en las palabras de Dios. Al terminar de leer Sus palabras, debes ser capaz de ponerlas en práctica realmente, creciendo en conocimiento, perspicacia, discernimiento y sabiduría en las palabras de Dios. Al hacerlo, cambiarás sin darte cuenta. Si eres capaz de tomar como tu principio el comer y beber la palabra de Dios, leer Su palabra, llegar a conocerla, experimentarla y practicarla, madurarás sin darte cuenta. Algunos dicen que no son capaces de poner la palabra de Dios en práctica incluso después de leerla. ¿Cuál es tu prisa? Cuando alcances cierta estatura, serás capaz de poner en práctica Su palabra. ¿Acaso diría un niño de cuatro o cinco años que él no es capaz de apoyar u honrar a sus padres? Deberías poder conocer cuál es tu estatura actual. Pon en práctica lo que puedas poner en práctica, y evita ser alguien que interrumpe la gestión de Dios. Simplemente come y bebe las palabras de Dios, y, de ahora en adelante, asume esto como tu principio. No te preocupes por ahora acerca de si Dios puede hacerte completo. No profundices todavía en eso. Simplemente come y bebe las palabras de Dios a medida que vienen a ti, y seguramente Dios podrá hacerte completo. Sin embargo, hay un principio por el cual debes comer y beber Su palabra. No lo hagas a ciegas. Más bien, por un lado, busca las palabras que debes llegar a conocer; es decir, aquellas relacionadas con la visión. Por otro, busca aquello que debes poner en práctica; esto es, aquello en lo que debes entrar. Un aspecto se refiere al conocimiento y el otro se refiere a entrar. Una vez que hayas comprendido ambos –es decir, cuando hayas comprendido lo que debes conocer y lo que debes practicar– sabrás cómo comer y beber la palabra de Dios.
De cara al futuro, hablar de la palabra de Dios es el principio por el cual debes hablar. Habitualmente, cuando os reunís debéis poder conversar sobre la palabra de Dios, tomando la palabra de Dios como el contenido de tus interacciones, hablando sobre lo que sabes acerca de la palabra de Dios, cómo pones en práctica Su palabra y cómo obra el Espíritu Santo. Todo lo que necesitas hacer es comunicar sobre la palabra de Dios y el Espíritu Santo te iluminará. Para que se manifieste un mundo de la palabra de Dios se requiere la colaboración del hombre. Si no te introduces en esto, Dios no tiene forma de obrar. Si mantienes la boca cerrada y no hablas sobre Su palabra, no hay forma de que Dios te ilumine. Cuandoquiera que no te encuentres ocupado, habla de la palabra de Dios ¡y no hables ociosamente! Deja que tu vida se llene con la palabra de Dios: sólo entonces eres un creyente devoto. Incluso si tu comunicar es superficial, está bien. Sin lo superficial, no habría profundidad. Hay un proceso que debe llevarse a cabo. Por medio de tu entrenamiento, comprendes la iluminación del Espíritu Santo sobre ti y cómo comer y beber la palabra de Dios eficazmente. Después de un período de investigación, entrarás en la realidad de la palabra de Dios. Sólo si tienes la determinación de cooperar podrás recibir la obra del Espíritu Santo.
Hay dos aspectos relacionados con el principio de comer y beber la palabra de Dios: uno se relaciona con el conocimiento y, el otro, con entrar. ¿Qué palabras deberías llegar a conocer? Deberías llegar a conocer las palabras relacionadas con la visión (por ejemplo, las relacionadas con en qué era ha entrado ahora la obra de Dios, qué es lo que Dios desea lograr ahora, qué es la encarnación, y así sucesivamente; todos ellos están relacionados con la visión). ¿Cuál es el camino en el que el hombre debería entrar? Esto se refiere a las palabras de Dios que el hombre debería practicar y en las que debería entrar. Esos son los dos aspectos relacionados con comer y beber la palabra de Dios. A partir de ahora, come y bebe la palabra de Dios de esta manera. Si tienes una clara comprensión de las palabras relacionadas con la visión, entonces no hay necesidad de que sigas leyendo todo el tiempo. De importancia primordial es comer y beber más las palabras relacionadas con entrar; por ejemplo, cómo dirigir tu corazón hacia Dios, cómo aquietar tu corazón en presencia de Dios y cómo renunciar a la carne. Eso es lo que deberías poner en práctica. Sin saber cómo comer y beber la palabra de Dios, la verdadera comunicación no es posible. Una vez que sepas cómo comer y beber Su palabra, y que hayas comprendido lo que es esencial, la comunión será libre. Cualesquiera sean los asuntos que se planteen, serás capaz de comunicar sobre ellos y captarás la realidad. El comunicar en torno a la palabra de Dios sin poseer la realidad, significa que eres incapaz de captar lo que es clave, y esto es señal de que no sabes cómo comer y beber Su palabra. Algunos pueden sentir cansancio al leer la palabra de Dios, lo cual no es un estado normal. Lo que es normal es que nunca te canses de leer la palabra de Dios, que siempre tengas sed de ella y siempre pienses que la palabra de Dios es buena. Así es como alguien que en verdad ha entrado, come y bebe la palabra de Dios. Cuando sientes que la palabra de Dios es extremadamente práctica y que es justamente en lo que el hombre debe entrar; cuando sientes que Su palabra es enormemente útil y beneficiosa para el hombre, y que ella es la que provee la vida del hombre, es el Espíritu Santo el que te brinda este sentimiento y es el Espíritu Santo el que te mueve. Esto demuestra que el Espíritu Santo está obrando en ti, y que Dios no se ha apartado de ti. Al ver que Dios siempre está hablando, algunas personas llegan a sentirse cansadas de Sus palabras y piensan que no tiene ninguna consecuencia leer o no Sus palabras. Ese no es un estado normal. No poseen un corazón que tenga sed de entrar en la realidad y tales hombres no tienen ni sed de ser perfeccionados ni le dan importancia a ello. Cada vez que te des cuenta de que no tienes sed de la palabra de Dios, es señal de que tu estado no es normal. En el pasado, el hecho de que Dios se apartase de ti lo determinaba si sentías paz interior y experimentabas gozo. Ahora la clave es si tienes sed de la palabra de Dios, si Su palabra es tu realidad, si eres fiel, y si eres capaz de hacer todo lo que puedas hacer por Dios. En otras palabras, el hombre es juzgado por la realidad de la palabra de Dios. Dios dirige Su palabra a toda la humanidad. Si estás dispuesto a leerla, Él te esclarecerá, pero si no es así, Él no lo hará. Dios esclarece a los que tienen hambre y sed de justicia, y a los que lo buscan. Algunos dicen que Dios no los esclareció incluso después de haber leído Su palabra. Pero ¿cómo leíste las palabras? Si lees Su palabra como un hombre a caballo mira las flores* y no le da importancia a la realidad, ¿cómo podría Dios esclarecerte? ¿Cómo puede alguien que no atesora la palabra de Dios ser perfeccionado por Él? Si no atesoras la palabra de Dios, entonces no poseerás la verdad ni la realidad. Si atesoras Su palabra, entonces serás capaz de practicar la verdad; sólo entonces poseerás la realidad. Por esta razón tienes que comer y beber la palabra de Dios en todo momento, ya sea que estés ocupado o no, ya sea que las circunstancias sean adversas o no, y ya sea que estés siendo probado o no. En resumidas cuentas, la palabra de Dios es el fundamento de la existencia del hombre. Nadie puede alejarse de Su palabra pero sí debe comer de Su palabra como si fueran las tres comidas del día. ¿Puede ser un asunto sencillo el ser perfeccionado y ganado por Dios? Bien sea que comprendas o no en el presente y que tengas o no un entendimiento claro de la obra de Dios, debes comer y beber la palabra de Dios tanto como te sea posible. Esto es entrar de una manera proactiva. Después de leer la palabra de Dios, apresúrate a poner en práctica aquello en lo que puedas entrar, dejando a un lado momentáneamente lo que no. Puede haber mucho de la palabra de Dios que no entiendas al principio, pero después de dos o tres meses, e, incluso, quizá después de un año, lo harás. ¿Cómo puede ser esto? Se debe a que Dios no puede hacer completo al hombre en un día o dos. La mayoría de las veces, cuando lees Su palabra, puede que no la entiendas de inmediato. En ese momento, puede parecerte que no es más que simple texto y sólo después de pasar por un período de experiencia podrás entenderla. Como Dios ha hablado mucho debes hacer el máximo esfuerzo por comer y beber Su palabra y, luego, sin darte cuenta, llegarás a entender, y el Espíritu Santo te esclarecerá sin que lo notes. Cuando el Espíritu Santo esclarece al hombre, a menudo sucede sin que el hombre se dé cuenta de ello. Él te esclarece y te guía cuando tienes sed y buscas. El principio a través del cual obra el Espíritu Santo se centra en la palabra de Dios, de la cual comes y bebes. Todos aquellos que no dan ninguna importancia a la palabra de Dios y siempre tienen otra actitud hacia Su palabra, pensando, en su ofuscación, que es cuestión de indiferencia si leen o no Su palabra, son los que no poseen la realidad. Ni la obra del Espíritu Santo ni Su esclarecimiento pueden ser percibidos en ellos. Tales personas simplemente van por la vida sin hacer esfuerzo, y son impostores sin verdaderas aptitudes, como el señor Nanguo, de la parábola.[a]
Si no tienes la palabra de Dios como tu realidad, no tienes estatura real. Cuando llegue el momento de ser probado, con certeza caerás, y entonces tu verdadera estatura se mostrará. Pero, en los tiempos de prueba, aquellos que regularmente buscan entrar en la realidad llegarán a entender el propósito de la obra de Dios. Aquel que posee conciencia y tiene sed de Dios debe tomar acciones prácticas para retribuir a Dios por Su amor. Los que no poseen realidad no pueden mantenerse firmes ni siquiera frente a las cosas más triviales. Simplemente existe una diferencia entre los que tienen una estatura real y los que carecen de ella. ¿Por qué es que, aunque ambos comen y beben por igual la palabra de Dios, algunos son capaces de mantenerse firmes durante una prueba, mientras que otros huyen de ella? La diferencia obvia es que algunos carecen de estatura real; no tienen la palabra de Dios que les sirva como su realidad y Su palabra no ha echado raíces dentro de ellos. Tan pronto como son sometidos a una prueba, se quedan sin un camino que seguir. ¿Por qué, entonces, pueden otros mantenerse firmes en este sentido? Esto se debe a que tienen una gran visión o la palabra de Dios se ha convertido en su experiencia interior y sus conocimientos prácticos se han convertido en el fundamento de su existencia. De esta forma, son capaces de mantenerse firmes durante las pruebas. Esto es verdadera estatura y esto es también la vida. Algunos también pueden leer la palabra de Dios, pero no la ponen en práctica ni la toman en serio. Los que no son serios no le dan importancia a la práctica. Los que no tienen la palabra de Dios que les sirva como su realidad son los que no tienen estatura real. Tales personas no pueden mantenerse firmes en las pruebas.
Tan pronto como la palabra de Dios se pronuncie, debes recibirla de inmediato y comer y beber de ella. No importa qué tanto entiendas, el punto de vista al que debes aferrarte es a comer y beber, conocer y practicar Su palabra. Esto es algo que debes hacer. No te preocupes sobre cuán grande puede llegar a ser tu estatura; simplemente céntrate en comer y beber de Su palabra. Esto es aquello con lo que el hombre debe cooperar. Tu vida espiritual consiste, principalmente, en entrar en la realidad de comer y beber las palabras de Dios y ponerlas en práctica. Lo demás no es tu asunto. Los líderes de la iglesia deben ser capaces de guiar a todos los hermanos y hermanas para que sepan cómo comer y beber las palabras de Dios. Esta es la responsabilidad de todos los líderes de la iglesia. Ya sean jóvenes o viejos, todos deben considerar que comer y beber las palabras de Dios es importante y mantener Sus palabras en su corazón. Entrar en esta realidad significa entrar en la Era del Reino. Hoy en día, la mayoría de las personas sienten que no pueden vivir sin comer y beber la palabra de Dios, y sea cual sea el momento, sienten que Su palabra es nueva. Esto significa que el hombre está comenzando a ubicarse en la senda correcta. Dios usa la palabra para llevar a cabo Su obra y proveer al hombre. Cuando todos anhelen la palabra de Dios y tengan sed de ella, la humanidad entrará en el mundo de Su palabra.
Dios ha hablado mucho. ¿Cuánto conocimiento tienes de ello? ¿Qué tanto has entrado? Si un líder de la iglesia no ha guiado a los hermanos y hermanas a la realidad de la palabra de Dios, ¡entonces habrá sido negligente en su deber y no habrá cumplido con sus responsabilidades! Cualquiera que sea la profundidad de tu comer y beber, o el grado en el que puedas comprender, debes saber cómo comer y beber Su palabra; debes tratar Su palabra con la debida importancia y comprender la importancia y necesidad que tiene comer y beber de ella. Como Dios ha hablado tanto, si no comes y bebes Su palabra, ni buscas o pones en práctica Su palabra, no se puede considerar que crees en Dios. Puesto que tú crees en Dios, debes comer y beber Su palabra, experimentar Su palabra, y vivir Su palabra. ¡Sólo esto puede llamarse creer en Dios! Si dices con la boca que crees en Dios, mas no eres capaz de poner en práctica ninguna de Sus palabras o producir algún tipo de realidad, a esto no se le llama creer en Dios. Esto es “buscar pan para saciar el hambre”. Hablar únicamente de testimonios triviales, cosas inútiles y cuestiones superficiales, sin tener ni siquiera un mínimo de realidad, esto no es creer en Dios, y tú simplemente no has captado la manera correcta de creer en Dios. ¿Por qué debes comer y beber las palabras de Dios tanto como te sea posible? Si no comes ni bebes de Sus palabras y sólo buscas ascender al cielo, ¿es eso creer en Dios? ¿Cuál es el primer paso que debe dar el que cree en Dios? ¿A través de qué camino Dios perfecciona al hombre? ¿Puedes ser perfeccionado sin comer ni beber la palabra de Dios? ¿Puedes ser considerado una persona del reino sin que la palabra de Dios sirva como tu realidad? ¿Qué significa exactamente creer en Dios? Los creyentes en Dios deberían al menos tener un buen comportamiento en lo externo; lo más importante de todo es poseer la palabra de Dios. No importa lo que suceda, nunca puedes darle la espalda a Su palabra. Conocer a Dios y cumplir Su voluntad se logran a través de Su palabra. En el futuro, cada nación, denominación, religión y sector será conquistado a través de la palabra. Dios hablará directamente, y toda la gente sostendrá la palabra de Dios en sus manos; por medio de esto la humanidad será perfeccionada. Por dentro y por fuera, la palabra de Dios lo impregna todo: la humanidad hablará de la palabra de Dios con la boca, practicará de acuerdo con la palabra de Dios y mantendrá la palabra de Dios en su interior, permaneciendo impregnada de la palabra de Dios tanto por dentro como por fuera. Así será perfeccionada la humanidad. Aquellos que cumplen la voluntad de Dios y son capaces de dar testimonio de Él, son los que tienen la palabra de Dios como realidad.
Entrar en la Era de la Palabra –es decir, en la Era del Reino Milenario– es la obra que se está completando actualmente. A partir de ahora, practicad conversar sobre la palabra de Dios. Sólo a través de comer y beber Su palabra, y de experimentarla, podrás vivir la palabra de Dios de forma natural. Debes producir cierta experiencia práctica para poder convencer a otros. Si no puedes vivir la realidad de la palabra de Dios, ¡nadie será persuadido! Todos los que son usados por Dios son personas con la realidad de experimentar la palabra de Dios. Si no puedes producir esta realidad, esto sería señal de que el Espíritu Santo no ha obrado dentro de ti, y que no has sido perfeccionado. Esta es la importancia de la palabra de Dios. ¿Tienes un corazón sediento de la palabra de Dios? Los que tienen sed de la palabra de Dios están sedientos de la verdad, y sólo tales hombres son bendecidos por Dios. En el futuro, hay muchas más palabras que Dios dirá a todas las religiones y todas las denominaciones. Él primero habla y emite Su voz en medio de vosotros para haceros completos antes de seguir adelante para hablar y expresar Su voz entre los gentiles para conquistarlos. A través de la palabra, todos serán sincera y totalmente convencidos. A través de la palabra de Dios y Sus revelaciones, el carácter corrupto del hombre disminuye, él tiene la apariencia de un hombre y el carácter rebelde del hombre también disminuye. La palabra obra con autoridad sobre el hombre y conquista al hombre dentro de la luz de Dios. La obra que Dios llevará a cabo en la era actual, así como los momentos decisivos de Su obra, todo ello puede encontrarse dentro de Su palabra. Si no lees Su palabra, no entenderás nada. Por medio de que comas y bebas de Su palabra, y a través de tu comunicación con los hermanos y hermanas, al igual que por medio de tu experiencia real, tu conocimiento de la palabra de Dios se ampliará. Sólo así podrás vivirla verdaderamente en la realidad.
Querido hermano y hermana:A pesar de los innumerables mares y montañas que nos separan, somos un solo pueblo, sin fronteras entre nosotros, con diferentes colores de piel y diferentes lenguas. Estoy feliz de conocer hermanos y hermanas de todo el mundo y que podamos ser amigos. Y gracias a hermanos y hermanas por gustar, comentar y compartir mi post. "El amor de Dios nos une" es mi canción favorita, la comparta para todos, espero que les guste.
Música cristiana | Alabanza y adoración "El amor de Dios nos une"
A pesar de los innumerables mares y montañas que nos separan,
somos un solo pueblo, sin fronteras entre nosotros,
con diferentes colores de piel y diferentes lenguas.
¿Cómo se aparecerá el Señor al hombre cuando Él regrese?
La Biblia dice: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). Después de la resurrección del Señor Jesús, Él ascendió al cielo en una nube, así, muchos de los que creen en el Señor piensan que cuando Él vuelva, también vendrá sobre una nube blanca. Por lo tanto, durante 2000 años, muchos creyentes han estado esperando desesperadamente que en un día inesperado Él descienda sobre una nube para arrebatarlos al reino celestial. Pero, al estudiar la Biblia, podemos ver que las profecías bíblicas de la venida del Señor también mencionan “He aquí, vengo como ladrón. […]” (Apocalipsis 16:15). “Y á la media noche fué oído un clamor: He aquí, el esposo viene; salid á recibirle” (Mateo 25:6). Si Su descenso público es la única manera en que regresa el Señor, ¿ cómo se cumplirá la profecía sobre Su descenso secreto “como ladrón”? Y si todo los ojos lo ven, ¿aún es necesario que el hombre clame “He aquí, el esposo viene; salid á recibirle”? Las palabras del Señor son leales, creemos firmemente que todas profecías del regreso del Señor se cumplirán. Entonces, ¿cómo se nos aparecerá Él cuando venga?
Dios Todopoderoso dice: “Desde que Jesús partió, los discípulos que lo siguieron, y todos los santos que fueron salvos gracias a Su nombre, lo han estado añorando y esperando desesperadamente. Todos aquellos que fueron salvos por la gracia de Jesucristo durante la Era de la Gracia han estado anhelando ese día gozoso durante los últimos días, cuando Jesús el Salvador llegue sobre una nube blanca y aparezca entre los hombres. Por supuesto, este también es el deseo colectivo de todos aquellos que aceptan el nombre de Jesús el Salvador hoy. En todo el universo, todos aquellos que saben de la salvación de Jesús el Salvador han estado anhelando desesperadamente la llegada repentina de Jesucristo para cumplir Sus palabras cuando estuvo en la tierra: ‘Llegaré tal como partí’. El hombre cree que después de la crucifixión y la resurrección Jesús volvió al cielo sobre una nube blanca y tomó Su lugar a la diestra del Altísimo. De forma parecida, el hombre concibe que Jesús descenderá de nuevo sobre una nube blanca (esta nube se refiere a la nube sobre la que Jesús cabalgó cuando regresó al cielo) entre aquellos que lo han anhelado desesperadamente durante miles de años, y que Él llevará la imagen y las vestimentas de los judíos. Después de aparecer al hombre, Él le concederá comida y hará que el agua viva brote para él y vivirá en medio de él, lleno de gracia y amor, vivo y real. Y así sucesivamente. Sin embargo, Jesús el Salvador no hizo esto; Él hizo lo contrario de lo que el hombre concibió. No llegó entre los que habían anhelado Su regreso ni se les apareció a todos los hombres mientras cabalgaba sobre la nube blanca. Él ya ha llegado, pero el hombre no lo conoce y permanece ignorante de Su llegada. El hombre solamente está esperándolo sin propósito, sin darse cuenta de que Él ya ha descendido sobre una ‘nube blanca’ (la nube que es Su Espíritu, Sus palabras, todo Su carácter y todo lo que Él es) y está ahora entre un grupo de vencedores que Él formará durante los últimos días”.
De “La Palabra manifestada en carne”
Some Scriptures taken from www.LBLA.com. Copyright by The Lockman Foundation
Ahora, los últimos días ya han llegado, los cristianos están anhelando que llegue pronto el Señor, y ser arrebatadas al reino de los cielos. Muchos pastores y ancianos religiosos afirman que el Señor regresará viniendo en las nubes, por eso muchos cristianos miran al cielo esperando que el Señor descienda en una nube. Pero dijo el Señor: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo (Apocalipsis 3:20). ¿Cómo se cumplirán estas profecías sobre la venida del Señor? ¿Cómo tocará el Señor la puerta a los cristianos? ¿Qué misterio secreto hay sobre que el Señor descienda en una nube? Cuando vi la película "El anhelo", entendí, y también, ¿qué es ser arrebatada al reino de los cielos? ¿el reino de los cielos estará en el suelo o en el cielo? ¿cómo deberían las personas recibir el regreso del Señor? etc, estas preguntas, también he tenido respuestas. Por favor vea "El anhelo"
Dios Todopoderoso dice:“Por varios miles de años el hombre ha anhelado poder ser testigo de la llegada del Salvador. El hombre ha anhelado contemplar a Jesús el Salvador sobre una nube blanca mientras desciende, en persona, entre aquellos que lo han añorado y anhelado durante miles de años. El hombre ha deseado que el Salvador regrese y se reúna con el pueblo, es decir, que Jesús el Salvador vuelva al pueblo de quien ha estado separado durante miles de años. Y el hombre espera que Él lleve a cabo una vez más la obra de redención que Él hizo entre los judíos, que sea compasivo y amoroso con los hombres, que perdone sus pecados, que los lleve e incluso que lleve todas las transgresiones del hombre y lo libre del pecado. Anhela que Jesús el Salvador sea el mismo que antes, un Salvador que sea adorable, afable y venerable, que nunca esté airado con el hombre ni le haga reproches, que este Salvador perdone y lleve todos los pecados del hombre e incluso muera en la cruz una vez más por él. Desde que Jesús partió, los discípulos que lo siguieron, y todos los santos que fueron salvos gracias a Su nombre, lo han estado añorando y esperando desesperadamente. Todos aquellos que fueron salvos por la gracia de Jesucristo durante la Era de la Gracia han estado anhelando ese día gozoso durante los últimos días, cuando Jesús el Salvador llegue sobre una nube blanca y aparezca entre los hombres. Por supuesto, este también es el deseo colectivo de todos aquellos que aceptan el nombre de Jesús el Salvador hoy. En todo el universo, todos aquellos que saben de la salvación de Jesús el Salvador han estado anhelando desesperadamente la llegada repentina de Jesucristo para cumplir Sus palabras cuando estuvo en la tierra: “Llegaré tal como partí”. El hombre cree que después de la crucifixión y la resurrección Jesús volvió al cielo sobre una nube blanca y tomó Su lugar a la diestra del Altísimo. De forma parecida, el hombre concibe que Jesús descenderá de nuevo sobre una nube blanca (esta nube se refiere a la nube sobre la que Jesús cabalgó cuando regresó al cielo) entre aquellos que lo han anhelado desesperadamente durante miles de años, y que Él llevará la imagen y las vestimentas de los judíos. Después de aparecer al hombre, Él le concederá comida y hará que el agua viva brote para él y vivirá en medio de él, lleno de gracia y amor, vivo y real. Y así sucesivamente. Sin embargo, Jesús el Salvador no hizo esto; Él hizo lo contrario de lo que el hombre concibió. No llegó entre los que habían anhelado Su regreso ni se les apareció a todos los hombres mientras cabalgaba sobre la nube blanca. Él ya ha llegado, pero el hombre no lo conoce y permanece ignorante de Él. El hombre solamente está esperándolo sin propósito, sin darse cuenta de que Él ya ha descendido sobre una “nube blanca” (la nube que es Su Espíritu, Sus palabras, todo Su carácter y todo lo que Él es) y está ahora entre un grupo de vencedores que Él formará durante los últimos días. El hombre no sabe esto: aunque el santo Salvador Jesús está lleno de afecto y amor hacia el hombre, ¿cómo podía obrar en “templos” habitados por la inmundicia y los espíritus inmundos? Aunque el hombre ha estado esperando Su llegada, ¿cómo podría Él aparecer a aquellos que comen la carne de los injustos, que beben la sangre de los injustos, que visten las ropas de los injustos, que creen en Él, pero que no lo conocen y que constantemente lo chantajean? El hombre sólo sabe que Jesús el Salvador está lleno de amor y compasión y que es la ofrenda por el pecado llena de redención. Pero el hombre no tiene idea de que Él también es Dios mismo, que rebosa de justicia, majestad, ira y juicio, que posee autoridad y está lleno de dignidad. Así pues, aunque el hombre ansiosamente anhela y ansía el regreso del Redentor, y hasta el cielo es conmovido por las oraciones del hombre, Jesús el Salvador no aparece a quienes creen en Él, pero que no lo conocen. ”
| Por desempeñar mi deber, se me concedió la enorme salvación de Dios
Hong Wei, Pekín
El 21 de julio de 2012, empezó a caer una lluvia torrencial. Ese día resulta que tenía un deber que cumplir, así que, tras terminar nuestra reunión y al ver que la lluvia se había suavizado un poco, me fui rápido a casa en mi bicicleta. Sólo cuando llegué a la autopista descubrí que el agua estaba cayendo de la montaña como una cascada, y la carretera estaba tan cubierta de la misma que su superficie ya no se podía ver con claridad. Esta visión me hizo sentir algo de miedo, por lo que en mi corazón clamé con persistencia: “¡Dios! Te imploro que aumentes mi fe y valentía. Justo ahora es un momento en el que Tú quieres que yo dé testimonio. Si permites que el agua me arrastre, esto también entraña Tus buenas intenciones. Estoy dispuesto a someterme a Tu orquestación y a Tus arreglos”. Después de orar así, me calmé; ya no sentía tanto miedo, y afronté la tormenta de frente continuamente a todo el camino a casa. ¿Quién podría haber sabido que había un peligro incluso mayor esperándome? En el camino a mi casa había una cuesta muy empinada. A causa del asfalto recién echado y del agua de lluvia que caía por la cuesta, cuando yo descendía, los frenos delanteros de la bicicleta no funcionaron. Al pie de esta cuesta había una carretera secundaria que daba a la Carretera Nacional 108 y, delante de la misma, había un grupo de árboles. Más allá se encontraba la corriente principal del río; de no ser capaz de reducir mi velocidad, no tendría otra elección que estrellarme contra esos árboles, y era incluso posible que cayera en el río. Las consecuencias de ello… Pensé para mí mismo: “¡Estoy acabado!”. Justo mientras estaba pensando esto, alguna fuerza de alguna parte me hizo bajar de la bicicleta. La inercia de esta me arrastró con ella, y no se detuvo hasta que llegó a la intersección al pie de la cuesta. En ese mismo instante pasaron dos coches, uno al lado del otro, justo delante de mí. ¡Faltó muy poco! Por suerte, justo en medio de esta crisis, Dios me había salvado.
Después de llegar a casa, la lluvia empezó a caer con más violencia aún y, en un abrir y cerrar de ojos, el agua había llegado al séptimo de los escalones delanteros de nuestra casa. Por entonces, también se habían caído algunas líneas de electricidad, que rompieron los paneles solares de nuestro vecino. Nunca había visto una inundación así, que crecía todo el tiempo. En el momento en que me había cambiado la ropa empapada y había vuelto al patio para echar un vistazo, el agua había subido hasta el decimotercer escalón y estaba a punto de entrar en el mismo. Cerré rápidamente la puerta delantera y empecé a reunir el reproductor de mp4 que uso para escuchar himnos y sermones, así como mi colección de libros de las declaraciones de Dios. Mi esposa, que también es creyente, también reunió sus libros, y nos estábamos preparando para subir a la montaña en cualquier momento. Justo entonces pensamos de repente: “Podemos llevarnos nuestros propios libros, pero muchos de los libros de la iglesia siguen aquí en la casa; ¿cómo podemos llevarlos?”. Apresuradamente, nos arrodillamos ante Dios y oramos: “¡Dios! Podemos llevarnos nuestros propios libros, pero sigue habiendo demasiados libros de la iglesia apilados aquí para que nos los llevemos. No queremos que las propiedades de la iglesia se deterioren. Dios, por favor, cuídalos y protégelos. No tenemos forma de hacerlo. Sin embargo, estamos dispuestos a confiar en Ti y a someternos a Tu orquestación”. Después de orar, aún vi otro acto de Dios. Originalmente, las aguas se precipitaban hacia nosotros con una fuerza tremendamente destructiva, pero cuando pasaron por nuestra casa, se ralentizaron repentinamente y la corriente aminoró; incluso se frenó hasta convertirse en un simple chorrito de agua. Debido a esto, los libros de la iglesia no se dañaron en absoluto. Esa noche, los vecinos de delante y detrás de nosotros se fueron todos porque el agua había entrado en su patio, pero bajo el ojo vigilante de Dios, nosotros permanecimos protegidos y disfrutamos de una noche apacible.
En medio de esta experiencia, presencié maravillosos actos de Dios con mis propios ojos. Dado que me salvé gracias a la protección de Dios, no puedo carecer de conciencia, le debo pagar la deuda de amor. Debo difundir más el evangelio y dar testimonio de Él para que más personas puedan venir ante Dios Todopoderoso tan pronto como sea posible. Nuestra rebelión ha provocado la ira de Dios, y ha causado que toda clase de desastres nos sobrevengan una y otra vez; estos son Sus recordatorios y advertencias para nosotros. Valoremos esta oportunidad final dada por Dios para cumplir con nuestros deberes, y satisfagámosle y consolemos Su corazón. Al mismo tiempo, en el proceso de cumplir con nuestros deberes, alcancemos el conocimiento de Dios y presenciemos Sus actos hasta un grado incluso mayor.
Palabra de vida eterna | La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo (I) Parte 4
Dios convierte el arco iris en símbolo de Su pacto con el hombre
Dios Todopoderoso dice:“(Génesis 9:11-13) Yo haré Mi pacto con vosotros, ninguna carne será cortada nunca más por las aguas de una inundación; ni habrá una inundación nunca más que destruya la tierra. Y Dios dijo: Este es el signo del pacto que hago entre Yo y vosotros y cada criatura viviente que esté con vosotros, por generaciones perpetuas. Pongo Mi arcoíris en las nubes, y ese será el signo de un pacto entre Yo y la tierra.
Seguidamente, echemos un vistazo a esta parte de las escrituras sobre cómo hizo Dios el arco iris como símbolo de Su pacto con el hombre.
La mayoría de las personas sabe lo que es un arco iris y ha oído algunas historias relacionadas con él. En cuanto a la historia del arco iris en la Biblia, algunos la creen, algunos la consideran una leyenda, mientras otros no la creen en absoluto. En cualquier caso, todo lo que ocurrió en relación al arco iris son todas las cosas que Dios hizo una vez, y cosas que tuvieron lugar durante el proceso de la gestión del hombre por parte de Dios. Estas cosas se han recogido con exactitud en la Biblia. Estos relatos no nos dicen cuál era el estado de ánimo de Dios en ese momento ni los propósitos subyacentes a estas palabras que Él pronunció. Además, nadie puede apreciar lo que Dios estaba sintiendo cuando las dijo. Sin embargo, el estado anímico de Dios en relación a todo esto se revela entre las líneas del texto. Es como si Sus pensamientos en ese momento saltasen de la página a través de cada palabra y frase de la palabra de Dios.
Los pensamientos de Dios son aquello de lo que deberían preocuparse las personas y lo que deberían intentar llegar a conocer más. Esto se debe a que están estrechamente relacionados con el entendimiento que el hombre tiene de Dios, que es un vínculo indispensable para la entrada del hombre en la vida. ¿Así pues, qué estaba pensando Dios en el momento en que estaban aconteciendo estas cosas?
Originalmente, Dios creó una humanidad que a Sus ojos era muy buena y cercana a Él, pero fue destruida por el diluvio tras rebelarse contra Él. ¿Le dolió a Dios que esa humanidad desapareciese así al instante? ¡Por supuesto que sí! ¿Cuál fue la expresión de este dolor? ¿Cómo se registró en la Biblia? Se registra así: “Yo haré Mi pacto con vosotros, ninguna carne será cortada nunca más por las aguas de una inundación; ni habrá una inundación nunca más que destruya la tierra”. Esta simple frase revela los pensamientos de Dios. Esta destrucción del mundo le dolió mucho. En palabras del hombre, Él estaba muy triste. Podemos imaginar: ¿qué aspecto tenía la tierra, una vez llena de vida, tras ser destruida por el diluvio? ¿Qué aspecto tenía ahora esa tierra que una vez estuvo llena de seres humanos? Ninguna morada humana, ninguna criatura viviente, agua por todas partes y un caos absoluto sobre la superficie del agua. ¿Era aquella escena el propósito original de Dios cuando creó el mundo? ¡Por supuesto que no! El propósito original de Dios era ver vida por toda la tierra, ver los seres humanos que creó adorándole, no sólo que fuese Noé el único en adorarle o el único que respondería a Su llamado para completar lo que había encargado. Cuando la humanidad desapareció, Dios no vio lo que había pretendido originalmente, sino todo lo contrario. ¿Cómo no iba estar dolido Su corazón? Así pues, cuando estaba revelando Su carácter y expresando Sus emociones, Dios tomó una decisión. ¿Qué tipo de decisión tomó? Hacer un arco en las nubes (nota: el arco iris que vemos) como pacto con el hombre, una promesa de que Dios no destruiría de nuevo a la humanidad con un diluvio. Al mismo tiempo, también fue para decirles a las personas que Él había destruido una vez al mundo con un diluvio, para que la humanidad recordase siempre por qué hizo Dios tal cosa.
¿Fue la destrucción del mundo esta vez algo que Dios quiso? Definitivamente no fue algo que Él quisiese. Podríamos ser capaces de imaginar una pequeña parte de la visión deplorable de la tierra tras la destrucción del mundo, pero no podemos acercarnos a imaginar cómo fue la escena a ojos de Dios. Podemos decir que, tanto en el caso de las personas de ahora como en el de las de entonces, nadie puede imaginar o apreciar lo que Dios estaba sintiendo cuando vio esa escena, esa imagen del mundo tras su destrucción por el diluvio. Dios se vio obligado a hacer esto debido a la desobediencia del hombre, pero el dolor que sufrió Su corazón por esta destrucción del mundo a través del diluvio es una realidad que nadie puede comprender ni apreciar. Por ello Dios hizo un pacto con la humanidad, que debía decirles a las personas que recordaran que Dios hizo una vez algo así, y jurarles que Dios no destruiría nunca más al mundo de ese modo. En este pacto vemos el corazón de Dios, vemos que sufría cuando destruyó a la humanidad. En el lenguaje del hombre, cuando Él la destruyó y la vio desaparecer, Su corazón lloraba y sangraba. ¿No es esta la mejor manera en que podemos describirlo? Los seres humanos usan estas palabras para ilustrar las emociones humanas, pero como el lenguaje del hombre es demasiado deficiente, emplearlas para describir los sentimientos y emociones de Dios no me parece tan malo ni tampoco es tan excesivo. Al menos os proporciona un entendimiento muy gráfico, muy acertado, del estado de ánimo de Dios en aquel momento. ¿Qué pensaréis ahora cuando veáis de nuevo un arco iris? Al menos recordaréis que Dios se sintió una vez apenado por destruir el mundo con el diluvio. Recordaréis que, aunque Dios aborreció a este mundo y despreció a esta humanidad, cuando destruyó a los seres humanos que creó con Sus propias manos, Su corazón sufría y luchaba por dejarlo ir, sintiéndose renuente y resultándole difícil de soportar. Halló Su único alivio en la familia de ocho miembros de Noé. La colaboración de este hizo que Sus concienzudos esfuerzos para crear todas las cosas merecieran la pena. En un momento en que Dios estaba sufriendo, esto fue lo único que podía compensar Su dolor. Desde ese momento, Dios depositó todas las expectativas que tenía en la humanidad sobre la familia de Noé, esperando que esta pudiese vivir bajo Sus bendiciones y no bajo Su maldición, esperando que nunca volviesen a ver cómo Dios destruía el mundo mediante un diluvio, y esperando también que no fuesen destruidos.
¿Qué parte del carácter de Dios deberíamos percibir aquí? Dios había despreciado al hombre, porque el hombre estaba en enemistad con Él; pero en Su corazón, Su cuidado, preocupación y misericordia por la humanidad permanecían inmutables. Incluso cuando destruyó a la humanidad, Su corazón permaneció inmutable. Cuando esta estaba llena de corrupción y hasta cierto punto le desobedeció a Dios, Él tuvo que destruirla por Su carácter y Su esencia, y de acuerdo con Sus principios. Pero por Su esencia, Dios siguió compadeciéndose de ella, y hasta quiso usar diversas formas para redimirla, a fin de que continuase viviendo. En su lugar, el hombre se opuso a Dios, siguió desobedeciéndole y se negó a aceptar Su salvación, es decir, se negó a aceptar Sus buenas intenciones. No importa cómo lo llamó Dios, lo recordó, le proveyó, lo ayudó o toleró, el hombre no lo entendía ni lo apreciaba, ni le prestaba atención. En Su dolor, Dios no olvidó extenderle al hombre Su máxima tolerancia, esperando que el hombre volviera. Después de alcanzar Su límite, hizo lo que tuvo que hacer sin dudarlo. En otras palabras, hubo un período de tiempo y un proceso específicos desde el momento en que Dios planeó destruir la humanidad hasta el comienzo oficial de Su obra de destrucción de la misma. Este proceso existió con el propósito de capacitar al hombre para que volviera, y fue la última oportunidad que Dios le dio al hombre. ¿Qué hizo Dios, pues, en este período anterior a la destrucción de la humanidad? Llevó a cabo una cantidad significativa de trabajo de recordatorio y de exhortación. Independientemente del dolor y del pesar que había en Su corazón, Él continuó ejerciendo Su cuidado, Su preocupación y Su abundante misericordia sobre la humanidad. ¿Qué vemos a partir de esto? Indudablemente, que el amor de Dios por la humanidad es real y no algo que sólo se dice de boca para afuera. Es real, tangible y apreciable; no es falso ni está adulterado, ni es engañoso o pretencioso. Dios nunca usa un engaño ni crea falsas imágenes para que las personas vean que es digno de ser amado. Nunca usa el falso testimonio para que las personas vean Su atractivo ni para alardear de Su hermosura y santidad. ¿No son dignos del amor del hombre estos aspectos del carácter de Dios? ¿No son dignos de adorar? ¿No son dignos de estimar? En este punto, quiero preguntaros: Después de oír estas palabras, ¿pensáis que la grandeza de Dios se reduce a simples palabras en una hoja de papel? ¿Es el encanto de Dios meras palabras vacías? ¡No! ¡Sin duda no! La supremacía, la grandeza, la santidad, la tolerancia, el amor de Dios, etc. todos estos aspectos diversos del carácter y la esencia de Dios se ponen en práctica cada vez que Él hace Su obra, encarnada en Su voluntad hacia el hombre, y también cumplida y reflejada en cada persona. Independientemente de que lo hayas sentido antes o no, Dios está cuidando de cada persona de todas las maneras posibles, usando Su corazón sincero, Su sabiduría, y diversos métodos para calentar el corazón de cada persona, y despertar su espíritu. Este hecho es indiscutible. No importa cuántas personas estén sentadas aquí, cada una de ellas ha tenido experiencias y sentimientos diferentes respecto a la tolerancia, la paciencia y el encanto de Dios. En resumen, estas experiencias de Dios y estos sentimientos o reconocimientos de Él, todas estas cosas positivas provienen de Dios. Por tanto, integrando las experiencias y el conocimiento de Dios de todos y combinándolos con nuestras lecturas de estos pasajes bíblicos hoy, ¿tenéis ahora un entendimiento más real y adecuado de Dios?
Después de leer esta historia y entender algo del carácter de Dios revelado por medio de este acontecimiento, ¿qué tipo de nueva apreciación tenéis de Dios? ¿Os ha dado un entendimiento más profundo de Él y de Su corazón? ¿Os sentís diferentes ahora cuando miráis de nuevo la historia de Noé? En vuestra opinión, ¿habría sido innecesario comunicar estos versículos bíblicos? Ahora que los hemos comunicado, ¿creéis que era innecesario? Era necesario, ¿verdad? Aun así, lo que hemos leído es una historia, un relato cierto de la obra que Dios hizo una vez. Mi objetivo no era permitiros comprender los detalles de estas historias o este personaje; tampoco era que pudierais ir y estudiar a este personaje, y desde luego no era que volvierais a estudiar de nuevo la Biblia. ¿Lo entendéis? ¿Han ayudado, pues, estas historias a vuestro conocimiento de Dios? ¿Qué han añadido a vuestro entendimiento de Dios? Decidnos, hermanos y hermanas de Hong Kong. (Vimos que el amor de Dios es algo que ninguno de nosotros los humanos corruptos poseemos.) Decidnos, hermanos y hermanas de Corea del Sur. (El amor de Dios por el hombre es real. Su amor por el hombre lleva Su carácter y Su grandeza, Su santidad, Su supremacía, y Su tolerancia. Vale la pena que intentemos obtener un entendimiento más profundo del mismo.) (Justo a través de la comunicación, puedo ver por un lado el carácter justo y santo de Dios, y también Su preocupación por la humanidad, Su misericordia hacia ella, y que todo lo que Él hace, cada pensamiento e idea que tiene revelan Su amor y Su preocupación por la humanidad.) (Mi entendimiento en el pasado era que Dios usó un diluvio para destruir el mundo, porque la humanidad había alcanzado un nivel concreto de maldad, y fue como si Dios la destruyó, porque la detestaba. Sólo después de que Dios hablase hoy sobre la historia de Noé y dijese que Su corazón estaba sangrando me he dado cuenta de que Dios estaba realmente renuente a dejar ir a esta humanidad. Fue sólo porque la humanidad fue demasiado desobediente, que Dios no tuvo más elección que destruirla. De hecho, el corazón de Dios estaba muy triste en ese momento. A partir de esto puedo ver en Su carácter, Su cuidado y Su preocupación por la humanidad. Es algo que no sabía antes.) ¡Muy bien! Podéis pasar a lo siguiente. (Yo estaba muy afectado tras escuchar. He leído la Biblia en el pasado, pero nunca he tenido una experiencia como la de hoy en la que Dios disecciona directamente estas cosas para que lleguemos a conocerle. Que Dios nos lleve consigo así para llegar a ver la Biblia me permite saber que Su esencia, antes de la corrupción del hombre, era amor por la humanidad y cuidado de ella. Desde el momento en que el hombre se corrompió hasta estos últimos días presentes, aunque Dios tiene un carácter justo, Su amor y Su cuidado permanecen inmutables. Esto muestra que la esencia del amor de Dios nunca cambia desde la creación hasta ahora, independientemente de que el hombre sea corrupto.) (Hoy he visto que la esencia de Dios no se alterará por un cambio en el tiempo o la ubicación de Su obra. He entendido también que no importa si Dios está creando o destruyendo el mundo después de que el hombre se corrompa; todo lo que hace tiene sentido y contiene Su carácter. Vi, por tanto, que el amor de Dios es infinito e inconmensurable y, como han mencionado los demás hermanos y hermanas, el cuidado y la misericordia de Dios hacia la humanidad cuando destruyó el mundo.) (Son cosas que en realidad no conocía antes. Después de escuchar hoy, siento que Dios es verdaderamente creíble, digno de confianza, merece la pena creer en Él, y existe en realidad. Puedo apreciar genuinamente en mi corazón que Su carácter y Su amor son realmente tan concretos. Tengo este sentimiento después de escuchar hoy.) ¡Excelente! Parece que todos os habéis tomado en serio lo que habéis oído.
¿Habéis notado un hecho particular en todos los versículos de la Biblia, incluidas las historias bíblicas que comunicamos hoy? ¿Ha usado Dios alguna vez Su propio lenguaje para expresar Sus pensamientos o explicar Su amor y preocupación por la humanidad? ¿Existe algún relato de Él que utilice un lenguaje claro para declarar lo mucho que se preocupa por la humanidad o la ama? ¡No! ¿No es correcto? Muchos de entre vosotros habéis leído la Biblia u otros libros. ¿Ha visto alguno de vosotros tales palabras? ¡La respuesta es definitivamente no! Esto es, en los relatos de la Biblia, incluidas las palabras de Dios o la documentación de Su obra, Él nunca ha usado en ninguna era o período Sus propios métodos para describir Sus sentimientos o expresar Su amor y cuidado por la humanidad ni ha utilizado la palabra o acción alguna para comunicar Sus sentimientos y Sus emociones. ¿No es esto una realidad? ¿Por qué lo digo? ¿Por qué tengo que mencionarlo? Porque esto también contiene el encanto de Dios y Su carácter.
Dios creó a la humanidad; independientemente de que se hayan corrompido o de que le sigan, Dios trata a los seres humanos como Sus amados, como lo expresarían los seres humanos, Sus seres queridos y no como Sus juguetes. Aunque Dios dice que Él es el Creador y que el hombre es Su creación, algo que podría insinuar cierta diferencia de rango, la realidad es que todo lo que Dios ha hecho por la humanidad supera de largo a una relación de esta naturaleza. Dios ama a la humanidad, cuida de ella, y muestra preocupación por ella; provee, asimismo, constante e incesantemente para la humanidad. Él nunca siente en Su corazón que esto sea un trabajo adicional o algo que merezca mucho reconocimiento. Tampoco estima que salvar a la humanidad, proveer para ella, y concederle todo, sea hacer una gran contribución a la humanidad. Él simplemente provee para la humanidad de forma tranquila y silenciosa, a Su manera y por medio de Su propia esencia, y de lo que Él es y tiene. No importa cuánta provisión y cuánta ayuda reciba la humanidad de Él, Dios nunca piensa ni intenta obtener reconocimiento. Esto viene determinado por Su esencia, y es también precisamente una expresión verdadera de Su carácter. Es la razón por la que, independientemente de que sea en la Biblia o en otros libros, nunca vemos a Dios expresando Sus pensamientos ni lo encontramos describiendo o declarando a los seres humanos por qué hace estas cosas o por qué cuida tanto de la humanidad, con el fin de que esta le esté agradecida o le alabe. Incluso cuando está lastimado, cuando Su corazón sufre un dolor extremo, Él nunca olvida Su responsabilidad hacia la humanidad ni Su preocupación por ella, mientras soporta el padecimiento y el dolor en silencio, solo. Por el contrario, Dios sigue proveyendo para la humanidad como siempre hace. Aunque esta le alabe con frecuencia o de testimonio de Él, Él no exige este comportamiento. Esto se debe a que Dios nunca pretende que lo bueno que hace para la humanidad se intercambie por gratitud ni que tenga que devolverse. Por otra parte, quienes temen a Dios y se apartan del mal; los que le siguen con sinceridad, le escuchan y le son leales; y aquellos que le obedecen, son los que recibirán a menudo las bendiciones de Dios, y Él concederá las mismas sin reservas. Además, las bendiciones que las personas reciben de Dios superan con frecuencia su imaginación, y cualquier cosa que los seres humanos puedan intercambiar por lo que han hecho o por el precio que han pagado. Cuando la humanidad está disfrutando las bendiciones de Dios, ¿se preocupa alguien de lo que Él está haciendo? ¿Muestra alguien preocupación alguna por cómo se esté sintiendo Él? ¿Intenta alguien entender Su dolor? La respuesta precisa a estas preguntas es: ¡No! ¿Puede cualquier ser humano, incluido Noé, entender el dolor que Dios estaba sintiendo en ese momento? ¿Puede alguien comprender por qué establecería Él un pacto como ese? ¡No puede! La humanidad no aprecia el dolor de Dios, no porque no pueda entenderlo, y no por la brecha existente entre Él y el hombre, o por la diferencia en su estatus; más bien porque a la humanidad ni siquiera le importa ninguno de los sentimientos de Dios. La humanidad piensa que Él es independiente, Él no necesita que las personas se preocupen por Él, que lo entiendan ni que le muestren consideración. Dios es Dios, por lo que no siente dolor ni emociones; no estará triste, no sentirá pena y ni siquiera llora. Dios es Dios, por lo que no necesita expresiones ni alivio emocionales. Si los necesitara bajo ciertas circunstancias, lo resolvería por sí mismo y no requeriría ayuda alguna de la humanidad. Por el contrario, los seres humanos débiles e inmaduros son los que necesitan consuelo, provisión, exhortación de Dios y hasta que Él alivie sus emociones, en todo momento, en todo lugar. Ese pensamiento se esconde en lo profundo de los corazones de la humanidad: el hombre es el débil; necesita que Dios cuide de él en todos los sentidos, merece todo el cuidado que recibe de Dios, y debería pedirle todo lo que sienta que debería ser suyo. Dios es el fuerte; lo tiene todo, y debería ser el guardián de la humanidad y quien le concede bendiciones. Como Él es Dios, es omnipotente y no necesita nada de la humanidad.
Como el hombre no presta atención a ninguna de las revelaciones de Dios, nunca ha sentido Su pesar, Su dolor o Su gozo. Por el contrario, Dios conoce todas las expresiones del hombre como la palma de Su mano. Él suple las necesidades de todos en todo momento y todo lugar, observando los pensamientos cambiantes de cada persona y aliviándolas y exhortándolas, guiándolas e iluminándolas. En términos de todas las cosas que Dios ha hecho para la humanidad y de todos los precios que ha pagado por ella, ¿pueden las personas encontrar un pasaje en la Biblia o respecto a cualquier cosa que Dios haya dicho hasta ahora que declare con claridad que Él le exigirá algo al hombre? ¡No! Al contrario, no importa cómo ignoren las personas el pensamiento de Dios, Él dirige repetidamente a la humanidad, provee una y otra vez para ella, y la ayuda, con el fin de permitirle seguir Su camino para que puedan recibir el hermoso destino que ha preparado para ella. Cuando se trata de Dios, Él concede lo que tiene y lo que es, Su gracia, Su misericordia, y todas Sus recompensas sin reservas a aquellos que le aman y le siguen. Pero nunca le revela a nadie el dolor que ha sufrido o Su estado anímico, y nunca se queja de que alguien no haya sido considerado con Él o no conozca Su voluntad. Simplemente soporta todo esto en silencio, esperando el día en que la humanidad sea capaz de entender.
¿Por qué digo estas cosas aquí? ¿Qué deducís de las cosas que he dicho? Hay algo en la esencia y el carácter de Dios muy fácil de pasar por alto, algo que sólo Él posee y ninguna otra persona, incluidas las que se consideran grandes o buenas personas, o el Dios de su imaginación. ¿De qué se trata? Es la abnegación de Dios. Cuando se habla de abnegación, podrías pensar que tú también eres muy abnegado, porque cuando se trata de tus hijos nunca escatimas en nada y eres generoso con ellos; o piensas que también eres muy abnegado cuando se trata de tus padres. Independientemente de lo que pienses, al menos tienes un concepto de la palabra “abnegado”, piensas en ella como una palabra positiva, y consideras que ser una persona abnegada es algo muy noble. Cuando eres abnegado, te crees grande. Pero no hay nadie que pueda ver la abnegación de Dios entre todas las cosas, personas, acontecimientos, y objetos ni a través de Su obra. ¿Por qué es esto así? ¡Porque el hombre es demasiado egoísta! ¿Por qué digo esto? La humanidad vive en un mundo material. Tú puedes seguir a Dios, pero nunca ver o apreciar cómo provee Él para ti, cómo te ama y se preocupa por ti. ¿Qué ves entonces? Ves a tus familiares que te aman o te miman. Ves las cosas que son beneficiosas para tu carne, te preocupas de las personas y de las cosas que amas. Esta es la supuesta abnegación del hombre. Sin embargo, esas personas “abnegadas” nunca se preocupan del Dios que les da vida. En contraste con Él, la abnegación del hombre se vuelve egoísta y despreciable. La abnegación en la que cree el hombre es vacía y poco práctica, adulterada, incompatible con Dios, y no tiene relación con Él. La abnegación del hombre es para sí mismo, mientras que la de Dios es una revelación verdadera de Su esencia. Precisamente por esta abnegación de Dios, el hombre recibe una corriente constante de provisión que mana de Él. Podría ser que este tema del que estoy hablando hoy no os afecte con demasiada profundidad y que os limitéis a asentir en aprobación, pero cuando intentas apreciar el corazón de Dios en tu corazón, descubrirás algo de manera involuntaria: entre todas las personas, asuntos, y cosas que puedas sentir en este mundo, sólo la abnegación de Dios es real y concreta, porque sólo Su amor por ti es incondicional e inmaculado. Aparte de Él, toda la pretendida abnegación de cualquier otro es falsa, superficial, insincera; tiene un propósito, ciertas intenciones, conlleva una compensación, y no puede superar la prueba. Hasta se podría decir que es sucia y despreciable. ¿Estáis de acuerdo?
Sé que no estáis familiarizados con estos temas y necesitáis un poco de tiempo para comprenderlos, antes de poder entenderlos de verdad. Cuanto menos acostumbrados estéis a estos asuntos y temas, más se demuestra que están ausentes de vuestro corazón. Si nunca llego a mencionar estos temas, ¿habría sabido algo de ellos alguno entre vosotros? Creo que nunca habríais llegado a conocerlos. Estoy convencido. No importa cuánto podáis comprender o entender, en pocas palabras, estos temas de los que hablo son aquellos de los que más carecen las personas y de los que más deberían saber. Son muy importantes para todos; son valiosos y son vida, y son cosas que debéis poseer para el camino que os queda por delante. Sin estas palabras como guía, sin tu entendimiento del carácter y de la esencia de Dios, siempre tendrás un interrogante cuando se trate de Él. ¿Cómo puedes creer en Dios de manera adecuada si ni siquiera le entiendes? No sabes nada de Sus emociones, de Su voluntad, de Su estado anímico, de lo que está pensando, de lo que le entristece, de lo que le alegra, ¿cómo puedes ser, pues, considerado con el corazón de Dios?
Siempre que Dios está molesto ve a una humanidad que no le presta atención en absoluto, que le sigue y declara amarlo, pero que descuida por completo Sus sentimientos. ¿Cómo no le va a doler el corazón? En la obra de gestión de Dios, Él lleva a cabo Su obra y habla a cada persona de forma sincera, y se le presenta sin reservas u ocultación; pero, por el contrario, cada persona que le sigue está cerrada para Él, y nadie está dispuesto a acercarse activamente a Él, entender Su corazón, o prestar atención a Sus sentimientos. Ni siquiera aquellos que quieren ser íntimos de Dios quieren acercarse a Él, ser considerados con Su corazón, o intentar entenderlo. Cuando Dios está alegre y feliz, no hay nadie para compartir Su felicidad. Cuando las personas le malinterpretan, no hay nadie para aliviar Su corazón herido. Cuando Su corazón está adolorido, no hay una sola persona dispuesta a escucharlo y que confíe en ella. A lo largo de estos miles de años de obra de gestión de Dios, no ha habido nadie que entendiera Sus emociones ni que las comprendiera o apreciara; y mucho menos alguien que pudiera permanecer junto a Él para compartir Sus gozos y tristezas. Dios está solo. ¡Es un solitario! Y no está solo, porque la humanidad corrupta se oponga a Él, sino también porque los que buscan ser espirituales, los que quieren conocer y entender a Dios, y hasta los que están dispuestos a entregarle toda su vida, tampoco conocen Sus pensamientos ni entienden Su carácter y Sus emociones.
Al final de la historia de Noé, vemos que Dios usó un método inusual para expresar Sus sentimientos en ese momento. Este método es muy especial, y consiste en hacer un pacto con el hombre. Es un procedimiento que declara el final del uso de un diluvio por parte de Dios para destruir el mundo. Desde fuera, hacer un pacto parece una cosa muy ordinaria. Tan sólo se trata de usar palabras para obligar a ambas partes a no infringir actos, para ayudar a conseguir el propósito de proteger los intereses de ambas partes. En su forma, es algo muy ordinario, pero las motivaciones subyacentes y el sentido de Dios al hacer esto, lo convierten en una revelación verdadera del carácter y del estado anímico de Dios. Si dejas de lado estas palabras y las ignoras, si nunca os cuento la verdad de ellas, la humanidad nunca conocerá realmente el pensamiento de Dios. Quizás en tu imaginación Él está sonriendo cuando hace este pacto, o quizás Su expresión es seria; sin embargo, cualquiera que sea el tipo común de expresión de Dios en las imaginaciones de las personas, nadie puede ver Su corazón o Su dolor, y mucho menos Su soledad. Nadie puede hacer que Dios confíe en él, ser digno de Su confianza o ser alguien a quien Él puede expresarle Sus pensamientos o confiarle Su dolor. Por esta razón Dios no tuvo más elección que actuar así. En apariencia Dios hizo algo fácil para despedirse de la humanidad anterior, resolviendo el pasado y trazando una conclusión perfecta a Su destrucción del mundo con el diluvio. Sin embargo, Él había enterrado el dolor de aquel momento en lo profundo de Su corazón. En un momento en el que no tenía a nadie en quien confiar, hizo un pacto con la humanidad, prometiéndole que no volvería a destruir el mundo con un diluvio. Cuando el arco iris aparece es para recordar a las personas que eso ya ocurrió una vez, para advertirles que no hagan cosas malas. Incluso en un estado tan doloroso, Dios no se olvidó de la humanidad y siguió mostrando mucha preocupación por ella. ¿No es esto el amor y la generosidad de Dios? ¿Qué piensan las personas cuando están sufriendo? ¿No es este el momento en que más necesitan a Dios? En momentos así, las personas siempre involucran a Dios para que Él pueda aliviarlas. No importa cuando, Él nunca abandonará a la persona, y siempre permitirá que salga de sus apuros y viva en la luz. Aunque Dios provee así a la humanidad, en el corazón del hombre Dios sólo es una pastilla tranquilizante, un tónico para aliviar. Cuando Él está sufriendo, cuando Su corazón está herido, tener a un ser creado o a cualquier persona haciéndole compañía o consolándolo es sin duda un deseo extravagante para Dios. El hombre nunca presta atención a Sus sentimientos, por lo que Él nunca pide ni espera que haya alguien que pueda consolarlo. Simplemente usa Sus propios métodos para expresar Su estado de ánimo. Las personas no creen que a Dios le cueste tanto pasar por algún sufrimiento, pero sólo cuando intentas entenderle de verdad, cuando puedes apreciar genuinamente Sus intenciones sinceras en todo lo que hace, puedes sentir la grandeza de Dios y Su abnegación. Aunque Dios hizo un pacto con la humanidad por medio del arco iris, nunca le dijo a nadie por qué lo hizo, por qué lo estableció, y esto significa que nunca le contó a nadie Sus pensamientos reales. Esto se debe a que nadie puede comprender la profundidad del amor que Dios tiene por la humanidad que Él creó con Sus propias manos, como tampoco hay nadie que pueda apreciar cuánto dolor sufrió Su corazón cuando destruyó a la humanidad. Por tanto, aunque Él le diga a las personas cómo se siente, ellas no pueden hacerse cargo de esta confianza. A pesar de estar dolido, prosigue con el siguiente paso de Su obra. Dios siempre da Su mejor lado y las mejores cosas a la humanidad, mientras Él soporta en silencio todo el sufrimiento en solitario. Dios nunca revela abiertamente estos sufrimientos, sino que los soporta y espera en silencio. La durabilidad de Dios no es fría, insensible o indefensa, ni tampoco es una señal de debilidad. Es que el amor y la esencia de Dios siempre han sido abnegados. Esta es una revelación natural de Su esencia y carácter, y una representación genuina de la identidad de Dios como verdadero Creador.
Habiendo dicho esto, algunas personas podrían malinterpretar lo que quiero decir. ¿Tenía la intención de hacer que las personas sientan pena por Dios al describir Sus sentimientos con tanto detalle y sensacionalismo? ¿Era esa Mi intención? (¡No!) Mi único propósito al decir estas cosas es que conozcáis mejor a Dios, entendáis cada parte de Él, entendáis Sus emociones, apreciéis que Su esencia y Su carácter se expresan por medio de Su obra, de forma concreta y poco a poco, y no se describen con las palabras vacías de los hombres, mediante sus letras y doctrinas, o sus imaginaciones. Es decir, Dios y Su esencia existen realmente; no son cuadros, no son imaginarios ni construidos por el hombre, y sin duda tampoco son fabricados por él. ¿Reconocéis esto ahora? Si lo hacéis, Mis palabras han conseguido hoy su objetivo.
Expusimos hoy tres temas. Confío en que todos hayáis aprendido mucho de la enseñanza sobre ellos. Puedo decir definitivamente que, a través de los mismos, los pensamientos de Dios que describí o Su carácter y Su esencia que mencioné le han dado la vuelta a las ideas y al entendimiento que las personas tienen de Dios, y hasta han derribado la creencia de todos respecto a Dios. Además, han desbaratado la imagen del Dios que todos admiraban en su corazón. En cualquier caso, espero que lo hayáis aprendido sobre el carácter de Dios en estas tres secciones de la Biblia sea beneficioso para vosotros, y que intentéis meditar más en ello después de que volváis. La reunión de hoy concluye aquí. ¡Adiós!”