Fe en Dios

IV: ¿Cuál es la diferencia entre la obra de juicio de Dios en los últimos días y la del Señor Jesús?

 

IV: ¿Cuál es la diferencia entre la obra de juicio de Dios en los últimos días y la del Señor Jesús?


Algunas personas creen que, después de que el Señor Jesús resucitó y ascendió al cielo, el Espíritu Santo descendió para obrar sobre el hombre en el día de Pentecostés. Él reprobó el mundo del pecado, de la justicia y del juicio. Cuando recibimos la obra del Espíritu Santo y nos arrepentimos de nuestros pecados ante el Señor, estamos experimentando el juicio del Señor. La obra realizada por el Espíritu Santo el día de Pentecostés debería ser la obra de juicio de Dios en los últimos días. ¿Estamos correctos en el modo en que lo recibimos? ¿Cuál es la diferencia entre la obra del Señor Jesús y la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días?

Recomendación: Reflexiones cristianas


Mi sueño del reino celestial 




La obra de esparcir el evangelio también es la obra de salvar al hombre

 La obra de esparcir el evangelio también es la obra de salvar al hombre


Palabra de DiosLa obra de esparcir el evangelio también es la obra de salvar al hombre

Todas las personas tienen que entender cuál es el propósito de Mi obra en la tierra, es decir, el objetivo final de Mi obra y qué nivel debo lograr en esta obra antes de que se haya completado. Si la gente que camina conmigo hasta este día no entiende de qué se trata Mi obra, entonces, ¿no han estado ellos caminando conmigo en vano? Las personas que me siguen deberían conocer Mi voluntad. He estado obrando en la tierra durante miles de años y todavía lo sigo haciendo hoy. Aunque hay elementos especialmente numerosos que se incluyen en Mi obra, su propósito se mantiene sin cambio. Por ejemplo, aunque estoy lleno de juicio y castigo hacia el hombre, lo sigue siendo con el fin de salvarlo, de esparcir mejor Mi evangelio y expandir más allá Mi obra entre las naciones gentiles una vez que el hombre haya sido perfeccionado. Así que ahora, en un momento en que muchas personas ya han perdido considerablemente la esperanza, Yo estoy continuando con Mi obra, continuando la obra que debo hacer para juzgar y castigar al hombre. A pesar del hecho de que el hombre se alimenta con lo que digo, y a pesar del hecho de que no tiene ningún deseo de ocuparse de Mi obra, todavía sigo llevando a cabo Mi deber porque el propósito de Mi obra permanece inalterable y Mi plan original no se estropeará. La función de Mi juicio es hacer que el hombre me obedezca mejor, y la función de Mi castigo es permitirle al hombre una mejor transformación. Aunque lo que Yo hago es por el bien de Mi gestión, nunca he hecho nada que no fuera provechoso para el hombre. Esto se debe a que quiero hacer que todas las naciones fuera de Israel sean tan obedientes como los israelitas y hacerlos hombres reales para que Yo tenga un punto de apoyo en las tierras fuera de Israel. Esta es Mi gestión; es la obra que estoy logrando en las tierras de los gentiles. Incluso ahora, mucha gente todavía no entiende Mi gestión porque en nada se preocupan con ella; en su lugar sólo piensan en su futuro y en su destino. No importa lo que Yo diga, las personas siguen siendo indiferentes a la obra que llevo a cabo; en cambio, se concentran exclusivamente en los destinos de su futuro. Si las cosas siguen así, ¿cómo se puede expandir Mi obra? ¿Cómo se puede difundir Mi evangelio a todo el mundo? Debéis saber que cuando Mi obra se haya expandido, os dispersaré y os golpearé igual que Jehová golpeó a las tribus de Israel. Todo esto se hará para que Mi evangelio crezca sobre toda la tierra, y así Mi obra se pueda esparcir a las naciones gentiles. Así, adultos y niños por igual magnificarán Mi nombre y las bocas de las personas de todas las tribus y naciones exaltarán Mi santo nombre. En la era final, haré que Mi nombre sea magnificado entre las naciones gentiles, haré que los gentiles vean Mis hechos para que me llamen el Todopoderoso y hagan que Mis palabras pronto sucedan. Haré que toda la gente sepa que no sólo soy el Dios de los israelitas, sino el Dios de todas las naciones gentiles, incluso de las naciones que he maldecido. Dejaré que toda la gente vea que Yo soy el Dios de toda la creación. Esta es Mi mayor obra, el propósito de Mi plan de trabajo para los últimos días y la única obra a cumplirse en los últimos días.

La obra que he estado gestionando por miles de años sólo le es completamente revelada al hombre en los últimos días. Sólo ahora he abierto todo el misterio de Mi gestión. El hombre conoce el propósito de Mi obra y, más aún, obtiene una comprensión de todos Mis misterios. Y le he dicho al hombre todo acerca del destino del que se ha preocupado. Ya he descubierto para el hombre todos Mis misterios que estaban escondidos por más de 5.900 años. ¿Quién es Jehová? ¿Quién es el Mesías? ¿Quién es Jesús? Vosotros deberíais saber todo esto. Los giros de Mi obra se encuentran en estos nombres. ¿Habéis entendido esto? ¿Cómo debéis proclamar Mi santo nombre? ¿Cómo debéis esparcir Mi nombre a cualquier nación donde cualquiera de Mis nombres ha sido invocado? Mi obra ya ha empezado a expandirse y esparciré la plenitud de ella a todas las naciones. Ya que Mi obra se ha llevado a cabo en vosotros, os golpearé igual que Jehová golpeó a los pastores de la casa de David en Israel, causando que os disperséis entre todas las naciones. Porque en los últimos días destrozaré a todas las naciones y haré que todas las personas se redistribuyan. Cuando regrese otra vez, las naciones ya habrán sido divididas con las fronteras establecidas por Mis llamas ardientes. En ese tiempo, me manifestaré de nuevo al hombre como el sol abrasador, mostrándome a ellos públicamente en la imagen del Santo que nunca han visto, caminando entre todas las naciones, igual que Yo, Jehová, caminé entre las tribus judías. A partir de entonces, guiaré a la gente mientras viva en la tierra. Verán Mi gloria ahí y también verán una columna de nube en el aire para guiarlos, porque Yo aparezco en el lugar santo. El hombre verá Mi día de justicia y Mi manifestación gloriosa. Eso sucederá cuando reine sobre toda la tierra y lleve muchos hijos a la gloria. Todos se inclinarán en todas partes y Mi tabernáculo se erigirá entre ellos sobre la roca de la obra que estoy ahora llevando a cabo. Ellos me servirán en el templo. El altar, cubierto de cosas sucias y detestables, Yo lo romperé en pedazos y lo construiré de nuevo. En el altar santo se apilarán corderos y becerros recién nacidos. Derribaré el templo que existe hoy y reconstruiré uno nuevo. El templo que hay ahora, y que está lleno de gente abominable, colapsará. El templo que Yo construyo estará lleno de siervos leales a Mí. Una vez más estarán de pie y me servirán para la gloria de Mi templo. Seguramente veréis Mi día de gran gloria. Veréis el día cuando derribe el templo y reconstruya uno nuevo. Veréis el día de la venida de Mi tabernáculo al mundo. Así como aplasto el templo, también traeré Mi tabernáculo al mundo, justo cuando la gente me vea descender. Después de que aplaste a todas las naciones, voy a reunirlas de nuevo, construyendo Mi templo y poniendo Mi altar para que todas me puedan ofrecer sacrificios, servirme ahí y dedicarse fielmente a Mi obra en las naciones gentiles. Esto será hecho justo como los israelitas lo hacen ahora, con la túnica de un sacerdote y una corona; la gloria de Mí, Jehová, morando entre ellos y Mi majestad posándose sobre ellos y estando con ellos. Mi obra en las naciones gentiles también se ejecutará de esa manera. Como fue Mi obra en Israel, así será Mi obra en las naciones gentiles, porque agrandaré Mi obra en Israel y la difundiré a las naciones de los gentiles.

Ahora es el momento en que Mi Espíritu está obrando grandemente y el tiempo en que estoy obrando entre las naciones gentiles. Aún más, es la hora en la que estoy categorizando toda la creación y poniendo a cada uno en su respectiva clasificación, para que Mi obra pueda proceder con mayor rapidez y mayor efectividad. Así que todavía exijo que ofrezcas todo tu ser para toda Mi obra; además, debes con toda claridad discernir y estar seguro de toda la obra que he hecho en ti y poner toda tu fuerza en Mi obra para que pueda ser más efectiva. Esto es lo que debes entender. No peleéis ya entre vosotros, no busquéis salidas ni vayáis tras comodidades carnales, todo lo cual retrasará Mi obra y estropeará vuestro maravilloso futuro. Eso sólo os arruinaría y de ninguna manera os protegería. ¿Acaso no seréis insensatos? Lo que estáis disfrutando hoy es lo mismo que está arruinando vuestro futuro, mientras que el dolor que estáis sufriendo hoy es el mismo que os está protegiendo. Debéis estar claramente conscientes de eso a fin de que os mantengáis lejos del lazo de la tentación y evitéis entrar en la densa neblina que eclipsa al sol. Cuando la densa niebla se disipe, vosotros os encontraréis en el juicio del gran día. Para ese momento, Mi día se habrá acercado al hombre. ¿Cómo escaparéis de Mi juicio? ¿Cómo podréis soportar el calor abrasador del sol? Cuando le doy Mi abundancia al hombre, no la valora en su seno, sino que la echa a lugares imperceptibles. Cuando venga Mi día, el hombre ya no será capaz de descubrir Mi abundancia o encontrar la amarga verdad que le di hace mucho tiempo. Gemirá y llorará por la pérdida de la luz acompañada de la caída en la oscuridad. Lo que veis hoy sólo es la espada de Mi boca. No habéis visto la vara en Mi mano o la llama con la cual Yo quemo al hombre, y es por eso que todavía sois arrogantes e intemperantes en Mi presencia. Es por esto que todavía peleáis conmigo en Mi casa, disputando aquello que os he dicho. El hombre no me teme. Por estar enemistado conmigo hasta el día de hoy, todavía sigue sin ningún temor. Tenéis la lengua y los dientes de los injustos en vuestra boca. Vuestras palabras y hechos son semejantes a los de la serpiente, los que engañaron a Eva para que pecara. Demandáis del uno al otro: ojo por ojo y diente por diente, y contendéis en Mi presencia por vuestra posición, fama y lucro, sin embargo, no conocéis que Yo secretamente estoy observando vuestras palabras y hechos. Incluso antes de que entréis en Mi presencia, he conocido vuestra mente hasta la médula. El hombre siempre quiere escapar de Mi mano y evitar que Mis ojos lo observen, pero nunca he ignorado sus palabras o hechos. En cambio, a propósito, les permito que alcancen Mis ojos para que Yo pueda castigar su injusticia y juzgar su rebelión. Así, las palabras y hechos escondidos del hombre siempre están delante de Mi tribunal, el cual nunca ha dejado al hombre ya que su rebelión es demasiada. Mi obra es quemar y purificar todas las palabras y hechos del hombre que fueron pronunciados y llevados a cabo en la presencia de Mi Espíritu. De esa manera, después de que Yo deje la tierra, los hombres todavía podrán mantener su lealtad hacia Mí, y todavía me servirán como Mis siervos santos lo hacen en Mi obra, permitiendo que Mi obra en la tierra continúe hasta el día que se complete.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso


El salvador ya ha regresado en una “nube blanca”

El salvador ya ha regresado en una “nube blanca”


Palabra de Dios
El salvador ya ha regresado en una “nube blanca”

Por miles de años, el hombre ha anhelado poder ver la llegada del Salvador. El hombre ha anhelado contemplar a Jesús el Salvador sobre una nube blanca cuando descienda en persona, en medio de aquellos que lo han añorado y extrañado durante miles de años. El hombre ha anhelado que el Salvador regrese y se reúna con el pueblo, esto es, que vuelva al pueblo del que ha estado separado durante miles de años. Y el hombre espera que Él lleve a cabo de nuevo la obra de redención que realizó entre los judíos, que sea compasivo y amoroso con los hombres, perdone sus pecados, cargue con ellos, e incluso con todas las transgresiones del hombre, y libere a éste del pecado. Anhelan que Jesús el Salvador sea el mismo que antes, un Salvador que sea adorable, afable y venerable, que nunca esté airado con el hombre, ni le haga reproches. Este Salvador perdona y carga con todos los pecados del hombre, e incluso muere en la cruz una vez más por él. Desde que Jesús partió, los discípulos que lo siguieron, y todos los santos que fueron salvos gracias a Su nombre, lo han estado añorando desesperadamente y esperándolo. Todos aquellos que fueron salvos por la gracia de Jesucristo durante la Era de la Gracia han estado anhelando ese día gozoso durante los últimos días, cuando Jesús el Salvador llegue en una nube blanca y aparezca entre los hombres. Por supuesto, éste también es el deseo colectivo de todos aquellos que aceptan el nombre de Jesús el Salvador hoy. En todo el universo, todos aquellos que saben de la salvación de Jesús el Salvador han anhelado desesperadamente la llegada repentina de Jesucristo, para cumplir las palabras de Jesús cuando estaba en la tierra: “Llegaré tal como partí”. El hombre cree que, después de la crucifixión y la resurrección, Jesús volvió al cielo sobre una nube blanca, y tomó Su lugar a la diestra del Altísimo. De forma parecida, el hombre concibe que Jesús descenderá, de nuevo sobre una nube blanca (esta nube hace referencia a la nube sobre la que Jesús cabalgó cuando volvió al cielo), en medio de aquellos que lo han anhelado desesperadamente durante miles de años, y que llevará la imagen y las vestiduras de los judíos. Después de aparecerse al hombre, le concederá comida, y hará que el agua de vida brote para él, y vivirá en medio de él, lleno de gracia y amor, vivo y real. Y así sucesivamente. Pero Jesús el Salvador no hizo esto; hizo lo contrario de lo que el hombre concibió. No llegó en medio de los que habían anhelado Su retorno, y no apareció a todos los hombres mientras cabalgaba sobre la nube blanca. Él ya ha llegado, pero el hombre no lo conoce, y sigue ignorando Su llegada. El hombre solamente está esperándolo sin propósito, sin saber que Él ya ha descendido sobre una nube blanca (la nube que es Su Espíritu, Sus palabras, todo Su carácter y todo lo que Él es), y está ahora entre un grupo de vencedores que formará durante los últimos días. El hombre no sabe esto: aunque el santo Salvador Jesús está lleno de afecto y amor hacia el hombre, ¿cómo podía obrar en “templos” habitados por la inmundicia y espíritus inmundos? Aunque el hombre ha estado esperando Su llegada, ¿cómo podía aparecerse a aquellos que comían la carne de los injustos, bebían la sangre de los injustos, vestían las ropas de los injustos, que creen en Él pero no lo conocen, y que constantemente lo chantajean? El hombre sólo sabe que Jesús el Salvador está lleno de amor y compasión, y es la ofrenda por el pecado llena de redención. Sin embargo, no tiene ni idea de que es Dios mismo, que está rebosando justicia, majestad, ira, y juicio, y posee autoridad y está lleno de dignidad. Así pues, aunque el hombre anhela con impaciencia y ansía el retorno del Redentor, e incluso el cielo se conmueve con las oraciones del hombre, Jesús el Salvador no se aparece a aquellos que creen en Él pero no lo conocen.

“Jehová” es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel, y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo, y guiar su vida. Significa el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. “Jesús” es Emanuel, y significa la ofrenda por el pecado que está lleno de amor, de compasión, y redime al hombre. Él realizó la obra de la Era de la Gracia, y representa la Era de la Gracia, y sólo puede representar una parte del plan de gestión. Es decir, sólo Jehová es el Dios del pueblo escogido de Israel, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Moisés, y de todo el pueblo de Israel. Y así en la era presente, todos los israelitas excepto la tribu de Judá adoran a Jehová. Hacen sacrificios a Él en el altar, y le sirven llevando túnicas de sacerdotes en el templo. Lo que esperan es la reaparición de Jehová. Sólo Jesús es el Redentor de la humanidad. Él es la ofrenda por el pecado que redimió a ésta del mismo. Es decir, el nombre de Jesús vino de la Era de la Gracia, y existió por la obra de redención en la misma. El nombre de Jesús existió para permitir a las personas de dicha Era nacer de nuevo y ser salvos, y es un nombre particular para la redención de toda la humanidad. Y por tanto el nombre de Jesús representa la obra de la redención, y denota la Era de la Gracia. El nombre de Jehová es un nombre particular para el pueblo de Israel que vivía bajo la ley. En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de base, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. “Jehová” representa la Era de la Ley, y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel. “Jesús” representa la Era de la Gracia, y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia. Si el hombre sigue anhelando la llegada de Jesús el Salvador durante los últimos días, y sigue esperando que llegue con la imagen que llevó en Judea, entonces todo el plan de gestión de seis mil años se detendría en la Era de la Redención, y sería incapaz de progresar más lejos. Los últimos días, además, nunca llegarían, y la era nunca acabaría. Esto se debe a que Jesús el Salvador es sólo para la redención y la salvación de la humanidad. Yo adopté el nombre de Jesús por causa de todos los pecadores en la Era de la Gracia, y no es el nombre por el cual llevaré a su fin a toda la humanidad. Aunque Jehová, Jesús, y el Mesías representan todos a Mi Espíritu, estos nombres sólo denotan las diferentes eras en Mi plan de gestión, y no representan mi totalidad. Los nombres por los que me llaman las personas en la tierra no pueden articular todo Mi carácter y todo lo que soy. Son simplemente nombres diferentes por los que soy llamado durante diferentes eras. Así pues, cuando la era final —la de los últimos días— llegue, Mi nombre cambiará de nuevo. No se me llamará Jehová, o Jesús, mucho menos el Mesías, sino el poderoso Todopoderoso Dios mismo, y bajo este nombre pondré fin a toda la era. Una vez se me conoció como Jehová. También se me llamó el Mesías, y las personas me llamaron una vez Jesús el Salvador porque me amaban y respetaban. Pero hoy no soy el Jehová o el Jesús que las personas conocieron en tiempos pasados; soy el Dios que ha vuelto en los últimos días, el que pondrá fin a la era. Soy el Dios mismo que se levanta en los extremos de la tierra, repleto con todo Mi carácter, y lleno de autoridad, honor y gloria. Las personas nunca han tenido contacto conmigo, nunca me han conocido, y siempre han ignorado Mi carácter. Desde la creación del mundo hasta hoy, ni una persona me ha visto. Éste es el Dios que se aparece al hombre durante los últimos días pero que está oculto en medio de él. Reside entre los hombres, verdadero y real, como el sol ardiente y el fuego llameante, lleno de poder y rebosante de autoridad. No hay una sola persona o cosa que no ha de ser juzgada por Mis palabras, y ni una sola persona o cosa que no ha de ser purificada ardiendo en el fuego. Finalmente, todas las naciones serán benditas por Mis palabras, y también hechas pedazos por ellas. De esta forma, todas las personas durante los últimos días verán que soy el Salvador que ha vuelto, que soy el Dios Todopoderoso que conquista toda la humanidad, que una vez fui la ofrenda por el pecado para el hombre, pero en los últimos días también me convertiré en las llamas del sol que quema todas las cosas, así como el Sol de justicia que revela todas las cosas. Esa es Mi obra de los últimos días. Adopté este nombre y poseo este carácter de forma que todas las personas puedan ver que soy un Dios justo, el sol ardiente, y el fuego llameante. Es así para que todos puedan adorarme, el único Dios verdadero, y para que puedan ver Mi verdadero rostro: no soy sólo el Dios de los israelitas, y no soy sólo el Redentor, soy el Dios de todas las criaturas a través de los cielos, la tierra y los mares.

Cuando llegue el Salvador durante los últimos días, si se le siguiera llamando Jesús, y naciera de nuevo en Judea, y realizara Su obra allí, eso demostraría que Yo sólo creé y redimí al pueblo de Israel, y que no quiero saber nada de los gentiles. ¿No contradiría esto Mis palabras de que “Yo soy el Señor que creó los cielos y la tierra y todas las cosas”? Dejé Judea y llevo a cabo Mi obra entre los gentiles porque no soy solamente el Dios del pueblo de Israel, sino el Dios de todas las criaturas. Aparezco entre los gentiles durante los últimos días porque no sólo soy Jehová —el Dios del pueblo de Israel— sino, además, porque soy el Creador de todos Mis escogidos entre los gentiles. No sólo creé Israel, Egipto y el Líbano, sino también todas las naciones gentiles más allá de Israel, y debido a esto, soy el Señor de todas las criaturas. Simplemente usé a Israel como el punto de partida para Mi obra, empleé a Judea y Galilea como las fortalezas de Mi obra de redención, y usé a las naciones gentiles como la base desde la que pondré fin a toda la era. Realicé dos etapas de la obra en Israel (las dos etapas de la obra de la Era de la Ley y la Era de la Gracia), y he estado llevando a cabo dos etapas más de la misma (la Era de la Gracia y la Era del Reino) a través de las tierras más allá de Israel. Entre las naciones gentiles llevaré a cabo la obra de conquistar y concluiré así la era. Si el hombre siempre me llama Jesucristo, pero no sabe que he comenzado una nueva era durante los últimos días y que he emprendido una nueva obra, y si espera obsesivamente la llegada de Jesús el Salvador, entonces llamaré a esta clase de personas aquellos que no creen en Mí. Son personas que no me conocen, y su creencia en Mí es una farsa. ¿Podrían tales personas presenciar la llegada de Jesús el Salvador desde el cielo? Lo que esperan no es Mi llegada, sino la del Rey de los judíos. No anhelan Mi destrucción de este viejo mundo impuro, sino la segunda venida de Jesús, a raíz de la cual serán redimidos; esperan que Jesús redima una vez más a toda la humanidad de esta tierra contaminada e injusta. ¿Cómo pueden tales personas ser quienes completen Mi obra durante los últimos días? Los deseos del hombre son incapaces de cumplir Mis deseos o Mi obra, porque el hombre simplemente admira o aprecia la obra que he realizado antes, y no tiene idea de que Yo soy el Dios mismo que siempre es nuevo y nunca viejo. El hombre sólo sabe que Yo soy Jehová, y Jesús, y no tiene ni idea de que soy el Último, el que pondrá fin a la humanidad. Todo lo que el hombre anhela y conoce es por sus propios conceptos, y es simplemente lo que puede ver con sus propios ojos. No está en sintonía con la obra que realizo, sino en discordia con ella. Si Mi obra se realizase de acuerdo con las ideas del hombre, ¿cuándo terminaría entonces? ¿Cuándo entraría la humanidad en el reposo? ¿Y cómo sería Yo capaz de entrar en el séptimo día, el día de reposo? Yo obro de acuerdo a Mi plan, a Mi objetivo, y no según el propósito del hombre.


De "La Palabra manifestada en carne"

Películas Evangélicas "Quién es el que ha regresado" Escena 7 - Testimonios de haber experimentado el juicio ante el trono de Cristo

 

Películas Evangélicas "Quién es el que ha regresado" Escena 7 - Testimonios de haber experimentado el juicio ante el trono de Cristo

Aunque nuestros pecados son absueltos cuando creemos en el Señor, todavía vivimos rodeados de pecado, cometiéndolos y confesándolos diariamente y anhelando el momento en el que ya no cometamos ningún pecado ni desafiemos a Dios. En los últimos días, Dios Todopoderoso hace Su obra de juicio para resolver nuestros caracteres satánicos y naturaleza pecaminosa. ¡Escucha! Los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso comparten sus testimonios tras someterse al juicio y el castigo de la palabra de Dios y sobre cómo esto transformó su carácter.

Recomendación:




Musica cristiana de adoracion | Las obras de Dios llenan la inmensidad del universo

 

Musica cristiana de adoracion | Las obras de Dios llenan la inmensidad del universo

Dios lo ve todo desde lo alto, y domina todo desde allí.

Al mismo tiempo, Dios ha bendecido la tierra con Su salvación, la tierra con Su salvación.

Dios está vigilando siempre desde Su lugar secreto, cada acto del hombre, todo lo que dicen y hacen.

Dios conoce al hombre como a la palma de Su mano.

El sitio secreto es la morada de Dios, el firmamento es la cama donde Él descansa.

El poder de Satanás no afecta a Dios, porque Él está lleno de majestad, justicia y juicio.

Dios ha andado entre todas las cosas con Sus pies, Él con Su mirada abarca todo el universo.

Y Dios ha caminado entre todos los hombres,

ha probado dulzura y amargura, todos los sabores del mundo de la humanidad;

pero los hombres nunca han conocido realmente a Dios, tampoco lo notaron cuando Él caminó por la tierra.

Como Dios fue silencioso, y no hizo ninguna obra sobrenatural,

nadie lo vio realmente.

Las cosas no son ahora como antes:

Dios va a hacer cosas que, en ninguna otra era, el mundo jamás ha visto, el mundo jamás ha visto;

Dios va a decir palabras que, en ninguna otra era, los hombres jamás escucharon,

porque Él pedirá que todos vengan a conocer a Dios encarnado,

porque Él pedirá que todos vengan a conocer a Dios encarnado.


De “
La Palabra manifestada en carne


Las obras de Dios llenan la inmensidad del universo



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Palabras diarias | Conocer la obra de Dios hoy

 Conocer la obra de Dios hoy


Palabras diarias | Conocer la obra de Dios hoy

Conocer la obra de Dios en estos tiempos es, en su mayor parte, conocer al Dios encarnado de los últimos días, cuál es Su ministerio principal, y qué ha venido a hacer en la tierra. He mencionado anteriormente en Mis palabras que Dios ha venido a la tierra (durante los últimos días) para establecer un ejemplo antes de partir. ¿Cómo establece Él este ejemplo? Hablando palabras, obrando y hablando a lo largo de la tierra. Esta es la obra de Dios durante los últimos días; Él sólo habla, de forma que la tierra pasa a ser un mundo de palabras, Sus palabras proveen para cada persona y la iluminan, y el espíritu del hombre es despertado y tiene claras las visiones. Durante los últimos días, Dios encarnado ha venido a la tierra principalmente con el fin de hablar palabras. Cuando Jesús vino, difundió el evangelio del reino de los cielos y cumplió la obra de redención de la crucifixión. Puso fin a la Era de la Ley, y abolió todas las cosas viejas. La llegada de Jesús terminó la Era de la Ley y dio entrada a la Era de la Gracia. La llegada del Dios encarnado de los últimos días ha puesto fin a la Era de la Gracia. Él ha venido principalmente a hablar Sus palabras, a usar palabras para perfeccionar al hombre, para iluminarlo y esclarecerlo, y eliminar el lugar del Dios vago en su corazón. Esta no es la etapa de la obra que Jesús realizó cuando vino. Cuando Él vino, llevó a cabo muchos milagros, curó y echó fuera demonios, y realizó la obra de redención de la crucifixión. Como consecuencia, en sus conceptos, el hombre cree que así es como Dios debería ser. Porque cuando Jesús vino, no llevó a cabo la obra de eliminar la imagen del Dios vago del corazón del hombre; cuando vino, fue crucificado, curó y echó fuera demonios, y difundió el evangelio del reino de los cielos. En un aspecto, la encarnación de Dios durante los últimos días elimina el lugar ocupado por el Dios vago en los conceptos del hombre, de tal forma que la imagen del mismo ya no está más en su corazón. Usando Sus palabras y Su obra reales, se mueve por todas las tierras, y la obra que realiza entre el hombre es excepcionalmente real y normal, de manera que este llega a conocer la realidad de Dios, y el Dios vago pierde su lugar en el corazón del hombre. En otro aspecto, Dios usa las palabras habladas por Su carne para hacer completo al hombre, y cumplir todas las cosas. Esta es la obra que Dios cumplirá durante los últimos días.

Lo que debéis saber:

1. La obra de Dios no es sobrenatural, y no debéis albergar conceptos sobre eso.

2. Debéis entender la obra principal que Dios encarnado ha venido a llevar a cabo esta vez.

Él no ha venido a sanar, o a echar fuera demonios, o a realizar milagros, y no ha venido a difundir el evangelio del arrepentimiento, o a conceder la redención al hombre. Eso se debe a que Jesús ya ha realizado esta obra, y Dios no repite la misma obra. Hoy, Dios ha venido a poner fin a la Era de la Gracia y echar fuera todas las prácticas de la misma. El Dios práctico ha venido principalmente a mostrar que es real. Cuando Jesús vino, habló pocas palabras; principalmente, exhibió milagros, llevó a cabo señales y maravillas, curó y echó fuera demonios, o bien habló profecías con el fin de convencer al hombre, y hacerle ver que Él era realmente Dios, y un Dios imparcial. En última instancia, completó la obra de la crucifixión. El Dios de hoy no exhibe señales y maravillas, ni cura y echa fuera demonios. Cuando Jesús vino, la obra que realizó representaba una parte de Dios, pero esta vez, Dios ha venido a realizar la etapa de la obra que queda pendiente, porque Él no repite la misma obra; Él es el Dios siempre nuevo y nunca viejo, y por tanto todo lo que ves hoy son las palabras y la obra del Dios práctico.

El Dios encarnado de los últimos días ha venido principalmente con el fin de hablar Sus palabras, a explicar todo lo necesario para la vida del hombre, a señalar aquello en lo que este debería entrar, a mostrar al hombre los hechos de Dios, así como Su sabiduría, Su omnipotencia y lo maravilloso que es. A través de las muchas formas en las que Dios habla, el hombre ve Su supremacía, Su magnitud y, además, la humildad y lo escondido de Dios. El hombre ve que Él es supremo, pero humilde y que está escondido, y puede convertirse en el menor de todos. Algunas de Sus palabras se pronuncian directamente desde la perspectiva del Espíritu, otras desde la del hombre, y otras desde la de la tercera persona. En esto puede verse que la forma de la obra de Dios varía grandemente y es por medio de las palabras que Él permite que el hombre lo vea. La obra de Dios durante los últimos días es tanto normal como práctica y, por consiguiente, el grupo de personas de esos días están sometidas a la mayor de todas las pruebas. Debido a la normalidad y la realidad de Dios, todas las personas han entrado en esas pruebas; que el hombre haya descendido a las pruebas de Dios se debe a la normalidad y la realidad de este. Durante la era de Jesús, no hubo conceptos o pruebas. Como la mayor parte de la obra realizada por Jesús estaba de acuerdo con los conceptos del hombre, las personas le seguían, y no tenía ningún concepto sobre Él. Las pruebas de hoy son las mayores afrontadas nunca por el hombre, y cuando se dice que estas personas han salido de la gran tribulación, esta es la tribulación a la que se hace referencia.

Hoy, Dios habla para crear fe, amor, tolerancia y obediencia en estas personas. Las palabras habladas por el Dios encarnado de los últimos días son acordes con la esencia de la naturaleza del hombre, con el comportamiento de este, y con aquello en lo que el hombre debería entrar hoy. Su método de hablar[a] es tanto real como normal: Él no habla del mañana ni mira atrás al ayer; sólo habla de aquello en lo que se debería entrar, ponerse en práctica y entenderse hoy. Si durante el día presente, emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, y puede echar fuera demonios, curar, y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería una falsificación de espíritus malos, y su imitación de Jesús. ¡Recuerda esto! Dios no repite la misma obra. La etapa de la obra de Jesús ya ha sido completada, y Dios nunca más la acometerá. La obra de Dios es irreconciliable con los conceptos del hombre; por ejemplo, el Antiguo Testamento predijo la venida de un Mesías, pero resultó que vino Jesús, por lo que sería erróneo que viniera otro Mesías de nuevo. Jesús ya ha venido una vez, y sería incorrecto que Él viniera de nuevo en esta ocasión. Hay un nombre para cada era, y cada nombre se caracteriza por una era. En los conceptos del hombre, Dios siempre debe hacer señales y maravillas, siempre debe sanar y echar fuera demonios, y siempre debe ser como Jesús, pero esta vez Dios no es así en absoluto. Si durante los últimos días, Dios siguiera exhibiendo señales y maravillas, echara fuera demonios y sanara —si hiciera exactamente lo mismo que Jesús—, Dios estaría repitiendo la misma obra, y la de Jesús no tendría significado ni valor. Así pues, Dios lleva a cabo una etapa de la obra en cada era. Una vez completada cada etapa de la obra, los espíritus malignos la imitan pronto, y después de que Satanás empiece a pisarle los talones a Dios, este cambia a un método diferente; una vez que Dios ha completado una etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan. Debéis tener claras estas cosas. ¿Por qué es diferente hoy la obra de Dios de la de Jesús? ¿Por qué no exhibe Dios hoy señales y maravillas, no echa fuera demonios, y no cura? Si la obra de Jesús fuera la misma que la realizada durante la Era de la Ley, ¿podría Él haber representado al Dios de la Era de la Gracia? ¿Podría Jesús haber completado la obra de la crucifixión? Si como en la Era de la Ley, Jesús hubiera entrado en el templo y observado el día de reposo, nadie lo habría perseguido y todos lo habrían aceptado. Si esto fuera así, ¿podría haber sido crucificado? ¿Podría haber completado la obra de redención? ¿Cuál sería la razón de que el Dios encarnado de los últimos días exhibiese señales y maravillas, como Jesús? Sólo si Dios realiza otra parte de Su obra durante los últimos días, una que represente parte de Su plan de gestión, puede el hombre obtener un conocimiento más profundo de Dios, y sólo entonces puede completarse dicho plan de gestión.

Durante los últimos días Dios ha venido principalmente con el fin de hablar Sus palabras. Él habla desde la perspectiva del Espíritu, del hombre, y de la tercera persona; habla de diferentes formas, usando una forma para un período de tiempo, y usa las formas de hablar para cambiar los conceptos del hombre y eliminar la imagen del Dios vago del corazón del hombre. Esta es la principal obra realizada por Dios. Como el hombre cree que Dios ha venido a sanar, a echar fuera demonios, a llevar a cabo milagros, y a concederle bendiciones materiales, Él lleva a cabo esta etapa de la obra —la obra de castigo y juicio— con el fin de eliminar esas cosas de los conceptos del hombre, de forma que este pueda conocer la realidad y la normalidad de Dios, y que la imagen de Jesús pueda eliminarse de su corazón y sustituirse por una nueva imagen de Dios. Tan pronto como la imagen de Dios en el hombre se haga vieja, pasa a ser un ídolo. Cuando Jesús vino y llevó a cabo esa etapa de la obra, no representó la totalidad de Dios. Llevó a cabo algunas señales y maravillas, habló algunas palabras, fue finalmente crucificado, y representó una parte de Dios. No podía representar todo lo que es de Dios, sino que lo representó realizando una parte de Su obra. Eso se debe a que Dios es muy grande, maravilloso e insondable, y sólo realiza una parte de Su obra en cada era. La obra llevada a cabo por Dios durante esta era es principalmente la provisión de las palabras para la vida del hombre, la revelación de la esencia de la naturaleza del hombre y el carácter corrupto de este, la eliminación de los conceptos religiosos, del pensamiento feudal, del pensamiento obsoleto, así como del conocimiento y la cultura del hombre. Todo esto debe ponerse en evidencia y purificarse por medio de las palabras de Dios. En los últimos días, Él usa palabras, y no señales y maravillas, para perfeccionar al hombre. Usa Sus palabras para descubrir, juzgar, castigar y perfeccionar al hombre, de forma que en las mismas este llegue a ver la sabiduría y la belleza de Dios, y a entender Su carácter, y así, a través de las palabras de Dios, el hombre vea Sus hechos. Durante la Era de la Ley, Jehová guió a Moisés fuera de Egipto con Sus palabras, y habló algunas otras a los israelitas; en ese momento, parte de los hechos de Dios quedaron claros, pero debido a que el calibre del hombre era limitado y nada podía completar su conocimiento, Él siguió hablando y obrando. En la Era de la Gracia, el hombre vio una vez más parte de los hechos de Dios. Jesús fue capaz de mostrar señales y maravillas, de sanar y echar fuera demonios, y ser crucificado, tres días después de lo cual resucitó y se apareció en la carne ante el hombre. Este sólo conocía esto de Dios. Conoce tanto como Él le muestra, y si Él no le mostrara nada más, esa sería la medida de la delimitación de Dios por parte del hombre. Así pues, Dios continúa obrando, de manera que el conocimiento que el hombre tiene de Él pueda volverse más profundo, y que pueda llegar a conocer gradualmente la esencia de Dios. Él usa Sus palabras para hacer perfecto al hombre. Las palabras de Dios revelan tu carácter corrupto y Su realidad sustituye tus conceptos religiosos. El Dios encarnado de los últimos días ha venido principalmente a cumplir las palabras: “La Palabra se hace carne, la Palabra viene en la carne, y la Palabra aparece en la carne”, y si no tienes un conocimiento exhaustivo de esto, seguirás siendo incapaz de mantenerte firme; durante los últimos días, Dios pretende principalmente cumplir una etapa de la obra en la que la Palabra aparece en la carne, y esta es una parte del plan de gestión de Dios. Por tanto, vuestro conocimiento debe ser claro; independientemente de cómo obre Dios, Él no permite que el hombre lo delimite. Si Dios no hiciera esta obra durante los últimos días, el conocimiento que el hombre tiene de Él no podría ir más lejos. Sólo sabrías que Dios puede ser crucificado, que puede destruir Sodoma, que Jesús puede resucitar de los muertos y aparecerse a Pedro… Pero nunca dirías que las palabras de Dios pueden cumplirlo todo, y conquistar al hombre. Sólo a través de la experiencia de las palabras de Dios puedes hablar de tal conocimiento, y cuanto más experimentas de Su obra, más exhaustivo será tu conocimiento de Él. Sólo entonces cesarás de delimitar a Dios en tus propios conceptos. El hombre llega a conocer a Dios experimentando Su obra, y no hay otra forma correcta de conocerlo. Hoy, existen muchas personas que no hacen nada sino que esperan a fin de ver señales, maravillas y el tiempo de la catástrofe. ¿Crees en Dios, o en la catástrofe? Si esperas hasta esta última será demasiado tarde, y si Dios no la envía, ¿ya no será Dios? ¿Crees en señales y maravillas, o en Dios mismo? Jesús no exhibió señales y maravillas cuando otros se burlaron de Él; ¿no era Dios? ¿Crees en señales y prodigios, o en la esencia de Dios? ¡Las opiniones del hombre sobre la creencia en Dios son erróneas! Jehová habló muchas palabras durante la Era de la Ley, pero hasta hoy algunas de ellas no se han cumplido. ¿Puedes decir que Jehová no era Dios?

Hoy, debería quedar claro para todos vosotros que, en los últimos días, Dios cumple principalmente la realidad de “la Palabra se hace carne”. A través de Su obra práctica en la tierra, hace que el hombre lo conozca, y trate con Él, y vea Sus hechos prácticos. Hace que el hombre vea claramente que Él es capaz de exhibir señales y maravillas, y también hay momentos en los que es incapaz de hacerlo, y esto depende de la era. A partir de esto puedes ver que Dios no es incapaz de mostrar señales y prodigios, sino que cambia Su operativa de acuerdo a Su obra y a la era. En la etapa actual de la obra, Él no muestra señales y maravillas; que lo hiciera en la era de Jesús se debió a que Su obra en esa era fue diferente. Dios no hace esa obra hoy, y algunas personas creen que es incapaz de exhibir señales y maravillas, o piensan que si no lo hace, no es Dios. ¿No es esto una falacia? Dios es capaz de mostrar señales y maravillas, pero está obrando en una era diferente, y por eso no hace esa obra. Como es una era diferente, y una etapa distinta de la obra de Dios, los hechos que Dios deja claros también lo son. La creencia del hombre en Dios no es la creencia en señales y maravillas ni en milagros, sino en Su obra real durante la nueva era. El hombre llega a conocer a Dios a través de la manera en que Él obra, y este conocimiento produce en él la creencia en Dios, es decir, la creencia en la obra y los hechos de Dios. En esta etapa de la obra, Él principalmente habla. No esperes a ver señales y maravillas; ¡no las verás! Porque no naciste durante la Era de la Gracia. De haberlo hecho, podrías haberlas visto, pero naciste durante los últimos días, y por eso sólo puedes ver la realidad y la normalidad de Dios. No esperes ver al Jesús sobrenatural durante los últimos días. Sólo eres capaz de ver al Dios encarnado práctico, que no es diferente de cualquier otro hombre normal. En cada era, Dios deja claros diferentes hechos. En cada era, Él deja claros parte de Sus hechos, y la obra de cada era representa una parte del carácter de Dios, y representa una parte de los hechos de Dios. Los hechos que Él deja claros varían con la era en la que obra, pero todos dan al hombre un conocimiento de Él que es más profundo, una creencia en Dios más centrada, y más sincera. El hombre cree en Dios por todos Sus hechos, y porque Él es maravilloso, muy grande, porque es todopoderoso, e insondable. Si crees en Dios porque es capaz de llevar a cabo señales y maravillas y puede sanar y echar fuera demonios, tu opinión es errónea, y algunas personas te dirán: “¿No pueden también los espíritus malignos hacer estas cosas?”. ¿No es esto confundir la imagen de Dios con la de Satanás? Hoy, la creencia del hombre en Dios se debe a Sus muchos hechos y a las muchas formas en las que Él obra y habla. Dios usa Sus declaraciones para conquistar al hombre y perfeccionarlo. El hombre cree en Dios por Sus muchos hechos, no porque pueda mostrar señales y maravillas, y sólo lo entiende porque ve Sus hechos. Sólo conociendo los hechos prácticos de Dios, cómo obra, los medios por los que emplea Su sabiduría, cómo habla, y cómo perfecciona al hombre —sólo conociendo estos aspectos— puedes comprender la realidad de Dios y entender Su carácter. Lo que le gusta, lo que aborrece, cómo obra en el hombre; entendiendo lo que le gusta y lo que no, puedes diferenciar entre lo positivo y lo negativo, y a través de tu conocimiento de Dios hay progreso en tu vida. En resumen, debes obtener un conocimiento de la obra de Dios, y debes rectificar tus opiniones acerca de la creencia en Dios.

Notas al pie:

a. El texto original dice “Eso”.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

Palabras diarias de Dios | ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?

 Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina


Palabras diarias de Dios | ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?

Como alguien que cree en Dios, debes entender que, en la actualidad, al recibir la obra de Dios en los últimos días y toda la obra del plan de Dios en ti, en verdad has recibido una exaltación y salvación inmensas de Dios. Toda la obra de Dios en el universo entero se ha centrado en este grupo de personas. Él ha dedicado todos Sus esfuerzos a vosotros y ha sacrificado todo por vosotros; Él ha reclamado y os ha dado toda la obra del Espíritu sobre todo el universo. Por eso es que os digo que sois afortunados. Más aún, Él ha desplazado Su gloria de Israel, Su pueblo elegido, a vosotros, con el fin de lograr que el propósito de Su plan se manifieste completamente a través de vuestro grupo de personas. Por lo tanto, vosotros sois los que vais a recibir la herencia de Dios, y aún más, vosotros sois los herederos de la gloria de Dios. Tal vez vosotros recordáis estas palabras: “Porque esta pequeña aflicción, que es momentánea, obra en nosotros un peso de gloria que sobrepasa todo y que es eterno”. En el pasado, vosotros habéis oído esta sentencia, sin embargo, nadie comprendió su verdadero significado. Hoy en día, vosotros conocéis bien el verdadero significado que ella posee. Estas palabras reflejan lo que Dios logrará en los últimos días. Y serán cumplidas sobre aquellos cruelmente afligidos por el gran dragón rojo en la tierra donde se encuentra. El gran dragón rojo persigue a Dios y es el enemigo de Dios, por lo que, en esta tierra, los que creen en Dios son sometidos a humillación y persecución. Es por ello que estas palabras se volverán ciertas en vuestro grupo de personas. A medida que la obra se lleva a cabo en una tierra que se opone a Dios, toda Su obra se encuentra con un obstáculo desmesurado, y muchas de Sus palabras no pueden cumplirse en el momento oportuno; por lo que la gente es refinada a causa de las palabras de Dios. Esto también es un elemento de sufrimiento. Es muy arduo para Dios llevar a cabo Su obra en la tierra del gran dragón rojo, pero es a través de esta dificultad que Dios realiza una etapa de Su obra para manifestar Su sabiduría y acciones maravillosas. Dios aprovecha esta oportunidad para hacer que este grupo de personas sean completadas. Debido al sufrimiento de la gente, su calibre, y todo el carácter satánico de la gente en esta tierra impura, Dios lleva a cabo Su obra de purificación y conquista, de manera que, al hacerlo así, Él pueda obtener la gloria y ganar a los que dan el testimonio de Sus obras. Esta es la relevancia completa de todos los sacrificios que Dios ha hecho para este grupo de personas. Es decir, Dios hace la obra de conquista sólo a través de los que se oponen a Él. Por tanto, sólo al hacerlo de esta manera, el gran poder de Dios puede manifestarse. En otras palabras, sólo los que están en la tierra impura son dignos de heredar la gloria de Dios, y sólo esto puede dar prominencia al gran poder de Dios. Por eso digo que la gloria de Dios se obtiene en la tierra impura y de aquellos que viven en su interior. Esta es la voluntad de Dios. Esto es igual a la etapa de la obra de Jesús; Él solamente podía ser glorificado entre aquellos fariseos que lo persiguieron. Si no hubiese sido por dicha persecución y por la traición de Judas, Jesús no habría sido ridiculizado o calumniado, ni mucho menos crucificado, y por tanto nunca hubiese obtenido la gloria. Dondequiera que Dios obra en cada era, y dondequiera que Él realiza Su obra en la carne, Él obtiene la gloria allí y allí también se gana a quienes Él tiene la intención de ganar. Este es el plan de la obra de Dios, y esta es Su gestión.

En el plan de Dios por varios miles de años, la obra realizada en la carne es en dos partes: en primer lugar es la obra de la crucifixión, por la cual Él es glorificado; la otra es la obra de la conquista y la perfección en los últimos días, por medio de la cual Él obtendrá gloria. Esta es la gestión de Dios. Por tanto, no consideréis demasiado sencilla la obra de Dios o la tarea que Dios os ha ordenado. Todos vosotros sois herederos del peso de gloria que sobrepasa todo y que es eterno, y esto fue especialmente ordenado por Dios. De las dos partes de Su gloria, una se revela en vosotros; la totalidad de una de las partes de la gloria de Dios es conferida a vosotros para que pueda ser vuestra heredad. Esta es la exaltación de Dios y Su plan predeterminado desde hace mucho tiempo. Dada la magnitud de la obra que Dios ha hecho en la tierra en la que habita el gran dragón rojo, esta obra, si se traslada a otra parte, hace mucho tiempo que hubiese dado grandes frutos y que hubiese sido aceptada fácilmente por el hombre. Y tal obra sería demasiado fácil de aceptar para los clérigos de Occidente que creen en Dios, porque la etapa de la obra de Jesús sirve como precedente. Es por esto que Él no puede alcanzar esta etapa de la obra de glorificación en otro lugar; es decir, mientras haya apoyo de todos los hombres y el reconocimiento de todas las naciones, no hay lugar donde la gloria de Dios repose. Y esta es, precisamente, la extraordinaria relevancia que esta etapa de la obra mantiene en esta tierra. Entre vosotros, no hay un solo hombre que reciba la protección de la ley; más bien, estáis penalizados por la ley, y la mayor dificultad es que ningún hombre os comprende, ya sea vuestros familiares, vuestros padres, vuestros amigos o vuestros colegas. Nadie os comprende. Cuando Dios os rechaza, no hay manera de que continuéis viviendo en la tierra. Pero, aun así, la gente no puede soportar dejar a Dios; esta es la relevancia de la conquista de Dios sobre la gente, y esto es la gloria de Dios. Lo que habéis heredado en el presente supera lo heredado por todos los antiguos apóstoles y profetas, y es incluso más grande que lo heredado por Moisés y Pedro. Las bendiciones no pueden ser recibidas en un día o dos; deben ser ganadas por medio de mucho sacrificio. Es decir, debéis poseer un amor refinado, una gran fe, y las muchas verdades que Dios os pide que alcancéis. Además, debéis ser capaces de dirigir vuestro rostro hacia la justicia y nunca dejaros intimidar o ser sometidos, y debéis mantener un amor constante e inquebrantable por Dios. Se os exige resolución, como también un cambio en vuestro carácter de la vida; vuestra corrupción debe ser curada, y debéis aceptar toda la orquestación de Dios sin quejaros, e incluso ser obediente hasta la muerte. Esto es lo que debéis lograr. Este es el objetivo final de Dios y las exigencias que Dios pide a este grupo de personas. A medida que Él os confiere, también Él debe pediros cosas a cambio y haceros las exigencias apropiadas. Por tanto, toda la obra de Dios no es sin razón, y desde allí puede verse por qué Dios, una y otra vez, realiza una obra de altos estándares y requisitos estrictos. Es por ello que vosotros debéis estar llenos de fe en Dios. En resumen, toda la obra de Dios es hecha por vuestro bien, para que seáis dignos de recibir Su heredad. Esto no es tanto por el bien de la propia gloria de Dios, sino por el bien de vuestra salvación y para el perfeccionamiento de este grupo de personas que sufren profundamente en la tierra impura. Debéis comprender la voluntad de Dios. Y por eso exhorto a los muchos ignorantes sin ninguna percepción o sentido: No pongáis a Dios a prueba y no os resistáis más. Dios ya ha soportado todo el sufrimiento que el hombre nunca ha soportado, y hace mucho que ha sufrido demasiada humillación en lugar del hombre. ¿Qué hay que no podáis abandonar? ¿Qué podría ser más importante que la voluntad de Dios? ¿Qué podría estar por encima del amor de Dios? De por sí, ya es una tarea doblemente ardua para Dios el llevar a cabo Su obra en esta tierra impura. Si el hombre a sabiendas e intencionalmente transgrede, la obra de Dios tendrá que ser extendida. En cualquier caso, esto no es conveniente para nadie, y no beneficia a nadie. Dios no está limitado por el tiempo; Su obra y Su gloria están en primer lugar. Por tanto, no importa el tiempo que se lleve, Él no escatimará ningún sacrificio si se trata de Su obra. Este es el carácter de Dios: Él no descansará hasta que Su obra sea completada. Es sólo cuando llegue el momento en que Él obtenga la segunda parte de Su gloria que podrá Su obra ser concluida. Si no le es posible a Dios terminar por todo el universo la obra de la segunda parte de Su glorificación, Su día nunca llegará, Su mano nunca se apartará de Sus elegidos, Su gloria nunca llegará a Israel, y Su plan nunca concluirá. Deberéis ver que la voluntad y la obra de Dios no son tan simples como la creación de los cielos y de la tierra y de todas las cosas. Porque la obra del presente es transformar a los que han sido corrompidos, a los que han llegado a ser extremadamente insensibles, y purificar a los que fueron creados y luego procesados por Satanás; no es crear a Adán y a Eva, y mucho menos tiene que ver con crear la luz o crear todo tipo de plantas y animales. Su obra en el presente es purificar todo lo que ha sido corrompido por Satanás a fin de poderlo rescatar y convertirlo en Su posesión y Su gloria. Dicha obra no es tan sencilla como el hombre imagina la creación de los cielos y la tierra y de todas las cosas, y no es equivalente a la obra de maldecir a Satanás y enviarlo al abismo, como el hombre imagina. Más bien, tiene que ver con transformar al hombre, con volver lo que es negativo en positivo, y obtener posesión sobre aquello que no le pertenece. Esta es la verdad interna de esta etapa de la obra de Dios. Debéis daros cuenta de ello, y no debéis simplificar las cosas. La obra de Dios no es como ninguna obra ordinaria. Su maravilla no puede ser concebida por la mente del hombre, y su sabiduría no puede ser alcanzada por el hombre. Dios no está creando todas las cosas, y tampoco las está destruyendo. Más bien, Él está cambiando toda Su creación y purificando todas las cosas que han sido contaminadas por Satanás. Por lo tanto, Dios iniciará una obra de gran magnitud, y esta es la relevancia total de la obra de Dios. De estas palabras, ¿crees que la obra de Dios es tan sencilla?

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso



Ya que crees en Dios deberías vivir por la verdad

Ya que crees en Dios deberías vivir por la verdad


Palabras diariasYa que crees en Dios deberías vivir por la verdad

El problema común que existe en todos los hombres es que entienden la verdad pero no la pueden poner en práctica. Un factor es que el hombre no está dispuesto a pagar el precio, y el otro es que el discernimiento del hombre es demasiado insuficiente; no es capaz de ver más allá de muchas de las dificultades que existen en la vida real y no sabe cómo practicar adecuadamente. Ya que el hombre tiene muy poca experiencia, poco calibre, y una comprensión limitada de la verdad, es incapaz de resolver las dificultades con las que se encuentra en la vida. Sólo puede prestar servicio verbal de su fe en Dios, sin ser capaz de traer a Dios a su vida cotidiana. En otras palabras, Dios es Dios y la vida es la vida, como si el hombre no tuviera relación con Dios en su vida. Esto es lo que todos los hombres creen. Tal forma de fe en Dios no le permitirá al hombre ser ganado y perfeccionado por Dios en la realidad. En verdad, no es que la palabra de Dios esté incompleta, sino que la habilidad del hombre para recibir Su palabra simplemente es inadecuada. Se puede decir que casi ningún hombre actúa según las intenciones de Dios. Más bien, su fe en Dios está de acuerdo a sus propias intenciones, nociones religiosas establecidas y costumbres. Pocos son aquellos que sufren una transformación después de aceptar la palabra de Dios y comienzan a actuar de acuerdo a Su voluntad. Más bien, persisten en sus creencias equivocadas. Cuando el hombre comienza a creer en Dios, lo hace basándose en las reglas convencionales de la religión y vive e interactúa con los demás completamente sobre el fundamento de su propia filosofía de vida. Tal es el caso de nueve de cada diez personas. Muy pocos son los que formulan otro plan y le dan la vuelta a una nueva página después de comenzar a creer en Dios. Nadie considera o pone en práctica la palabra de Dios como la verdad.

Toma la fe en Jesús, por ejemplo. Sin importar que un hombre fuera un novato en la fe, o que un hombre lo fuera por un largo tiempo, todos sencillamente ponían en uso los talentos que tenían y demostraban las habilidades que poseían. Los hombres sencillamente agregaban “fe en Dios”, estas tres palabras, a sus vidas habituales, sin embargo, no hacían un cambio en su carácter, y su fe en Dios no crecía en lo más mínimo. La búsqueda del hombre no era ni caliente ni fría. No dijo que no creía, pero tampoco se entregaba por completo a Dios. Nunca había amado verdaderamente a Dios o había obedecido a Dios. Su fe en Dios era tanto genuina como fingida, y se hizo de la vista gorda y no fue sincero en la práctica de su fe. Siguió en tal estado de desconcierto desde el mismo principio hasta el tiempo de su muerte. ¿Cuál es el significado de esto? Ya que crees en el Dios práctico, el día de hoy te debes situar en el camino correcto. Al tener fe en Dios, no sólo debes buscar las bendiciones, sino debes buscar amar a Dios y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento y tu propia búsqueda, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un verdadero entendimiento de Dios, y tener un amor verdadero de Dios que brote de tu corazón. En otras palabras, tu amor por Dios es el más genuino, de tal manera que nadie puede destruirlo o ponerse en el camino de tu amor por Él. Entonces, estás en el camino correcto de la fe en Dios. Esto prueba que perteneces a Dios, porque Dios ha tomado posesión de tu corazón, por lo que nada más puede poseerte. Debido a tu experiencia, al precio que pagaste y a la obra de Dios, eres capaz de desarrollar un amor espontáneo por Dios. Entonces eres liberado de la influencia de Satanás y vives a la luz de la palabra de Dios. Sólo cuando te has librado de la influencia de las tinieblas puedes considerar que has ganado a Dios. En tu creencia en Dios, debes buscar esta meta. Este es el deber de cada uno de vosotros. Nadie debe ser complaciente con las cosas como están. No podéis estar dudosos en cuanto a la obra de Dios o considerarla a la ligera. Debéis pensar en Dios en todos los aspectos y en todo momento, y hacer todas las cosas por Su causa. Y cuando habléis o hagáis cosas, debéis colocar primero los intereses de la casa de Dios. Sólo esto es conforme a la voluntad de Dios.

El mayor defecto del hombre que tiene fe en Dios es que su fe sólo es de palabras y Dios para nada existe en su vida práctica. Todos los hombres, de hecho, creen en la existencia de Dios, sin embargo, Dios no es parte de sus vidas diarias. Muchas oraciones de Dios salen de la boca del hombre, pero Dios tiene poco lugar en su corazón, y por eso Dios prueba al hombre una y otra vez. Ya que el hombre es impuro, Dios no tiene alternativa sino probar al hombre para que se sienta avergonzado y se llegue a conocer a sí mismo en las pruebas. De otro modo, todos los hombres se convertirán en hijos del arcángel y el hombre se hará cada vez más corrupto. Durante la creencia del hombre en Dios, muchos motivos y objetivos personales son expulsados a medida que Dios lo limpia sin cesar. De otro modo, Dios no puede usar a ningún hombre y no tiene manera de hacer en el hombre la obra que debe hacer. Dios primero limpia al hombre. En este proceso, el hombre puede llegar a conocerse a sí mismo y Dios puede transformar al hombre. Sólo después de esto puede Dios obrar Su vida en el hombre, y sólo de esta manera puede el corazón del hombre volverse por completo a Dios. Así que, creer en Dios no es tan simple como el hombre puede decir. Según Dios lo ve, si sólo tienes conocimiento pero no tienes Su palabra como vida, si estás limitado sólo a tu propio conocimiento pero no puedes practicar la verdad o vivir la palabra de Dios, entonces esto es prueba de que todavía no tienes un corazón para amar a Dios, y muestra que tu corazón no le pertenece a Dios. Llegar a conocer a Dios creyendo en Él: esta es la meta final y es lo que el hombre debe buscar. Debes consagrar esfuerzo en vivir las palabras de Dios, para que se puedan llevar a cabo en tu práctica. Si sólo tienes conocimiento doctrinal, entonces tu fe en Dios se quedará en nada. Sólo si luego también practicas y vives Su palabra, tu fe se puede considerar completa y de acuerdo con la voluntad de Dios. En este camino, muchos hombres pueden hablar de mucho conocimiento, pero en el momento de su muerte, sus ojos llenan de lágrimas y se odian a sí mismos por haber desperdiciado toda una vida y haber vivido en vano hasta la vejez. Sólo tienen entendimiento, pero nunca la oportunidad de glorificar a Dios. Pasaron todas sus vidas luchando y caminando de aquí para allá, sin embargo, en su hora de muerte, hay arrepentimiento en sus corazones. Sólo en la hora de su muerte muchos vuelven en sí y se dan cuenta del significado de la vida. ¿No es entonces demasiado tarde? ¿Por qué no aprovechas el día y buscas la verdad que amas? ¿Por qué esperar hasta mañana? Si en vida no sufres por la verdad o buscas obtenerla, ¿podría ser que desearas sentir arrepentimiento en tu lecho de muerte? Si así es, ¿entonces por qué creer en Dios? En verdad, hay muchos asuntos en los que el hombre, si le consagra sólo el más mínimo esfuerzo, puede poner la verdad en práctica y así agradar a Dios. Los demonios constantemente poseen el corazón del hombre, por lo que no puede actuar en favor de Dios. Más bien, constantemente va de aquí para allá por la carne, y al final no se beneficia de nada. Es por estas razones que el hombre tiene constantes problemas y aflicciones. ¿No son estos los tormentos de Satanás? ¿No es esto la corrupción de la carne? No debes engañar a Dios sólo prestando servicio de labios para afuera. Más bien, debes tomar una acción tangible. No te engañes a ti mismo; ¿qué significado hay en eso? ¿Qué puedes ganar por vivir por el bien de tu carne y por trabajar duro por la fama y la fortuna?

Palabras diarias | Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

 Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

Palabras diarias  | Tener un carácter inalterable es estar en enemistad con Dios

Después de varios miles de años de corrupción, el hombre se ha vuelto insensible y torpe, un demonio que se opone a Dios; tan es así que la rebeldía del hombre hacia Dios ha sido documentada en los libros de historia, e incluso el hombre mismo es incapaz de dar una explicación completa de su comportamiento rebelde, porque el hombre ha sido profundamente corrompido por Satanás, y se ha dejado engañar por Satanás al punto de que no sabe a dónde acudir. Todavía hoy, el hombre sigue traicionando a Dios: Cuando el hombre ve a Dios, lo traiciona, y cuando no puede ver a Dios, también lo traiciona. Hay incluso quienes, habiendo sido testigos de las maldiciones de Dios y la ira de Dios, aun así lo traicionan. Y por eso digo que el sentido del hombre ha perdido su función original, y que también la conciencia del hombre ha perdido su función original. El hombre que Yo veo es una bestia con traje humano, es una serpiente venenosa, y no importa lo lastimoso que pretenda aparecer ante Mis ojos, nunca seré misericordioso con él, porque el hombre no ha captado la diferencia entre lo negro y lo blanco, la diferencia entre la verdad y lo que no es verdad. El sentido del hombre está en extremo entumecido, pero aun así sigue deseando obtener bendiciones; su humanidad es en extremo innoble, pero aun así sigue deseando obtener la soberanía de un rey. ¿De quién podría ser rey con un sentido como ese? ¿Cómo puede alguien con una humanidad como esa pretender sentarse sobre un trono? ¡El hombre en verdad no tiene vergüenza! ¡Es un desgraciado engreído! Para aquellos de vosotros que deseéis obtener bendiciones, os sugiero que primero encontréis un espejo y miréis vuestra propia y fea reflexión. ¿Posees lo que se requiere para ser un rey? ¿Acaso tienes la cara de alguien que pueda obtener bendiciones? No ha habido el más mínimo cambio en tu carácter, ni has puesto ninguna verdad en práctica, pero aun así deseas un maravilloso mañana. ¡Te estás haciendo ilusiones! Nacido en una tierra tan sucia, el hombre ha sido gravemente asolado por la sociedad, ha sido influenciado por una ética feudal, y ha sido enseñado en “centros de educación superior”. Un pensamiento retrógrado, una moral corrupta, una mala visión de la vida, una filosofía despreciable, una existencia completamente inútil, y un estilo de vida y costumbres depravadas, todas estas cosas han penetrado fuertemente dentro del corazón del hombre, y han socavado y atacado severamente su conciencia. Como resultado, el hombre está cada vez más distante de Dios, y es cada vez más contrario a Él. El carácter del hombre se vuelve cada vez más vicioso día tras día, y no hay una sola persona que voluntariamente renuncie a algo por Dios, ni una sola persona que voluntariamente obedezca a Dios, ni menos aún, una sola persona que busque voluntariamente el semblante de Dios. En vez de ello, bajo el dominio de Satanás, el hombre no hace más que buscar el placer, entregándose a la corrupción de la carne en la tierra del lodo. Incluso cuando escuchan la verdad, aquellos que viven en la oscuridad no consideran ponerla en práctica, ni tampoco muestran interés en buscar a Dios, aun cuando hayan contemplado Su semblante. ¿Cómo podría una humanidad tan depravada tener alguna posibilidad de salvación? ¿Cómo podría una humanidad tan decadente vivir dentro de la luz?

El carácter del hombre debe ser cambiado comenzando por el conocimiento de su esencia, y a través de cambios en su pensamiento, su naturaleza y su perspectiva mental, por medio de cambios fundamentales. Sólo así se lograrían cambios verdaderos en el carácter del hombre. El carácter corrupto del hombre proviene de haber sido envenenado y pisoteado por Satanás, del daño atroz que Satanás ha infligido a su pensamiento, su moral, su percepción y su sentido. Es precisamente debido a que estas cosas fundamentales del hombre han sido corrompidas por Satanás, y que son diametralmente distintas a como Dios las creó originalmente, que el hombre se opone a Dios y no entiende la verdad. Por ende, los cambios en el carácter del hombre deben comenzar con cambios en su pensamiento, percepción y sentido que cambien su conocimiento de Dios y su conocimiento de la verdad. Los que nacieron en la tierra más profundamente corrompida de todas las tierras, son aún más ignorantes sobre lo que Dios es, o lo que significa creer en Dios. Mientras más corruptas sean las personas, menos saben sobre la existencia de Dios, y más pobres son su sentido y su percepción. La fuente de oposición y rebeldía del hombre contra Dios es el haber sido corrompido por Satanás. Debido a que ha sido corrompido por Satanás, la conciencia del hombre se ha insensibilizado, se ha vuelto inmoral, sus pensamientos se han degenerado, y ha desarrollado una actitud mental retrógrada. Antes de ser corrompido por Satanás, el hombre de manera natural seguía a Dios y obedecía Sus palabras. Por naturaleza tenía sensatez y una buena conciencia, y tenía una humanidad normal. Después de haber sido corrompido por Satanás, su sentido original, su conciencia, y su humanidad se embotaron y fueron mermados por Satanás. Debido a ello, el hombre ha perdido su obediencia y amor a Dios. El sentido del hombre se ha vuelto aberrante, su carácter se ha vuelto como el de un animal, y su rebeldía hacia Dios es cada vez más frecuente y grave. Sin embargo, el hombre todavía no conoce ni reconoce esto, y meramente se opone a ciegas y se rebela. La revelación del carácter del hombre es la expresión de su sentido, de su percepción y de su conciencia, pero debido a que su sentido y su percepción se han enfermado, y su conciencia se ha vuelto supremamente sorda, su carácter se ha revelado contra Dios. Si el sentido y la percepción del hombre no pueden cambiar, entonces los cambios en su carácter son imposibles de lograr, como tampoco lo sería el volverse conforme al corazón de Dios. Si el sentido del hombre es endeble, entonces no puede servir a Dios y no es apto para ser usado por Dios. Un “sentido normal” se refiere a ser obediente y fiel a Dios, anhelar a Dios, ser inequívoco con respecto a Dios, y tener una conciencia hacia Dios. Se refiere a ser de un solo corazón y mente hacia Dios, y a no oponerse a Dios deliberadamente. Los que poseen un sentido aberrante no son así. Desde que el hombre fue corrompido por Satanás ha creado nociones acerca de Dios, y no ha sido leal ni ha anhelado a Dios, y menos si se habla de una conciencia hacia Dios. El hombre deliberadamente se opone a Dios y juzga a Dios, y, aún más, le lanza invectivas a Sus espaldas. El hombre sabe claramente que Él es Dios, y aún así lo juzga a Sus espaldas, no tiene intención de obedecer a Dios, y se limita a hacer exigencias y solicitudes ciegas a Dios. Tales personas —la gente que tiene un sentido aberrante— son incapaces de conocer su propio y despreciable comportamiento, o de lamentar su rebeldía. Si la gente fuese capaz de conocerse a sí misma, entonces recuperarían un poco de su sentido común; cuanto más las personas sean rebeldes contra Dios y no se conozcan a sí mismas, más su sentido común será endeble.

La fuente de la revelación del carácter corrupto del hombre no es más que su conciencia embotada, su naturaleza malévola, y su sentido endeble; si la conciencia y el sentido común del hombre regresaran a la normalidad, entonces él se volvería apto para ser usado ante Dios. Es simplemente debido a que la conciencia del hombre ha estado siempre insensibilizada, y que el sentido del hombre nunca ha sido sano, y que se ha hecho cada vez más torpe, lo que ha provocado que el hombre se haya vuelto cada vez más rebelde hacia Dios, hasta el punto, incluso, de clavar a Jesús en la cruz, y de negarse a que Dios encarnado de los últimos días entre en su casa, y que condene la carne de Dios, y que vea la carne de Dios como vil y precaria. Si el hombre tuviese al menos un poquito de humanidad, no sería tan cruel en su trato de la carne del Dios encarnado; si tuviese al menos un poco de sentido, no sería tan despiadado en su trato de la carne de Dios encarnado; si tuviese un poco de conciencia, no sería tan “agradecido” al Dios encarnado de esta manera. El hombre vive en la era de Dios hecho carne, sin embargo, es incapaz de dar gracias a Dios por haberle dado una oportunidad tan buena, y en vez de ello, maldice la venida de Dios, o ignora por completo el hecho de la encarnación de Dios, y se muestra aparentemente en contra de ella y hastiado de ello. Independientemente de cómo el hombre trate la venida de Dios, Dios, en pocas palabras, siempre ha llevado Su trabajo adelante y de todas maneras, aunque el hombre no haya sido en lo más mínimo acogedor hacia Él, y le hace solicitudes ciegas. El carácter del hombre se ha vuelto extremadamente vicioso, su sentido ha crecido de forma sumamente apática, y su conciencia ha sido aplastada por completo por el maligno, por lo que hace ya tiempo que dejó de ser la conciencia original del hombre. El hombre no sólo es ingrato con un Dios encarnado que le otorga tanta vida y gracia a la humanidad, sino que incluso se ha resentido con Dios por haberle dado la verdad; es debido a que el hombre no tiene el menor interés en la verdad, que se siente resentido con Dios. No sólo es el hombre incapaz de dar su vida por Dios encarnado, sino que también trata de obtener favores de Él, y reclama un interés que es docenas de veces mayor que lo que el hombre ha dado a Dios. Las personas que poseen este tipo de conciencia y sentido, dan por hecho todo esto, y todavía creen que han invertido demasiado en Dios, y que Dios les ha dado demasiado poco. Hay personas que me han dado una taza de agua y sin reparos extienden sus manos para pedirme el equivalente de[a] dos tazas de leche; o me han dado una habitación por una noche, pero han intentado cobrarme muchas veces más en gastos de alojamiento. Con una humanidad como esta, y una conciencia así, ¿cómo podéis vosotros aún desear obtener la vida? ¡Qué desgraciados y despreciables sois! Es debido a esta humanidad y conciencia del hombre, que Dios encarnado deambula por la tierra, sin conseguir lugar donde encontrar refugio. Aquellos que en verdad poseen conciencia y humanidad, deben adorar y servir de todo corazón a Dios encarnado, no por la cantidad de trabajo que Él haya hecho, sino aun si Él no hubiese realizado trabajo alguno. Esto es lo que deben hacer aquellos de sano sentido, y es el deber del hombre. La mayoría de las personas hablan incluso de poner condiciones para su servicio a Dios: No les importa si Él es Dios o un hombre, y sólo hablan de sus propias condiciones, y persiguen únicamente lograr sus propios deseos. Cuando cocináis para Mí, demandáis honorarios de chef; cuando corréis para Mí, pedís honorarios de corredor; cuando trabajáis para Mí, demandáis honorarios por vuestro trabajo; cuando laváis Mi ropa vosotros demandáis tarifas de lavandería; cuando proveéis para la iglesia demandáis retribución por los costos incurridos; cuando habláis, demandáis pagos de conferencista; cuando distribuís libros, demandáis comisiones por su distribución; y cuando escribís, demandáis honorarios de escritor. Aquellos con quienes he tratado, incluso me han exigido una recompensa, mientras que aquellos que han sido enviados a su casa, exigen reparaciones por los daños a su nombre; aquellos que no están casados ​​exigen una dote, o una compensación por su juventud perdida; los que matan un pollo piden honorarios de carnicero; los que fríen alimentos demandan honorarios de fritura; los que hacen la sopa también exigen un pago por ello… Esta es vuestra noble y poderosa humanidad, y estas son las medidas dictadas por vuestra tibia conciencia. ¿Dónde está vuestro sentido? ¿Dónde está vuestra humanidad? ¡Os digo esto! Si continuáis como hasta ahora, dejaré de realizar obras entre vosotros. No voy a trabajar entre una manada de bestias vestidas de humanos; no voy a sufrir así por un grupo de personas cuyo pálido rostro esconde un corazón salvaje; no voy a padecer por tal grupo de animales que no tiene la más mínima posibilidad de salvación. ¡El día que os dé la espalda, será el día en que moriréis, será el día en que la oscuridad venga sobre vosotros, y el día en que os abandonará la luz! ¡Dejadme deciros esto! Nunca seré benevolente con un grupo como el vuestro, ¡un grupo que está incluso por debajo de los animales! Hay límites a Mis palabras y acciones, y tal y como están vuestra humanidad y conciencia, no haré más obras, porque carecéis demasiado de conciencia, me habéis causado demasiado dolor, ¡y vuestro despreciable comportamiento me disgusta demasiado! Las personas que tanto carecen de humanidad y conciencia, nunca tendrán oportunidad de salvación; nunca salvaré a personas tan desalmadas e ingratas como estas. Cuando llegue Mi día, Yo haré llover Mis abrasadoras llamas por toda la eternidad sobre los hijos de desobediencia que una vez provocaron Mi violenta ira, impondré Mi castigo eterno sobre aquellos animales que una vez lanzaron improperios sobre Mí y me abandonaron, echaré a la hoguera eterna con el fuego de Mi ira a los hijos de la desobediencia que una vez comieron y vivieron junto a Mí, pero que no creyeron en Mí, y me insultaron y traicionaron. Someteré a Mi castigo a todos aquellos que provocaron Mi ira, haré llover Mi ira entera sobre esas bestias que una vez desearon pararse hombro a hombro conmigo, pero que no me adoraron ni obedecieron; la vara con la que golpeo al hombre caerá sobre aquellos animales que una vez disfrutaron de Mi cuidado y de los misterios que pronuncié, y que intentaron extraer disfrute material de Mí. No seré indulgente con ninguna persona que trate de tomar Mi lugar; no perdonaré a ninguno de los que traten de arrebatarme la comida y la ropa. Por ahora, vosotros continuáis estando libres de todo daño y seguiréis excediéndoos en las demandas que me hacéis. Cuando llegue el día de la ira, no me haréis más demandas; en ese momento, os dejaré “disfrutar” todo lo que satisfaga vuestro corazón, clavaré vuestra cara en la tierra, ¡y nunca más seréis capaces de levantaros de nuevo! Tarde o temprano, Yo voy a “amortizar” esta deuda con vosotros, y Mi esperanza es que aguardéis pacientemente la llegada de este día.

Si estos seres despreciables en verdad pudieran dejar de lado sus deseos extravagantes y regresar a Dios, entonces todavía tendrían la oportunidad de salvación; si el hombre tiene un corazón que verdaderamente anhela a Dios, entonces él no será abandonado por Dios. El hombre falla en conseguir a Dios, no porque Dios tenga emociones, o porque Dios no esté dispuesto a ser conseguido por el hombre, sino porque el hombre no desea conseguir a Dios, y porque el hombre no busca con urgencia a Dios. ¿Cómo podría alguien que en verdad busque a Dios ser maldecido por Dios? ¿Cómo podría alguien que posea un sentido santo y una conciencia sensible ser maldecido por Dios? ¿Cómo podría alguien que realmente adore y sirva a Dios ser consumido por el fuego de Su ira? ¿Cómo podría alguien que esté contento de obedecer a Dios ser expulsado de la casa de Dios? ¿Cómo podría alguien que pudo amar a Dios lo suficiente vivir bajo el castigo de Dios? ¿Cómo podría alguien que se siente feliz de renunciar a todo por Dios, ser dejado sin nada? El hombre no está dispuesto a buscar a Dios, no está dispuesto a desprenderse de sus pertenencias por Dios, y no está dispuesto a dedicar un esfuerzo de por vida a Dios, sino que en cambio dice que Dios se ha ido demasiado lejos, que mucho sobre Dios está en contradicción con las nociones del hombre. Con una humanidad como esta, aun cuando no hayáis escatimado en vuestros esfuerzos, seríais incapaces de ganaros la aprobación de Dios, por no decir nada del hecho de que vosotros no buscáis a Dios. ¿No sabéis que sois las mercancías defectuosas de la humanidad? ¿No sabéis que no existe humanidad más mísera que la vuestra? ¿No sabéis cuál es vuestro “título honorífico”? Los que verdaderamente aman a Dios os llaman el padre del lobo, la madre del lobo, el hijo del lobo, y el nieto del lobo; sois los descendientes del lobo, la gente del lobo, y vosotros debéis conocer vuestra propia identidad y nunca olvidarla. No penséis que sois alguna figura superior: Vosotros sois el grupo más atroz de no humanos dentro de la humanidad. ¿Acaso no sabéis nada de esto? ¿Sabéis acaso cuánto riesgo Yo he tomado al trabajar entre vosotros? Si vuestro sentido no puede regresar a la normalidad, y vuestra conciencia no puede funcionar normalmente, entonces nunca os liberaréis del apelativo “lobo”, nunca escaparéis del día de la maldición, nunca os escaparéis del día de vuestro castigo. Vosotros habéis nacido inferiores, una cosa sin ningún valor. Vosotros sois inherentemente una manada de lobos hambrientos, un montón de escombros y basura, y, a diferencia de vosotros, Yo no obro sobre vosotros con el fin de obtener favores, sino por la necesidad de la obra. Si continuáis siendo rebeldes de esta manera, entonces detendré Mi obra, y no trabajaré nunca más sobre vosotros; por el contrario, transferiré Mi obra a otro grupo que me complazca, y de esta manera os dejaré para siempre, porque Yo no estoy dispuesto a mirar a los que están en enemistad conmigo. Así pues, ¿queréis ser compatibles conmigo, o estar en enemistad contra Mí?

Nota al pie:

a. El texto original dice “las monedas de oro para”.

Palabras diarias de Dios | ¿Has cobrado vida?

Has cobrado vida

Palabras diarias de Dios | ¿Has cobrado vida?

Cuando hayas conseguido el vivir de la humanidad normal, y hayas sido perfeccionado, aunque no puedas hablar profecía ni de ningún misterio, estarás viviendo y revelando la imagen de un humano. Dios creó al hombre, después de esto Satanás lo corrompió, y esta corrupción ha convertido a las personas en cuerpos muertos, y así, después de que hayas cambiado, serás diferente a esos cuerpos muertos. Son las palabras de Dios las que dan vida a los espíritus de las personas y hacen que vuelvan a nacer, y cuando los espíritus de las personas vuelvan a nacer habrán cobrado vida. La mención a “muertos” se refiere a los cadáveres que no tienen espíritu, a personas en quienes su espíritu ha muerto. Cuando a los espíritus de las personas se les da vida, ellas cobran vida. Los santos de los que antes se hablaba se refieren a las personas que han cobrado vida, aquellas que estuvieron bajo la influencia de Satanás pero que lo derrotaron. El pueblo escogido de China ha sufrido la persecución cruel e inhumana y el engaño del gran dragón rojo, lo que los ha dejado mentalmente devastados y sin el más mínimo valor para vivir. Por consiguiente, el despertar de sus espíritus debe comenzar con su esencia: Poco a poco, su espíritu debe ser despertado en su esencia. Cuando un día cobren vida, ya no habrá más obstrucciones y todo marchará sin problemas. Por el momento, esto sigue siendo inalcanzable. El vivir de la mayoría de las personas contiene mucho de la atmósfera de la muerte, están envueltas en un aura de muerte y les hace falta demasiado. Las palabras de algunas personas llevan muerte, sus acciones llevan muerte y casi todo lo que viven es muerte. Si hoy las personas públicamente dieran testimonio de Dios, entonces esta obra fracasaría porque ellas todavía tienen que cobrar vida completamente y hay demasiados muertos entre vosotros. Hoy, algunas personas preguntan por qué Dios no muestra algunas señales y maravillas para que Él pueda rápidamente esparcir Su obra entre las naciones gentiles. Los muertos no pueden dar testimonio de Dios; los vivos pueden, pero la mayoría de las personas hoy están muertas, demasiadas de ellas viven en la jaula de la muerte, viven bajo la influencia de Satanás y no pueden obtener la victoria, y entonces, ¿cómo podrían dar testimonio de Dios? ¿Cómo podrían esparcir la obra del evangelio?

Aquellos que viven bajo la influencia de la oscuridad son los que viven en medio de la muerte, son los que Satanás posee. Sin que Dios las salve y sin que Dios las juzgue y las castigue, las personas no pueden escapar de la influencia de la muerte, no se pueden convertir en los vivos. Estos muertos no pueden dar testimonio de Dios, ni tampoco Dios los puede usar, mucho menos pueden entrar al reino. Dios quiere el testimonio de los vivos, no de los muertos, y Él pide que los vivos trabajen para Él, no los muertos. “Los muertos” son los que se oponen y se rebelan contra Dios, son los que son insensibles en espíritu y no entienden las palabras de Dios, son los que no ponen la verdad en práctica y no tienen la más mínima lealtad a Dios, y son los que viven bajo el dominio de Satanás y que son explotados por Satanás. Los muertos se muestran oponiéndose a la verdad, rebelándose contra Dios y siendo viles, despreciables, maliciosos, brutos, engañosos e insidiosos. Aunque esas personas comen y beben las palabras de Dios, no pueden vivir las palabras de Dios; viven, pero son los muertos vivientes, son cadáveres que respiran. Los muertos son totalmente incapaces de agradar a Dios, mucho menos pueden obedecerlo absolutamente. Sólo pueden engañarlo, blasfemar contra Él y traicionarlo, y todo lo que viven revela la naturaleza de Satanás. Si las personas quieren convertirse en seres vivientes, y dar testimonio de Dios, y que Dios los apruebe, deben aceptar la salvación de Dios, se deben someter gustosamente a Su juicio y castigo y deben aceptar gustosamente la poda y el trato de Dios. Sólo entonces podrán poner en práctica todas las verdades que Dios exige, y sólo entonces obtendrán la salvación de Dios y verdaderamente se convertirán en seres vivientes. Dios salva a los vivos, Dios los ha juzgado y castigado, están dispuestos a consagrarse y están felices de darle sus vidas a Dios, y con gusto dedicarían todas sus vidas a Dios. Sólo cuando los vivos dan testimonio de Dios, Satanás puede ser avergonzado; sólo los vivos pueden esparcir la obra del evangelio de Dios, sólo los vivos son conforme al corazón de Dios, y sólo los vivos son personas reales. Originalmente el hombre que Dios hizo estaba vivo, pero debido a la corrupción de Satanás, el hombre vive en medio de la muerte, y vive bajo la influencia de Satanás, y así estas personas se han convertido en los muertos que no tienen espíritu, se han convertido en enemigos que se oponen a Dios, se han convertido en las herramientas de Satanás, y se han convertido en los cautivos de Satanás. Todas las personas vivientes que Dios creó se han convertido en muertos, y por eso Dios ha perdido Su testimonio y Él ha perdido a la humanidad que Él creó y que es lo único que tiene Su aliento. Si Dios ha de recuperar Su testimonio, y recuperar a los que Su propia mano hizo pero que Satanás ha tomado cautivos, entonces Él los debe resucitar para que se conviertan en seres vivientes, y Él los debe reclamar para que vivan en Su luz. Los muertos son los que no tienen espíritu, que son insensibles en extremo y que se oponen a Dios. Además, son los que no conocen a Dios. Estas personas no tienen la más mínima intención de obedecer a Dios, sólo se rebelan contra Él y se oponen a Él y no tienen la más mínima lealtad. Los vivos son aquellos cuyos espíritus han vuelto a nacer, que saben obedecer a Dios y que son leales a Dios. Poseen la verdad y el testimonio y sólo estas personas son agradables a Dios en Su casa. Dios salva a los que pueden cobrar vida, que pueden ver la salvación de Dios, que pueden ser leales a Dios y que están dispuestos a buscar a Dios. Él salva a los que creen en la encarnación de Dios y creen en Su aparición. Algunas personas pueden cobrar vida y algunas personas no; esto depende de si su naturaleza puede ser salvada o no. Muchas personas han escuchado un montón de palabras de Dios pero no entienden la voluntad de Dios, han escuchado muchas palabras de Dios pero todavía no son capaces de ponerlas en práctica, son incapaces de vivir cualquier verdad y también interfieren deliberadamente con la obra de Dios. Son incapaces de hacer ninguna obra de Dios, no pueden consagrar nada a Él, y también en secreto gastan el dinero de la iglesia y comen en la casa de Dios gratis. Estas personas están muertas y no serán salvas. Dios salva a todos los que están en medio de Su obra. Pero hay una parte de ellos que no puede recibir Su salvación; sólo un pequeño número puede recibir Su salvación porque la mayoría de las personas están demasiado muertas, están tan muertas que no pueden ser salvadas, Satanás las ha explotado totalmente y, por naturaleza, son demasiado maliciosas. Ese pequeño número de personas tampoco fue completamente capaz de obedecer a Dios. No fueron esos que habían sido absolutamente fieles a Dios desde el principio, ni que tenían el mayor amor por Dios desde el principio; en cambio, se han vuelto obedientes a Dios gracias a Su obra de conquista, ven a Dios gracias a Su amor supremo, hay cambios en su carácter gracias al justo carácter de Dios, y han llegado a conocer a Dios gracias a Su obra que es tanto práctica como normal. Sin esta obra de Dios, no importa qué tan buenas fueran estas personas, todavía serían de Satanás, todavía serían de la muerte, todavía estarían muertas. Que, hoy, esas personas puedan recibir la salvación de Dios es meramente porque están dispuestas a cooperar con Dios.

Gracias a su lealtad a Dios, Dios ganará a los vivos y vivirán en medio de Sus promesas, y por su oposición a Dios, a los muertos Dios los aborrecerá y rechazará y vivirán en medio de Su castigo y maldiciones. Tal es el justo carácter de Dios y ningún hombre lo puede cambiar. Gracias a su propia búsqueda, las personas reciben la aprobación de Dios y viven en la luz; por sus esquemas astutos, Dios maldice a las personas y descienden en medio del castigo; por su maldad, Dios castiga a las personas; y gracias a su anhelo y lealtad, las personas reciben las bendiciones de Dios. Dios es justo: Él bendice a los vivos y maldice a los muertos, para que siempre estén en medio de la muerte, y nunca vivirán en la luz de Dios. Dios llevará a los vivos a Su reino, Él llevará a los vivos a Sus bendiciones para que para siempre estén con Él. A los muertos Él los hará caer en la muerte eterna; son el objeto de Su destrucción y siempre le pertenecerán a Satanás. Dios no trata a nadie injustamente. Todos los que verdaderamente buscan a Dios seguramente permanecerán en la casa de Dios, y todos los que son desobedientes a Dios e incompatibles con Él seguramente vivirán en medio de Su castigo. Tal vez, no estás seguro de la obra de Dios en la carne, pero un día la carne de Dios no va a arreglar directamente el fin del hombre; en cambio, Su Espíritu va a arreglar el destino del hombre y en ese momento las personas sabrán que la carne de Dios y Su Espíritu son uno, que Su carne no puede cometer errores y que Su Espíritu es todavía más incapaz de cometer errores. Por último, Él seguramente llevará a todos los que cobran vida a Su reino, ni uno más, ni uno menos, y esos muertos que no han cobrado vida seguramente van a ser lanzados a la caverna de Satanás.