Fe en Dios

Reflexion del evangelio de hoy "Mensajero del evangelio" Qué consideración dan los pastores

 
Reflexion del evangelio de hoy "Mensajero del evangelio"Qué consideración dan los pastores

¡El camino que es rechazado y condenado por los líderes del mundo religioso,  es posible que es el camino verdadero.!

Algunas personas piensan el camino que los pastores y ancianos del mundo religioso rechazan y condenan debe ser el camino falso. ¿Es esto consistente con la verdad? Cuando el Señor Jesús obró, también fue condenado y resistido por los fariseos líderes religiosos, pero ahora, ¿quién puede decir que la obra del Señor Jesús es falsa? Por el contrario, el camino que es resistido y rechazado por los líderes religiosos y los partidos ateos, es posible que es el camino verdadero. Así como la aparición y la obra de Señor Jesús en ese momento, más allá del Antiguo Testamento, expresó verdades superiores, trajo el camino de la práctica a la gente en ese momento, y comenzó una nueva era. Al mismo tiempo, se expone la esencia maligna del odio de los fariseos hacia Dios, comenzaron rumores frenéticos y condenaron al Señor Jesús. De la misma manera, cuando el Señor regrese en los últimos días, expresa la verdad para mostrarnos el camino de librarse el pecado y entrar al reino de los cielos. La aparición y obra de Dios en los últimos días también será rechazada por el mundo. Esto está cumpliendo la profecía: "Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo[o] del cielo hasta el otro extremo[p] del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación" (Lucas 17: 24-25).
        

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Reflexion del evangelio de hoy ¿Quién es el obstáculo en el camino al reino celestial?

  Reflexion del evangelio de hoy ¿Quién es el obstáculo en el camino al reino celestial?

Por Meng’ai, Malasia

El año en que murió mi esposo, yo estaba completamente devastada y, además de eso, tenía la carga adicional de criar a mis hijos. La adversidad de pronto había golpeado mi vida, pero tuve conmigo el amor del Señor todo el tiempo y, con la ayuda de mis hermanos y hermanas, superé esos momentos difíciles. A fin de retribuir el amor del Señor, continué haciendo donaciones y sirviendo a la iglesia, y eso es lo que he estado haciendo desde hace más de treinta años. En ese tiempo, he experimentado el crecimiento de la iglesia y he visto el hecho glorioso de la difusión del evangelio del Señor Jesús. También he sido testigo de la desolación e impotencia en la iglesia. Pensé en cuando el Espíritu Santo por primera vez comenzó a hacer la gran obra en la iglesia, cuando experimentábamos gozo y ganábamos mucho a partir de escuchar lo que el pastor predicaba. Había amor mutuo entre los hermanos y hermanas, como si todos fuéramos una familia, y todos estábamos unidos para difundir el evangelio y dar testimonio del Señor. Más tarde, sin saber qué sucedió, ya no hubo luz en lo que el pastor predicaba. Era como si todo fuera la misma historia de siempre, repetida una y otra vez, y los creyentes simplemente no lograban obtener ningún tipo de alimento ni sustento de ello. Su fe y su amor poco a poco se debilitaron, y cada vez menos gente asistía a las reuniones. Los que participábamos en el servicio también solo nos dejábamos llevar por la corriente. Todos actuábamos según los deseos de la gente del ministerio y para nada en función del servicio a Dios; simplemente nos esforzábamos ante los demás y tratábamos de complacerlos. Sabía que esa clase de servicio no concordaba con la voluntad de Dios, y eso me hacía sufrir mucho. También me sentía impotente y no tenía idea de cómo recorrer el camino frente a mí. Por lo tanto, ansiaba mucho más que el Señor regresara lo antes posible, para que todos estos problemas se resolvieran.

Justo cuando me sentía perdida, en 2016 comencé a estudiar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Leí mucho de la palabra de Dios Todopoderoso y escuché lo que los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso compartían y de lo que daban testimonio, y finalmente comprendí que el Señor Jesús hacía mucho tiempo que había encarnado y había venido al mundo a expresar Sus palabras y realizar la obra de juicio de los últimos días comenzando por la casa de Dios, y que estaba haciendo todo esto para purificar y salvar por completo a la humanidad y llevarla al reino celestial. La palabra de Dios Todopoderoso me aclaró el misterio del regreso del Señor, en el cual había pensado durante muchos años. Entendí que el regreso del Señor estaba dividido en dos: la llegada en forma encubierta y la aparición pública. El Señor primero se hace carne como el Hijo del hombre en la llegada encubierta para expresar Sus palabras y juzgar y purificar al hombre, y para formar un grupo de vencedores antes de los desastres. Cuando desciendan los grandes desastres, Él recompensará a los buenos y castigará a los malvados, y se mostrará públicamente, apareciendo ante todas las naciones y los pueblos. En ese momento, la obra de Dios encarnado en la llegada oculta ya habrá concluido, y todos los que se resistan y condenen la obra de Dios en los últimos días enfrentarán los desastres con grandes lamentos y rechinando los dientes. Los hermanos y hermanas también me enseñaron algunas verdades, como las tres etapas de la obra de Dios para salvar a la humanidad, la importancia de la encarnación de Dios y cómo Él realiza la obra de juicio en los últimos días. Así comprendí por qué antes, al servir a la iglesia, no habíamos contado con la guía de Dios, y por qué no veíamos un camino para seguir al leer las Escrituras, orar y estudiar la Biblia. Entendí por qué no habíamos sentido la presencia del Espíritu Santo. Dios ya había realizado una obra nueva, había concluido la Era de la Gracia y dado inicio a la Era del Reino. El Espíritu Santo ya no estaba obrando dentro de las iglesias de la Era de la Gracia, por eso los espíritus de las personas se habían marchitado y oscurecido, desprovistos de todo posible gozo o satisfacción, y no podían obtener ningún sustento en sus vidas espirituales. Fue gracias a la guía y la orientación de Dios que pude reconocer Su voz en la palabra de Dios Todopoderoso, y acepté con alegría la obra de Dios en los últimos días. Más tarde, los hermanos y hermanas con frecuencia compartían la palabra de Dios Todopoderoso conmigo a través de internet. Ver las películas, los videos de danzas corales y los videos musicales producidos por la Iglesia de Dios Todopoderoso me dio mucho sustento, y le agradecí a Dios desde el fondo de mi corazón por conducirme ante Su trono. Disfruté del pastoreo y el alimento de la palabra de Dios y comencé a vivir una vida dichosa cara a cara con Él.

Un día, la esposa de uno de los pastores de la iglesia de imprevisto me envió un mensaje que decía: “¿Por qué le diste “me gusta” a una publicación del Relámpago Oriental? También permitiste que se publicara en tu perfil, y eso va en contra de la voluntad del Señor. Si nuestros feligreses ven el posteo sobre el Relámpago Oriental y se interesan por las palabras de Dios Todopoderoso, se van a ir todos a leer más sobre el Relámpago Oriental y, entonces, ¿qué vamos a hacer? No debes volver a ponerte en contacto con la gente del Relámpago Oriental. Debes borrar su información de contacto de inmediato…” Le respondí: “Las películas evangélicas, los himnos y los videos musicales de la Iglesia de Dios Todopoderoso son bastante buenos y he obtenido mucho de ellos. ¡Tengo que darles un ‘me gusta’!” Quería enviarle más mensajes a la esposa del pastor pero, antes de que pudiera terminar el mensaje, ella me dijo muchas cosas que atacaban y condenaban a Dios Todopoderoso y difamaban a la Iglesia de Dios Todopoderoso. Vi que ella no tenía ninguna intención de estudiar este importante asunto del regreso del Señor, sino que simplemente se dedicaba a juzgarlo y a condenarlo sin ningún reparo. Ya no quise seguir hablando de esto con ella, así que cambié de tema.

Unos días después de eso, el pastor Yang vino a buscarme para conversar. Tras algunos comentarios amables, el pastor Yang me preguntó: “¿Has estudiado otros grupos religiosos por internet?” No sabía por qué el pastor Yang me hacía esa pregunta, y le dije: “Mis amigos de Facebook pertenecen a muchas denominaciones diferentes y, si creo que los artículos que publican son correctos y buenos, siempre trato de entenderlos y de ver si contienen alguna nueva luz. ¿Dices que está mal que haga eso?” El pastor Yang me preguntó de nuevo: “¿Te convertiste al Relámpago Oriental hace dos años? ¿Por qué quieres estudiarlo? Además, ¿con frecuencia vas a buscar a Fulana de Tal (una hermana que había aceptado la obra de Dios de los últimos días, cuyas fotografías se habían publicado y que el pastor de su iglesia original había condenado y abandonado)? […]” Al oír la sarta de preguntas del pastor Yang, me empecé a sentir molesta y le dije “La Iglesia de Dios Todopoderoso es buena y en ella se encuentran la verdad y la obra del Espíritu Santo. Iré a cualquier lugar donde se halle la verdad y la obra del Espíritu Santo; eso es lo correcto. En nuestra iglesia no hay nueva luz; mi espíritu está oscurecido y no encuentro ningún sustento allí. Quiero encontrar una iglesia que tenga la obra del Espíritu Santo, donde mi vida pueda recibir el alimento de la verdad. Las enseñanzas del Relámpago Oriental me gustan y las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad. Me dan sustento. No me equivoqué al estudiar al Relámpago Oriental y tengo la libertad de hacerlo”. El pastor Yang dijo: “Lo que predica la gente del Relámpago Oriental excede a la Biblia; no existen palabras de Dios más allá de las que están en la Biblia. Si lo que predican se aparta de ella, entonces está equivocado”. Le respondí: “Una vez, escuché a un predicador decir lo mismo, y yo misma antes pensaba así. Pero tras leer la palabra de Dios Todopoderoso y de escuchar lo que los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso compartieron, he podido ver que este punto de vista se basa solo en nuestras propias nociones e imaginaciones. No está para nada de acuerdo con la verdad y no concuerda con los hechos. Dios todo lo abarca y Dios es rico en sabiduría. ¿Cómo podemos limitar Sus palabras y Su obra solo a la Biblia? La Biblia dice: ‘Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían’ (Juan 21:25). Aquí podemos ver que las palabras y la obra de Dios registradas en la Biblia tienen un alcance demasiado limitado. No todo lo que en su momento dijo el Señor Jesús se registró en la Biblia, mucho menos las palabras que pronunció el Señor retornado. Además, la obra de Dios Todopoderoso se construyó sobre la base que dispuso el Señor Jesús. La obra de Dios Todopoderoso y la del Señor Jesús son la obra del mismo Dios […]” El pastor Yang no escuchó una sola palabra de lo que dije y no tenía ningún interés por buscar e investigar. Solo se limitó a seguir diciendo cosas que se oponían y condenaban a Dios Todopoderoso y a la Iglesia de Dios Todopoderoso, y me preguntó: “¿Cómo te enteraste del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso? ¿Tienes sus libros? ¿Has predicado la obra de Dios Todopoderoso a otras personas? ¿La has predicado a tus hijos? Dame los nombres de las personas de la Iglesia de Dios Todopoderoso […]”. También me exigió que nunca más asistiera a una reunión de la gente de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Si no le hacía caso y continuaba en contacto con ellos, me expulsaría de la iglesia, no me dejaría ir a otra iglesia nunca más y arruinaría mi reputación por completo. Quedé impactada por el pastor Yang que tenía justo frente a mí. ¿Cómo era posible que el pastor Yang, que siempre era tan bondadoso y humilde, y que siempre hablaba con tanta amabilidad, se hubiera convertido en una persona tan brutal e irrazonable? Le dije: “Tengo derecho a investigar la verdad, y nadie tiene derecho a interferir con eso. Respecto de si las enseñanzas del Relámpago Oriental son el camino verdadero o no, lo primero que deberías hacer es no juzgarlo y condenarlo ciegamente. Puedes ir a estudiar tú mismo en el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso, donde hay mucho contenido. Hay todo tipo de libros de las palabras de Dios. Ve a ver tú mismo si la palabra de Dios Todopoderoso es la voz del Señor Jesús retornado […]”. El pastor Yang no escuchaba en absoluto lo que yo decía, sino que seguía oponiéndose y condenándolo. Me amenazó, diciendo que debía abandonar la Iglesia de Dios Todopoderoso. Cuanto más hablaba el pastor Yang, más se excedía. Me indigné muchísimo y le dije: “El Señor Jesús dijo: ‘No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados’ (Mateo 7:1-2). Si jamás has estudiado las palabras y la obra de Dios Todopoderoso, ¿cómo puedes hacer cualquier juicio de valor y comentario condenatorio que se te ocurra? Actuar así, ¿implica venerar al Señor?” El pastor Yang vio que no le estaba haciendo caso y que lo había refutado, así que se calló la boca.

Durante los días siguientes, el pastor Yang comenzó a vigilarme. Eso me llenó de preocupación, y también perdí la libertad de fe. En la iglesia solo había un pasillo que separaba la oficina del pastor Yang de la mía. A cada rato se aparecía en mi oficina para ver qué estaba haciendo, y a veces decía que iba al baño y me observaba desde el corredor. Un día, dos hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso vinieron a mi oficina a conversar. Una vez que las hermanas se marcharon, el pastor Yang fue a buscar a mi asistente. Mi asistente más tarde me dijo que el pastor Yang le había preguntado quiénes eran esas dos personas y por qué habían venido […]. El pastor Yang me observaba todo el día, como si vigilara a un delincuente. Me hacía sentir muy agobiada y totalmente privada de libertad. Un día, no fui a la iglesia y estuve participando en una reunión en línea con algunos hermanos y hermanas. En ese preciso momento, mientras me abocaba con seriedad a tomar notas de la reunión en mi sala de estar, el pastor Yang de repente se apareció detrás de mí (la puerta estaba entreabierta y cualquiera que viniera podía entrar a la sala) y dijo: “¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás escribiendo?” Pegué un salto, asustada por esa voz repentina e inesperada. Interiormente me sentí inquieta al ser perturbada por él de esa manera y, sin importar lo que hiciera, no lograba recuperar la tranquilidad. Me enfadé mucho con él y pensé: “Estudiar el camino verdadero en nuestra creencia en Dios es lo correcto y adecuado, y es un derecho que un cristiano debe tener”. El Espíritu Santo ya no estaba obrando dentro de nuestra iglesia, y todos los feligreses se sentían negativos, débiles y marchitos de espíritu. Estaban viviendo en un entorno que se había sumido en la oscuridad, y yo estaba buscando una iglesia en la cual obrara el Espíritu Santo. ¿Por qué estaba mal buscar las huellas de Dios? ¿Por qué quería vigilarme? ¿Por qué no me dejaba en paz?

No solo me estaba vigilando y perturbando el pastor, sino que incluso un anciano me llamó para hostigarme. Me dijo: “Lo que predica la gente de la Iglesia de Dios Todopoderoso ha excedido a la Biblia. Si crees en el Señor, no puedes traicionarlo; Él ha sido muy bondadoso contigo. No seas inconsciente […]”. Le retruqué: “Dios Todopoderoso y el Señor Jesús son el único y mismo Dios, y ciertamente no he traicionado al Señor Jesús por creer en Dios Todopoderoso. No hago más que ir al compás de los pasos del Cordero […]”. Sin embargo, sin importar cómo intentara explicarlo, el anciano era igual que el pastor. Más allá de lanzar condenas y blasfemias y de impedirme aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, no escuchó ni una sola palabra de lo que yo compartí con él y le aconsejé. No quise seguir hablando con él, así que inventé una excusa para cortar. Pero el anciano no me dejó en paz. Siguió llamando para hostigarme y dijo que, por creer en Dios Todopoderoso, yo había olvidado la gracia del Señor y lo había traicionado. Recordé lo que decía el Apocalipsis: “Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4). Sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús, Dios Todopoderoso está realizando la etapa de la obra que consiste en juzgar y purificar a las personas por medio de las palabras, y que yo hubiera aceptado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días demostraba claramente que estaba siguiendo los pasos del Cordero. ¿Cómo alguien podía decir que estaba traicionando al Señor Jesús? Al principio, cuando el Señor Jesús vino a obrar, la gente que había creído en Jehová dejó atrás la ley y aceptó el evangelio del reino de los cielos que el Señor Jesús predicaba. Ellos siguieron al Señor Jesús, pero ¿se habían olvidado de la salvación de Jehová? ¿Significó eso traicionar a Jehová? ¿Acaso no es eso una falacia? Después de que ocurrió esto, el pastor volvió a enviarme algunos mensajes en línea donde blasfemaba, se oponía y condenaba a Dios Todopoderoso. Leer esas palabras horribles me hizo sentir asqueada y furiosa otra vez. Solo Satanás era capaz de pronunciar tales blasfemias y, como líderes de la iglesia, ¿cómo era posible que no tuvieran ningún temor de Dios y que se atrevieran a decir toda clase de blasfemias? Eso me recordó las palabras del Señor Jesús: “Pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:32). ¡Blasfemar contra Dios es un pecado muy grave y terrible! Tuve una sensación persistente de miedo por ellos pero, sin importar lo que dijera, ellos solo se tapaban los oídos y se negaban a escuchar. Solo continuaron condenando, oponiéndose y blasfemando. No lograba entenderlo: tanto el anciano como el pastor conocían la Biblia y habían estudiado teología, y las palabras de Dios Todopoderoso fueron pronunciadas con tanta claridad, así que, ¿por qué se rehusaban a buscar o estudiar Sus palabras? ¿Por qué insistían tanto en condenar y oponerse a Dios Todopoderoso?

Con esta pregunta en mente, fui a buscar a los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso. La hermana Lin conversó conmigo y me dijo: “Respecto de por qué el anciano y el pastor no buscan ni estudian la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, sino que, en cambio, lo condenan y se oponen a Él en forma furiosa, Dios Todopoderoso hace mucho tiempo dejó en claro cuál es la esencia y el origen de este problema. Dios Todopoderoso dice: ‘¿Deseáis conocer la raíz de la oposición de los fariseos a Jesús? ¿Deseáis conocer la esencia de los fariseos? Estaban llenos de fantasías sobre el Mesías. Aún más, sólo creían que Él vendría, pero no buscaban la verdad de la vida. Por tanto, incluso hoy siguen esperándole, porque no tienen conocimiento del camino de la vida ni saben cuál es la senda de la verdad. Decidme, ¿cómo podrían obtener la bendición de Dios tales personas insensatas, tozudas e ignorantes? ¿Cómo podrían contemplar al Mesías? Se opusieron a Jesús porque no conocían la dirección de la obra del Espíritu Santo ni el camino de la verdad mencionado por Jesús y, además, porque no entendían al Mesías. Y como nunca le habían visto ni habían estado en Su compañía, cometieron el error de pagar un tributo vacío al nombre del Mesías mientras se oponían a Su esencia por todos los medios. Estos fariseos eran tozudos y arrogantes en esencia, y no obedecían la verdad. El principio de su creencia en Dios es: por muy profunda que sea Tu predicación, por muy alta que sea Tu autoridad, no eres Cristo a no ser que te llames el Mesías. ¿No son estas opiniones absurdas y ridículas?’ (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Simplemente observa a los líderes de cada denominación: son todos arrogantes y farisaicos e interpretan la Biblia fuera de contexto y según su propia imaginación. Todos confían en los dones y la erudición para hacer su obra. Si fueran incapaces de predicar nada, ¿les seguirían esas personas? Después de todo, poseen cierto conocimiento y pueden predicar sobre cierta doctrina o saben cómo convencer a los demás y cómo usar algunos artificios. Los usan para llevar a las personas ante ellos y engañarlas. Esas personas creen en Dios sólo de nombre, pero, en realidad, siguen a sus líderes. Si se encuentran con alguien que predica el camino verdadero, algunos de ellos dicen: «Tenemos que consultarle a nuestro líder respecto a nuestra creencia». Su fe tiene que pasar por un ser humano. ¿No es esto un problema? ¿En qué se han convertido, pues, esos líderes? ¿Acaso no se han vuelto fariseos, falsos pastores, anticristos y obstáculos para que las personas acepten el camino verdadero?’ (‘Sólo la búsqueda de la verdad es la verdadera creencia en Dios’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Cuando el Señor Jesús vino por primera vez a hacer Su obra, fue agobiado por la condena y la oposición furiosas de los líderes judíos: los sumos sacerdotes, escribas y fariseos. Al final, crucificaron al Señor Jesús. Los ancestros de los fariseos creían en Dios y eran expertos en la ley. Así pues, ¿por qué se opondrían y condenarían al Señor Jesús y lo crucificarían? A partir de la palabra de Dios, podemos ver que esto fue ocasionado por su naturaleza satánica de ser arrogantes, engreídos y no someterse a la verdad. El Señor Jesús expresó muchísima verdad, pero ellos no la buscaron ni la estudiaron, sino que, en cambio, se aferraron a sus propios puntos de vista. Su creencia en Dios se basaba solo en sus propias nociones e imaginaciones, e interpretaban la Biblia sacando de contexto los versículos. Por eso, estuvieron ciegos, y no lograron ningún esclarecimiento de Dios. No conocían la obra del Espíritu Santo y no comprendían la verdad, y tampoco podían entender la voz de Dios. Esto hizo que las palabras de la Biblia se hicieran realidad: ‘Al oír oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible y con dificultad oyen con sus oídos; y sus ojos han cerrado’ (Mateo 13:14-15). Los pastores y ancianos de los círculos religiosos de los últimos días son iguales que los fariseos de aquella época, ya que a lo que le dan importancia es al conocimiento de la Biblia y a la teoría teológica. Se basan en sus propias ideas e imaginaciones para interpretar la palabra del Señor y para limitar la manera en la que Él regresará. Se aferran con obstinación a sus propias nociones e imaginaciones y no buscan la verdad en absoluto. No solo no estudian la obra de Dios de los últimos días, sino que se oponen a Él y lo condenan ciegamente, lo que deja en evidencia su obstinación y su naturaleza satánica de arrogancia y hostilidad hacia la verdad. Estudian teología y adquieren formación en el conocimiento de la Biblia, pero eso no significa que tengan ningún amor por la verdad, ni significa que sean capaces de aceptarla y obedecerla. Exponen su conocimiento de la Biblia y la teoría teológica y su única meta consiste en ganar renombre y reputación. Hacen eso para salvaguardar su propio estatus y hacer que los creyentes los admiren con reverencia, los adoren y los sigan. Ellos ven que las palabras que expresa Dios Todopoderoso son la verdad y que son capaces de conquistar y salvar a la gente, y que muchas personas que aman la verdad y que anhelan la aparición de Dios han leído la palabra de Dios Todopoderoso y se han vuelto hacia Él. Creen que la obra de Dios Todopoderoso amenaza su estatus y su medio de vida, así que luchan ferozmente y hacen todo lo posible por condenarlo y oponerse a Él. Recurren a cualquier medio necesario con el fin de obstruir e impedir que los creyentes se vuelvan a Dios Todopoderoso con el propósito de dominar al pueblo escogido de Dios para siempre. Esta es la causa principal de por qué los ancianos y los predicadores no buscan ni estudian la obra de Dios Todopoderoso y de por qué se oponen a Él y lo condenan de manera furiosa. En los actos malvados de los predicadores y los ancianos que se oponen a Dios puede verse que ellos son los fariseos de nuestra época, y que son los obstáculos y las piedras de tropiezo que impiden que los creyentes acepten el camino verdadero y sean arrebatados al reino celestial. Ellos son los anticristos que se oponen a Dios y lo convierten en su enemigo, y que han sido revelados por la obra de Dios de los últimos días”.

Tras escuchar la palabra de Dios Todopoderoso y lo que las hermanas compartieron, lo comparé con lo que el pastor y el anciano habían dicho y hecho. Vi que la palabra de Dios Todopoderoso se expresó de una manera muy práctica y que, si bien el pastor y el anciano tenían mucho conocimiento bíblico y podían exponer sobre la Biblia, eso no significaba que conocieran a Dios. Se basaban en el talento natural y el conocimiento en su trabajo para elevarse de manera que los demás los adoraran y los siguieran. A simple vista, parecía que servían a Dios, pero en realidad servían a sus propias nociones e imaginaciones, su propio estatus y medio de vida. Al hostigarme e interferir constantemente, pude ver quiénes eran realmente el pastor y el anciano. Eran anticristos que creían en Dios pero no buscaban la verdad, y que servían a Dios pero a la vez se oponían a Él. A pesar de que el pastor y el anciano siguen hostigándome hasta el día de hoy, ya he visto con claridad su verdadera esencia anticrística de hostilidad hacia la verdad y de oposición a Dios. No seguiré permitiendo que ellos me hostiguen ni me controlen, y estoy totalmente segura de que la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días es la verdad. ¡Deseo seguir a Dios Todopoderoso hasta el final y jamás me rendiré! ¡Amén!

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Versículos de la Biblia sobre la Bondad

Versículos de la Biblia sobre la Bondad

Versículos de la Biblia:

1. Bueno y recto es Jehová: Por tanto él enseñará á los pecadores el camino. (Salmos 25:8)

2. Y pagando mal por bien Me son contrarios, por seguir yo lo bueno. (Salmos 38:20)

3. Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan. (Salmos 86:5)

4. OID palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová pleitea con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. (Oseas 4:1)

5. Porque misericordia quise, y no sacrificio; y conocimiento de Dios más que holocaustos. (Oseas 6:6)

6. Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? (Mateo 19:16)

7. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25:21)

8. Y saliendo él para ir su camino, vino uno corriendo, é hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?(Marcos 10:17)

9. Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.(Marcos 10:18)

10. Y él le dice: Está bien, buen siervo; pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades.(Lucas 19:17)

11. Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,(Gálatas 5:22)

12. (Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad;)(Efesios 5:9)

13. Mirad que ninguno dé á otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos.(1 Tesalonicenses 5:15)

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La Biblia solo es un registro de las dos etapas de la obra de Dios

La Biblia solo es un registro de las dos etapas de la obra de Dios, que eran la Era de la Ley y la Era de la Gracia; no es un registro de la totalidad de la obra de Dios

Versículos bíblicos como referencia:

“Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Juan 21:25).

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).

“Mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5).

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe” (Apocalipsis 2:17).

Las palabras relevantes de Dios:

¿Qué tipo de libro es la Biblia? El Antiguo Testamento es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante la Era de la Ley y Su obra de creación. En su totalidad, registra la obra realizada por Jehová, y, en última instancia, finaliza los relatos de la obra de Jehová con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra bajo el nombre de Jehová Dios; es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová y el Nuevo Testamento registra la obra de Jesús, una obra que se llevó a cabo principalmente bajo el nombre de Jesús. La importancia del nombre de Jesús y de la obra que Él realizó se registra, principalmente, en el Nuevo Testamento. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, Jehová edificó el templo y el altar en Israel y guio la vida de los israelitas sobre la tierra, demostrando que eran Su pueblo escogido, el primer grupo de personas que seleccionó en la tierra y que eran conforme a Su propio corazón; el primer grupo de personas al que Él guio personalmente. Las doce tribus de Israel fueron los primeros escogidos de Jehová, y por tanto Dios siempre obró en ellos, justo hasta el momento en que concluyó la obra de Jehová de la Era de la Ley. La segunda etapa de la obra fue la obra de la Era de la Gracia del Nuevo Testamento, y se llevó a cabo en medio del pueblo judío, entre una de las doce tribus de Israel. El alcance de esta obra fue menor porque Jesús era Dios hecho carne. Jesús solo obró a lo largo y ancho de la tierra de Judea, y solo hizo tres años y medio de obra; por tanto, lo que se registra en el Nuevo Testamento está lejos de poder superar la cantidad de obra registrada en el Antiguo Testamento.

Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, que no son historia, en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no solo hay profecía o solo la obra de Jehová o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento consta del Génesis, Éxodo, etcétera, y también los libros de profecía que escribieron los profetas. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley, que fue dirigida por Jehová. Desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. […] Los profetas de esa época fueron inspirados por Jehová y pronunciaron algo de profecía, hablaron muchas palabras y profetizaron las cosas de la Era de la Gracia, así como la destrucción del mundo en los últimos días: la obra que Jehová planeó llevar a cabo. Todos los libros restantes registran la obra realizada por Jehová en Israel. Por tanto, cuando leéis la Biblia, estáis leyendo principalmente acerca de lo que Jehová llevó a cabo en Israel; el Antiguo Testamento de la Biblia registra principalmente la obra de Jehová de guiar a Israel, Su utilización de Moisés para sacar a los israelitas de Egipto, quien los liberó de los grilletes del Faraón y los llevó al desierto, tras lo cual entraron en Canaán y todo lo que siguió fue su vida en ese lugar. Todo lo demás está compuesto por registros de la obra de Jehová a lo largo y ancho de Israel. Todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová en Israel, la obra que Él llevó a cabo en la tierra en la que creó a Adán y Eva. Desde el momento en el que Dios comenzó oficialmente a guiar a las personas sobre la tierra después de Noé, todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Israel. Y ¿por qué no se registra ninguna obra más allá de Israel? Porque la tierra de Israel es la cuna de la humanidad. En el principio, no había otros países además de Israel, y Jehová no obró en ningún otro lugar. De esta forma, lo que se registra en el Antiguo Testamento de la Biblia es puramente la obra de Dios en Israel en ese momento. Las palabras pronunciadas por los profetas —Isaías, Daniel, Jeremías y Ezequiel— predicen la otra obra de Dios sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios; era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un registro de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.

La obra de la creación tuvo lugar antes de que existiera la humanidad, pero el libro del Génesis solo se produjo después de que la humanidad existiera; fue un libro escrito por Moisés durante la Era de la Ley. Es como las cosas que ocurren entre vosotros hoy: después de que ocurren, las escribís para mostrarlas a las personas en el futuro, y para las personas del futuro, lo que has registrado son cosas acontecidas en el pasado; no son otra cosa que historia. Las cosas registradas en el Antiguo Testamento son la obra de Jehová en Israel, y lo registrado en el Nuevo Testamento es la obra de Jesús durante la Era de la Gracia; documentan la obra realizada por Dios en dos eras distintas. El Antiguo Testamento documenta la obra de Dios durante la Era de la Ley, y, por tanto, el Antiguo Testamento es un libro histórico, mientras que el Nuevo Testamento es el producto de la obra de la Era de la Gracia. Cuando comenzó la nueva obra, el Nuevo Testamento también quedó obsoleto; por tanto, el Nuevo Testamento también es un libro histórico. Por supuesto, no es tan sistemático como el Antiguo Testamento ni registra tantas cosas. Las muchas palabras pronunciadas por Jehová están registradas en el Antiguo Testamento de la Biblia, mientras que solo algunas de las palabras de Jesús se registran en los Cuatro Evangelios. Por supuesto, Jesús también llevó a cabo mucha obra, pero no se registró con detalle. Hay menos registrado en el Nuevo Testamento debido a la cantidad de obra que Jesús llevó a cabo; la cantidad de obra que realizó durante tres años y medio sobre la tierra y la obra de los apóstoles fue mucho menor que la de Jehová. Por tanto, hay menos libros en el Nuevo Testamento que en el Antiguo Testamento.

Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

A la Biblia también se le denomina Antiguo y Nuevo Testamento. ¿Sabéis a qué se refiere “testamento”? El “testamento” en el Antiguo Testamento procede del pacto de Jehová con el pueblo de Israel cuando mató a los egipcios y salvó a los israelitas del Faraón. Por supuesto, la prueba de este pacto fue la sangre del cordero untada en los dinteles, por medio de la cual Dios estableció un pacto con el hombre, en el que se proclamó que todos aquellos que tuvieran sangre de cordero en la parte superior y en los costados del marco de la puerta eran israelitas, el pueblo escogido de Dios, y que Jehová les perdonaría la vida a todos (porque Jehová estaba a punto de matar a todos los hijos primogénitos de Egipto y a los primogénitos de las ovejas y el ganado). Este pacto tiene dos niveles de significado. Jehová no libraría de la muerte a nadie del pueblo ni a ningún animal del ganado de Egipto; mataría a todos sus hijos primogénitos y a los primogénitos de las ovejas y el ganado. Así pues, en muchos libros de profecía se predijo que los egipcios serían duramente castigados como consecuencia del pacto de Jehová. Este es el primer nivel de significado del pacto. Jehová mató a los primogénitos de Egipto y a los de su ganado, y les perdonó la vida a todos los israelitas, lo que significa que Él apreciaba a todos los que eran de la tierra de Israel y les perdonaría la vida a todos; Él deseaba llevar a cabo una obra a largo plazo en ellos, y estableció el pacto con ellos usando sangre de cordero. De ahí en adelante, Jehová no mataría a los israelitas, y dijo que serían para siempre Sus escogidos. Entre las doce tribus de Israel, emprendería Su obra para toda la Era de la Ley, revelaría todas Sus leyes a los israelitas, y elegiría entre ellos profetas y jueces, y estarían en el centro de Su obra. Jehová hizo un pacto con ellos: a no ser que la era cambiara, Él sólo obraría entre los escogidos. El pacto de Jehová era inmutable, porque se hizo en sangre, y se estableció con Su pueblo escogido. Lo que es más importante, Él había escogido un ámbito y un objetivo apropiados por medio de los cuales emprendería Su obra para toda la era, y, por tanto, el pueblo vio el pacto como algo especialmente importante. Este es el segundo nivel de significado del pacto. A excepción del Génesis, que fue antes del establecimiento del pacto, todos los demás libros del Antiguo Testamento registran la obra de Dios entre los israelitas después del establecimiento del mismo. Por supuesto, hay relatos ocasionales de los gentiles, pero, en general, el Antiguo Testamento registra la obra de Dios en Israel. Debido al pacto de Dios con los israelitas, a los libros escritos durante la Era de la Ley se les denomina Antiguo Testamento. Se llaman así por el pacto de Jehová con los israelitas.

El Nuevo Testamento se llama así por la sangre derramada por Jesús en la cruz y por Su pacto con todos aquellos que creyeron en Él. El pacto de Jesús fue este: las personas no tenían más que creer en Él para que sus pecados fueran perdonados por la sangre que Él derramó, y, así, serían salvos, nacerían de nuevo a través de Él y ya no serían más pecadores; las personas no tenían más que creer en Él para recibir Su gracia, y no sufrirían en el infierno tras su muerte. Todos los libros escritos durante la Era de la Gracia vinieron después de este pacto, y todos registran la obra y las declaraciones contenidas en él. No van más allá de la salvación por la crucifixión del Señor Jesús o más allá del pacto; son, todos, libros escritos por los hermanos en el Señor que tuvieron experiencias. Así pues, estos libros también se llaman así por un pacto: reciben el nombre de Nuevo Testamento. Estos dos testamentos incluyen sólo la Era de la Ley y la Era de la Gracia, y no tienen relación con la era final.

Extracto de ‘Relativo a la Biblia (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero, pero, de hecho, ¿son las cosas realmente tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús en la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo. ¿No son, estos, registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las convierte en historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente, ¡porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y, si crees en Dios, pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra por parte de Dios, entonces no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios de hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia, pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy. Al leer la Biblia entenderás, como máximo, un poco de la historia de Israel, aprenderás sobre la vida de Abraham, David y Moisés; averiguarás cómo veneraban a Jehová, cómo Él quemaba a quienes se le oponían, y cómo hablaba a las personas de esa era. Sólo averiguarás cosas sobre la obra de Dios en el pasado. Los registros de la Biblia tienen relación con cómo veneraba a Dios el antiguo pueblo de Israel y cómo vivía este bajo la guía de Jehová. Como los israelitas eran el pueblo escogido de Dios, en el Antiguo Testamento puedes ver la lealtad a Jehová de todo el pueblo de Israel; cómo todos aquellos que obedecían a Jehová recibían Su cuidado y bendición; puedes aprender que cuando Dios obró en Israel estaba lleno de misericordia y amor, y también poseía llamas consumidoras, y que todos los israelitas, desde los humildes hasta los poderosos, veneraban a Jehová, y, por tanto, Dios bendecía a todo el país. Esa es la historia de Israel recogida en el Antiguo Testamento.

Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne

Lo que consta en la Biblia es limitado e incapaz de representar la totalidad de la obra de Dios. Los Cuatro Evangelios tienen, en conjunto, menos de cien capítulos, en los cuales está escrito un número limitado de sucesos, como cuando Jesús maldijo a la higuera, las tres veces que Pedro negó al Señor, la aparición de Jesús a los discípulos después de Su crucifixión y resurrección, la enseñanza sobre el ayuno, la enseñanza sobre la oración, la enseñanza sobre el divorcio, el nacimiento y la genealogía de Jesús, la elección de los discípulos por parte de Jesús, etc. Sin embargo, el hombre los valora como tesoros, comparando, incluso, la obra actual con ellos. Incluso creen que toda la obra que Jesús llevó a cabo en Su vida no fue tanta, como si Dios solo fuera capaz de hacer algunas cosas y nada más. ¿No es esto absurdo?

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Si deseas ver la obra de la Era de la Ley y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. Sin embargo, ¿cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra y continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y es un camino que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha llevado a cabo antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. Así pues, la obra que nunca se ha realizado antes no es historia, porque el ahora es el ahora, y aún no se ha convertido en pasado. Las personas no saben que Dios ha llevado a cabo una obra mayor y más nueva en la tierra y fuera de Israel, que ya ha ido más allá del ámbito de Israel, así como de la predicción de los profetas; que es una obra nueva y maravillosa fuera de las profecías, y una obra más nueva más allá de Israel; una obra que las personas no pueden percibir ni imaginar. ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada fragmento de la obra de hoy, sin omisión y de antemano? ¿Quién podría haber registrado en aquel viejo libro enmohecido esta obra más poderosa y sabia que desafía las convenciones? La obra de hoy no es historia, y, por tanto, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes apartarte de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia que están en ella. Solo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y solo entonces serás capaz de entrar en el nuevo ámbito y en la nueva obra.

Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.


¿Existe la Trinidad?

¿Existe la Trinidad?

Después de que la verdad de Jesús hecho carne se materializara, el hombre creyó esto: que no es solo el Padre en el cielo, sino también el Hijo e incluso el Espíritu. Esta es la noción convencional que tiene el hombre, que hay un Dios así en el cielo: un Dios trinitario que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Toda la humanidad tiene esta noción: Dios es un Dios, pero se compone de tres partes, lo que todos aquellos fuertemente afianzados en las nociones convencionales consideran como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Solo esas tres partes hechas una son la totalidad de Dios. Sin el Padre Santo, Dios no sería completo. De igual manera, tampoco lo sería sin el Hijo o el Espíritu Santo. En sus nociones creen que ni el Padre solo ni el Hijo solo pueden considerarse Dios. Solo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo juntos pueden ser considerados Dios mismo. Ahora, todos los creyentes religiosos, e incluso cada seguidor entre vosotros, mantienen esta creencia. Sin embargo, nadie puede explicar si es correcta, porque siempre estáis en una niebla de confusión sobre los asuntos de Dios mismo. Aunque se trata de nociones, no sabéis si son correctas o erróneas, porque estáis gravemente infectados de nociones religiosas. Habéis aceptado con demasiada firmeza estas nociones convencionales de la religión y este veneno se ha infiltrado demasiado profundamente en vosotros. Por tanto, también en este asunto habéis sucumbido a esta influencia perniciosa, porque el Dios trinitario sencillamente no existe. Es decir, la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Son nociones convencionales del hombre y sus falaces creencias. A lo largo de muchos siglos, el hombre ha creído en esta Trinidad, evocada por las nociones en la mente del hombre, fabricada por el hombre y que nunca antes vista por él. A lo largo de todos estos años, han existido muchos expositores de la Biblia que han explicado el “verdadero significado” de la Trinidad; sin embargo, las explicaciones de este dios trinitario como tres personas consustanciales distintas han sido vagas y poco claras, y se han confundido todas con el “constructo” de Dios. Ningún gran hombre ha sido capaz de ofrecer una explicación profunda; la mayoría de las explicaciones cumplen con los requisitos en términos de razonamiento y por escrito, pero ningún hombre tiene un entendimiento claro de su significado. Esto se debe a que esta gran Trinidad que el hombre tiene en su corazón simplemente no existe. Porque nadie ha visto nunca el verdadero rostro de Dios ni ha sido lo suficientemente afortunado como para ascender a Su morada para una visita y comprobar qué elementos están presentes donde Él se encuentra, para determinar exactamente cuántas decenas o centenas de millones de generaciones están en la “casa de Dios” o para investigar simplemente cuántas partes componen el constructo inherente de Dios. Lo que debe examinarse principalmente es lo siguiente: la edad del Padre y del Hijo, así como la del Espíritu Santo; las respectivas apariencias de cada persona; exactamente cómo es que se dividen, y cómo es que se hacen uno. Por desgracia, en todos estos años, ni un solo hombre ha sido capaz de determinar la verdad de estos asuntos. Se limitan todos a hacer conjeturas, porque ni un solo hombre ha ascendido alguna vez al cielo para hacer una visita y regresar con un “informe de investigación” para toda la humanidad, con el fin de informar sobre la verdad del asunto a todos los fervientes y devotos creyentes religiosos preocupados por la Trinidad. Por supuesto, no se puede culpar al hombre por formarse tales nociones, ya que ¿por qué no hizo Jehová el Padre que Jesús el Hijo lo acompañara cuando creó a la humanidad? Si en el principio todo se hubiera hecho en el nombre de Jehová, habría sido mejor. Si hay que culpar a alguien, que sea al error momentáneo de Jehová Dios, que no hizo comparecer al Hijo y al Espíritu Santo en el momento de la creación, sino que llevó a cabo Su obra Él solo. Si hubieran obrado todos simultáneamente, ¿no se habrían hecho uno? Si, desde el mismo principio hasta el final, solo hubiese estado el nombre de Jehová y no el de Jesús de la Era de la Gracia, o si aún entonces se le hubiese seguido llamando Jehová, ¿acaso no se habría librado Dios del sufrimiento de esta división por parte de la humanidad? Sin lugar a dudas, no se puede echar la culpa a Jehová de todo esto; si hay que culpar a alguien, que sea al Espíritu Santo, que durante miles de años continuó Su obra con el nombre de Jehová, de Jesús, e incluso del Espíritu Santo, aturdiendo y confundiendo al hombre de forma que este no podía saber quién es Dios exactamente. Si el propio Espíritu Santo hubiera obrado sin forma ni imagen y, además, sin un nombre como el de Jesús, y el hombre no hubiera podido tocarlo o verlo, sino solamente oír los sonidos del trueno, ¿no habría sido este tipo de obra más beneficiosa para la humanidad? ¿Qué puede hacerse, pues, ahora? Las nociones del hombre se han amontonado, tan altas como una montaña y tan anchas como el mar, hasta el punto de que el Dios del presente ya no puede soportarlas más y está completamente desconcertado. En el pasado, cuando solo estaban Jehová, Jesús y, en medio de los dos, el Espíritu Santo, el hombre ya estaba confundido en cuanto a cómo arreglárselas, y ahora se suma el Todopoderoso, del que se dice que también es una parte de Dios. ¿Quién sabe quién es Él y en qué persona del Dios trinitario se ha entremezclado o escondido durante tantos años? ¿Cómo puede el hombre soportar esto? Por si sola, la Trinidad bastaba para que el hombre invirtiera una vida en explicarla, pero ahora hay “un Dios en cuatro personas”. ¿Cómo puede explicarse esto? ¿Puedes hacerlo? ¡Hermanos y hermanas! ¿Cómo habéis creído en un Dios así hasta hoy? Me quito el sombrero ante vosotros. Con el Dios trinitario ya era bastante; ¿cómo podéis seguir teniendo esa fe tan inquebrantable en este único Dios en cuatro personas? Se os ha instado a salir, pero os negáis. ¡Esto es inconcebible! ¡Realmente me sorprendéis! En realidad una persona puede llegar a creer en cuatro Dioses y no importarle en lo más mínimo; ¿no os parece esto un milagro? ¡No podría decirse que seáis capaces de obrar un milagro tan grande! Dejadme deciros que, en verdad, el Dios trinitario no existe en ningún lugar de este universo. Dios no tiene Padre ni Hijo y, mucho menos, existe el concepto de que, en conjunto, el Padre y el Hijo utilizan al Espíritu Santo como instrumento. ¡Todo esto es la falacia más grande y sencillamente no existe en este mundo! Sin embargo, incluso esta falacia tiene su origen y no carece totalmente de base, porque vuestras mentes no son tan simples y vuestros pensamientos no carecen de razón. Más bien, son bastante apropiados e ingeniosos, tanto que son inexpugnables incluso para cualquier Satanás. ¡La lástima es que estos pensamientos son falacias y sencillamente no existen! No habéis visto en absoluto la verdad real; estáis haciendo meras conjeturas e imaginaciones, fabricando después con ellas una historia para ganaros engañosamente la confianza de otros y dominar a las personas más insensatas sin ingenio ni razón, de forma que crean en vuestras grandes y renombradas “enseñanzas expertas”. ¿Es esto la verdad? ¿Es este el camino de vida que el hombre debería recibir? ¡Todo eso es una tontería! ¡Ni una sola palabra es apropiada! A lo largo de todos estos años, habéis dividido a Dios de esta forma, en cada vez más partes con cada generación, hasta el punto de que un Dios ha sido dividido abiertamente en tres Dioses. ¡Y ahora es simplemente imposible para el hombre unir de nuevo a Dios en uno solo, porque lo habéis dividido en demasiadas partes! ¡De no ser por Mi oportuna obra antes de que fuera demasiado tarde, resulta difícil decir cuánto tiempo habríais seguido descaradamente de esta forma! Si seguís dividiendo a Dios así, ¿cómo puede Él seguir siendo vuestro Dios? ¿Seguiríais reconociendo a Dios? ¿Seguiríais reconociéndolo como vuestro padre y regresaríais a Él? Si Yo hubiera llegado más tarde, es probable que hubierais enviado al “Padre y el Hijo”, Jehová y Jesús, de vuelta a Israel y declarado que vosotros mismos sois una parte de Dios. Afortunadamente, ya son los últimos días. Finalmente, este día que tanto he esperado ha llegado y es solo después de llevar a cabo esta etapa de la obra por Mi propia mano que se ha detenido vuestra división de Dios mismo. De no ser por esto, os habríais intensificado, incluso poniendo en vuestras mesas a todos los Satanases entre vosotros para adorarlos. ¡Este es vuestro artificio! ¡Este es vuestro medio para dividir a Dios! ¿Continuaréis haciéndolo ahora? Dejadme que os pregunte: ¿Cuántos Dioses hay? ¿Cuál Dios os traerá la salvación? ¿A cuál oráis siempre, al primer Dios, al segundo o al tercero? ¿En cuál de ellos creéis siempre? ¿En el Padre? ¿En el Hijo? ¿O en el Espíritu Santo? Dime en quién crees. Aunque con cada palabra decís que creéis en Dios, ¡en lo que creéis realmente es en vuestro propio cerebro! ¡Simplemente no tenéis a Dios en vuestro corazón! ¡Y sin embargo en vuestras mentes hay numerosas “Trinidades” así! ¿No estáis de acuerdo?

Si las tres etapas de la obra se evaluaran según este concepto de la Trinidad, entonces debe haber tres Dioses ya que la obra llevada a cabo por cada uno de ellos no es la misma. Si alguien entre vosotros dice que la Trinidad en verdad existe, entonces que explique qué es exactamente este Dios único en tres personas. ¿Qué es el Padre Santo? ¿Qué es el Hijo? ¿Qué es el Espíritu Santo? ¿Es Jehová el Padre Santo? ¿Es Jesús el Hijo? ¿Qué es entonces el Espíritu Santo? ¿No es el Padre un Espíritu? ¿No es la esencia del Hijo también un Espíritu? ¿No fue la obra de Jesús la obra del Espíritu Santo? ¿No fue en ese tiempo la obra de Jehová llevada a cabo por un Espíritu igual al de Jesús? ¿Cuántos Espíritus puede tener Dios? Según tu explicación, las tres personas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una; de ser así, hay tres Espíritus, pero tener tres Espíritus significa que hay tres Dioses. Esto significa que no hay un único Dios verdadero; ¿cómo puede esta clase de Dios seguir teniendo la esencia inherente de Dios? Si aceptas que solo hay un Dios, entonces ¿cómo puede Él tener un hijo y ser un padre? ¿No son todas estas simplemente tus nociones? Solo hay un Dios, solo hay una persona en este Dios y solo un Espíritu de Dios, así como está escrito en la Biblia que “solo hay un único Espíritu Santo y un único Dios”. Independientemente de que el Padre y el Hijo de los que hablas existan, solo hay un Dios después de todo y la esencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la que creéis es la del Espíritu Santo. En otras palabras, Dios es un Espíritu, pero es capaz de hacerse carne y vivir entre los hombres, así como estar sobre todas las cosas. Su Espíritu lo incluye todo y es omnipresente. Él puede estar simultáneamente en la carne y dentro y encima del universo. Como todas las personas dicen que Dios es el único Dios verdadero, entonces, ¡solo hay un Dios y nadie lo puede dividir a voluntad! Dios es un sólo Espíritu y una sola persona; y ese es el Espíritu de Dios. Si es como tú dices, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ¿no son, pues, tres Dioses? El Espíritu Santo es una cuestión, el Hijo otra y el Padre otra. Sus personas son distintas y Sus esencias son diferentes, ¿cómo puede ser cada uno parte de un solo Dios? El Espíritu Santo es un Espíritu; esto es fácil de entender para el hombre. De ser así, entonces el Padre es aún más un Espíritu. Él nunca ha descendido a la tierra y nunca se ha hecho carne; Él es Jehová Dios en el corazón del hombre y, sin duda, también es un Espíritu. ¿Cuál es entonces la relación entre Él y el Espíritu Santo? ¿Es la relación entre el Padre y el Hijo? ¿O es la relación entre el Espíritu Santo y el Espíritu del Padre? ¿Es la esencia de cada Espíritu la misma? ¿O es el Espíritu Santo un instrumento del Padre? ¿Cómo puede explicarse esto? ¿Y cuál es entonces la relación entre el Hijo y el Espíritu Santo? ¿Es una relación entre dos Espíritus o entre un hombre y un Espíritu? ¡Todos estos son asuntos que no pueden tener explicación! Si son todos un Espíritu, entonces no puede hablarse de tres personas, porque Ellos poseen un solo Espíritu. Si fueran personas distintas, Sus Espíritus variarían en fuerza y simplemente no podrían ser un solo Espíritu. ¡Este concepto del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es de lo más absurdo! Esto segmenta a Dios y lo divide en tres personas, cada una de ellas con un estatus y un Espíritu; ¿cómo puede entonces seguir siendo un Espíritu y un Dios? Dime, ¿quién creó los cielos y la tierra y todas las cosas, el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo? Algunos dicen que ellos lo crearon juntos. ¿Quién redimió entonces a la humanidad? ¿Fue el Espíritu Santo, el Hijo o el Padre? Algunos dicen que fue el Hijo quien redimió a la humanidad. ¿Quién es el Hijo en esencia entonces? ¿Acaso no es Él la encarnación del Espíritu de Dios? La encarnación llama a Dios en el cielo por el nombre de Padre, desde la perspectiva de un hombre creado. ¿No eres consciente de que Jesús nació a través de la concepción del Espíritu Santo? Dentro de Él está el Espíritu Santo; digas lo que digas, Él sigue siendo uno con Dios en el cielo, porque Él es la encarnación del Espíritu de Dios. Esta idea del Hijo es simplemente falsa. Es un Espíritu el que lleva a cabo toda la obra; sólo Dios mismo, es decir, el Espíritu de Dios, realiza Su obra. ¿Quién es el Espíritu de Dios? ¿No es el Espíritu Santo? ¿Acaso no es el Espíritu Santo que obra en Jesús? Si la obra no hubiera sido realizada por el Espíritu Santo (es decir, el Espíritu de Dios), ¿podría haber representado, entonces, Su obra a Dios mismo? Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, solo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, solo porque el Espíritu de Dios se había vestido con la carne de un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre normal; en otras palabras, había pasado a ser el “Hijo del hombre” del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón exterior de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era igual a cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre creado. ¿Recordáis todavía la oración del Señor que Jesús os enseñó para memorizar? “Padre nuestro que estás en los cielos…”. Él pidió a todos los hombres que llamaran a Dios en el cielo por el nombre de Padre. Y como Él también lo llamaba Padre, lo hacía desde la perspectiva de uno que está en igualdad de condiciones con todos vosotros. Como llamasteis a Dios en el cielo por el nombre de Padre, esto muestra que Jesús se consideraba en igualdad de condiciones que todos vosotros, como un hombre escogido por Dios (es decir, el Hijo de Dios) sobre la tierra. Si llamáis a Dios Padre, ¿no es porque sois un ser creado? Por muy grande que fuera la autoridad de Jesús en la tierra, antes de la crucifixión, Él era simplemente un Hijo del hombre, dominado por el Espíritu Santo (es decir, Dios), y uno de los seres creados de la tierra, porque aún tenía que completar Su obra. Así pues, que llamara Padre a Dios en el cielo, era únicamente por Su humildad y obediencia. Que se dirigiera a Dios (es decir, al Espíritu en el cielo) de esa manera no demuestra, sin embargo, que Él fuera el Hijo del Espíritu de Dios en el cielo. Más bien, Su perspectiva era sencillamente diferente, no es que Él fuera una persona distinta. ¡La existencia de personas diferentes es una falacia! Antes de Su crucifixión, Jesús era un Hijo del hombre sujeto a las limitaciones de la carne, y Él no poseía la plena autoridad del Espíritu. Por esta razón, Él sólo podía buscar la voluntad de Dios Padre desde la perspectiva de un ser creado. Es como cuando oró tres veces en Getsemaní: “No sea como yo quiero, sino como tú quieras”. Antes de que lo pusieran en la cruz, Él no era más que el Rey de los judíos; Él era Cristo, el Hijo del hombre, y no un cuerpo de gloria. Esa es la razón por la que, desde el punto de vista de un ser creado, llamaba Padre a Dios. Ahora bien, no puedes decir que todo el que llame Padre a Dios sea el Hijo. De ser esto así, ¿no os habríais convertido todos en el Hijo cuando Jesús os enseñó la oración del Padre Nuestro? Si aún no estáis convencidos, entonces decidme, ¿quién es aquel a quien llamáis Padre? Si os estáis refiriendo a Jesús, entonces ¿quién es para vosotros Su Padre? Después de que Jesús partiera, esta idea del Padre y el Hijo desapareció; solo fue apropiada para los años en los que Jesús se hizo carne. Bajo todas las demás circunstancias, cuando llamáis Padre a Dios, es una relación entre el Señor de la creación y un ser creado. No hay un momento en el que la idea de la Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo pueda sostenerse; ¡es una falacia que rara vez se ve a lo largo de las eras y no existe!

Esto puede traer a la mente de la mayoría de las personas las palabras de Dios en Génesis: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Dado que Dios dice “hagamos” al hombre a “nuestra” imagen, “nuestra” indica dos o más; como dijo “nuestra”, entonces no hay sólo un Dios. De esta forma, el hombre comenzó a pensar en el abstracto de personas distintas y, a partir de estas palabras, surgió la idea del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¿Cómo es entonces el Padre?, ¿cómo es el Hijo? Y ¿cómo es el Espíritu Santo? ¿Podría ser que la humanidad de hoy fuera hecha a imagen de alguien unido de tres? Entonces, ¿es la imagen del hombre como la del Padre, la del Hijo o la del Espíritu Santo? ¿De cuál de las personas de Dios es la imagen del hombre? ¡Esta idea del hombre es simplemente incorrecta y sin sentido! Solo puede dividir a un Dios en varios. La época en que Moisés escribió Génesis fue posterior a que la humanidad fuera creada tras la creación del mundo. Al principio, cuando el mundo empezó, Moisés no existía y no fue hasta mucho después cuando él escribió la Biblia; así que ¿cómo podía saber él lo que Dios habló en el cielo? No tenía ni idea de cómo creó Dios el mundo. En el Antiguo Testamento de la Biblia no se hace mención al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, sino tan solo al único Dios verdadero, Jehová, llevando a cabo Su obra en Israel. Se le llama con nombres diferentes conforme cambia la era, pero esto no puede demostrar que cada nombre se refiera a una persona diferente. De ser así, ¿no habría, pues, innumerables personas en Dios? Lo escrito en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová, una etapa de la obra de Dios mismo para el comienzo de la Era de la Ley. Fue la obra de Dios, y tal como Él hablaba, así era, y como Él ordenaba, así ocurría. En ningún momento dijo Jehová que Él fuera el Padre que vino a llevar a cabo la obra ni profetizó nunca la venida del Hijo para redimir a la humanidad. En cuanto a la época de Jesús, solo se dijo que Dios se había hecho carne para redimir a toda la humanidad, no que fuera el Hijo quien había venido. Como las eras no son iguales y la obra que Dios mismo hace también difiere, Él debe llevar a cabo Su obra en diferentes ámbitos. De esta forma, la identidad que Él representa también difiere. El hombre cree que Jehová es el Padre de Jesús, pero esto nunca lo reconoció Jesús realmente, pues dijo: “Nunca se nos distinguió como Padre e Hijo; Yo y el Padre en el cielo somos uno. El Padre está en Mí y Yo estoy en el Padre; cuando el hombre ve al Hijo, está viendo al Padre celestial”. Cuando se haya dicho todo, sea el Padre o el Hijo, Ellos son un Espíritu, no dividido en personas separadas. Una vez que el hombre intenta explicar esto, el asunto se complica con la idea de personas distintas, así como con la relación entre Padre, Hijo y Espíritu. Cuando el hombre habla de personas separadas, ¿no materializa esto a Dios? Incluso clasifica a las personas como primera, segunda y tercera; estas no son más que imaginaciones del hombre, que no son dignas de referencia, ¡y son totalmente ilusorias! Si le preguntaras: “¿Cuántos Dioses hay?”, él diría que Dios es la Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: el único Dios verdadero. Si le preguntaras de nuevo: “¿Quién es el Padre?”, él diría: “El Padre es el Espíritu de Dios en el cielo; Él está a cargo de todo y es el Amo del cielo”. “¿Es Jehová entonces el Espíritu?”. Él diría: “¡Sí!”. Si le preguntaras entonces: “¿Quién es el Hijo?”, diría que Jesús es el Hijo, por supuesto. “¿Cuál es entonces la historia de Jesús? ¿De dónde vino Él?”. Él diría: “Jesús nació de María, por medio de la concepción del Espíritu Santo”. ¿No es, pues, Su esencia la del Espíritu también? ¿No es Su obra también representativa del Espíritu Santo? Jehová es el Espíritu, y también lo es la esencia de Jesús. Ahora, en los últimos días, sobra decir que es aun el Espíritu; ¿cómo podrían ser Ellos personas diferentes? ¿Acaso no es simplemente el Espíritu de Dios llevando a cabo la obra del Espíritu desde perspectivas diferentes? Como tales, no hay distinción entre personas. Jesús fue concebido por el Espíritu Santo e, indudablemente, Su obra fue precisamente la del Espíritu Santo. En la primera etapa de la obra llevada a cabo por Jehová, Él no se hizo carne ni se apareció al hombre. Así pues, este nunca vio Su apariencia. Independientemente de cuán grande y alto fuera, Él seguía siendo el Espíritu, Dios mismo quien creó primero al hombre. Es decir, Él era el Espíritu de Dios. Cuando habló al hombre desde las nubes, Él era simplemente un Espíritu. Nadie presenció Su apariencia; fue solo en la Era de la Gracia, cuando el Espíritu de Dios vino en la carne y se encarnó en Judea, que el hombre vio por primera vez la imagen de la encarnación como un judío. El sentimiento de Jehová no podía sentirse. Sin embargo, fue concebido por el Espíritu Santo, es decir, por el Espíritu del propio Jehová, y Jesús nació como la personificación del Espíritu de Dios. Lo que el hombre vio primero fue el Espíritu Santo descendiendo como una paloma sobre Jesús; no fue el Espíritu exclusivo de Jesús, sino más bien el Espíritu Santo. ¿Puede separarse entonces el Espíritu de Jesús del Espíritu Santo? Si Jesús es Jesús, el Hijo, y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo, entonces ¿cómo podrían ser uno? De ser así, la obra no se hubiese podido llevar a cabo. El Espíritu en Jesús, el Espíritu en el cielo y el Espíritu de Jehová son todos uno. Se le puede llamar el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, el Espíritu intensificado siete veces y el Espíritu que todo lo incluye. El Espíritu de Dios puede llevar a cabo tanta obra. Él es capaz de crear el mundo y destruirlo inundando la tierra; puede redimir a toda la humanidad y, además, conquistarla y destruirla. Dios mismo lleva a cabo esta obra y ninguna de Sus personas puede hacerlo en Su lugar. Su Espíritu puede llamarse por el nombre de Jehová y Jesús, así como el Todopoderoso. Él es el Señor y Cristo. También puede convertirse en el Hijo del hombre. Él está en los cielos y también en la tierra; Él está en lo alto sobre los universos y entre la multitud. ¡Él es el único Señor de los cielos y la tierra! Desde la época de la creación hasta ahora, el Espíritu de Dios mismo ha llevado a cabo esta obra. Sea la obra en los cielos o en la carne, todo lo realiza Su propio Espíritu. Todas las criaturas, tanto en el cielo como en la tierra, están en la palma de Su mano todopoderosa; todo esto es la obra de Dios mismo y nadie más puede realizarla en Su lugar. En los cielos, Él es el Espíritu pero también es Dios mismo; entre los hombres, Él es carne pero sigue siendo Dios mismo. Aunque se le pueda llamar por cientos de miles de nombres, Él sigue siendo Él mismo, y es la expresión directa de Su Espíritu. La redención de toda la humanidad a través de Su crucifixión fue la obra directa de Su Espíritu y también lo es la proclamación a todas las naciones y tierras durante los últimos días. En todas las épocas, solo se puede llamar a Dios el único Dios verdadero y todopoderoso, el Dios mismo que todo lo incluye. Las distintas personas no existen, mucho menos esta idea del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Solo hay un Dios en el cielo y en la tierra!

El plan de gestión de Dios abarca seis mil años y se divide en tres eras basadas en las diferencias en Su obra: la primera es la Era de la Ley del Antiguo Testamento; la segunda es la Era de la Gracia; y la tercera es la de los últimos días, la Era del Reino. En cada era se representa una identidad diferente. Esto solo se debe a la diferencia en la obra, es decir, a los requisitos de la obra. La primera etapa de la obra se llevó a cabo en Israel y la segunda etapa de conclusión de la obra de redención se realizó en Judea. Para la obra de redención, Jesús nació de la concepción del Espíritu Santo y como el único Hijo. Todo esto se debió a los requisitos de la obra. En los últimos días, Dios desea expandir Su obra por las naciones gentiles y conquistar a las personas allí, de forma que Su nombre pueda ser grande entre ellas. Él desea guiar al hombre en el entendimiento de toda la verdad y la entrada en ella. Un Espíritu lleva a cabo toda esta obra. Aunque Él pueda hacerlo desde diferentes puntos de vista, la naturaleza y los principios de la obra siguen siendo los mismos. Una vez que observas los principios y la naturaleza de la obra que Ellos han realizado, entonces sabrás que toda ella ha sido llevada a cabo por un Espíritu. Aun así, algunos pueden decir: “El Padre es el Padre; el Hijo es el Hijo; el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y, al final, Ellos serán hechos uno”. Entonces ¿cómo los deberías hacer uno? ¿Cómo pueden ser hechos uno el Padre y el Espíritu Santo? Si Ellos fueran inherentemente dos, entonces sin importar cómo se unan, ¿no seguirían siendo dos partes? Cuando dices hacerlos uno, ¿no consiste simplemente en unir dos partes separadas para conformar un todo? Pero ¿no eran dos partes antes de ser hechas un todo? Cada Espíritu tiene una esencia distinta y dos Espíritus no pueden ser convertidos en uno. El Espíritu no es un objeto material y es diferente a cualquier otra cosa en el mundo material. Tal como lo ve el hombre, el Padre es un Espíritu, el Hijo otro y el Espíritu Santo otro, y después los tres Espíritus se mezclan como tres vasos de agua en un todo. ¿Acaso no es esto hacer de los tres uno? ¡Esta explicación es errónea! ¿No es esto dividir a Dios? ¿Cómo pueden ser hechos uno el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo? ¿No son Ellos tres partes con una naturaleza diferente cada una? Todavía están los que dicen: “¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?”. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente; esto ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes? ¿No indican las palabras de Jesús, “Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí” que Ellos son un Espíritu? ¿Y acaso no se debe a la encarnación que Ellos fueran separados entre el cielo y la tierra? En realidad, siguen siendo uno; sin importar lo que digan, es simplemente Dios dando testimonio de sí mismo. Debido al cambio en las eras, a los requisitos de la obra y a las diferentes etapas de Su plan de gestión, el nombre por el que el hombre llama a Dios también difiere. Cuando Él vino a llevar a cabo la primera etapa de la obra, solo se le podía llamar Jehová, pastor de los israelitas. En la segunda etapa, el Dios encarnado sólo podía ser llamado Señor y Cristo. Pero en esos tiempos, el Espíritu en el cielo solo declaró que Él era el Hijo amado de Dios, y no mencionó que fuese el único Hijo de Dios. Esto simplemente no ocurrió. ¿Cómo podría Dios tener un único hijo? Entonces ¿no se habría hecho hombre Dios? Como Él era la encarnación, se le llamó el Hijo amado de Dios y, a partir de esto, llegó la relación entre Padre e Hijo. Se debió sencillamente a la separación entre el cielo y la tierra. Jesús oró desde la perspectiva de la carne. Como se había revestido de una carne de humanidad normal, fue desde la perspectiva de la carne desde donde Él dijo: “Mi caparazón exterior es el de un ser creado. Como me revestí de carne para venir a la tierra, ahora estoy lejos, muy lejos del cielo”. Por esta razón, Él solo podía orar a Dios Padre desde la perspectiva de la carne. Este era Su deber y aquello con lo que el Espíritu encarnado de Dios debía estar equipado. No puede decirse que Él no era Dios simplemente porque oraba al Padre desde la perspectiva de la carne. Aunque se le llamaba el Hijo amado de Dios, seguía siendo Dios mismo, porque Él no era sino la encarnación del Espíritu y Su esencia seguía siendo el Espíritu. La gente se pregunta por qué oraba Él si era Dios mismo. Esto se debe a que Él era el Dios encarnado, Dios viviendo en la carne, y no el Espíritu en el cielo. Tal como el hombre lo ve, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son todos Dios. Solo los tres hechos uno puede considerarse el único Dios verdadero y, de esta forma, Su poder es excepcionalmente grande. Siguen estando aquellos que dicen que solo de esta forma es Él el Espíritu siete veces intensificado. Cuando el Hijo oró después de Su venida, lo hizo al Espíritu. En realidad, estaba orando desde la perspectiva de un ser creado. Y es que la carne no es completa, Él no era completo y tenía muchas debilidades cuando vino en la carne, y sufrió mucha turbación mientras llevaba a cabo Su obra en la carne. Por esta razón fue que oró tres veces a Dios Padre antes de Su crucifixión y otras muchas veces antes de ello. Él oró entre Sus discípulos, oró solo en lo alto de un monte, oró a bordo del barco de pesca, oró entre una multitud de personas, oró cuando partió el pan y oró cuando bendijo a otros. ¿Por qué lo hizo? Fue el Espíritu a quien oró, Él estaba orando al Espíritu, a Dios en el cielo, desde la perspectiva de la carne. Por tanto, desde el punto de vista del hombre, Jesús pasó a ser el Hijo en esa etapa de la obra. Sin embargo, en la etapa actual, Él no ora. ¿Por qué ocurre esto? Se debe a que lo que Él trae es la obra de la palabra, así como el juicio y el castigo de la misma. No tiene necesidad de oraciones, y Su ministerio consiste en hablar. No lo ponen en la cruz y el hombre no lo entrega a los que están en el poder. Él simplemente lleva a cabo Su obra. En el momento en que Jesús oraba, lo hacía a Dios Padre por el descenso del reino del cielo, para que se hiciera la voluntad del Padre y por la obra venidera. En esta etapa, el reino del cielo ya ha descendido, ¿sigue teniendo, pues, Él necesidad de orar? Su obra es poner fin a la era y no hay más eras nuevas; ¿hay, pues, necesidad de orar por la siguiente etapa? ¡Me temo que no!

Existen muchas contradicciones en las explicaciones del hombre. De hecho, todas estas son nociones del hombre; sin más escrutinio, todos vosotros creeríais que son correctas. ¿No sabéis que esta idea de Dios como una Trinidad no es sino la noción del hombre? Ningún conocimiento del hombre es completo y profundo. Siempre hay impurezas y el hombre tiene demasiadas ideas; esto demuestra que un ser creado simplemente no puede explicar la obra de Dios. Hay demasiado en la mente del hombre, todo procedente de la lógica y el pensamiento, que entra en conflicto con la verdad. ¿Puede tu lógica diseccionar exhaustivamente la obra de Dios? ¿Puedes obtener un entendimiento profundo de toda la obra de Jehová? ¿Eres tú como hombre quien puede ver a través de todo o es Dios mismo el que es capaz de ver desde la eternidad hasta la eternidad? ¿Eres tú quien puede ver desde la eternidad mucho tiempo atrás hasta la eternidad venidera o es Dios quien puede hacerlo? ¿Qué dices? ¿Cómo eres digno de explicar a Dios? ¿Sobre qué base es tu explicación? ¿Eres Dios? Los cielos y la tierra y todas las cosas en ellos fueron creados por Dios mismo. No fuiste tú quien lo hizo, así que ¿por qué estás dando explicaciones incorrectas? Ahora, ¿sigues creyendo en el Dios trinitario? ¿No crees que es demasiado complicado de esta forma? Sería mejor para ti creer en un Dios, no en tres. Es mejor ser ligero, porque la carga del Señor es ligera.

¿Cómo orar a Dios correctamente? ¡Se te dirá 3 claves!

¿Cómo orar a Dios correctamente? ¡Se te dirá 3 claves!
Cheng Shi

Hermanos y hermanas:

¡Paz a vosotros en el Señor! La oración es una manera importante para que nosotros los cristianos establezcamos una relación normal con Dios. Este es especialmente el caso durante la mañana y la noche. Es por eso que aprender cómo orar es sumamente importante. Sin embargo, muchos hermanos y hermanas se sienten perplejos: todos los días oramos tanto por la mañana como por la noche; también oramos antes de comer y después de que terminemos de comer así como cuando tenemos reuniones; además, cada vez que oramos, decimos mucho al Señor y oramos por mucho tiempo. Sin embargo, siempre sentimos como si Dios no estuviera ahí; se siente como si sólo estuviéramos hablando con nosotros mismos cuando oramos y nuestro espíritu no siente paz ni alegría. ¿Por qué Dios no escucha nuestras oraciones? ¿Cómo debemos orar para que podamos recibir la alabanza de Dios?

De hecho, hay unas cuantas razones por las que Dios no puede escuchar nuestras oraciones. Compartiré mi entendimiento personal de esto con todos.

Primero, ¿oramos a Dios con un corazón sincero?

El Señor Jesús dijo: “Cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren” (Juan 4:23). Las
palabras de Dios nos han mostrado cómo debemos orar para adorar a Dios según Sus intenciones. En lo que Dios más se enfoca es si tenemos un corazón sincero cuando estamos ante Él y si le decimos palabras sinceras y verdaderas. Siempre y cuando tengamos un corazón reverente hacia Dios y tengamos un corazón sincero cuando oremos a Dios, Dios encontrará nuestras oraciones aceptables. Sin embargo, cuando oramos a Dios, a menudo somos incapaces de guardar silencio ante Dios y de usar un corazón verdadero para orar a Dios. Nuestros labios se mueven pero nuestro corazón está pensando en la familia o en el trabajo y está lleno de pensamientos ansiosos. A veces nuestros labios se mueven pero nuestros corazones no se mueven. No tenemos una actitud honesta y simplemente estamos haciendo las cosas por inercia y dándole vueltas al pasado, haciéndolo de manera superficial. Incluso frecuentemente decimos algunas palabras solemnes, pretenciosas y vacías, palabras que simplemente suenan bien o algunas palabras diluidas para engañar a Dios. Por ejemplo, amamos a nuestros padres más de lo que amamos al Señor o amamos a nuestra carrera más de lo que amamos al Señor pero cuando oramos decimos: “¡Oh Señor, te amo! ¡Estoy dispuesto a renunciar a todo y gastarme para Ti con todo mi corazón!”. Cuando nuestras familias se encuentran con algunos incidentes tristes, nuestros corazones se vuelven negativos y nos quejamos con el Señor. Sin embargo, cuando oramos, damos gracias al Señor y decimos palabras de alabanza al Señor. [...] Básicamente en las oraciones si uno no es sincero y sólo hace las cosas por inercia, usando algunas palabras grandes y vacías, palabras falsas o si uno mismo se disfraza ante Dios y sólo dice algunas palabras que suenan agradables, está engañando a Dios. Dios no escuchará las oraciones que no sean sinceras.

Segundo, ¿rogamos a Dios con racionalidad?

Gran parte del tiempo, cuando oramos a Dios, exigimos a ciegas cosas de Dios o tenemos todo tipo de peticiones extravagantes para Dios. Por ejemplo: si no tenemos trabajo, le pedimos a Dios que nos provea trabajo. Si no tenemos un hijo, le pedimos a Dios que nos conceda un hijo. Si estamos enfermos, le pedimos a Dios que sane nuestra enfermedad. Si nuestras familias están experimentando dificultades, le pedimos a Dios que nos ayude. Las personas de negocios oran a Dios y le piden que las bendiga para que puedan hacer mucho dinero. Los estudiantes le piden a Dios que los bendiga con inteligencia y sabiduría. Los ancianos le piden a Dios que los proteja de enfermedades y calamidades para que puedan pasar sus últimos años en paz. En la vida, independientemente de con qué dificultades y pruebas nos encontremos, nunca somos capaces de someternos a los arreglos de Dios. Siempre esperamos que Dios nos salve de nuestros problemas para que ya no suframos. Siempre le pedimos al Señor que nos proteja para que podamos ser felices y estar tranquilos. Este tipo de oración no es una oración de una de las creaciones de Dios a Dios. Más bien implica pedirle cosas a Dios y pedirle que haga las cosas según nuestros propios pensamientos. Cuando las personas creen en Dios, esperan que Dios satisfaga todas sus peticiones y deseos. Básicamente esto es entrar en un acuerdo comercial con Dios y no tiene una pizca de conciencia ni racionalidad. Este tipo de personas no tienen una fe y un amor genuinos por Dios, ni tampoco obedecen ni reverencian genuinamente a Dios. Más bien están usando a Dios para alcanzar sus metas. Esto es precisamente como Dios dijo: “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazon esta muy lejos de mi” (Mateo 15:8). Por lo tanto, Dios no escucha las oraciones que las personas hacen con intenciones inapropiadas.

Tercero, ¿nuestra iglesia tiene la
obra del Espíritu Santo?

Recuerde la etapa inicial de la Era de la Ley cuando el templo contenía la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas cometieron pecados, recibieron la disciplina del Espíritu Santo. Si los sacerdotes que estaban sirviendo a Dios infringían la ley, descendía fuego directamente del cielo y los quemaba hasta la muerte. Las personas tenían mucho miedo y tenían corazones que reverenciaban a Dios. Sin embargo, durante el último periodo de la Era de la Ley, cuando Jesús apareció y obró, el pueblo judío no podía cumplir la ley, usó el templo como un lugar para intercambiar dinero y vender ganado. Habían convertido el templo en una cueva de ladrones. Ya no contenía la disciplina del Espíritu Santo. Dado que el Espíritu Santo ya había dejado el templo con el fin de defender la obra de Jesús, aquellas personas que se quedaron en el templo y se negaron a aceptar la salvación de Jesús fueron eliminadas por
la obra de Dios, cayendo en oscuridad. Aunque oraron en el nombre de Jehová, Dios no escuchó. Más aún, fueron incapaces de obtener la obra del Espíritu Santo.
Echemos un vistazo a nuestra iglesia hoy. Los sermones de los pastores y ancianos son aburridos. No hay nueva luz. Los hermanos y hermanas no reciben alimento de vida y sus espíritus se marchitan y se oscurecen cada vez más y son incapaces de sentir la presencia del Espíritu Santo. Incluso comenzarían a codiciar la carne y los placeres de la vida, así como a buscar estatus y poder. Los conflictos estallarían entre los compañeros de trabajo. Sus transgresiones frecuentemente reclamarían la victoria sobre ellos y no se sentirían en deuda con el Señor. No siguen las palabras del Señor ni guardan Sus mandamientos. Han violado totalmente la voluntad de Dios, convirtiéndose en los que resisten a Dios. [...] ¿Cuál es la diferencia entre este tipo de iglesia y el templo que existió en el periodo posterior a la Era de la Ley? Esto cumple completamente la profecía en la Biblia: “Y también les he quitado la lluvia cuando faltaban todavía tres meses para la cosecha; e hice llover sobre una ciudad y no sobre otra, llovió sobre una parte y ese pedazo de tierra donde no llovió se marchitó. Entonces dos o tres ciudades fueron a otra ciudad a beber agua;pero no estuvieron satisfechos, aun así no volvisteis a Mí, dijo Jehová” (Amós 4:7-8).* De hecho, Dios ha dejado la iglesia de la Era de la Gracia. Hay muchos hermanos y hermanas que claramente sienten que la iglesia ya no tiene la obra del Espíritu Santo y que Dios ya ha cubierto Su rostro de nosotros. Así que, ¿cómo es posible que nuestros espíritus no se marchiten? ¿Cómo podría Dios escuchar nuestras oraciones?

Las tres circunstancias mencionadas antes son las razones principales por las que el Señor no escucha nuestras oraciones. Todo lo que podemos hacer es presentarnos ante el Señor, buscar Sus intenciones y reflexionar sobre estas cuestiones. También debemos buscar cómo orar al Señor para que Él escuche. Esta es una verdad a la que tenemos que entrar urgentemente. Ahora bien, compartiré con todos tres métodos de implementación para que sepáis cómo orar según las intenciones de Dios. Siempre y cuando podamos ponerlos en acción y practicar todos los días con nuestro corazón, creo que el Señor escuchará nuestras oraciones.

Primero, debemos orar en espíritu, orar sinceramente y decir cosas verdaderas que provengan de nuestros corazones.

Todos sabemos que Dios es fiel. Con Dios no hay traición ni hipocresía ni mentira. Dios es sincero con todos y cada uno de nosotros. Dios también espera que oremos sincera y honestamente a Él. Esto es justo como Jesús dijo: “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). Por lo tanto, cuando oremos, debemos hablarle francamente a Dios. Si somos débiles, debemos decir que somos débiles. Cualquier pensamiento, idea, dolor, dificultad o cosa que hayamos hecho que no sea según las intenciones de Dios, debemos sincerar nuestros corazones completamente y contarle a Dios acerca de ellos. Hay algunas palabras y algunos asuntos que nos sentiríamos avergonzados de admitir a otras personas. Sin embargo, no podemos esconder estas cosas de Dios. Debemos sincerar nuestros corazones con Dios y contarle de ellas a Dios honestamente. Cuando Dios ve que nuestros corazones están completamente expuestos ante Él y que no le estamos ocultando nada y, además, que estamos diciendo cosas que vienen directamente de nuestros corazones y que estamos hablando muy honestamente con Él, Dios nos guiará para que entendamos Sus intenciones y entendamos todos los aspectos de la verdad. Esto nos dará una senda para caminar.

Además, cuando oremos debemos guardar silencio ante Dios. Debemos orar a Dios con un corazón concentrado. No debemos ser tibios ni tener palabras sin corazón. Cuando hablamos con nuestros padres, somos capaces de respetarlos. Nuestra actitud hacia ellos es sincera. ¿No es porque son nuestros mayores y nos han criado? Dios nos creó, nos concedió la vida, nos proporcionó todo lo que necesitamos para vivir y Él nos ha concedido la verdad. ¿No debería entonces ser aún más importante que oremos a Dios con un corazón reverente? Independientemente de acerca de qué oremos a Dios, debemos tener un corazón devoto y buscar las intenciones de Dios y contarle con honestidad acerca de nuestros propios pensamientos y dificultades y debemos esperar pacientemente el tiempo de Dios. Sólo de esta manera obtendremos el esclarecimiento y la guía de Dios y entenderemos Sus intenciones. Entonces nuestras dificultades se resolverán a tiempo.

Segundo, debemos estar en el lugar de un ser creado y no tener exigencias para Dios; cebemos orar con un corazón que se someta a Dios.

Cuando oremos nos debe quedar claro que somos creaciones y que Dios es nuestro Creador. Dios sostiene todas las cosas y eventos en Sus manos. Nuestro todo está controlado por Él. Lo que sea que encontremos todos y cada uno de los días, sin importar si es un asunto importante o un asunto menor, todo se debe a los arreglos de Dios. Cuando oremos a Dios debemos mantenernos firmes en nuestra posición como creaciones y buscar la voluntad de Dios con una actitud devota y sumisa ante Dios. No debemos tener ninguna exigencia para Dios. Por ejemplo, cuando nos encontramos con dificultades y no sabemos qué hacer, podemos orar así: “¡Dios! No entiendo la verdad con respecto a este asunto. No sé cómo debo hacer las cosas según Tus intenciones. Sin embargo, estoy dispuesto a buscar en Tus palabras y hacer las cosas según Tus peticiones y satisfacer Tus intenciones. Por favor esclaréceme y guíame. ¡Amén!”. Cuando nuestros corazones tengan un lugar para Dios y cuando podamos estar en el lugar de una creación y orar, postrarnos y dar adoración a nuestro Creador y cuando podamos obedecer Su obra y poner Sus palabras en acción, sólo entonces construiremos una relación normal con Dios y obtendremos la obra del Espíritu Santo. Todos sabemos que Job fue un hombre que temía a Dios y evitaba el mal. Cuando perdió todo su ganado, hijos e hijas, se cubrió de llagas de pies a cabeza y estuvo soportando mucho dolor, creyó que Dios era el gobernante de todo y que sin el permiso de Dios estas cosas no le hubieran sucedido. Además, también sabía que todo lo que tenía, incluida su vida, le había sido dada por Dios. Independientemente de cuándo Dios quiera cobrar, es natural y correcto. Por lo tanto, no se quejó con Dios ni tuvo ninguna exigencia para Dios. Como resultado, se inclinó y adoró y con un corazón de sumisión oró a Dios. Dijo estas palabras: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10). Job se mantuvo firme y dio testimonio de Dios. Su razonamiento y su sumisión a Dios obtuvieron la alabanza de Dios. Si también somos capaces de dirigirnos a Dios de la manera en que lo hizo Job, si tenemos un lugar para Dios en nuestros corazones y si podemos orar a Dios con un corazón que se somete a Él, independientemente de con qué pruebas nos encontremos, Dios nos guiará y esclarecerá para que entendamos la verdad. Nuestros espíritus se volverán cada vez más agudos y nuestros pensamientos serán cada vez más claros. Cuando revelemos algo de corrupción o tengamos algunas situaciones malas, será aún más fácil que seamos conscientes de ello y lo resolvamos a tiempo. Entonces nuestra relación con Dios se acercará cada vez más y nuestra vida crecerá cada vez más rápido.

Tercero, si nuestra iglesia no tiene la obra del Espíritu Santo debemos tener oraciones de búsqueda.

Todos sabemos, en el periodo posterior de la Era de la Ley, que el hombre fue corrompido cada vez más profundamente por Satanás. El hombre vivió dentro del pecado y enfrentó el peligro de ser declarado culpable por la ley y de ser muerto. Entonces Dios, bajo el nombre de Jesús, terminó la Era de la Ley, comenzó la Era de la Gracia e hizo la obra de redimir a la raza humana. A partir de ese momento el judaísmo perdió completamente la gloriosa presencia de Dios. Para todos aquellos que no aceptaron el nombre ni la obra del Señor Jesús, independientemente de las circunstancias con las que se encontraron y de cómo oraron y apelaron a Jehová Dios, Dios no los escucharía y ellos no obtendrían la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, todos aquellos que aceptaron la nueva obra de Jesús y oraron en el nombre de Jesús disfrutarían del alimento de la fuente de agua viva de Dios. Cuando invocaran al Señor, podrían ver las obras de Dios y tendrían el acompañamiento de la obra del Espíritu Santo.

Hoy en día, independientemente de cómo oremos en el nombre del Señor, no sentimos la obra del Espíritu Santo y no podemos sentir Su presencia. No podemos obtener alimento para nuestras vidas y cometemos pecados pero no recibimos disciplina. Es muy posible que la obra del Espíritu Santo haya sido desviada una vez más. La Bible dice: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios […]” (1 Pedro 4:17). De estos versículos podemos ver que en los últimos días Dios regresará una vez más para hacer la etapa de la obra de juicio. El Señor es fiel. Lo que Él dice sucederá, sucederá. En cuanto a nosotros, debemos buscar y orar, pidiéndole a Dios que nos guíe a la fuente de vida para que podamos obtener riego y alimento y seguir los pasos de nuestro Señor. Creo que siempre y cuando tengamos un corazón que tenga sed y busque, obtendremos la guía de Dios. Esto es porque Dios nos ha prometido: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).

Gracias al Señor por Su guía. Espero que el contenido que se compartió hoy con respecto a cómo orar beneficie a todos. La oración es un paso importante para establecer una relación normal con Dios. También es una senda clave por la cual podemos obtener la obra del Espíritu Santo. Cuando entendamos cómo orar para obtener la respuesta del Señor y tengamos una senda práctica que seguir y cuando la practiquemos a menudo, sólo entonces el Señor escuchará nuestras oraciones. Que nuestras oraciones pronto puedan ser según las intenciones de Dios.

¡Que toda la gloria sea para Dios!

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso.
www.LBLA.com.

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Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre

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Desde un punto de vista humano, no es posible para los descendientes de Moab ser hechos completos y no están calificados para ser hechos así. Los hijos de David, por otro lado, ciertamente tienen esperanza y pueden ser hechos completos. Si alguien es descendiente de Moab, no puede ser hecho completo. Incluso ahora, vosotros todavía no sabéis el significado de la obra que se está haciendo entre vosotros; en esta etapa todavía sostenéis vuestras perspectivas futuras en vuestros corazones y sois reacios a renunciar a ellas. A nadie le importa por qué hoy Dios solo ha escogido obrar en vosotros, un grupo tan indigno. ¿Puede ser que Él haya cometido un error en esta obra? ¿Es esta obra un descuido momentáneo? ¿Por qué Dios, que siempre ha sabido que sois los hijos de Moab, ha descendido precisamente para obrar entre vosotros? ¿Nunca lo habéis pensado? ¿Acaso Dios nunca considera esto cuando hace Su obra? ¿Se comporta de manera impulsiva? ¿Acaso no sabía Él desde el principio que vosotros sois los descendientes de Moab? ¿No sabéis considerar estas cosas? ¿A dónde se han ido vuestras nociones? ¿Acaso ese pensamiento saludable vuestro se ha desajustado? ¿A dónde se han ido vuestra inteligencia y sabiduría? ¿Es que acaso tenéis un comportamiento tan magnánimo que no prestáis atención a asuntos tan pequeños? Vuestras mentes son muy susceptibles a cosas como vuestras perspectivas futuras y vuestro propio destino, pero para todo lo demás son insensibles, torpes y totalmente ignorantes. ¿En qué rayos creéis? ¿En vuestras perspectivas futuras? ¿O en Dios? ¿Acaso no crees sólo en un bonito destino? ¿O en tus perspectivas futuras? ¿Qué tanto del camino de vida entiendes ahora? ¿Cuánto has logrado? ¿Crees que la obra que se hace ahora en los descendientes de Moab se hace para humillaros? ¿Se hace a propósito para exponer vuestra fealdad? ¿Se hace a propósito para haceros aceptar el castigo y después arrojaros al lago de fuego? Nunca dije que no tuvierais perspectivas futuras, mucho menos que tuvierais que ser destruidos o caer en la perdición. ¿Acaso he anunciado públicamente tales cosas? Tú dices que no tienes esperanza, pero ¿acaso no es esta una conclusión que has sacado tú mismo? ¿Acaso no es esto el efecto de tu propia mentalidad? ¿Cuentan tus propias conclusiones? Si Yo digo que no estás bendecido, entonces ciertamente serás objeto de ruina, y si Yo digo que estás bendecido, entonces con toda certeza no serás destruido. Solo estoy diciendo que eres el descendiente de Moab; no dije que fueras a ser destruido. Es solo que los descendientes de Moab han sido malditos y son una raza de humanos corruptos. Previamente se ha hecho mención del pecado; ¿no sois todos vosotros pecadores? ¿No han sido todos los pecadores corrompidos por Satanás? ¿No desafían todos los pecadores a Dios y se rebelan contra Él? ¿Acaso no van a ser maldecidos los que desafían a Dios? ¿Acaso no deben todos los pecadores ser destruidos? En ese caso, ¿quién entre las personas de carne y hueso puede ser salvado? ¿Cómo podéis haber sobrevivido hasta ahora? Os habéis vuelto negativos porque sois los descendientes de Moab; ¿acaso no contáis también como humanos, que son pecadores? ¿Cómo habéis durado hasta ahora? Cuando la perfección se menciona, os ponéis felices. Tras escuchar que debéis experimentar la gran tribulación, sentís que esto os hace aún más bendecidos. Pensáis que podéis convertiros en vencedores tras surgir de la tribulación, y que esto, además, es la gran bendición de Dios y Su gran exaltación de vosotros. Cuando se hace mención de Moab, el tumulto surge entre vosotros. Adultos y niños por igual sienten una tristeza indecible, no tenéis alegría alguna en vuestros corazones y lamentáis haber nacido. No entendéis el significado de que esta etapa de la obra se haga en los descendientes de Moab; sólo sabéis buscar la alta posición y, cuando percibís que no hay esperanza, reincidís. Cuando se mencionan la perfección y el destino futuro, os sentís contentos; habéis puesto vuestra fe en Dios con el fin de obtener bendiciones y para que podáis tener un buen destino. Algunas personas ahora sienten aprensión por su estatus. Porque tienen un valor y un estatus bajo, no anhelan buscar ser perfeccionados. Primero se habló acerca de la perfección, después se hizo mención de los descendientes de Moab, así que las personas negaron la senda de la perfección que se mencionó previamente. Esto se debe a que, de principio a fin, nunca habéis conocido la importancia de esta obra ni os importa su significado. Sois demasiado pequeños de estatura y ni siquiera podéis soportar la menor perturbación. Cuando veis que vuestro propio estatus es demasiado bajo, os volvéis negativos y perdéis la confianza para seguir buscando. Las personas sólo consideran el logro de la gracia y el disfrute de la paz como símbolos de fe y ven la búsqueda de bendiciones como la base para su creencia en Dios. Muy pocas personas buscan conocer a Dios o buscan un cambio en su carácter. En su fe, las personas buscan hacer que Dios les dé un destino adecuado y toda la gracia que necesitan, buscan hacer que Dios sea su sirviente, que Él mantenga con ellas una relación pacífica y amigable para que, no importa cuando, nunca haya ningún conflicto entre ellos. Es decir, su creencia en Dios exige que Él prometa cumplir todas sus exigencias y que les otorgue cualquier cosa por lo que oran, de acuerdo con las palabras que han leído en la Biblia: “Escucharé todas vuestras oraciones”. Esperan que Dios no juzgue ni trate a nadie, ya que Él siempre ha sido el misericordioso Salvador Jesús que mantiene una buena relación con las personas en todo momento y en todo lugar. Así es como las personas creen en Dios: le exigen con descaro y creen que, independientemente de si son rebeldes u obedientes, Él les otorgará ciegamente todo lo que le pidan. Le “cobran deudas” a Dios continuamente, pues creen que Él debe “reembolsarles” sin resistirse de ninguna manera y, además, debe pagar doble; piensan que, independientemente de que Dios haya obtenido algo de ellas o no, lo pueden manipular y que Él no puede orquestar arbitrariamente a las personas, y, mucho menos, revelarles Su sabiduría y Su carácter justo —ocultos durante muchos años— cuando Él quiera y sin su permiso. Simplemente le confiesan a Dios sus pecados, pues creen que Dios sencillamente los absolverá y que no va a cansarse de hacerlo y que esto continuará para siempre. Simplemente le dan órdenes a Dios y creen que Él obedecerá, porque está registrado en la Biblia que Dios no vino para ser servido por el hombre, sino para servirle a él, y que Él está aquí para ser su siervo. ¿No habéis creído siempre de esta manera? Cuando no podéis obtener algo de Dios, queréis huir; cuando no entendéis algo, os volvéis demasiado resentidos e incluso llegáis tan lejos como para lanzarle toda clase de insultos. Simplemente no le permitiréis a Dios mismo expresar completamente Su sabiduría y maravilla, en lugar de eso solo queréis disfrutar la comodidad y el confort temporales. Hasta ahora, vuestra actitud en vuestra creencia en Dios ha consistido meramente en los mismos viejos puntos de vista. Si Dios os muestra una mínima majestad, os ponéis tristes. ¿Veis ahora exactamente lo grande que es vuestra estatura? No asumáis que todos vosotros sois leales a Dios cuando, de hecho, vuestras antiguas opiniones no han cambiado. Cuando nada malo te sucede, crees que todo va bien y tu amor por Dios alcanza las cotas más altas. Cuando algo pequeño te sucede, caes al Hades. ¿Está con ello siendo leal a Dios?

Si la etapa final de la obra de conquista fuera a empezar en Israel, entonces tal obra de conquista no tendría ningún significado. La obra tiene la mayor importancia cuando se hace en China y cuando se hace en vosotros. Vosotros sois las personas más humildes, las que tienen el menor estatus; sois las personas en el nivel más bajo de esta sociedad y sois las que menos reconocieron a Dios en el principio. Sois las personas que os habéis alejado más de Dios y las que habéis sido lastimadas más severamente. Ya que esta etapa de la obra es solo en aras de la conquista, ¿no es lo más adecuado que seáis elegidos para que deis el futuro testimonio? Si el primer paso de la obra de conquista no se hiciera en vosotros, entonces sería difícil avanzar con la obra de conquista que está por venir, pues la obra de conquista que seguirá logrará resultados, basada en el hecho de esta obra que se está haciendo hoy. La obra actual de conquista es solo el principio de la obra total de conquista. Vosotros sois la primera tanda a ser conquistada; sois los representantes de toda la humanidad que será conquistada. Las personas que verdaderamente posean conocimiento verán que toda la obra que Dios hace hoy es grandiosa, y que Él no solo les permite a las personas conocer su propia rebeldía, sino que también revela su estatus. El propósito y el significado de Sus palabras no es desanimar a las personas ni derribarlas. Su intención es que puedan obtener esclarecimiento y salvación por medio de Sus palabras; son para despertar su espíritu por medio de Sus palabras. Desde el momento de la creación del mundo, el hombre ha vivido bajo el campo de acción de Satanás, sin saber ni creer que existe un Dios. Que estas personas puedan ser incluidas en la gran salvación de Dios y que sean altamente elevadas por Dios, muestra realmente Su amor; todos los que verdaderamente entiendan, creerán esto.. ¿Qué hay de aquellos que no tienen tal conocimiento? Dirán: “Ah, Dios dice que somos los descendientes de Moab. Lo dijo con sus propias palabras. ¿Podemos todavía obtener un buen resultado? ¿Quién nos hizo descendientes de Moab? ¿Quién nos hizo resistirnos tanto a Él en el pasado? Dios ha venido a condenarnos; ¿acaso no ves cómo Él siempre nos ha juzgado desde el principio? Ya que nos hemos resistido a Dios, así es como debemos ser castigados”. ¿Son correctas estas palabras? Hoy Dios os juzga, os castiga y os condena, pero debes saber que el propósito de tu condena es que te conozcas a ti mismo. Él condena, maldice, juzga y castiga para que te puedas conocer a ti mismo, para que tu carácter pueda cambiar y, sobre todo, para que puedas conocer tu valía y ver que todas las acciones de Dios son justas y de acuerdo con Su carácter y los requisitos de Su obra, que Él obra acorde a Su plan para la salvación del hombre, y que Él es el Dios justo que ama, salva, juzga y castiga al hombre. Si sólo sabes que eres de un estatus humilde, que estás corrompido y que eres desobediente, pero no sabes que Dios quiere poner en claro Su salvación por medio del juicio y el castigo que Él impone en ti hoy, entonces no tienes manera de ganar experiencia, ni mucho menos eres capaz de continuar hacia delante. Dios no ha venido ni a matar ni a destruir sino a juzgar, maldecir, castigar y salvar. Hasta que Su plan de gestión de 6000 años llegue a su término —antes de que revele el destino de cada categoría del hombre— la obra de Dios en la tierra será en aras de la salvación; el único propósito es hacer totalmente completos a aquellos que lo aman y hacerlos someterse bajo Su dominio. No importa cómo Dios salve a las personas, todo se logra haciéndolas escapar de su antigua naturaleza satánica; es decir, Él las salva haciéndolas buscar la vida. Si ellas no buscan la vida, entonces no tendrán manera de aceptar la salvación de Dios. La salvación es la obra del mismo Dios y la búsqueda de vida es algo que el hombre debe asumir con el fin de aceptar la salvación. A los ojos del hombre, la salvación es el amor de Dios y el amor de Dios no puede ser castigo, juicio y maldiciones; la salvación debe contener amor, compasión y, además, palabras de consuelo y bendiciones ilimitadas otorgadas por Dios. Las personas creen que cuando Dios salva al hombre lo hace conmoviéndolo con Sus bendiciones y Su gracia, de tal modo que puedan entregar su corazón a Dios. Es decir, tocar al hombre es salvarlo. Esta clase de salvación se hace mediante un trato. Solo cuando Dios le conceda cien, el hombre llegará a someterse ante el nombre de Dios y luchará por hacer el bien por Él y darle gloria. Esto no es lo que pretende Dios para la humanidad. Dios ha venido para obrar en la tierra con el fin de salvar a la humanidad corrupta, no hay falsedad en esto. Si la hubiera, Él ciertamente no habría venido a cumplir con Su obra en persona. En el pasado, Su medio de salvación implicaba mostrar el máximo amor y compasión, tanto que le dio Su todo a Satanás a cambio de toda la humanidad. El presente no tiene nada que ver con el pasado: La salvación que hoy se os otorga ocurre en la época de los últimos días, durante la clasificación de cada uno de acuerdo a su especie; el medio de vuestra salvación no es el amor ni la compasión, sino el castigo y el juicio para que el hombre pueda ser salvado más plenamente. Así, todo lo que recibís es castigo, juicio y golpes despiadados, pero sabed que en esta golpiza cruel no hay el más mínimo castigo. Independientemente de lo severas que puedan ser Mis palabras, lo que cae sobre vosotros son solo unas cuantas palabras que podrían pareceros totalmente crueles y, sin importar cuán enfadado pueda Yo estar, lo que viene sobre vosotros siguen siendo palabras de enseñanza y no tengo la intención de lastimaros o haceros morir. ¿No es todo esto un hecho? Sabed esto hoy, ya sea un juicio justo o un refinamiento y castigo crueles, todo es en aras de la salvación. Independientemente de si hoy cada uno es clasificado de acuerdo con su especie, o de que las categorías del hombre se dejen al descubierto, el propósito de todas las palabras y la obra de Dios es salvar a aquellos que verdaderamente aman a Dios. El juicio justo se realiza con el fin de purificar al hombre, y el refinamiento cruel con el de limpiarlo; las palabras severas o el castigo se hacen ambos para purificar y son en aras de la salvación. Así, el método de salvación en la actualidad es diferente al del pasado. Hoy, se te concede la salvación mediante el juicio justo, y es una buena herramienta para clasificaros a cada uno de acuerdo a la especie. Además, el castigo despiadado sirve como vuestra salvación suprema, y ¿qué tenéis que decir frente a tal castigo y juicio? ¿No habéis gozado siempre de la salvación, de principio a fin? Habéis visto a Dios encarnado y os habéis percatado de Su omnipotencia y sabiduría; además, habéis experimentado repetidos golpes y disciplina. Sin embargo, ¿no habéis recibido también la gracia suprema? ¿No son vuestras bendiciones mayores que las de cualquier otro? ¡Vuestras gracias son incluso más abundantes que la gloria y las riquezas disfrutadas por Salomón! Pensad en esto: si Mi intención al venir fuera condenaros y castigaros, en lugar de salvaros, ¿podrían vuestros días haber durado tanto? ¿Podríais vosotros, seres pecadores de carne y hueso, haber sobrevivido hasta el día de hoy? Si mi objetivo fuera solo castigaros, entonces ¿por qué me habría hecho carne y embarcado en semejante empresa? ¿Acaso castigaros a vosotros, simples mortales, no podría concretarse simplemente con una sola palabra? ¿Todavía necesitaría destruiros después de condenaros deliberadamente? ¿Seguís sin creer estas palabras mías? ¿Podría salvar al hombre solo por medio del amor y la compasión? ¿O podría solo usar la crucifixión para salvar al hombre? ¿No es Mi carácter justo más favorable para hacer al hombre completamente obediente? ¿No es más capaz de salvar completamente al hombre?

Puede que Mis palabras sean severas, pero todas se dicen para la salvación del hombre, ya que solo estoy pronunciando palabras y no castigando la carne del hombre. Estas palabras hacen que el hombre viva en la luz, hacen que sepa que la luz existe, que la luz es preciosa y, más aún, que sepa cuán beneficiosas son estas palabras para Él, además de que Dios es salvación. Aunque he pronunciado muchas palabras de castigo y juicio, lo que representan no se ha concretado en acciones contra ustedes. He venido a hacer Mi obra y a pronunciar Mis palabras y, aunque Mis palabras puedan ser estrictas, son dichas para juzgar vuestra corrupción y rebeldía. El propósito de que Yo haga esto sigue siendo salvar al hombre del campo de acción de Satanás; estoy usando Mis palabras para salvar al hombre. Mi propósito no es dañar al hombre con Mis palabras. Mis palabras son severas para que se puedan obtener los resultados de Mi obra. Solo por medio de esta obra puede el hombre conocerse a sí mismo y puede librarse de su carácter rebelde. El mayor significado de la obra de las palabras es permitirles a las personas poner la verdad en práctica después de haberla entendido, lograr cambios en su carácter y ganar el conocimiento de sí mismas y de la obra de Dios. Llevar a cabo la obra por medio de las palabras puede hacer posible la comunicación entre Dios y el hombre, y solo las palabras pueden explicar la verdad. Obrar de esta manera es el mejor medio para conquistar al hombre; aparte de pronunciar las palabras, ningún otro método puede darle al hombre un entendimiento más claro de la verdad y de la obra de Dios. Así, en Su última etapa de la obra, Dios le habla al hombre con el fin de desbloquear todas las verdades y los misterios que no entienden todavía, permitiéndole conseguir de Dios el verdadero camino y la vida, cumpliendo así Su voluntad. El propósito de la obra de Dios sobre el hombre es permitirle cumplir la voluntad de Dios y se hace para traerle la salvación. Por lo tanto, durante el tiempo de Su salvación del hombre Él no lleva a cabo la obra de castigarlo. Mientras trae la salvación al hombre, Dios no castiga el mal ni recompensa el bien, ni tampoco revela los destinos de varias clases de personas. En cambio, solo después de que la etapa final de Su obra esté completa, Él llevará a cabo la obra de castigar el mal y recompensar el bien y solo entonces revelará el final de todas las diferentes clases de personas. Los que son castigados serán aquellos que realmente son incapaces de ser salvados, mientras que los que son salvados serán aquellos que han obtenido la salvación de Dios durante el tiempo de Su salvación del hombre. Mientras la obra de salvación de Dios se lleva a cabo, todos los que puedan ser salvados serán salvados, en todo lo posible, sin descartar a ninguno de ellos, ya que el propósito de la obra de Dios es salvar al hombre. Todos aquellos que durante el tiempo de la salvación del hombre por parte de Dios no puedan alcanzar un cambio en su carácter, además de todos aquellos que no puedan someterse completamente a Dios, se convertirán en objetos de castigo. Esta etapa de la obra —la obra de las palabras— desbloqueará para las personas todos los caminos y misterios que no entienden para que puedan entender la voluntad y los requisitos de Dios hacia el hombre, para que puedan tener los requisitos previos para poner en práctica las palabras de Dios y lograr cambios en su carácter. Dios solo usa palabras para hacer Su obra y no castiga a las personas por ser un poco rebeldes. Esto es porque ahora es el tiempo de la obra de salvación. Si cualquiera que actúa con rebeldía fuera castigado, entonces nadie tendría la oportunidad de ser salvado; todos serían castigados y caerían en el Hades. El propósito de las palabras que juzgan al hombre es permitirle conocerse y someterse a Dios, no es para castigar por medio de ese juicio. Durante el tiempo de la obra de las palabras, muchas personas expondrán su rebeldía y resistencia, además de su desobediencia hacia el Dios encarnado. Sin embargo, Él no castigará a todas estas personas a consecuencia de ello; en lugar de eso, solo descartará a los que son corruptos hasta la médula y que no pueden ser salvados. Él le dará su carne a Satanás y, en unos pocos casos, pondrá fin a su carne. Los que hayan quedado continuarán siguiendo y experimentando el trato y la poda. Si, mientras siguen, esas personas todavía no son capaces de aceptar ser tratados y podados y se vuelven cada vez más degenerados, entonces habrán perdido su oportunidad de salvación. Todas las personas que se hayan sometido a la conquista de las palabras tendrán una amplia oportunidad de salvación. La salvación de Dios de cada una de estas personas les mostrará Su máxima indulgencia. En otras palabras, se les mostrará la máxima tolerancia. Siempre que las personas regresen de la senda equivocada y siempre que se puedan arrepentir, Dios les dará oportunidades de obtener Su salvación. Cuando los humanos se rebelan contra Dios por primera vez, Él no tiene deseos de hacerles morir, sino que hará todo lo posible por salvarlos. Si alguien realmente no tiene cabida en la salvación, entonces Dios lo descartará. La razón por la cual Dios es lento para castigar a ciertas personas es que quiere salvar a todas las personas que pueden ser salvadas. Él las juzga, ilumina y guía solo con palabras y no usa una vara para hacerlas morir. Emplear palabras para traer salvación a los seres humanos es el propósito y el significado de la etapa final de la obra.

De "La Palabra manifestada en carne"

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570. La esencia de Dios no existe únicamente para que el hombre crea en ella, sino para que, asimismo, la ame. Sin embargo, muchos de aquellos que creen en Dios son incapaces de descubrir este “secreto”. La gente no se atreve a amar a Dios ni procura amarlo. Nunca ha descubierto que Dios tiene muchísimas cosas que lo hacen digno de ser amado; nunca han descubierto que Dios es el Dios que ama al hombre y el Dios que tiene el hombre para amar. La hermosura de Dios se manifiesta en Su obra: solo cuando experimente Su obra podrá descubrir la gente Su hermosura; solo con sus experiencias reales podrá apreciar la hermosura de Dios y nadie puede descubrirla sin observarla en la vida real. Dios tiene muchísimas cosas que lo hacen digno de amor, pero la gente no puede descubrirlo si no llega a relacionarse con Él. En otras palabras, si Dios no se hiciera carne, la gente no podría relacionarse realmente con Él y, en tal caso, tampoco podría experimentar Su obra, por lo que su amor por Él se contaminaría con muchas mentiras y fantasías. Su amor por el Dios del cielo no es tan auténtico como el que siente por el Dios de la tierra, pues su conocimiento del Dios del cielo se basa en sus fantasías, más que en lo que haya visto con sus propios ojos y en lo que haya experimentado personalmente. Cuando Dios viene a la tierra, la gente puede contemplar Sus actos propiamente dichos y Su hermosura, así como todo lo que hay en Su carácter práctico y normal, lo cual es miles de veces más auténtico que el conocimiento del Dios del cielo. Pese a lo mucho que la gente ame al Dios del cielo, este amor no tiene nada de auténtico y está lleno de ideas humanas. Por poco que ame al Dios de la tierra, este amor es auténtico y sigue siéndolo aunque solamente lo ame un poco. Dios hace que la gente lo conozca por medio de Su verdadera obra y se gana su amor mediante este conocimiento; igual que Pedro, que, si no hubiera vivido con Jesús, no habría podido adorarlo. Así pues, su lealtad a Jesús se basó en su relación con Él. Para que el hombre lo ame, Dios ha venido a vivir entre los hombres y Su realidad es todo cuanto Él hace que el hombre vea y experimente.

Extracto de ‘Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”

571. Ninguna lección es más profunda que la de amar a Dios, y puede decirse que la lección que las personas aprenden de una vida de creencia es cómo amar a Dios. Es decir, si crees en Dios debes amarlo. Si sólo crees en Él pero no lo amas, no has alcanzado el conocimiento de Él, y nunca lo has amado con un amor verdadero que procede de tu corazón, entonces tu creencia en Él es fútil; si, en tu creencia en Dios, no lo amas, vives en vano, y tu vida al completo es la más inferior de todas. Si, a lo largo de toda tu vida, nunca has amado o satisfecho a Dios, ¿cuál es, pues, el sentido de que vivas? ¿Y cuál es el sentido de tu creencia en Dios? ¿No es esto un esfuerzo desperdiciado? Es decir, si las personas van a creer y a amar a Dios, deben pagar un precio. En lugar de actuar de una determinada forma externamente, deberían buscar la verdadera percepción en lo profundo de sus corazones. Si te entusiasma cantar y bailar, pero eres incapaz de poner en práctica la verdad, ¿podría decirse de ti que amas a Dios? Amar a Dios requiere buscar Su voluntad en todas las cosas, que explores en lo profundo de tu ser cuando te ocurra algo y trates de comprender la voluntad de Dios, que procures ver cuál voluntad de Dios está en el asunto, qué pide Él que consigas y cómo debes ser consciente de Su voluntad. Por ejemplo: ocurre algo que requiere que soportes dificultades, momento en el cual debes entender cuál es la voluntad de Dios y cómo debes ser consciente de Su voluntad. No debes satisfacerte a ti mismo: primero ponte a un lado. Nada es más abyecto que la carne. Debes buscar satisfacer a Dios y cumplir con tu deber. Con tales pensamientos, Dios te traerá un esclarecimiento especial en este asunto, y tu corazón también encontrará alivio.

Extracto de ‘Solo amar a Dios es realmente creer en Él’ en “La Palabra manifestada en carne”

572. Lo que se conoce como “amor” se refiere a una emoción que es pura y sin mancha, en la que usas tu corazón para amar, sentir y ser considerado. En el amor no hay condiciones, no hay barreras ni distancia. En el amor no hay sospecha, engaño ni malicia. En el amor no hay trueque ni nada impuro. Si amas, no engañarás, protestarás, traicionarás, rebelarás, exigirás, ni pretenderás recibir alguna cosa o cantidad. Si amas, te dedicarás sin dudarlo y sufrirás dificultades sin pensarlo dos veces, serás compatible conmigo, dejarás todo lo que tienes por Mí, abandonarás a tu familia, tu futuro, tu juventud y tu matrimonio. De lo contrario, tu amor no sería amor en absoluto, ¡sino engaño y traición! ¿Qué tipo de amor es el tuyo? ¿Es un amor verdadero? ¿O falso? ¿Cuánto has sacrificado? ¿Cuánto has ofrecido? ¿Cuánto amor he recibido de ti? ¿Lo sabes? Vuestros corazones están llenos de maldad, traición y engaño, así que ¿cuánto de tu amor es impuro? Pensáis que habéis sacrificado lo suficiente por Mí; pensáis que vuestro amor por Mí ya es suficiente. Entonces ¿por qué vuestras palabras y acciones son siempre engañosas y rebeldes? Me seguís, pero no reconocéis Mi palabra. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero después me abandonáis. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero desconfiáis de Mí. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero no podéis aceptar Mi existencia. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero no me tratáis como deberíais tratarme por ser quien soy, y complicáis las cosas para Mí en toda ocasión. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero intentáis burlaros de Mí y engañarme en todo. ¿Se considera esto amor? Me servís, pero no me teméis. ¿Se considera esto amor? Os oponéis a Mí en todos los sentidos y en todas las cosas. ¿Se considera todo esto amor? Habéis dedicado mucho, es cierto, pero nunca habéis hecho lo que os exijo. ¿Se puede considerar esto amor? Está bastante claro que en vosotros no hay ni rastro de amor por Mí. Después de muchos años de obrar y de todas las palabras que os he suministrado, ¿cuánto habéis realmente obtenido? ¿Acaso no vale la pena que intentéis recordarlo detenidamente?

Extracto de ‘Muchos son llamados, pero pocos son escogidos’ en “La Palabra manifestada en carne”

573. ¿Qué es lo que el hombre ha logrado desde que empezó a creer en Dios? ¿Qué has llegado a conocer acerca de Él? ¿Cuánto has cambiado debido a tu creencia en Él? Actualmente, todos sabéis que la creencia del hombre en Dios no es sólo para la salvación del alma y el bienestar de la carne ni para enriquecer su vida a través del amor de Dios, y así sucesivamente. Hoy por hoy, si amas a Dios por el bienestar de la carne o el placer momentáneo, aunque al final tu amor por Él alcance su plenitud y no pidas nada más, este amor que buscas sigue estando adulterado y no es agradable a Dios. Aquellos que usan su amor por Dios para enriquecer su existencia apagada y llenar un vacío en su corazón son los que ambicionan vivir en la comodidad, no quienes buscan sinceramente amar a Dios. Este tipo de amor es forzado, persigue la gratificación mental, y Dios no lo necesita. ¿Qué clase de amor es entonces el tuyo? ¿Para qué amas a Dios? ¿Cuánto amor verdadero existe dentro tuyo por Él ahora? El amor de la mayoría de vosotros es como el mencionado anteriormente. Esta clase de amor sólo puede mantener su situación actual; no puede alcanzar la inmutabilidad, ni arraigarse en el hombre. Este tipo de amor es sólo como una flor que florece y se seca sin dar frutos. En otras palabras, después de que hayas amado a Dios una vez de esa forma, si no hay nadie que te guíe en la senda que tienes por delante, caerás. Si sólo puedes amar a Dios en la época de amar a Dios pero posteriormente tu carácter de vida permanece sin cambios, entonces seguirás siendo incapaz de escapar de la influencia de las tinieblas, y seguirás sin poder librarte de las ataduras y los engaños de Satanás. Ningún hombre así puede ser ganado plenamente por Dios; al final, su espíritu, alma y cuerpo seguirán perteneciendo a Satanás. No puede haber dudas acerca de esto. Todos aquellos a los que Dios no puede ganar de un modo total volverán a su lugar original, esto es, de regreso a Satanás, y descenderán al lago de fuego y azufre para aceptar el siguiente paso del castigo de Dios. Los ganados por Él son los que se rebelan contra Satanás y escapan de su campo de acción. Ellos serán contados oficialmente entre el pueblo del reino. Así es como llegan a ser las personas del reino. ¿Estás dispuesto a convertirte en esta clase de persona? ¿Estás dispuesto a ser ganado por Dios? ¿Estás dispuesto a escapar del campo de acción de Satanás y volver a Dios? ¿Perteneces ahora a Satanás o formas parte del pueblo del reino?

Extracto de ‘Qué punto de vista deberían tener los creyentes’ en “La Palabra manifestada en carne”

574. El hombre siempre ha vivido bajo la cubierta de la influencia de las tinieblas, encadenado sin libertad por la influencia de Satanás, incapaz de escapar, y su carácter, después de que Satanás lo haya procesado, se vuelve cada vez más corrupto. Se puede decir que el hombre ha vivido constantemente entre su carácter satánico corrupto y es incapaz de amar sinceramente a Dios. Así pues, si quiere amar a Dios, debe despojarse de su santurronería, prepotencia, arrogancia, engreimiento, y todas esas cosas que pertenecen al carácter de Satanás. Si no, su amor es impuro, un amor satánico que no puede recibir en absoluto la aprobación de Dios. Si el Espíritu Santo no perfecciona, trata, quebranta, poda, disciplina, castiga y refina directamente al hombre, nadie puede amar sinceramente a Dios.

Extracto de ‘El hombre corrupto no es capaz de representar a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

575. Cuando las personas se ponen en contacto con Dios con el corazón, cuando su corazón es capaz de volverse a Él por entero, este es el primer paso en el amor del hombre hacia Dios. Si quieres amarlo, primero debes ser capaz de volver tu corazón a Él. ¿Qué es volver tu corazón a Dios? Es cuando todo lo que buscas en tu corazón es en aras de amar y ganar a Dios. Esto muestra que has vuelto por completo tu corazón a Dios. Aparte de Él y de Sus palabras, no hay casi nada más en tu corazón (familia, riqueza, esposo, esposa, hijos, etcétera). Aunque las haya, estas cosas no pueden ocupar tu corazón, y no piensas en tus planes futuros, sino que sólo buscas amar a Dios. En ese momento habrás vuelto por completo tu corazón a Dios. Supongamos que sigues haciendo planes para ti mismo en tu corazón y siempre estás buscando el beneficio personal, pensando siempre: “¿Cuándo puedo hacer una pequeña petición a Dios? ¿Cuándo será rica mi familia? ¿Cómo puedo conseguir buena ropa?…”. Si estás viviendo en ese estado, esto demuestra que tu corazón no se ha vuelto del todo a Dios. Si sólo tienes Sus palabras en tu corazón y eres capaz de orar a Dios y de acercarte a Él en todo momento —como si Él estuviera muy cerca de ti, como si estuviera en ti y tú en Él— si estás en esa clase de estado, significa que tu corazón está en presencia de Dios. Si oras a Dios, y comes y bebes de Sus palabras cada día, siempre estás pensando en la obra de la iglesia y si muestras consideración por la voluntad de Dios, usas tu corazón para amarlo genuinamente y satisfacer Su corazón, entonces tu corazón pertenecerá a Dios. Si tu corazón está ocupado por numerosas otras cosas, entonces sigue ocupado por Satanás y no se ha vuelto sinceramente a Dios. Cuando el corazón de las personas se ha vuelto hacia Dios con sinceridad, ellas tendrán un amor genuino, espontáneo por Él, y serán capaces de considerar la obra de Dios. Aunque puedan tener todavía momentos necios e irracionales, muestran preocupación por los intereses de la casa de Dios, por Su obra, y su propio cambio de carácter y las intenciones de su corazón son buenas.

Extracto de ‘El amor genuino por Dios es espontáneo’ en “La Palabra manifestada en carne”

576. En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre las personas, como nacidas de disposiciones humanas, o de la interferencia humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra, y todo lo que acontece, es una apuesta hecha por Satanás delante de Dios, y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de la escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres, y la interferencia de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla. […] Todo lo que las personas hacen requiere que paguen un determinado precio en sus esfuerzos. Sin dificultades reales no pueden satisfacer a Dios; ni siquiera se acercan a ello, ¡y sólo están repitiendo eslóganes vacíos! ¿Pueden estos eslóganes vacíos satisfacer a Dios? Cuando Él y Satanás luchan en el ámbito espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? ¿Y cómo deberías mantenerte firme en tu testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y el momento en que Dios necesita que des testimonio. Aunque parezcan no ser importantes desde fuera, cuando estas cosas ocurren muestran si amas o no a Dios. Si lo haces, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio de Él, y si no has puesto en práctica el amor a Dios, esto muestra que no eres alguien que pone en práctica la verdad, que no la tienes ni tienes vida, ¡que eres paja! Todo lo que acontece a las personas tiene lugar cuando Dios necesita que se mantengan firmes en su testimonio de Él. Aunque no ocurre nada importante por el momento, y no das un gran testimonio, cada detalle de tu vida diaria tiene relación con el testimonio de Dios. Si puedes obtener la admiración de los hermanos y hermanas, tus familiares, y todos a tu alrededor; si un día llegan los incrédulos, y admiran todo lo que haces, y ven que todo lo que Dios hace es maravilloso, habrás dado testimonio. Aunque no tienes percepción y tu calibre es pobre, por medio de tu perfeccionamiento por parte de Dios, puedes satisfacerlo y ser consciente de Su voluntad, lo cual muestra a otros la gran obra que Él ha hecho en personas del calibre más pobre. Cuando las personas llegan a conocer a Dios y se vuelven vencedores delante de Satanás y leales a Dios en una gran medida, nadie tiene más agallas que este grupo de personas, y este es el más grande testimonio. Aunque eres incapaz de hacer una gran obra, puedes satisfacer a Dios. Otros no pueden poner a un lado sus nociones, pero tú sí; otros no pueden dar testimonio de Dios durante sus experiencias reales, pero tú puedes usar tu estatura y tus acciones reales para retribuirle por Su amor y dar un testimonio rotundo de Él. Sólo esto puede considerarse amar realmente a Dios.

Extracto de ‘Solo amar a Dios es realmente creer en Él’ en “La Palabra manifestada en carne”

577. Cuanto más pones en práctica la verdad, más poseedor eres de ella; cuanto más pones en práctica la verdad, más poseedor eres del amor de Dios; y cuanto más pones en práctica la verdad, más te bendice Él. Si siempre practicas de esta manera, el amor de Dios por ti te irá permitiendo ver, tal como Pedro llegó a conocer a Dios: Pedro dijo que Dios no solo tiene sabiduría para crear los cielos, la tierra y todas las cosas, sino que, además, tiene sabiduría para llevar a cabo una obra real en las personas. Pedro dijo que Dios no solo es digno del amor de la gente por haber creado los cielos, la tierra y todas las cosas, sino, asimismo, por Su capacidad de crear al hombre, salvarlo, perfeccionarlo y legarle Su amor. Pedro también afirmó que Dios tiene muchas cosas que lo hacen digno del amor del hombre. Le dijo a Jesús: “¿Es la creación de los cielos, la tierra y todas las cosas el único motivo por el que mereces el amor de la gente? Tienes más cosas dignas de amor. Actúas y te mueves en la vida real, Tu Espíritu me conmueve por dentro, me disciplinas, me reprendes… Estas cosas son incluso más dignas del amor de la gente”. Si deseas ver y experimentar el amor de Dios, debes ahondar y buscar en la vida real y estar dispuesto a dejar de lado tu propia carne. Debes tomar esta determinación. Debes ser una persona decidida y capaz de satisfacer en todo a Dios, sin pereza y sin codiciar el goce carnal ni vivir para la carne, sino para Dios. Puede que no satisfagas a Dios en algunos momentos. Eso te pasa por no entender la voluntad de Dios; la próxima vez, aunque te suponga un mayor esfuerzo, deberás satisfacerlo a Él, no A la carne. Con esta experiencia habrás llegado a conocer a Dios. Comprobarás que Dios puede crear los cielos, la tierra y todas las cosas y que se ha hecho carne para que la gente realmente pueda contemplarlo y relacionarse con Él; comprobarás que puede caminar en medio de los hombres y que Su Espíritu puede perfeccionar a las personas en la vida real para que contemplen Su hermosura y experimenten Su disciplina, Su castigo y Sus bendiciones. Si esa es siempre tu vivencia, en la vida real serás inseparable de Dios, y si un día tu relación con Él deja de ser la adecuada, podrás ser reprendido y tener remordimientos. Cuando tengas una relación adecuada con Dios, jamás desearás abandonarlo, y si un día Él dice que te va a abandonar, tendrás miedo y dirás que preferirás morir a que te abandone. Tan pronto como tengas estas emociones te sentirás incapaz de abandonar a Dios y, de este modo, tendrás una base y gozarás verdaderamente del amor de Dios.

Extracto de ‘Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”

578. ¿Cuánto amas a Dios el día de hoy? ¿Y cuánto sabes de todo lo que Él ha hecho en ti? Esto es lo que debes aprender. Cuando Dios llegue a la tierra, todo lo que Él ha hecho en el hombre y le ha permitido al hombre ver es para que el hombre lo ame y lo conozca realmente. Que el hombre pueda sufrir por Dios y que haya podido llegar hasta aquí se debe, en un sentido, al amor de Dios y, en el otro, a la salvación de Dios; además, se debe a la obra del juicio y del castigo que Dios ha llevado a cabo en el hombre. Si no tenéis el juicio, el castigo y las pruebas de Dios, y si Dios no os ha hecho sufrir, entonces, con toda franqueza, vosotros no amáis sinceramente a Dios. Cuanto mayor sea la obra que Dios hace en el hombre, y cuanto mayor sea el sufrimiento del hombre, más evidente es cuán significativa es la obra de Dios y más puede el corazón del hombre amar a Dios sinceramente. ¿Cómo aprendéis cómo amar a Dios? Sin la tribulación ni el refinamiento, sin las pruebas dolorosas, y si, aparte de esto, todo lo que Dios le diera al hombre fuera la gracia, el amor y la misericordia, ¿serías capaz de alcanzar el punto de amar a Dios de verdad? Por un lado, durante las pruebas que Dios permite, el hombre llega a conocer sus deficiencias y ve que es insignificante, despreciable y vil, que no tiene nada y que no es nada; por el otro, durante Sus pruebas Dios crea para el hombre entornos diferentes que hacen que el hombre pueda experimentar más la hermosura de Dios. Aunque el dolor es grande y a veces insuperable, incluso al alcanzar el nivel de un dolor abrumador, después de haberlo experimentado, el hombre ve qué preciosa es la obra de Dios en él y solo sobre este fundamento nace en el hombre el amor verdadero por Dios. Hoy el hombre ve que únicamente con la gracia, el amor y la misericordia de Dios no es capaz de conocerse a sí mismo verdaderamente y mucho menos puede conocer la esencia del hombre. Solo por medio del refinamiento y del juicio de Dios, y durante el proceso de refinamiento mismo puede el hombre conocer sus deficiencias y saber que no tiene nada. De esta manera, el amor del hombre por Dios se construye sobre el fundamento del refinamiento y el juicio de Dios.

Extracto de ‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne

579. En la actualidad la mayoría de las personas no tienen ese conocimiento. Creen que sufrir no tiene valor, el mundo reniega de ellas, su vida familiar es problemática, Dios no las ama y sus perspectivas son sombrías. El sufrimiento de ciertas personas alcanza un extremo y sus pensamientos se vuelven a la muerte. Este no es el verdadero amor hacia Dios; ¡esas personas son cobardes, no perseveran, son débiles e impotentes! Dios está ansioso de que el hombre lo ame pero cuanto más ame el hombre a Dios, mayor es su sufrimiento, y cuanto más el hombre lo ame, mayores sus pruebas. Si tú lo amas, entonces todo tipo de sufrimiento te acontecerá, y si no, entonces tal vez todo marchará sin problemas para ti y a tu alrededor todo estará tranquilo. Cuando amas a Dios, vas a sentir que mucho de lo que hay a tu alrededor es insuperable, y como tu estatura es muy pequeña, vas a ser refinado, y más aún, incapaz de satisfacer a Dios; vas a sentir que la voluntad de Dios es muy elevada, que está más allá del alcance del hombre. Por todo esto vas a ser refinado, porque hay mucha debilidad dentro de ti y mucho que no puede satisfacer la voluntad de Dios, vas a ser refinado en el interior. Sin embargo vosotros debéis ver con claridad que la purificación sólo se logra a través del refinamiento. Por lo tanto, durante estos últimos días debéis dar testimonio de Dios. No importa qué tan grande sea vuestro sufrimiento, debéis caminar hasta el final, e incluso hasta vuestro último suspiro, debéis seguir siendo fieles a Dios y debéis seguir estando a merced de Dios; sólo esto es amar verdaderamente a Dios, y sólo esto es el testimonio fuerte y rotundo. Cuando seas tentado por Satanás, debes decir: “Mi corazón le pertenece a Dios y Dios ya me ganó. No te puedo complacer, debo consagrar mi todo para complacer a Dios”. Cuanto más complazcas a Dios, más Dios te bendice y mayor es la fuerza de tu amor por Dios; así que, también, vas a tener fe y determinación y vas a sentir que nada es más valioso o significativo que una vida que se dedica en amar a Dios. Se puede decir que el hombre sólo tiene que amar a Dios para no tener dolor. Aunque hay veces que tu carne es débil y muchos problemas prácticos te mortifican, durante estos momentos realmente dependes de Dios y dentro de tu espíritu vas a ser consolado y vas a sentir seguridad y que tienes algo en lo que depender. De esta manera vas a poder vencer muchos entornos y, por lo tanto, no te quejarás de Dios por la angustia que sufres. Por el contrario, querrás cantar, bailar y orar, congregarte y tener comunión, reflexionar sobre Dios, y vas a sentir que todas las personas, asuntos y cosas a tu alrededor, que Dios organiza, son adecuadas. Si no amas a Dios, todo lo que consideres te será fastidioso y nada será agradable a tus ojos; en tu espíritu no vas a ser libre sino oprimido, tu corazón siempre se quejará de Dios, y siempre vas a sentir que sufres demasiado tormento y que eso es muy injusto. Si no buscas por el bien de la felicidad sino con el fin de complacer a Dios y de que Satanás no te acuse, entonces esa búsqueda te dará una gran fuerza para amar a Dios. El hombre es capaz de llevar a cabo todo lo que Dios dice, y todo lo que hace puede complacer a Dios, esto es lo que quiere decir que la realidad lo posee. Buscar la complacencia de Dios es usar tu amor por Dios para poner en práctica Sus palabras; independientemente del tiempo, incluso cuando los demás no tengan fuerza, dentro de ti todavía hay un corazón que ama a Dios, que anhela profundamente y extraña a Dios. Esta es la estatura real.

Extracto de ‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

580. Es durante el amargo refinamiento que el hombre puede más fácilmente caer bajo la influencia de Satanás, así que, ¿cómo debes amar a Dios durante tal refinamiento? Debes armarte de tu determinación, poner tu corazón delante de Dios y consagrar lo último de tu tiempo a Él. No importa cómo te refine Dios, debes ser capaz de poner la verdad en práctica para satisfacer la voluntad de Dios y asumir la responsabilidad de buscar a Dios y buscar la comunión. En momentos como estos, entre más pasivo seas, más negativo te volverás y más fácil te será retroceder. Cuando sea necesario que cumplas tu función, aunque no la cumplas bien, haces todo lo que puedes y lo haces usando nada más que tu amor por Dios; independientemente de lo que los demás digan —si dicen que has hecho bien o que has hecho mal— tus intenciones son correctas y no eres un santurrón, ya que estás actuando en nombre de Dios. Cuando los demás te malinterpreten puedes orar a Dios y decirle: “¡Oh, Dios! No pido que los demás me toleren ni que me traten bien ni que me entiendan o me aprueben. Solo pido que pueda amarte en mi corazón, que esté en paz en mi corazón y que mi conciencia esté tranquila. No pido que los demás me elogien o me tengan en alta estima; sólo busco satisfacerte de corazón; cumplo mi función haciendo todo lo que puedo y aunque soy tonto, estúpido, de un pobre calibre y ciego, sé que Tú eres maravilloso y estoy dispuesto a consagrarte todo lo que tengo”. Tan pronto como oras de esta manera, tu amor por Dios brota y sientes mucho más alivio en tu corazón. Esto es lo que significa practicar el amor a Dios.

Extracto de ‘Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor’ en “La Palabra manifestada en carne”

581. ¿Cómo debe el hombre amar a Dios durante el refinamiento? Usando la determinación de amar a Dios para aceptar Su refinamiento: Durante el refinamiento, en tu interior estás atormentado, como si a un cuchillo le estuvieran dando vueltas en tu corazón, sin embargo, estás dispuesto a satisfacer a Dios usando tu corazón que lo ama, y no estás dispuesto a preocuparte por la carne. Esto es lo que significa practicar el amor por Dios. Te duele por dentro y tu sufrimiento ha alcanzado cierto punto, sin embargo todavía estás dispuesto a presentarte delante de Dios y orar diciendo, “¡Oh Dios! No te puedo dejar. Aunque en mi interior hay oscuridad, quiero satisfacerte; Tú conoces mi corazón y me gustaría que forjaras más de Tu amor en mí”. Esta es la práctica durante el refinamiento. Si usas el amor por Dios como el fundamento, el refinamiento te puede llevar más cerca de Dios y puede hacer que tengas más intimidad con Dios. Como crees en Dios, debes entregar tu corazón delante de Dios. Si ofreces y pones tu corazón delante de Dios, entonces durante el refinamiento va a ser imposible que niegues a Dios o que dejes a Dios. De esta manera tu relación con Dios se hará todavía más cercana y más normal y tu comunión con Dios se hará aún más frecuente. Si siempre practicas de esta manera, entonces vas a pasar más tiempo a la luz de Dios y más tiempo bajo la guía de Sus palabras. También habrá más y más cambios en tu carácter y tu conocimiento aumentará día tras día. Cuando el día venga en que las pruebas de Dios de repente caigan sobre ti, no sólo podrás permanecer al lado de Dios sino que también podrás dar testimonio de Dios. En ese momento vas a ser como Job, y como Pedro. Después de haber dado testimonio de Dios, en verdad lo vas a amar y con gusto vas a dar tu vida por Él; vas a ser testigo de Dios y alguien a quien Dios ama. El amor que ha experimentado el refinamiento es fuerte, no débil. Independientemente de cuándo o cómo Dios te someta a Sus pruebas, puedes dejar tu preocupación por si vives o mueres, con gusto desechas todo por Dios y todo lo aguantas contento por Dios, de esta manera tu amor será puro y tu fe real. Sólo entonces serás alguien a quien Dios verdaderamente ama y a quien Dios verdaderamente ha perfeccionado.

Extracto de ‘Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor’ en “La Palabra manifestada en carne”

582. Dios castiga y juzga al hombre porque Su obra así lo exige y, más aún, porque el hombre lo necesita. El hombre necesita ser castigado y juzgado porque solo entonces puede alcanzar el amor a Dios. Hoy habéis sido completamente convencidos, pero cuando os encontréis con el menor contratiempo estaréis en problemas; vuestra estatura todavía es demasiado pequeña, y todavía necesitáis experimentar más de este tipo de castigo y juicio con el fin de adquirir un conocimiento más profundo. Hoy tenéis alguna reverencia por Dios, y teméis a Dios, y sabéis que Él es el Dios verdadero, pero no tenéis un gran amor por Él, y mucho menos habéis alcanzado un amor puro; vuestro conocimiento es demasiado superficial, y vuestra estatura todavía es insuficiente. Cuando realmente os enfrentéis con un entorno, todavía no habréis dado testimonio; muy poco de vuestra entrada será proactiva y no tendréis idea de cómo practicar. La mayoría de las personas son pasivas e inactivas; sólo aman a Dios en secreto en sus corazones, pero no tienen un camino de práctica ni tampoco son claras en cuanto a cuáles son sus metas. Los que han sido perfeccionados no solo poseen una humanidad normal, sino que son poseídos por verdades que exceden las medidas de la conciencia y que son más elevadas que los estándares de la conciencia; no solo usan su conciencia para retribuir el amor de Dios, sino que, más que eso, han conocido a Dios y han visto que Dios es amoroso y digno del amor del hombre, ¡y que hay tanto que amar en Dios que el hombre no puede evitar amarlo! El amor por Dios que tienen los que han sido perfeccionados es con el fin de cumplir sus propias aspiraciones personales. El suyo es un amor espontáneo, un amor que no es una transacción, pero que no es un trueque. Aman a Dios por ninguna otra razón que para conocerlo. A esas personas no les importa si Dios otorga gracias sobre ellos, y están contentas sólo con satisfacer a Dios. No regatean con Dios ni tampoco miden su amor por Dios por la conciencia: “Tú me has dado a mí, así que a cambio yo te amo a Ti; si Tú no me das, entonces no tengo nada que darte a cambio”. Los que han sido perfeccionados siempre creen: “Dios es el Creador, y Él lleva a cabo Su obra en nosotros. Ya que tengo esta oportunidad, condición y cualificación para poder ser perfeccionado, mi búsqueda debe ser vivir una vida que tenga sentido, y debo satisfacerlo a Él”.

Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”

583. Durante su vida Pedro experimentó el refinamiento cientos de veces y pasó por muchos sufrimientos dolorosos. Este refinamiento se convirtió en el fundamento de su amor supremo por Dios y en la experiencia más significativa de toda su vida. Que pudiera tener un amor supremo por Dios se debió, en un sentido, a su determinación de amar a Dios; más importante aún, sin embargo, se debió al refinamiento y al sufrimiento por el que pasó. Este sufrimiento se convirtió en su guía en el camino de amar a Dios y en la cosa más memorable para él. Si las personas no pasan por el dolor del refinamiento cuando aman a Dios, entonces su amor está lleno de impurezas y de sus propias preferencias; amor como este está lleno de las ideas de Satanás y es fundamentalmente incapaz de satisfacer la voluntad de Dios. Tener la determinación de amar a Dios no es lo mismo que amar verdaderamente a Dios. Aunque todo lo que piensen en sus corazones sea por el bien de amar y satisfacer a Dios, y aunque sus pensamientos parezcan estar dedicados completamente a Dios y carezcan de toda idea humana, si sus pensamientos son llevados delante de Dios, Él no los elogia ni los bendice. Incluso cuando las personas han comprendido plenamente todas las verdades, cuando han llegado a conocerlas todas, no se puede decir que esto sea una señal de que aman a Dios, no se puede decir que estas personas realmente aman a Dios. A pesar de haber entendido muchas verdades sin pasar por el refinamiento, las personas son incapaces de poner estas verdades en práctica; sólo durante el refinamiento las personas pueden entender el verdadero significado de estas verdades, sólo entonces pueden las personas genuinamente apreciar su significado interno. En ese momento, cuando lo vuelven a intentar, pueden poner en práctica las verdades de manera correcta y de acuerdo con la voluntad de Dios; en ese momento, sus ideas humanas menguan, su corrupción humana se reduce y sus emociones humanas disminuyen; sólo en ese momento su práctica es una verdadera manifestación del amor a Dios. El efecto de la verdad del amor a Dios no se logra a través del conocimiento hablado o de la buena disposición mental, ni tampoco se puede lograr solo al entender esa verdad. Se requiere que las personas paguen un precio, que pasen por mucha amargura durante el refinamiento y sólo entonces su amor se volverá puro y conforme al propio corazón de Dios.

Extracto de ‘Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor’ en “La Palabra manifestada en carne”

584. Cerca del final de su vida, después de haber sido perfeccionado, Pedro dijo: “¡Oh Dios! Si viviera unos cuantos años, me gustaría alcanzar un amor más puro y más profundo por Ti”. Cuando estaba a punto de ser clavado en la cruz, en su corazón oró: “¡Oh Dios! Tu tiempo ha llegado ahora; el tiempo que Tú preparaste para mí ha llegado. Debo ser crucificado por Ti, debo dar testimonio de Ti, y espero que mi amor pueda satisfacer Tus exigencias y que se pueda hacer más puro. Para mí hoy, poder morir por Ti y ser clavado en la cruz por Ti, es consolador y tranquilo, porque nada me es más grato que poder ser crucificado por Ti y satisfacer Tus deseos, y poder darme a Ti, poder ofrecerte mi vida. ¡Oh Dios! ¡Eres tan amoroso! Si me permitieras vivir, estaría aún más dispuesto a amarte. Mientras esté vivo, te amaré. Quisiera amarte con mayor profundidad. Me juzgas y me castigas y me pruebas porque no soy justo, porque he pecado. Y Tu justo carácter se me hace más evidente. Esto es una bendición para mí porque puedo amarte con mayor profundidad, y estoy dispuesto a amarte de esta manera incluso si Tú no me amaras. Estoy dispuesto a contemplar Tu justo carácter porque esto me capacita más para vivir una vida que tenga sentido. Siento que mi vida es ahora más significativa porque soy crucificado por Tu causa, y es valioso morir por Ti. Pero todavía no me siento satisfecho porque sé muy poco de Ti, sé que no puedo cumplir por completo Tus deseos y te he retribuido demasiado poco. En mi vida no he sido capaz de regresarte mi todo; estoy lejos de eso. Al mirar hacia atrás en este momento, me siento tan en deuda contigo, y sólo tengo este momento para compensar todos mis errores y todo el amor que no te he retribuido”.

Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”

585. El hombre debe buscar vivir una vida que tenga sentido y no debe estar satisfecho con sus circunstancias actuales. Para vivir la imagen de Pedro, debe tener el conocimiento y las experiencias de Pedro. El hombre debe buscar las cosas que son más elevadas y más profundas. Debe buscar un amor más profundo y más puro por Dios, y una vida que tenga valor y sentido. Sólo esto es vida; sólo entonces el hombre será igual a Pedro. Te debes enfocar en ser proactivo hacia tu entrada en el lado positivo, y no debes permitirte de una manera sumisa recaer en aras de la facilidad momentánea mientras ignoras verdades más profundas, más específicas y más prácticas. Tu amor debe ser práctico, y debes encontrar maneras para liberarte de esta vida depravada y despreocupada que no es diferente a la de un animal. Debes vivir una vida que tenga sentido, una vida que tenga valor, y no debes engañarte a ti mismo o tratar tu vida como un juguete con el que juegas. Para cualquiera que aspire a amar a Dios, no hay verdades imposibles de conseguir, y ninguna justicia por la que no puedan permanecer firmes. ¿Cómo debes vivir tu vida? ¿Cómo debes amar a Dios y usar este amor para satisfacer Su deseo? No hay asunto mayor en tu vida. Sobre todo, debes tener este tipo de aspiraciones y perseverancia, y no debes ser como esos peleles y sin agallas. Debes aprender cómo experimentar una vida que tenga sentido y cómo experimentar verdades significativas, y de esa manera no debes tratarte a la ligera. Sin que te des cuenta, tu vida te pasará por alto; después de eso, ¿tendrás otra oportunidad para amar a Dios? ¿Puede el hombre amar a Dios una vez haya muerto? Debes tener las mismas aspiraciones y conciencia que Pedro; tu vida debe tener sentido, y no debes jugar juegos contigo mismo. Como ser humano, y como una persona que busca a Dios, tienes que considerar cuidadosamente cómo tratas tu vida, cómo te ofreces a Dios, cómo debes tener una fe más significativa en Dios y cómo, ya que amas a Dios, lo debes amar de una manera que sea más pura, más hermosa y mejor.

Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”

586. Si las personas desean amar a Dios, deben probar y contemplar Su hermosura; solo entonces puede despertarse en ellas un corazón que ame a Dios, un corazón que inspire a la gente a entregarse lealmente a Dios. Dios no hace que las personas lo amen por medio de palabras, expresiones o su imaginación ni las obliga a amarlo. Por el contrario, deja que lo amen por propia voluntad y que contemplen Su hermosura en Su obra y Sus declaraciones, tras lo cual nace en ellas el amor por Él. Esta es la única manera de que den verdadero testimonio de Dios. Las personas no aman a Dios porque les hayan incitado a ello ni por un impulso emocional pasajero. Aman a Dios porque han visto Su hermosura, porque han comprobado que tiene muchas cosas dignas de amor, porque han visto Su salvación, Su sabiduría y Sus maravillosos actos; por consiguiente, alaban y anhelan sinceramente a Dios y en ellas se ha despertado tal pasión que no podrían sobrevivir sin recibirlo. Aquellas que verdaderamente dan testimonio de Dios saben dar rotundo testimonio de Él porque este se basa en el conocimiento y anhelo sinceros de Dios. No dan un testimonio así por un impulso emocional, sino en función de su conocimiento de Dios y Su carácter. Puesto que han logrado conocer a Dios, creen que, ciertamente, deben dar testimonio de Él y hacer que todos aquellos que lo anhelan lo conozcan y sean conscientes de Su hermosura y realidad. Al igual que el amor de la gente hacia Dios, su testimonio es espontáneo; es real y tiene una relevancia y un valor reales. No es pasivo ni vacío e irrelevante. Los que sinceramente aman a Dios son los únicos cuya vida tiene un valor y una relevancia máximos, los únicos que sinceramente creen en Dios, porque son capaces de vivir en la luz de Dios y de vivir por Su obra y Su gestión, porque no viven en tinieblas, sino en la luz; no tienen una vida irrelevante, sino una vida bendecida por Dios. Aquellos que aman a Dios son los únicos capaces de dar testimonio de Él, Sus únicos testigos, los únicos bendecidos por Él y capacitados para recibir Sus promesas. Los que aman a Dios son los que están cerca de Él, Su pueblo amado, y pueden gozar de las bendiciones en Su compañía. Estas personas son las únicas que vivirán hasta la eternidad y para siempre bajo el cuidado y la protección de Dios. Dios está para que las personas lo amen y es digno del amor de todas ellas, pero no todas son capaces de amarlo ni de dar testimonio de Él y ostentar el poder con Él. Dado que son capaces de dar testimonio de Dios y de dedicar todos sus esfuerzos a Su obra, aquellos que verdaderamente aman a Dios pueden caminar bajo el cielo sin que nadie se atreva a oponerse a ellos y ejercer el poder en la tierra para gobernar a todo el pueblo de Dios. Estas personas se han congregado procedentes de todo el mundo. Hablan diferentes idiomas y tienen distintos colores de piel, pero su existencia tiene la misma relevancia; todas ellas aman a Dios de corazón, dan el mismo testimonio y tienen la misma determinación y el mismo deseo. Quienes aman a Dios pueden caminar libremente por el mundo y quienes dan testimonio de Dios pueden viajar por el universo. Dios los ama y bendice y vivirán por siempre en Su luz.

Extracto de ‘Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”

¿Quiénes son los 144,000 profetizados en Apocalipsis 14 y cómo surgen?

¿Quiénes son los 144,000 profetizados en Apocalipsis 14 y cómo surgen?

Todos los que están familiarizados con la Biblia saben que el libro del Apocalipsis profetiza que en los últimos días surgirán 144,000 vencedores y que estos vencedores recibirán la protección de Dios durante los grandes desastres. Apocalipsis 14:1 profetiza: “Miré, y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el Monte Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de Él y el nombre de su Padre escrito en la frente” Apocalipsis 7:14 profetiza: “Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Los “ciento cuarenta y cuatro mil” de los que se habla en las Escrituras son los vencedores que Dios producirá. Son todos aquellos que han pasado por grandes tribulaciones y se han mantenido firmes en el testimonio, y los que han sido elogiados por Dios y pueden entrar en el reino de los cielos. Muchas personas creen que las buenas conductas —como trabajar y esforzarse por el Señor, sufrir y pagar un precio y rehusarse a negar el nombre del Señor, incluso durante la persecución, las tribulaciones o en prisión— implican que pueden convertirse en vencedores, y que cuando el Señor venga pueden ser arrebatados delante del trono de Dios. Sin embargo, ¿alguna vez hemos considerado si esta es la perspectiva correcta? En la Biblia, el Señor jamás dijo que los vencedores surgirían de ese tipo de búsqueda; así pues, ¿quiénes son exactamente los 144,000 vencedores que se mencionan en el Apocalipsis? Hablaremos sobre esto ahora.

¿Qué es un vencedor?

Apocalipsis 14:4-5 dice: “Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha” Apocalipsis 7:14 dice: “Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” Dios dice: “Aquellos a los que Dios alude como vencedores son los que siguen siendo capaces de mantenerse como testigos, de conservar su confianza, y su devoción a Dios cuando están bajo la influencia de Satanás y bajo su asedio, es decir, cuando están entre las fuerzas de las tinieblas. Si sigues siendo capaz de mantener un corazón puro y tu amor genuino por Dios pase lo que pase, te mantienes como testigo ante Él, y esto es a lo que Él se refiere como ser un vencedor” (‘Debes mantener tu lealtad a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Quienes son hechos completos antes del desastre son obedientes a Dios, confían en Cristo, dan testimonio de Cristo y lo exaltan; son los hijos varones victoriosos y los buenos soldados de Cristo” (‘Capítulo 13’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de estas profecías bíblicas y de las palabras de Dios podemos ver que los vencedores son aquellos que siguen de cerca las huellas del Cordero. Estas personas han obtenido la verdad como su vida misma; su carácter corrupto ha sido purificado y transformado, y ya no cometen pecados ni se resisten a Dios. Son inquebrantablemente honestas y leales a Dios; no mienten y no tienen mancha alguna. Trabajan y se esfuerzan por Dios con un corazón puro, libres de cualquier tipo de regateo o adulteración. No le exigen nada a Dios y no piden nada a cambio; todo lo que hacen es retribuir el amor de Dios. Cuando llevan a cabo sus deberes, pueden exaltar a Dios y dar testimonio de Él, estar de acuerdo con Él y llevar a otros delante de Él. Sin importar con qué pruebas y tribulaciones se enfrenten, siempre pueden permanecer firmes en su lectura de las palabras de Dios y llevando a cabo el deber de un ser creado. No se quejan, obedecen a Dios hasta su último aliento y dan un testimonio hermoso y rotundo de Dios. Sólo estas personas son los vencedores a los ojos de Dios.

Cuando nos comparamos con los requisitos de Dios para los vencedores, aunque por fuera parezca que sufrimos un poco y que tenemos algunas conductas buenas, y aunque quizá no traicionemos al Señor bajo las crueles torturas a las que nos somete el PCCh, no podemos negar que nuestro carácter corrupto aún no se ha purificado ni transformado. Aún no podemos vencer las innumerables tentaciones de Satanás y nuestro corazón tampoco es sumiso y reverente a Dios. Por ejemplo, aunque podamos dedicarnos por completo y predicar el evangelio dondequiera que vayamos, nuestra motivación es tener una vida hogareña apacible, recibir las bendiciones de entrar en el reino de los cielos y obtener, a cambio, la vida eterna. En el instante en el que nuestros deseos no se cumplen o viene alguna catástrofe sobre nuestra familia, culpamos a Dios, lamentamos lo mucho que nos hemos esforzado por Él, e, incluso, tal vez lo abandonemos por completo. A pesar de que se niegan a traicionar a la Iglesia tras ser arrestadas y encarceladas, algunas personas sacan provecho de esto posteriormente, se exaltan delante de los demás y se atribuyen los logros delante de Dios. Por otra parte, en nuestras interacciones con los demás, en cuanto algo comienza a trastocar nuestros propios intereses, no podemos evitar decir mentiras y engañar a los demás. Estos son tan sólo algunos ejemplos. Si nuestro carácter corrupto satánico no ha sido purificado, seguimos siendo capaces de traicionar a Dios y de resistirnos a Él en cualquier momento y lugar; así pues, ¿cómo podríamos ser vencedores? De hecho, si solamente confiamos en nuestra capacidad de trabajar y esforzarnos, entonces, rehusarnos a negar el nombre del Señor cuando nos arrestan y encarcelan, y poder mantenernos firmes en el testimonio a lo largo de la persecución atea por parte del Gobierno, sólo puede considerarse como un poco de fe verdadera en Dios. Sin embargo, nuestro carácter corrupto no ha cambiado, carecemos de un verdadero entendimiento de nuestra propia naturaleza y esencia corruptas, y todavía no somos personas que obedecen a Dios, le temen y rechazan el mal. No estamos a la altura de los 144,000 vencedores que se mencionan en la Biblia. Entonces, ¿cómo debemos buscar que Dios nos convierta en vencedores antes de los grandes desastres?

¿Cómo podemos ser convertidos en vencedores antes de los desastres?

Es importante saber que los 144,000 vencedores surgen mientras Dios lleva a cabo Su obra en los últimos días. Dios profetizó que Él llevaría a cabo otra etapa de la obra en los últimos días y que crearía un grupo de vencedores. Echemos un vistazo a las Escrituras: “Y escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: ‘[…] Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra. Vengo pronto; retén firme lo que tienes, para que nadie tome tu corona. Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’” (Revelation 3:7-13). “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (John 16:12-13). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Peter 4:17). Estos versículos hablan del arrebatamiento de la Iglesia de Filadelfia, de lo que el Espíritu les dice a las iglesias y de que el juicio comenzará con la casa de Dios, etcétera. Todas estas son obras que el Señor Jesús realizará a Su regreso. Es decir, antes de los desastres Dios adoptará un nuevo nombre, compartirá Sus declaraciones con las iglesias, expresará todas las verdades y juzgará y purificará a todos los que vayan delante de Él. De entre ellos, el creará un grupo de vencedores. Si deseamos convertirnos en los 144,000 vencedores antes de los desastres, como se profetiza en la Biblia, primero debemos buscar lo que el Espíritu Santo les dice a las iglesias y aceptar la obra de Dios para juzgar y purificar al hombre en los últimos días.

En todo el mundo, sólo la Iglesia de Dios Todopoderoso da en este momento un testimonio abierto a todas las naciones de que Dios se ha hecho carne y ha venido en secreto en los últimos días. La Iglesia de Dios Todopoderoso da testimonio de que Dios expresa lo que el Espíritu Santo les dice a las iglesias; que, con el nombre “Dios Todopoderoso”, Él ha dado a conocer la obra de juicio, comenzando con la casa de Dios, y que Él está purificando y salvando a las personas en este preciso instante. Además, Dios Todopoderoso ya ha creado un grupo de vencedores en China y esta obra del evangelio se está difundiendo actualmente por todo el mundo. Así pues, ¿exactamente de qué manera lleva a cabo Dios Todopoderoso la obra de hacer a los vencedores?

Dios Todopoderoso dice: “Ya he dicho antes que un grupo de vencedores será ganado del Este, vencedores que proceden de la gran tribulación. ¿Qué significan estas palabras? Quieren decir que estas personas que han sido ganadas sólo obedecieron de verdad después de pasar por el juicio y el castigo, de ser tratados y podados, y de todo tipo de refinamiento. La creencia de estas personas no es imprecisa ni abstracta, sino práctica. No han visto señales y prodigios ni milagros; no hablan de letras y doctrinas incomprensibles ni de percepciones profundas, sino que tienen realidad y las palabras de Dios, y un conocimiento verdadero de Su realidad. ¿Acaso no es más capaz un grupo así de dejar claro el poder de Dios?” (‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. […] Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

En los últimos días, Dios Todopoderoso ha expresado todas las verdades que pueden permitirles a las personas ser purificadas y lograr la salvación. Es a través de estas verdades que Dios juzga nuestra corrupción y organiza a todo tipo de personas, y todo tipo de sucesos y cosas para ponernos a prueba, exponernos y refinarnos. Así es como la verdad llega a nosotros. Las palabras de Dios Todopoderoso revelan cómo Satanás corrompe al hombre y desafía a Dios, y la esencia y la verdad de la forma como la humanidad es corrompida por Satanás. Le dicen al pueblo escogido de Dios cómo pueden distinguir a Satanás, cómo pueden conocerse a sí mismos, cómo pueden poner en práctica las palabras de Dios, cómo pueden ser personas honestas, cómo pueden corregir sus propias transgresiones y llevar a cabo suficientes buenas acciones; cómo pueden venerar, obedecer y amar a Dios; cómo pueden volverse compatibles con Cristo, y, más. Aquellos que aman la verdad se enfocan en contemplar las palabras de Dios; llegan a conocerse a sí mismos a través de las distintas pruebas que Dios establece para exponerlos y, a través del juicio de las palabras de Dios, ven que ellos mismos son la progenie de Satanás. Ven que son arrogantes, engreídos, egoístas, deshonestos. Ven que están hartos de la verdad y que adoran la fama y la fortuna, siempre desean ser iguales a Dios; llevan a cabo sus deberes pidiéndole algo a cambio a Dios, y, cuando se enfrentan con circunstancias que no son de su agrado, arbitrariamente juzgan, se resisten y traicionan a Dios. Por fuera, parece que siguen a Dios, pero, en realidad, siguen viviendo bajo la influencia oscura de Satanás y aún no han sido verdaderamente ganados por Dios. Cuando pasan por el juicio y el castigo de Dios, llegan a conocer Su santidad y Su justicia, se dan cuenta de que Dios odia y maldice las cosas malvadas, al tiempo que bendice y tiene misericordia de aquellos que buscan la verdad y anhelan la justicia. Luego, en su interior no puede más que surgir un corazón temeroso de Dios. Están dispuestos a abandonar su propia naturaleza satánica y a obedecer a Dios y vivir según Sus palabras. Al no descansar jamás en su práctica de las palabras de Dios y al abandonar su propia naturaleza corrupta, su carácter satánico cambia con el tiempo. Se vuelven capaces de venerar a Dios en todas las cosas, toman las palabras de Dios y la verdad como sus principios de práctica y obtienen la verdad como su vida misma.

Dios ha creado ahora un grupo de vencedores en China. Muchos hermanos y hermanas han sufrido la frenética represión y los arrestos por parte del Gobierno del PCCh; han sido rechazados, calumniados e incriminados por las personas del mundo; sin embargo, permanecen fuertes en la difusión del Evangelio y llevan a cabo lealmente su deber. No se ponen a pensar en sus propias posibilidades futuras o en su destino ni en el impacto que todo esto tenga sobre su reputación o estatus. Algunos han sido brutalmente torturados por el Gobierno del PCCh, y, al estar frente a frente con la muerte, han permanecido leales a Dios, se han sometido a Sus orquestaciones y disposiciones, y se han mantenido firmes en su testimonio. También hay muchos hermanos y hermanas que han experimentado el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, y se han despojado de su carácter corrupto. Ahora manifiestan una semejanza humana y han dado todo tipo de testimonios vivenciales. Los testimonios de estos vencedores son la cristalización de la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días, cumpliendo, de forma precisa, lo que dice en Apocalipsis 7:14: “Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” y Apocalipsis 14:4: “Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”.

Los testimonios vivenciales de estos vencedores están disponibles en línea. Resultan inspiradores para muchas personas; pueden sentir verdaderamente que, de no ser por la aparición y la obra de Dios, ningún ser humano podría haber dirigido a este grupo de personas profundamente corrompidas para echar fuera la influencia oscura de Satanás y dar testimonios victoriosos. Estos testimonios les confirman a las personas que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha vuelto y, una tras otra, aceptan la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Cada vez más y más personas aceptan y transmiten las palabras de Dios Todopoderoso, y la obra de dar testimonio de Dios Todopoderoso ha alcanzado un nuevo nivel. Hace mucho tiempo que el reino de Dios vino a la tierra, los grandes desastres pronto estarán sobre nosotros y la obra de Dios de los últimos días llegará a su fin. El tiempo está encima de nosotros: debemos buscar e investigar el verdadero camino. Todos los que reconozcan la voz de Dios y regresen delante del trono de Dios Todopoderoso son las vírgenes prudentes que asisten al banquete de bodas del Cordero y tienen la oportunidad de convertirse en uno de los 144,000 vencedores que se mencionan en la Biblia antes de que lleguen los grandes desastres. De lo contrario, cuando lleguen con toda su fuerza los grandes desastres sobre el mundo, se habrá perdido la oportunidad de que Dios los convierta en vencedores, y los lamentos de las personas no tendrán fin.

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Es el Relámpago Oriental la aparición y obra del Señor regresado?

¿Es el Relámpago Oriental la aparición y obra del Señor regresado?
                            Por Mingbian

En los últimos años, el Relámpago Oriental ha estado dando testimonio abiertamente de que el Señor Jesús ha regresado como el Dios Todopoderoso encarnado en los últimos días. Dios Todopoderoso ha expresado millones de palabras y está llevando a cabo la obra del juicio empezando por la casa de Dios. La aparición del Relámpago Oriental ha perturbado a todo el mundo religioso y muchos de los que han anhelado la aparición de Dios han escuchado las declaraciones de Dios Todopoderoso y las han reconocido como la voz de Dios. Han llegado a la certeza de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús regresado y, uno tras otro, se han presentado ante Él. La aparición del Relámpago Oriental ha cumplido el siguiente versículo de la Biblia: “Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27). El “relámpago” es la verdad, la palabra de Dios; “sale del oriente” significa que la verdad ha salido de China, y “resplandece hasta el occidente” quiere decir que ha llegado a Occidente; “la venida del Hijo del Hombre” se refiere a que Dios encarnado ha aparecido y obrado en Oriente, en concreto en China, y finalmente ha extendido Su obra a Occidente. Estas palabras se han cumplido ahora. Sin embargo, muchos hermanos y hermanas no se atreven a investigar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días porque creen las mentiras del PCCh y la condena de la Iglesia de Dios Todopoderoso por parte de los pastores y ancianos. Se preguntan por qué el gobierno chino y los pastores y ancianos de las iglesias condenan al Relámpago Oriental si este es el camino verdadero y la aparición y obra de Dios. ¿Es el Relámpago Oriental la aparición y obra verdaderas del Señor Jesús regresado? Nos centraremos en este asunto en la siguiente enseñanza.

El camino verdadero ha sufrido persecución desde la Antigüedad

El Señor Jesús dijo: “Esta generación es una generación perversa” (Lucas 11:29). “Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas” (Juan 3:19-20). Con la precisión de un cirujano, el Señor Jesús expone la maldad y la oscuridad de este mundo y así demuestra que toda la humanidad vive bajo el campo de acción de Satanás y no puede tolerar la existencia de Dios. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús se hizo carne y vino a obrar en la tierra personalmente con el fin de redimir a la humanidad, y fue clavado en la cruz por los líderes religiosos judíos en complicidad con las autoridades romanas. Está claro que la humanidad había llegado a ser tan corrupta y malvada que negó y se resistió a Dios abiertamente. Ahora, Dios Todopoderoso ha venido en los últimos días y ha expresado todas las verdades que permiten al hombre obtener la salvación completa, pero los líderes del mundo religioso y el gobierno chino lo han condenado y se han resistido a Él frenéticamente y esta generación lo ha rechazado. Esto cumple exactamente las siguientes palabras del Señor Jesús: “Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas 17:24-25). El gobierno chino es ateo, su propia esencia está en contra de Dios, y por eso no es extraño que condene a la Iglesia de Dios Todopoderoso. No obstante, los pastores y ancianos del mundo religioso actual están todos esperando el regreso del Señor, ¿por qué no buscan o investigan entonces la aparición y la obra de Dios Todopoderoso, sino que se oponen a Él y lo condenan frenéticamente? Esto merece una minuciosa reflexión. De hecho, hay muchos pastores y ancianos que han visto la autoridad y el poder en las palabras y la obra de Dios Todopoderoso. Pero, cuando ven a tantas personas que han anhelado que Dios aparezca reconocer a partir de las palabras de Dios Todopoderoso que Él es, sin duda, el Señor Jesús regresado y entonces se presentan ante Él una tras otra, estos pastores y ancianos del mundo religioso tienen miedo de que los creyentes sigan a Dios Todopoderoso y entonces dejen de seguirles o idolatrarles a ellos. A fin de mantener su propia posición y sustento, fingen “proteger el verdadero camino y cuidar del rebaño”, mientras que condenan deliberadamente la aparición y la obra de Dios Todopoderoso e impiden que los creyentes investiguen el verdadero camino. El mundo religioso ha condenado la aparición y la obra de ambas encarnaciones de Dios, lo que nos demuestra que es tan oscuro y malvado que incluso se opone a Dios. Por tanto, es inevitable que las fuerzas de Satanás condenen y persigan a Dios cuando Él viene a este mundo malvado a hacer Su obra.

De modo que, cuando investigamos el verdadero camino, ¿qué actitud debemos adoptar cuando nos enfrentemos a la condena y resistencia de los líderes del mundo religioso? Si recordamos a Pedro, Juan y los demás discípulos en los comienzos, no creyeron a ciegas las mentiras de los líderes religiosos que condenaban al Señor Jesús, sino que trataron de escuchan con humildad la voz del Señor. Cuando reconocieron que las palabras del Señor Jesús eran la verdad, la voz de Dios, pudieron abandonar sus nociones y seguir al Señor, y en última instancia recibieron la salvación del Señor. Tal y como dijo el Señor Jesús: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Si deseamos saber si el Relámpago Oriental es el camino verdadero, debemos investigar la obra de Dios Todopoderoso y leer las palabras que Él expresó. Esta es la única manera de llegar a la verdad del asunto. Si creemos a ciegas lo que los pastores y ancianos dicen, entonces es probable que sigamos las huellas de los judíos comunes de los días de Jesús, quienes siguieron a los fariseos, se resistieron y rechazaron al Señor Jesús, perdieron la oportunidad de investigar el camino verdadero y fueron incapaces de recibir el regreso del Señor para siempre.


¿Cómo podemos estar seguros de que el Relámpago Oriental es el camino verdadero?

¿Cómo podemos entonces estar seguros de que el Relámpago Oriental es el camino verdadero? Vamos a leer las palabras de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “¿Cuál es el principio más fundamental en la búsqueda del camino verdadero? Debes ver si existe o no la obra del Espíritu Santo en este camino, si estas palabras son la expresión de la verdad, a quién han sido testificadas y lo que pueden traerte. Distinguir entre el camino verdadero y el falso requiere de varios aspectos de los conocimientos fundamentales, el más fundamental de los cuales es decir si existe o no la obra del Espíritu Santo. Porque la esencia de la creencia del hombre en Dios es la creencia en el Espíritu de Dios, e incluso su creencia en Dios encarnado se debe a que esta carne es la personificación del Espíritu de Dios, lo que significa que tal creencia sigue siendo la creencia en el Espíritu. Existen diferencias entre el Espíritu y la carne, pero debido a que esta carne proviene del Espíritu, y es la Palabra hecha carne, entonces en lo que el hombre cree sigue siendo la esencia inherente de Dios. Y, por ende, al diferenciar si este es o no el camino verdadero, por sobre todo se tiene que observar si es o no la obra del Espíritu Santo, después de lo cual se debe ver si existe o no la verdad en este camino. Esta verdad es el carácter de vida de la humanidad normal, es decir, lo que fue requerido del hombre cuando Dios lo creó en el principio, a saber: toda la humanidad normal (incluyendo el sentido humano, la percepción, la sabiduría y el conocimiento básico de ser hombre). Es decir, se necesita analizar si este camino puede llevar o no al hombre a una vida de humanidad normal, si la verdad dicha es o no requerida de acuerdo con la realidad de la humanidad normal, si esta verdad es o no práctica y real, y si es o no la más oportuna. Si existe verdad en ello, entonces será capaz de llevar al hombre a experiencias normales y prácticas; el hombre, por otra parte, se hace cada vez más normal, el sentido humano del hombre se vuelve cada vez más completo, la vida del hombre en la carne y la vida espiritual se vuelven cada vez más ordenadas, y las emociones del hombre se hacen cada vez más normales. Este es el segundo principio. Hay otro principio, que se refiere a si el hombre tiene o no un conocimiento cada vez mayor de Dios, si el que experimente este tipo de obra y verdad puede inspirar el amor por Dios en él y acercarlo cada vez más a Dios. En esto se puede medir si este es o no el camino verdadero” (‘Sólo los que conocen a Dios y Su obra pueden satisfacer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Las palabras de Dios afirman de manera muy clara que hay tres principios fundamentales para distinguir entre el camino verdadero y el camino falso. En primero lugar, hay que ver si el camino tiene la obra del Espíritu Santo. Dios es Espíritu y, aunque Dios obra en la carne, Su esencia sigue siendo la de Su Espíritu. Por tanto, la obra de Dios debe ir codo con codo con la obra del Espíritu Santo. En segundo lugar, hay que ver si el camino tiene la verdad. Todos sabemos que solo la palabra de Dios es la verdad; esta se puede convertir en nuestra vida misma, es el principio que rige nuestro comportamiento, nuestra conducta y nuestra adoración a Dios y puede permitirnos recuperar la humanidad normal. En tercer lugar, hay que ver si el camino puede permitir a la gente poseer un conocimiento de Dios cada vez mayor. Como es Dios mismo quien hace Su obra, como todo lo que revela es lo que tiene y es, y como siempre que aparece y obra para salvar al hombre le explica Su voluntad y lo que requiere, cuanto más leemos las palabras de Dios y cuanto más experimentemos Su obra, mayor es nuestra fe en Dios y nuestro conocimiento de Dios.

Por ejemplo, cuando el Señor Jesús vino a hacer Su obra, otorgó gracia abundante al hombre, sanó a los enfermos, expulsó demonios y trajo el camino del arrepentimiento a la humanidad. Le enseñó al hombre a confesar y arrepentirse, amar a su prójimo como a sí mismo, cargar con su cruz, ser paciente y tolerante, perdonar a los demás setenta veces siete, amar a Dios con todo su corazón y mente, etc. Estas enseñanzas del Señor Jesús eran palabras que ningún ser humano podría haber dicho. Antes de que el Señor Jesús viniese y expresase la verdad, los que vivían bajo a ley solo sabían cómo vivir. No tenían ni idea de las verdades de cómo amar y perdonar a los demás. Pero, al seguir al Señor y practicar Sus enseñanzas, vieron que la palabra del Señor Jesús era la verdad y que podía mostrar la senda de práctica a la gente de aquella época. Así, también llegaron a entender, a través de la obra del Señor Jesús, que el carácter de Dios está repleto de misericordia y compasión y estuvieron dispuestos a volver al Señor. A pesar de que la obra del Señor Jesús de aquella época se enfrentaba constantemente a la condena, resistencia y persecución de los sacerdotes principales, escribas y fariseos, el número de seguidores del Señor Jesús aumentó aun más. Al final, estos líderes religiosos se aliaron a las autoridades romanas para crucificar al Señor Jesús, con la convicción de que así abolirían Su obra. No obstante, aquellos que creyeron en Dios sinceramente averiguaron a través de Su obra y palabras que Su obra venía de Dios y por eso le siguieron con un corazón rebosante de fe y difundieron el evangelio del Señor, aunque las autoridades romanas y el mundo religioso de entonces los persiguiera. El Evangelio del Señor Jesús ha llegado a los rincones recónditos del universo y a los confines de la tierra en la actualidad. Es imparable. El fruto de las palabras y la obra del Señor Jesús nos muestra que Su obra vino de Dios y que es el verdadero camino.

Asimismo, si queremos confirmar si la obra de Dios Todopoderoso es el camino verdadero o no, podemos ver si la verdad está expresada en ella, si tiene la obra del Espíritu Santo y si concede a la gente un mayor conocimiento de Dios. Dios Todopoderoso ha venido en los últimos días y ha expresado todas las verdades que permiten al hombre obtener la purificación y la salvación completa sobre los cimientos de la obra de redención del Señor Jesús. Él da el paso de la obra para juzgar y purificar al hombre y nos salva de una vida llena de sufrimiento atrapada en el ciclo de pecar y arrepentirse. Dios Todopoderoso dice: “Cuando Dios se hace carne esta vez, Su obra es expresar Su carácter, principalmente por medio del castigo y el juicio. Usando esto como el fundamento, trae más verdad al hombre, muestra más formas de práctica, y por tanto logra Su objetivo de conquistar al hombre y salvarlo de su carácter corrupto. Esto es lo que hay detrás de la obra de Dios en la Era del Reino” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios Todopoderoso nos hablan de tales verdades como el misterio del plan de gestión de Dios de seis mil años, el resultado y destino futuros de la humanidad, el significado de ser arrebatado, cómo distinguir al verdadero Cristo de los falsos cristos, la verdad de la corrupción de la humanidad por parte de Satanás, cómo librarse de la prisión del pecado y cómo temer a Dios y apartarse del mal. Dios ha expresado todas estas verdades según nuestras necesidades; son verdades mayores que las de la Era de la Gracia. No solo nos hablan de los misterios de Su obra de gestión, sino que también revelan nuestras actitudes satánicas, como la arrogancia, la malicia, el egoísmo, el engaño y la perversidad. Al someternos al juicio y castigo de las palabras de Dios, vemos cómo Dios detesta la corrupción del hombre, percibimos el carácter justo y santo de Dios que no tolera ofensa alguna y surge en nuestro corazón el temor de Dios. Entonces dejamos de atrevernos a cometer pecados y oponernos a Dios fácilmente, estamos dispuestos a abandonar nuestra carne y practicar la verdad, y poco a poco empezamos a vivir con cierta apariencia de humanidad. Asimismo, llegamos a apreciar que, sin el juicio y castigo de Dios, nunca podríamos conocer las actitudes satánicas que se encuentran arraigadas en la profundidad de nuestro ser. Solo podríamos ser como los de la religión, atrapados eternamente en el ciclo de pecar y confesar. Aunque creyésemos en Dios hasta el final, aun así, no podríamos obtener la salvación completa de Dios. Al experimentar la obra del juicio de Dios en los últimos días, vemos que el carácter de Dios no solo se caracteriza por su misericordia y amor, sino que aun más por su justicia y majestuosidad. No tolera ofensa alguna. Aunque el carácter de Dios contenga misericordia y amor o justicia y majestuosidad, siempre alberga el gran amor de salvación de Dios por el hombre.

Además, si es la obra de Dios o el camino verdadero, posee la obra del Espíritu Santo y este la apoya, por lo que ningún enemigo puede obstruir la obra de Dios. Desde que Dios Todopoderoso apareció y empezó a obrar en China en 1991, el gobierno chino y el mundo religioso no han dejado de oponerse y perseguir a la Iglesia de Dios Todopoderoso. A pesar de ello, estas fuerzas enemigas no han estorbado al evangelio del reino de Dios de ningún modo, sino que este se ha propagado por todo la China continental y por muchas otras naciones del mundo en unos escasos veinte años aproximadamente. El libro de las palabras de Dios Todopoderoso, La Palabra manifestada en carne, está disponible en Internet desde hace tiempo en más de veinte idiomas y se ha predicado y testificado abiertamente a toda la humanidad. En Internet se han publicado películas, espectáculos de baile, sketches y diálogos cómicos que dan testimonio de la obra de Dios en los últimos días, así como testimonios de vivencias de hermanos y hermanas que se han sometido al juicio y castigo de las palabras de Dios y han experimentado la purificación y transformación de su carácter corrupto. Muchos de los verdaderos creyentes que anhelan la aparición de Dios han escuchado Su voz y han visto estos testimonios de vivencias. La luz ha entrado en su vida. Han llegado a la certeza de que las palabras expresadas por Dios Todopoderoso son las declaraciones del Espíritu Santo a las iglesias, que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús y que el Relámpago Oriental es el camino verdadero. Uno tras otro, han venido bajo el nombre de Dios Todopoderoso. En la actualidad, se han establecido iglesias de la IDT en muchos países del mundo y esto cumple por completo la siguiente profecía del Señor Jesús: “Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27).

Hermanos y hermanas, el fruto de la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días nos da la certeza de que el Relámpago Oriental tiene la obra del Espíritu Santo y la expresión de la verdad, y al experimentar la obra de Dios, nuestro conocimiento de Dios seguirá aumentando. El Relámpago Oriental es el camino verdadero, la aparición y obra del Señor Jesús regresado. El que podamos o no seguir las huellas del Cordero y que Dios nos bendiga dependerá de nuestra propia elección. Dios Todopoderoso dice: “La obra de Dios es como las olas que crecen con fuerza. Nadie puede detenerlo, y nadie puede parar Sus pasos. Sólo aquellos que escuchan Sus palabras con atención, y que lo buscan y tienen sed de Él, pueden seguir Sus huellas y recibir Su promesa. Aquellos que no, sufrirán un desastre abrumador y un castigo merecido” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “No debéis condenar ciegamente las palabras expresadas por Dios debido a la aparición de falsos Cristos durante los últimos días ni ser personas que blasfeman contra el Espíritu Santo, porque teméis al engaño. ¿No sería esto una gran lástima? Si, después de mucho examen, sigues creyendo que estas palabras no son la verdad, no son el camino ni la expresión de Dios, entonces serás castigado en última instancia y te quedarás sin bendiciones. Si no puedes aceptar esa verdad hablada de forma tan llana y clara, ¿no eres indigno entonces de la salvación de Dios? ¿No eres alguien sin la fortuna suficiente como para regresar ante el trono de Dios? ¡Piensa en ello! No seas imprudente e impetuoso, y no trates la creencia en Dios como un juego. Piensa en el bien de tu destino, en el bien de tus perspectivas, en el bien de tu vida, y no juegues contigo mismo. ¿Puedes aceptar estas palabras?” (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”).

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