Por Meng’ai, Malasia
El año en que murió mi esposo, yo estaba completamente devastada y, además de eso, tenía la carga adicional de criar a mis hijos. La adversidad de pronto había golpeado mi vida, pero tuve conmigo el amor del Señor todo el tiempo y, con la ayuda de mis hermanos y hermanas, superé esos momentos difíciles. A fin de retribuir el amor del Señor, continué haciendo donaciones y sirviendo a la iglesia, y eso es lo que he estado haciendo desde hace más de treinta años. En ese tiempo, he experimentado el crecimiento de la iglesia y he visto el hecho glorioso de la difusión del evangelio del Señor Jesús. También he sido testigo de la desolación e impotencia en la iglesia. Pensé en cuando el Espíritu Santo por primera vez comenzó a hacer la gran obra en la iglesia, cuando experimentábamos gozo y ganábamos mucho a partir de escuchar lo que el pastor predicaba. Había amor mutuo entre los hermanos y hermanas, como si todos fuéramos una familia, y todos estábamos unidos para difundir el evangelio y dar testimonio del Señor. Más tarde, sin saber qué sucedió, ya no hubo luz en lo que el pastor predicaba. Era como si todo fuera la misma historia de siempre, repetida una y otra vez, y los creyentes simplemente no lograban obtener ningún tipo de alimento ni sustento de ello. Su fe y su amor poco a poco se debilitaron, y cada vez menos gente asistía a las reuniones. Los que participábamos en el servicio también solo nos dejábamos llevar por la corriente. Todos actuábamos según los deseos de la gente del ministerio y para nada en función del servicio a Dios; simplemente nos esforzábamos ante los demás y tratábamos de complacerlos. Sabía que esa clase de servicio no concordaba con la voluntad de Dios, y eso me hacía sufrir mucho. También me sentía impotente y no tenía idea de cómo recorrer el camino frente a mí. Por lo tanto, ansiaba mucho más que el Señor regresara lo antes posible, para que todos estos problemas se resolvieran.
Justo cuando me sentía perdida, en 2016 comencé a estudiar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Leí mucho de la palabra de Dios Todopoderoso y escuché lo que los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso compartían y de lo que daban testimonio, y finalmente comprendí que el Señor Jesús hacía mucho tiempo que había encarnado y había venido al mundo a expresar Sus palabras y realizar la obra de juicio de los últimos días comenzando por la casa de Dios, y que estaba haciendo todo esto para purificar y salvar por completo a la humanidad y llevarla al reino celestial. La palabra de Dios Todopoderoso me aclaró el misterio del regreso del Señor, en el cual había pensado durante muchos años. Entendí que el regreso del Señor estaba dividido en dos: la llegada en forma encubierta y la aparición pública. El Señor primero se hace carne como el Hijo del hombre en la llegada encubierta para expresar Sus palabras y juzgar y purificar al hombre, y para formar un grupo de vencedores antes de los desastres. Cuando desciendan los grandes desastres, Él recompensará a los buenos y castigará a los malvados, y se mostrará públicamente, apareciendo ante todas las naciones y los pueblos. En ese momento, la obra de Dios encarnado en la llegada oculta ya habrá concluido, y todos los que se resistan y condenen la obra de Dios en los últimos días enfrentarán los desastres con grandes lamentos y rechinando los dientes. Los hermanos y hermanas también me enseñaron algunas verdades, como las tres etapas de la obra de Dios para salvar a la humanidad, la importancia de la encarnación de Dios y cómo Él realiza la obra de juicio en los últimos días. Así comprendí por qué antes, al servir a la iglesia, no habíamos contado con la guía de Dios, y por qué no veíamos un camino para seguir al leer las Escrituras, orar y estudiar la Biblia. Entendí por qué no habíamos sentido la presencia del Espíritu Santo. Dios ya había realizado una obra nueva, había concluido la Era de la Gracia y dado inicio a la Era del Reino. El Espíritu Santo ya no estaba obrando dentro de las iglesias de la Era de la Gracia, por eso los espíritus de las personas se habían marchitado y oscurecido, desprovistos de todo posible gozo o satisfacción, y no podían obtener ningún sustento en sus vidas espirituales. Fue gracias a la guía y la orientación de Dios que pude reconocer Su voz en la palabra de Dios Todopoderoso, y acepté con alegría la obra de Dios en los últimos días. Más tarde, los hermanos y hermanas con frecuencia compartían la palabra de Dios Todopoderoso conmigo a través de internet. Ver las películas, los videos de danzas corales y los videos musicales producidos por la Iglesia de Dios Todopoderoso me dio mucho sustento, y le agradecí a Dios desde el fondo de mi corazón por conducirme ante Su trono. Disfruté del pastoreo y el alimento de la palabra de Dios y comencé a vivir una vida dichosa cara a cara con Él.
Un día, la esposa de uno de los pastores de la iglesia de imprevisto me envió un mensaje que decía: “¿Por qué le diste “me gusta” a una publicación del Relámpago Oriental? También permitiste que se publicara en tu perfil, y eso va en contra de la voluntad del Señor. Si nuestros feligreses ven el posteo sobre el Relámpago Oriental y se interesan por las palabras de Dios Todopoderoso, se van a ir todos a leer más sobre el Relámpago Oriental y, entonces, ¿qué vamos a hacer? No debes volver a ponerte en contacto con la gente del Relámpago Oriental. Debes borrar su información de contacto de inmediato…” Le respondí: “Las películas evangélicas, los himnos y los videos musicales de la Iglesia de Dios Todopoderoso son bastante buenos y he obtenido mucho de ellos. ¡Tengo que darles un ‘me gusta’!” Quería enviarle más mensajes a la esposa del pastor pero, antes de que pudiera terminar el mensaje, ella me dijo muchas cosas que atacaban y condenaban a Dios Todopoderoso y difamaban a la Iglesia de Dios Todopoderoso. Vi que ella no tenía ninguna intención de estudiar este importante asunto del regreso del Señor, sino que simplemente se dedicaba a juzgarlo y a condenarlo sin ningún reparo. Ya no quise seguir hablando de esto con ella, así que cambié de tema.
Unos días después de eso, el pastor Yang vino a buscarme para conversar. Tras algunos comentarios amables, el pastor Yang me preguntó: “¿Has estudiado otros grupos religiosos por internet?” No sabía por qué el pastor Yang me hacía esa pregunta, y le dije: “Mis amigos de Facebook pertenecen a muchas denominaciones diferentes y, si creo que los artículos que publican son correctos y buenos, siempre trato de entenderlos y de ver si contienen alguna nueva luz. ¿Dices que está mal que haga eso?” El pastor Yang me preguntó de nuevo: “¿Te convertiste al Relámpago Oriental hace dos años? ¿Por qué quieres estudiarlo? Además, ¿con frecuencia vas a buscar a Fulana de Tal (una hermana que había aceptado la obra de Dios de los últimos días, cuyas fotografías se habían publicado y que el pastor de su iglesia original había condenado y abandonado)? […]” Al oír la sarta de preguntas del pastor Yang, me empecé a sentir molesta y le dije “La Iglesia de Dios Todopoderoso es buena y en ella se encuentran la verdad y la obra del Espíritu Santo. Iré a cualquier lugar donde se halle la verdad y la obra del Espíritu Santo; eso es lo correcto. En nuestra iglesia no hay nueva luz; mi espíritu está oscurecido y no encuentro ningún sustento allí. Quiero encontrar una iglesia que tenga la obra del Espíritu Santo, donde mi vida pueda recibir el alimento de la verdad. Las enseñanzas del Relámpago Oriental me gustan y las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad. Me dan sustento. No me equivoqué al estudiar al Relámpago Oriental y tengo la libertad de hacerlo”. El pastor Yang dijo: “Lo que predica la gente del Relámpago Oriental excede a la Biblia; no existen palabras de Dios más allá de las que están en la Biblia. Si lo que predican se aparta de ella, entonces está equivocado”. Le respondí: “Una vez, escuché a un predicador decir lo mismo, y yo misma antes pensaba así. Pero tras leer la palabra de Dios Todopoderoso y de escuchar lo que los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso compartieron, he podido ver que este punto de vista se basa solo en nuestras propias nociones e imaginaciones. No está para nada de acuerdo con la verdad y no concuerda con los hechos. Dios todo lo abarca y Dios es rico en sabiduría. ¿Cómo podemos limitar Sus palabras y Su obra solo a la Biblia? La Biblia dice: ‘Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían’ (Juan 21:25). Aquí podemos ver que las palabras y la obra de Dios registradas en la Biblia tienen un alcance demasiado limitado. No todo lo que en su momento dijo el Señor Jesús se registró en la Biblia, mucho menos las palabras que pronunció el Señor retornado. Además, la obra de Dios Todopoderoso se construyó sobre la base que dispuso el Señor Jesús. La obra de Dios Todopoderoso y la del Señor Jesús son la obra del mismo Dios […]” El pastor Yang no escuchó una sola palabra de lo que dije y no tenía ningún interés por buscar e investigar. Solo se limitó a seguir diciendo cosas que se oponían y condenaban a Dios Todopoderoso y a la Iglesia de Dios Todopoderoso, y me preguntó: “¿Cómo te enteraste del sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso? ¿Tienes sus libros? ¿Has predicado la obra de Dios Todopoderoso a otras personas? ¿La has predicado a tus hijos? Dame los nombres de las personas de la Iglesia de Dios Todopoderoso […]”. También me exigió que nunca más asistiera a una reunión de la gente de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Si no le hacía caso y continuaba en contacto con ellos, me expulsaría de la iglesia, no me dejaría ir a otra iglesia nunca más y arruinaría mi reputación por completo. Quedé impactada por el pastor Yang que tenía justo frente a mí. ¿Cómo era posible que el pastor Yang, que siempre era tan bondadoso y humilde, y que siempre hablaba con tanta amabilidad, se hubiera convertido en una persona tan brutal e irrazonable? Le dije: “Tengo derecho a investigar la verdad, y nadie tiene derecho a interferir con eso. Respecto de si las enseñanzas del Relámpago Oriental son el camino verdadero o no, lo primero que deberías hacer es no juzgarlo y condenarlo ciegamente. Puedes ir a estudiar tú mismo en el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso, donde hay mucho contenido. Hay todo tipo de libros de las palabras de Dios. Ve a ver tú mismo si la palabra de Dios Todopoderoso es la voz del Señor Jesús retornado […]”. El pastor Yang no escuchaba en absoluto lo que yo decía, sino que seguía oponiéndose y condenándolo. Me amenazó, diciendo que debía abandonar la Iglesia de Dios Todopoderoso. Cuanto más hablaba el pastor Yang, más se excedía. Me indigné muchísimo y le dije: “El Señor Jesús dijo: ‘No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados’ (Mateo 7:1-2). Si jamás has estudiado las palabras y la obra de Dios Todopoderoso, ¿cómo puedes hacer cualquier juicio de valor y comentario condenatorio que se te ocurra? Actuar así, ¿implica venerar al Señor?” El pastor Yang vio que no le estaba haciendo caso y que lo había refutado, así que se calló la boca.
Durante los días siguientes, el pastor Yang comenzó a vigilarme. Eso me llenó de preocupación, y también perdí la libertad de fe. En la iglesia solo había un pasillo que separaba la oficina del pastor Yang de la mía. A cada rato se aparecía en mi oficina para ver qué estaba haciendo, y a veces decía que iba al baño y me observaba desde el corredor. Un día, dos hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso vinieron a mi oficina a conversar. Una vez que las hermanas se marcharon, el pastor Yang fue a buscar a mi asistente. Mi asistente más tarde me dijo que el pastor Yang le había preguntado quiénes eran esas dos personas y por qué habían venido […]. El pastor Yang me observaba todo el día, como si vigilara a un delincuente. Me hacía sentir muy agobiada y totalmente privada de libertad. Un día, no fui a la iglesia y estuve participando en una reunión en línea con algunos hermanos y hermanas. En ese preciso momento, mientras me abocaba con seriedad a tomar notas de la reunión en mi sala de estar, el pastor Yang de repente se apareció detrás de mí (la puerta estaba entreabierta y cualquiera que viniera podía entrar a la sala) y dijo: “¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás escribiendo?” Pegué un salto, asustada por esa voz repentina e inesperada. Interiormente me sentí inquieta al ser perturbada por él de esa manera y, sin importar lo que hiciera, no lograba recuperar la tranquilidad. Me enfadé mucho con él y pensé: “Estudiar el camino verdadero en nuestra creencia en Dios es lo correcto y adecuado, y es un derecho que un cristiano debe tener”. El Espíritu Santo ya no estaba obrando dentro de nuestra iglesia, y todos los feligreses se sentían negativos, débiles y marchitos de espíritu. Estaban viviendo en un entorno que se había sumido en la oscuridad, y yo estaba buscando una iglesia en la cual obrara el Espíritu Santo. ¿Por qué estaba mal buscar las huellas de Dios? ¿Por qué quería vigilarme? ¿Por qué no me dejaba en paz?
No solo me estaba vigilando y perturbando el pastor, sino que incluso un anciano me llamó para hostigarme. Me dijo: “Lo que predica la gente de la Iglesia de Dios Todopoderoso ha excedido a la Biblia. Si crees en el Señor, no puedes traicionarlo; Él ha sido muy bondadoso contigo. No seas inconsciente […]”. Le retruqué: “Dios Todopoderoso y el Señor Jesús son el único y mismo Dios, y ciertamente no he traicionado al Señor Jesús por creer en Dios Todopoderoso. No hago más que ir al compás de los pasos del Cordero […]”. Sin embargo, sin importar cómo intentara explicarlo, el anciano era igual que el pastor. Más allá de lanzar condenas y blasfemias y de impedirme aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, no escuchó ni una sola palabra de lo que yo compartí con él y le aconsejé. No quise seguir hablando con él, así que inventé una excusa para cortar. Pero el anciano no me dejó en paz. Siguió llamando para hostigarme y dijo que, por creer en Dios Todopoderoso, yo había olvidado la gracia del Señor y lo había traicionado. Recordé lo que decía el Apocalipsis: “Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4). Sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús, Dios Todopoderoso está realizando la etapa de la obra que consiste en juzgar y purificar a las personas por medio de las palabras, y que yo hubiera aceptado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días demostraba claramente que estaba siguiendo los pasos del Cordero. ¿Cómo alguien podía decir que estaba traicionando al Señor Jesús? Al principio, cuando el Señor Jesús vino a obrar, la gente que había creído en Jehová dejó atrás la ley y aceptó el evangelio del reino de los cielos que el Señor Jesús predicaba. Ellos siguieron al Señor Jesús, pero ¿se habían olvidado de la salvación de Jehová? ¿Significó eso traicionar a Jehová? ¿Acaso no es eso una falacia? Después de que ocurrió esto, el pastor volvió a enviarme algunos mensajes en línea donde blasfemaba, se oponía y condenaba a Dios Todopoderoso. Leer esas palabras horribles me hizo sentir asqueada y furiosa otra vez. Solo Satanás era capaz de pronunciar tales blasfemias y, como líderes de la iglesia, ¿cómo era posible que no tuvieran ningún temor de Dios y que se atrevieran a decir toda clase de blasfemias? Eso me recordó las palabras del Señor Jesús: “Pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:32). ¡Blasfemar contra Dios es un pecado muy grave y terrible! Tuve una sensación persistente de miedo por ellos pero, sin importar lo que dijera, ellos solo se tapaban los oídos y se negaban a escuchar. Solo continuaron condenando, oponiéndose y blasfemando. No lograba entenderlo: tanto el anciano como el pastor conocían la Biblia y habían estudiado teología, y las palabras de Dios Todopoderoso fueron pronunciadas con tanta claridad, así que, ¿por qué se rehusaban a buscar o estudiar Sus palabras? ¿Por qué insistían tanto en condenar y oponerse a Dios Todopoderoso?
Con esta pregunta en mente, fui a buscar a los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso. La hermana Lin conversó conmigo y me dijo: “Respecto de por qué el anciano y el pastor no buscan ni estudian la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, sino que, en cambio, lo condenan y se oponen a Él en forma furiosa, Dios Todopoderoso hace mucho tiempo dejó en claro cuál es la esencia y el origen de este problema. Dios Todopoderoso dice: ‘¿Deseáis conocer la raíz de la oposición de los fariseos a Jesús? ¿Deseáis conocer la esencia de los fariseos? Estaban llenos de fantasías sobre el Mesías. Aún más, sólo creían que Él vendría, pero no buscaban la verdad de la vida. Por tanto, incluso hoy siguen esperándole, porque no tienen conocimiento del camino de la vida ni saben cuál es la senda de la verdad. Decidme, ¿cómo podrían obtener la bendición de Dios tales personas insensatas, tozudas e ignorantes? ¿Cómo podrían contemplar al Mesías? Se opusieron a Jesús porque no conocían la dirección de la obra del Espíritu Santo ni el camino de la verdad mencionado por Jesús y, además, porque no entendían al Mesías. Y como nunca le habían visto ni habían estado en Su compañía, cometieron el error de pagar un tributo vacío al nombre del Mesías mientras se oponían a Su esencia por todos los medios. Estos fariseos eran tozudos y arrogantes en esencia, y no obedecían la verdad. El principio de su creencia en Dios es: por muy profunda que sea Tu predicación, por muy alta que sea Tu autoridad, no eres Cristo a no ser que te llames el Mesías. ¿No son estas opiniones absurdas y ridículas?’ (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”). ‘Simplemente observa a los líderes de cada denominación: son todos arrogantes y farisaicos e interpretan la Biblia fuera de contexto y según su propia imaginación. Todos confían en los dones y la erudición para hacer su obra. Si fueran incapaces de predicar nada, ¿les seguirían esas personas? Después de todo, poseen cierto conocimiento y pueden predicar sobre cierta doctrina o saben cómo convencer a los demás y cómo usar algunos artificios. Los usan para llevar a las personas ante ellos y engañarlas. Esas personas creen en Dios sólo de nombre, pero, en realidad, siguen a sus líderes. Si se encuentran con alguien que predica el camino verdadero, algunos de ellos dicen: «Tenemos que consultarle a nuestro líder respecto a nuestra creencia». Su fe tiene que pasar por un ser humano. ¿No es esto un problema? ¿En qué se han convertido, pues, esos líderes? ¿Acaso no se han vuelto fariseos, falsos pastores, anticristos y obstáculos para que las personas acepten el camino verdadero?’ (‘Sólo la búsqueda de la verdad es la verdadera creencia en Dios’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Cuando el Señor Jesús vino por primera vez a hacer Su obra, fue agobiado por la condena y la oposición furiosas de los líderes judíos: los sumos sacerdotes, escribas y fariseos. Al final, crucificaron al Señor Jesús. Los ancestros de los fariseos creían en Dios y eran expertos en la ley. Así pues, ¿por qué se opondrían y condenarían al Señor Jesús y lo crucificarían? A partir de la palabra de Dios, podemos ver que esto fue ocasionado por su naturaleza satánica de ser arrogantes, engreídos y no someterse a la verdad. El Señor Jesús expresó muchísima verdad, pero ellos no la buscaron ni la estudiaron, sino que, en cambio, se aferraron a sus propios puntos de vista. Su creencia en Dios se basaba solo en sus propias nociones e imaginaciones, e interpretaban la Biblia sacando de contexto los versículos. Por eso, estuvieron ciegos, y no lograron ningún esclarecimiento de Dios. No conocían la obra del Espíritu Santo y no comprendían la verdad, y tampoco podían entender la voz de Dios. Esto hizo que las palabras de la Biblia se hicieran realidad: ‘Al oír oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible y con dificultad oyen con sus oídos; y sus ojos han cerrado’ (Mateo 13:14-15). Los pastores y ancianos de los círculos religiosos de los últimos días son iguales que los fariseos de aquella época, ya que a lo que le dan importancia es al conocimiento de la Biblia y a la teoría teológica. Se basan en sus propias ideas e imaginaciones para interpretar la palabra del Señor y para limitar la manera en la que Él regresará. Se aferran con obstinación a sus propias nociones e imaginaciones y no buscan la verdad en absoluto. No solo no estudian la obra de Dios de los últimos días, sino que se oponen a Él y lo condenan ciegamente, lo que deja en evidencia su obstinación y su naturaleza satánica de arrogancia y hostilidad hacia la verdad. Estudian teología y adquieren formación en el conocimiento de la Biblia, pero eso no significa que tengan ningún amor por la verdad, ni significa que sean capaces de aceptarla y obedecerla. Exponen su conocimiento de la Biblia y la teoría teológica y su única meta consiste en ganar renombre y reputación. Hacen eso para salvaguardar su propio estatus y hacer que los creyentes los admiren con reverencia, los adoren y los sigan. Ellos ven que las palabras que expresa Dios Todopoderoso son la verdad y que son capaces de conquistar y salvar a la gente, y que muchas personas que aman la verdad y que anhelan la aparición de Dios han leído la palabra de Dios Todopoderoso y se han vuelto hacia Él. Creen que la obra de Dios Todopoderoso amenaza su estatus y su medio de vida, así que luchan ferozmente y hacen todo lo posible por condenarlo y oponerse a Él. Recurren a cualquier medio necesario con el fin de obstruir e impedir que los creyentes se vuelvan a Dios Todopoderoso con el propósito de dominar al pueblo escogido de Dios para siempre. Esta es la causa principal de por qué los ancianos y los predicadores no buscan ni estudian la obra de Dios Todopoderoso y de por qué se oponen a Él y lo condenan de manera furiosa. En los actos malvados de los predicadores y los ancianos que se oponen a Dios puede verse que ellos son los fariseos de nuestra época, y que son los obstáculos y las piedras de tropiezo que impiden que los creyentes acepten el camino verdadero y sean arrebatados al reino celestial. Ellos son los anticristos que se oponen a Dios y lo convierten en su enemigo, y que han sido revelados por la obra de Dios de los últimos días”.
Tras escuchar la palabra de Dios Todopoderoso y lo que las hermanas compartieron, lo comparé con lo que el pastor y el anciano habían dicho y hecho. Vi que la palabra de Dios Todopoderoso se expresó de una manera muy práctica y que, si bien el pastor y el anciano tenían mucho conocimiento bíblico y podían exponer sobre la Biblia, eso no significaba que conocieran a Dios. Se basaban en el talento natural y el conocimiento en su trabajo para elevarse de manera que los demás los adoraran y los siguieran. A simple vista, parecía que servían a Dios, pero en realidad servían a sus propias nociones e imaginaciones, su propio estatus y medio de vida. Al hostigarme e interferir constantemente, pude ver quiénes eran realmente el pastor y el anciano. Eran anticristos que creían en Dios pero no buscaban la verdad, y que servían a Dios pero a la vez se oponían a Él. A pesar de que el pastor y el anciano siguen hostigándome hasta el día de hoy, ya he visto con claridad su verdadera esencia anticrística de hostilidad hacia la verdad y de oposición a Dios. No seguiré permitiendo que ellos me hostiguen ni me controlen, y estoy totalmente segura de que la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días es la verdad. ¡Deseo seguir a Dios Todopoderoso hasta el final y jamás me rendiré! ¡Amén!
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
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La Biblia solo es un registro de las dos etapas de la obra de Dios, que eran la Era de la Ley y la Era de la Gracia; no es un registro de la totalidad de la obra de Dios
Versículos bíblicos como referencia:
“Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Juan 21:25).
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).
“Mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5).
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe” (Apocalipsis 2:17).
Las palabras relevantes de Dios:
¿Qué tipo de libro es la Biblia? El Antiguo Testamento es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante la Era de la Ley y Su obra de creación. En su totalidad, registra la obra realizada por Jehová, y, en última instancia, finaliza los relatos de la obra de Jehová con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra bajo el nombre de Jehová Dios; es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová y el Nuevo Testamento registra la obra de Jesús, una obra que se llevó a cabo principalmente bajo el nombre de Jesús. La importancia del nombre de Jesús y de la obra que Él realizó se registra, principalmente, en el Nuevo Testamento. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, Jehová edificó el templo y el altar en Israel y guio la vida de los israelitas sobre la tierra, demostrando que eran Su pueblo escogido, el primer grupo de personas que seleccionó en la tierra y que eran conforme a Su propio corazón; el primer grupo de personas al que Él guio personalmente. Las doce tribus de Israel fueron los primeros escogidos de Jehová, y por tanto Dios siempre obró en ellos, justo hasta el momento en que concluyó la obra de Jehová de la Era de la Ley. La segunda etapa de la obra fue la obra de la Era de la Gracia del Nuevo Testamento, y se llevó a cabo en medio del pueblo judío, entre una de las doce tribus de Israel. El alcance de esta obra fue menor porque Jesús era Dios hecho carne. Jesús solo obró a lo largo y ancho de la tierra de Judea, y solo hizo tres años y medio de obra; por tanto, lo que se registra en el Nuevo Testamento está lejos de poder superar la cantidad de obra registrada en el Antiguo Testamento.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, que no son historia, en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no solo hay profecía o solo la obra de Jehová o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento consta del Génesis, Éxodo, etcétera, y también los libros de profecía que escribieron los profetas. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley, que fue dirigida por Jehová. Desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. […] Los profetas de esa época fueron inspirados por Jehová y pronunciaron algo de profecía, hablaron muchas palabras y profetizaron las cosas de la Era de la Gracia, así como la destrucción del mundo en los últimos días: la obra que Jehová planeó llevar a cabo. Todos los libros restantes registran la obra realizada por Jehová en Israel. Por tanto, cuando leéis la Biblia, estáis leyendo principalmente acerca de lo que Jehová llevó a cabo en Israel; el Antiguo Testamento de la Biblia registra principalmente la obra de Jehová de guiar a Israel, Su utilización de Moisés para sacar a los israelitas de Egipto, quien los liberó de los grilletes del Faraón y los llevó al desierto, tras lo cual entraron en Canaán y todo lo que siguió fue su vida en ese lugar. Todo lo demás está compuesto por registros de la obra de Jehová a lo largo y ancho de Israel. Todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová en Israel, la obra que Él llevó a cabo en la tierra en la que creó a Adán y Eva. Desde el momento en el que Dios comenzó oficialmente a guiar a las personas sobre la tierra después de Noé, todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Israel. Y ¿por qué no se registra ninguna obra más allá de Israel? Porque la tierra de Israel es la cuna de la humanidad. En el principio, no había otros países además de Israel, y Jehová no obró en ningún otro lugar. De esta forma, lo que se registra en el Antiguo Testamento de la Biblia es puramente la obra de Dios en Israel en ese momento. Las palabras pronunciadas por los profetas —Isaías, Daniel, Jeremías y Ezequiel— predicen la otra obra de Dios sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios; era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un registro de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.
La obra de la creación tuvo lugar antes de que existiera la humanidad, pero el libro del Génesis solo se produjo después de que la humanidad existiera; fue un libro escrito por Moisés durante la Era de la Ley. Es como las cosas que ocurren entre vosotros hoy: después de que ocurren, las escribís para mostrarlas a las personas en el futuro, y para las personas del futuro, lo que has registrado son cosas acontecidas en el pasado; no son otra cosa que historia. Las cosas registradas en el Antiguo Testamento son la obra de Jehová en Israel, y lo registrado en el Nuevo Testamento es la obra de Jesús durante la Era de la Gracia; documentan la obra realizada por Dios en dos eras distintas. El Antiguo Testamento documenta la obra de Dios durante la Era de la Ley, y, por tanto, el Antiguo Testamento es un libro histórico, mientras que el Nuevo Testamento es el producto de la obra de la Era de la Gracia. Cuando comenzó la nueva obra, el Nuevo Testamento también quedó obsoleto; por tanto, el Nuevo Testamento también es un libro histórico. Por supuesto, no es tan sistemático como el Antiguo Testamento ni registra tantas cosas. Las muchas palabras pronunciadas por Jehová están registradas en el Antiguo Testamento de la Biblia, mientras que solo algunas de las palabras de Jesús se registran en los Cuatro Evangelios. Por supuesto, Jesús también llevó a cabo mucha obra, pero no se registró con detalle. Hay menos registrado en el Nuevo Testamento debido a la cantidad de obra que Jesús llevó a cabo; la cantidad de obra que realizó durante tres años y medio sobre la tierra y la obra de los apóstoles fue mucho menor que la de Jehová. Por tanto, hay menos libros en el Nuevo Testamento que en el Antiguo Testamento.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
A la Biblia también se le denomina Antiguo y Nuevo Testamento. ¿Sabéis a qué se refiere “testamento”? El “testamento” en el Antiguo Testamento procede del pacto de Jehová con el pueblo de Israel cuando mató a los egipcios y salvó a los israelitas del Faraón. Por supuesto, la prueba de este pacto fue la sangre del cordero untada en los dinteles, por medio de la cual Dios estableció un pacto con el hombre, en el que se proclamó que todos aquellos que tuvieran sangre de cordero en la parte superior y en los costados del marco de la puerta eran israelitas, el pueblo escogido de Dios, y que Jehová les perdonaría la vida a todos (porque Jehová estaba a punto de matar a todos los hijos primogénitos de Egipto y a los primogénitos de las ovejas y el ganado). Este pacto tiene dos niveles de significado. Jehová no libraría de la muerte a nadie del pueblo ni a ningún animal del ganado de Egipto; mataría a todos sus hijos primogénitos y a los primogénitos de las ovejas y el ganado. Así pues, en muchos libros de profecía se predijo que los egipcios serían duramente castigados como consecuencia del pacto de Jehová. Este es el primer nivel de significado del pacto. Jehová mató a los primogénitos de Egipto y a los de su ganado, y les perdonó la vida a todos los israelitas, lo que significa que Él apreciaba a todos los que eran de la tierra de Israel y les perdonaría la vida a todos; Él deseaba llevar a cabo una obra a largo plazo en ellos, y estableció el pacto con ellos usando sangre de cordero. De ahí en adelante, Jehová no mataría a los israelitas, y dijo que serían para siempre Sus escogidos. Entre las doce tribus de Israel, emprendería Su obra para toda la Era de la Ley, revelaría todas Sus leyes a los israelitas, y elegiría entre ellos profetas y jueces, y estarían en el centro de Su obra. Jehová hizo un pacto con ellos: a no ser que la era cambiara, Él sólo obraría entre los escogidos. El pacto de Jehová era inmutable, porque se hizo en sangre, y se estableció con Su pueblo escogido. Lo que es más importante, Él había escogido un ámbito y un objetivo apropiados por medio de los cuales emprendería Su obra para toda la era, y, por tanto, el pueblo vio el pacto como algo especialmente importante. Este es el segundo nivel de significado del pacto. A excepción del Génesis, que fue antes del establecimiento del pacto, todos los demás libros del Antiguo Testamento registran la obra de Dios entre los israelitas después del establecimiento del mismo. Por supuesto, hay relatos ocasionales de los gentiles, pero, en general, el Antiguo Testamento registra la obra de Dios en Israel. Debido al pacto de Dios con los israelitas, a los libros escritos durante la Era de la Ley se les denomina Antiguo Testamento. Se llaman así por el pacto de Jehová con los israelitas.
El Nuevo Testamento se llama así por la sangre derramada por Jesús en la cruz y por Su pacto con todos aquellos que creyeron en Él. El pacto de Jesús fue este: las personas no tenían más que creer en Él para que sus pecados fueran perdonados por la sangre que Él derramó, y, así, serían salvos, nacerían de nuevo a través de Él y ya no serían más pecadores; las personas no tenían más que creer en Él para recibir Su gracia, y no sufrirían en el infierno tras su muerte. Todos los libros escritos durante la Era de la Gracia vinieron después de este pacto, y todos registran la obra y las declaraciones contenidas en él. No van más allá de la salvación por la crucifixión del Señor Jesús o más allá del pacto; son, todos, libros escritos por los hermanos en el Señor que tuvieron experiencias. Así pues, estos libros también se llaman así por un pacto: reciben el nombre de Nuevo Testamento. Estos dos testamentos incluyen sólo la Era de la Ley y la Era de la Gracia, y no tienen relación con la era final.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero, pero, de hecho, ¿son las cosas realmente tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús en la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo. ¿No son, estos, registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las convierte en historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente, ¡porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y, si crees en Dios, pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra por parte de Dios, entonces no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios de hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia, pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy. Al leer la Biblia entenderás, como máximo, un poco de la historia de Israel, aprenderás sobre la vida de Abraham, David y Moisés; averiguarás cómo veneraban a Jehová, cómo Él quemaba a quienes se le oponían, y cómo hablaba a las personas de esa era. Sólo averiguarás cosas sobre la obra de Dios en el pasado. Los registros de la Biblia tienen relación con cómo veneraba a Dios el antiguo pueblo de Israel y cómo vivía este bajo la guía de Jehová. Como los israelitas eran el pueblo escogido de Dios, en el Antiguo Testamento puedes ver la lealtad a Jehová de todo el pueblo de Israel; cómo todos aquellos que obedecían a Jehová recibían Su cuidado y bendición; puedes aprender que cuando Dios obró en Israel estaba lleno de misericordia y amor, y también poseía llamas consumidoras, y que todos los israelitas, desde los humildes hasta los poderosos, veneraban a Jehová, y, por tanto, Dios bendecía a todo el país. Esa es la historia de Israel recogida en el Antiguo Testamento.
Lo que consta en la Biblia es limitado e incapaz de representar la totalidad de la obra de Dios. Los Cuatro Evangelios tienen, en conjunto, menos de cien capítulos, en los cuales está escrito un número limitado de sucesos, como cuando Jesús maldijo a la higuera, las tres veces que Pedro negó al Señor, la aparición de Jesús a los discípulos después de Su crucifixión y resurrección, la enseñanza sobre el ayuno, la enseñanza sobre la oración, la enseñanza sobre el divorcio, el nacimiento y la genealogía de Jesús, la elección de los discípulos por parte de Jesús, etc. Sin embargo, el hombre los valora como tesoros, comparando, incluso, la obra actual con ellos. Incluso creen que toda la obra que Jesús llevó a cabo en Su vida no fue tanta, como si Dios solo fuera capaz de hacer algunas cosas y nada más. ¿No es esto absurdo?
Extracto de ‘El misterio de la encarnación (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Si deseas ver la obra de la Era de la Ley y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. Sin embargo, ¿cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra y continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y es un camino que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha llevado a cabo antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. Así pues, la obra que nunca se ha realizado antes no es historia, porque el ahora es el ahora, y aún no se ha convertido en pasado. Las personas no saben que Dios ha llevado a cabo una obra mayor y más nueva en la tierra y fuera de Israel, que ya ha ido más allá del ámbito de Israel, así como de la predicción de los profetas; que es una obra nueva y maravillosa fuera de las profecías, y una obra más nueva más allá de Israel; una obra que las personas no pueden percibir ni imaginar. ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada fragmento de la obra de hoy, sin omisión y de antemano? ¿Quién podría haber registrado en aquel viejo libro enmohecido esta obra más poderosa y sabia que desafía las convenciones? La obra de hoy no es historia, y, por tanto, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes apartarte de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia que están en ella. Solo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y solo entonces serás capaz de entrar en el nuevo ámbito y en la nueva obra.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
X Palabras clásicas sobre la realidad de la verdad en la que debe entrar el pueblo escogido de Dios
570. La esencia de Dios no existe únicamente para que el hombre crea en ella, sino para que, asimismo, la ame. Sin embargo, muchos de aquellos que creen en Dios son incapaces de descubrir este “secreto”. La gente no se atreve a amar a Dios ni procura amarlo. Nunca ha descubierto que Dios tiene muchísimas cosas que lo hacen digno de ser amado; nunca han descubierto que Dios es el Dios que ama al hombre y el Dios que tiene el hombre para amar. La hermosura de Dios se manifiesta en Su obra: solo cuando experimente Su obra podrá descubrir la gente Su hermosura; solo con sus experiencias reales podrá apreciar la hermosura de Dios y nadie puede descubrirla sin observarla en la vida real. Dios tiene muchísimas cosas que lo hacen digno de amor, pero la gente no puede descubrirlo si no llega a relacionarse con Él. En otras palabras, si Dios no se hiciera carne, la gente no podría relacionarse realmente con Él y, en tal caso, tampoco podría experimentar Su obra, por lo que su amor por Él se contaminaría con muchas mentiras y fantasías. Su amor por el Dios del cielo no es tan auténtico como el que siente por el Dios de la tierra, pues su conocimiento del Dios del cielo se basa en sus fantasías, más que en lo que haya visto con sus propios ojos y en lo que haya experimentado personalmente. Cuando Dios viene a la tierra, la gente puede contemplar Sus actos propiamente dichos y Su hermosura, así como todo lo que hay en Su carácter práctico y normal, lo cual es miles de veces más auténtico que el conocimiento del Dios del cielo. Pese a lo mucho que la gente ame al Dios del cielo, este amor no tiene nada de auténtico y está lleno de ideas humanas. Por poco que ame al Dios de la tierra, este amor es auténtico y sigue siéndolo aunque solamente lo ame un poco. Dios hace que la gente lo conozca por medio de Su verdadera obra y se gana su amor mediante este conocimiento; igual que Pedro, que, si no hubiera vivido con Jesús, no habría podido adorarlo. Así pues, su lealtad a Jesús se basó en su relación con Él. Para que el hombre lo ame, Dios ha venido a vivir entre los hombres y Su realidad es todo cuanto Él hace que el hombre vea y experimente.
Extracto de ‘Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”
571. Ninguna lección es más profunda que la de amar a Dios, y puede decirse que la lección que las personas aprenden de una vida de creencia es cómo amar a Dios. Es decir, si crees en Dios debes amarlo. Si sólo crees en Él pero no lo amas, no has alcanzado el conocimiento de Él, y nunca lo has amado con un amor verdadero que procede de tu corazón, entonces tu creencia en Él es fútil; si, en tu creencia en Dios, no lo amas, vives en vano, y tu vida al completo es la más inferior de todas. Si, a lo largo de toda tu vida, nunca has amado o satisfecho a Dios, ¿cuál es, pues, el sentido de que vivas? ¿Y cuál es el sentido de tu creencia en Dios? ¿No es esto un esfuerzo desperdiciado? Es decir, si las personas van a creer y a amar a Dios, deben pagar un precio. En lugar de actuar de una determinada forma externamente, deberían buscar la verdadera percepción en lo profundo de sus corazones. Si te entusiasma cantar y bailar, pero eres incapaz de poner en práctica la verdad, ¿podría decirse de ti que amas a Dios? Amar a Dios requiere buscar Su voluntad en todas las cosas, que explores en lo profundo de tu ser cuando te ocurra algo y trates de comprender la voluntad de Dios, que procures ver cuál voluntad de Dios está en el asunto, qué pide Él que consigas y cómo debes ser consciente de Su voluntad. Por ejemplo: ocurre algo que requiere que soportes dificultades, momento en el cual debes entender cuál es la voluntad de Dios y cómo debes ser consciente de Su voluntad. No debes satisfacerte a ti mismo: primero ponte a un lado. Nada es más abyecto que la carne. Debes buscar satisfacer a Dios y cumplir con tu deber. Con tales pensamientos, Dios te traerá un esclarecimiento especial en este asunto, y tu corazón también encontrará alivio.
Extracto de ‘Solo amar a Dios es realmente creer en Él’ en “La Palabra manifestada en carne”
572. Lo que se conoce como “amor” se refiere a una emoción que es pura y sin mancha, en la que usas tu corazón para amar, sentir y ser considerado. En el amor no hay condiciones, no hay barreras ni distancia. En el amor no hay sospecha, engaño ni malicia. En el amor no hay trueque ni nada impuro. Si amas, no engañarás, protestarás, traicionarás, rebelarás, exigirás, ni pretenderás recibir alguna cosa o cantidad. Si amas, te dedicarás sin dudarlo y sufrirás dificultades sin pensarlo dos veces, serás compatible conmigo, dejarás todo lo que tienes por Mí, abandonarás a tu familia, tu futuro, tu juventud y tu matrimonio. De lo contrario, tu amor no sería amor en absoluto, ¡sino engaño y traición! ¿Qué tipo de amor es el tuyo? ¿Es un amor verdadero? ¿O falso? ¿Cuánto has sacrificado? ¿Cuánto has ofrecido? ¿Cuánto amor he recibido de ti? ¿Lo sabes? Vuestros corazones están llenos de maldad, traición y engaño, así que ¿cuánto de tu amor es impuro? Pensáis que habéis sacrificado lo suficiente por Mí; pensáis que vuestro amor por Mí ya es suficiente. Entonces ¿por qué vuestras palabras y acciones son siempre engañosas y rebeldes? Me seguís, pero no reconocéis Mi palabra. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero después me abandonáis. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero desconfiáis de Mí. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero no podéis aceptar Mi existencia. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero no me tratáis como deberíais tratarme por ser quien soy, y complicáis las cosas para Mí en toda ocasión. ¿Se considera esto amor? Me seguís, pero intentáis burlaros de Mí y engañarme en todo. ¿Se considera esto amor? Me servís, pero no me teméis. ¿Se considera esto amor? Os oponéis a Mí en todos los sentidos y en todas las cosas. ¿Se considera todo esto amor? Habéis dedicado mucho, es cierto, pero nunca habéis hecho lo que os exijo. ¿Se puede considerar esto amor? Está bastante claro que en vosotros no hay ni rastro de amor por Mí. Después de muchos años de obrar y de todas las palabras que os he suministrado, ¿cuánto habéis realmente obtenido? ¿Acaso no vale la pena que intentéis recordarlo detenidamente?
Extracto de ‘Muchos son llamados, pero pocos son escogidos’ en “La Palabra manifestada en carne”
573. ¿Qué es lo que el hombre ha logrado desde que empezó a creer en Dios? ¿Qué has llegado a conocer acerca de Él? ¿Cuánto has cambiado debido a tu creencia en Él? Actualmente, todos sabéis que la creencia del hombre en Dios no es sólo para la salvación del alma y el bienestar de la carne ni para enriquecer su vida a través del amor de Dios, y así sucesivamente. Hoy por hoy, si amas a Dios por el bienestar de la carne o el placer momentáneo, aunque al final tu amor por Él alcance su plenitud y no pidas nada más, este amor que buscas sigue estando adulterado y no es agradable a Dios. Aquellos que usan su amor por Dios para enriquecer su existencia apagada y llenar un vacío en su corazón son los que ambicionan vivir en la comodidad, no quienes buscan sinceramente amar a Dios. Este tipo de amor es forzado, persigue la gratificación mental, y Dios no lo necesita. ¿Qué clase de amor es entonces el tuyo? ¿Para qué amas a Dios? ¿Cuánto amor verdadero existe dentro tuyo por Él ahora? El amor de la mayoría de vosotros es como el mencionado anteriormente. Esta clase de amor sólo puede mantener su situación actual; no puede alcanzar la inmutabilidad, ni arraigarse en el hombre. Este tipo de amor es sólo como una flor que florece y se seca sin dar frutos. En otras palabras, después de que hayas amado a Dios una vez de esa forma, si no hay nadie que te guíe en la senda que tienes por delante, caerás. Si sólo puedes amar a Dios en la época de amar a Dios pero posteriormente tu carácter de vida permanece sin cambios, entonces seguirás siendo incapaz de escapar de la influencia de las tinieblas, y seguirás sin poder librarte de las ataduras y los engaños de Satanás. Ningún hombre así puede ser ganado plenamente por Dios; al final, su espíritu, alma y cuerpo seguirán perteneciendo a Satanás. No puede haber dudas acerca de esto. Todos aquellos a los que Dios no puede ganar de un modo total volverán a su lugar original, esto es, de regreso a Satanás, y descenderán al lago de fuego y azufre para aceptar el siguiente paso del castigo de Dios. Los ganados por Él son los que se rebelan contra Satanás y escapan de su campo de acción. Ellos serán contados oficialmente entre el pueblo del reino. Así es como llegan a ser las personas del reino. ¿Estás dispuesto a convertirte en esta clase de persona? ¿Estás dispuesto a ser ganado por Dios? ¿Estás dispuesto a escapar del campo de acción de Satanás y volver a Dios? ¿Perteneces ahora a Satanás o formas parte del pueblo del reino?
Extracto de ‘Qué punto de vista deberían tener los creyentes’ en “La Palabra manifestada en carne”
574. El hombre siempre ha vivido bajo la cubierta de la influencia de las tinieblas, encadenado sin libertad por la influencia de Satanás, incapaz de escapar, y su carácter, después de que Satanás lo haya procesado, se vuelve cada vez más corrupto. Se puede decir que el hombre ha vivido constantemente entre su carácter satánico corrupto y es incapaz de amar sinceramente a Dios. Así pues, si quiere amar a Dios, debe despojarse de su santurronería, prepotencia, arrogancia, engreimiento, y todas esas cosas que pertenecen al carácter de Satanás. Si no, su amor es impuro, un amor satánico que no puede recibir en absoluto la aprobación de Dios. Si el Espíritu Santo no perfecciona, trata, quebranta, poda, disciplina, castiga y refina directamente al hombre, nadie puede amar sinceramente a Dios.
Extracto de ‘El hombre corrupto no es capaz de representar a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”
575. Cuando las personas se ponen en contacto con Dios con el corazón, cuando su corazón es capaz de volverse a Él por entero, este es el primer paso en el amor del hombre hacia Dios. Si quieres amarlo, primero debes ser capaz de volver tu corazón a Él. ¿Qué es volver tu corazón a Dios? Es cuando todo lo que buscas en tu corazón es en aras de amar y ganar a Dios. Esto muestra que has vuelto por completo tu corazón a Dios. Aparte de Él y de Sus palabras, no hay casi nada más en tu corazón (familia, riqueza, esposo, esposa, hijos, etcétera). Aunque las haya, estas cosas no pueden ocupar tu corazón, y no piensas en tus planes futuros, sino que sólo buscas amar a Dios. En ese momento habrás vuelto por completo tu corazón a Dios. Supongamos que sigues haciendo planes para ti mismo en tu corazón y siempre estás buscando el beneficio personal, pensando siempre: “¿Cuándo puedo hacer una pequeña petición a Dios? ¿Cuándo será rica mi familia? ¿Cómo puedo conseguir buena ropa?…”. Si estás viviendo en ese estado, esto demuestra que tu corazón no se ha vuelto del todo a Dios. Si sólo tienes Sus palabras en tu corazón y eres capaz de orar a Dios y de acercarte a Él en todo momento —como si Él estuviera muy cerca de ti, como si estuviera en ti y tú en Él— si estás en esa clase de estado, significa que tu corazón está en presencia de Dios. Si oras a Dios, y comes y bebes de Sus palabras cada día, siempre estás pensando en la obra de la iglesia y si muestras consideración por la voluntad de Dios, usas tu corazón para amarlo genuinamente y satisfacer Su corazón, entonces tu corazón pertenecerá a Dios. Si tu corazón está ocupado por numerosas otras cosas, entonces sigue ocupado por Satanás y no se ha vuelto sinceramente a Dios. Cuando el corazón de las personas se ha vuelto hacia Dios con sinceridad, ellas tendrán un amor genuino, espontáneo por Él, y serán capaces de considerar la obra de Dios. Aunque puedan tener todavía momentos necios e irracionales, muestran preocupación por los intereses de la casa de Dios, por Su obra, y su propio cambio de carácter y las intenciones de su corazón son buenas.
Extracto de ‘El amor genuino por Dios es espontáneo’ en “La Palabra manifestada en carne”
576. En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre las personas, como nacidas de disposiciones humanas, o de la interferencia humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra, y todo lo que acontece, es una apuesta hecha por Satanás delante de Dios, y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de la escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres, y la interferencia de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla. […] Todo lo que las personas hacen requiere que paguen un determinado precio en sus esfuerzos. Sin dificultades reales no pueden satisfacer a Dios; ni siquiera se acercan a ello, ¡y sólo están repitiendo eslóganes vacíos! ¿Pueden estos eslóganes vacíos satisfacer a Dios? Cuando Él y Satanás luchan en el ámbito espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? ¿Y cómo deberías mantenerte firme en tu testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y el momento en que Dios necesita que des testimonio. Aunque parezcan no ser importantes desde fuera, cuando estas cosas ocurren muestran si amas o no a Dios. Si lo haces, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio de Él, y si no has puesto en práctica el amor a Dios, esto muestra que no eres alguien que pone en práctica la verdad, que no la tienes ni tienes vida, ¡que eres paja! Todo lo que acontece a las personas tiene lugar cuando Dios necesita que se mantengan firmes en su testimonio de Él. Aunque no ocurre nada importante por el momento, y no das un gran testimonio, cada detalle de tu vida diaria tiene relación con el testimonio de Dios. Si puedes obtener la admiración de los hermanos y hermanas, tus familiares, y todos a tu alrededor; si un día llegan los incrédulos, y admiran todo lo que haces, y ven que todo lo que Dios hace es maravilloso, habrás dado testimonio. Aunque no tienes percepción y tu calibre es pobre, por medio de tu perfeccionamiento por parte de Dios, puedes satisfacerlo y ser consciente de Su voluntad, lo cual muestra a otros la gran obra que Él ha hecho en personas del calibre más pobre. Cuando las personas llegan a conocer a Dios y se vuelven vencedores delante de Satanás y leales a Dios en una gran medida, nadie tiene más agallas que este grupo de personas, y este es el más grande testimonio. Aunque eres incapaz de hacer una gran obra, puedes satisfacer a Dios. Otros no pueden poner a un lado sus nociones, pero tú sí; otros no pueden dar testimonio de Dios durante sus experiencias reales, pero tú puedes usar tu estatura y tus acciones reales para retribuirle por Su amor y dar un testimonio rotundo de Él. Sólo esto puede considerarse amar realmente a Dios.
Extracto de ‘Solo amar a Dios es realmente creer en Él’ en “La Palabra manifestada en carne”
577. Cuanto más pones en práctica la verdad, más poseedor eres de ella; cuanto más pones en práctica la verdad, más poseedor eres del amor de Dios; y cuanto más pones en práctica la verdad, más te bendice Él. Si siempre practicas de esta manera, el amor de Dios por ti te irá permitiendo ver, tal como Pedro llegó a conocer a Dios: Pedro dijo que Dios no solo tiene sabiduría para crear los cielos, la tierra y todas las cosas, sino que, además, tiene sabiduría para llevar a cabo una obra real en las personas. Pedro dijo que Dios no solo es digno del amor de la gente por haber creado los cielos, la tierra y todas las cosas, sino, asimismo, por Su capacidad de crear al hombre, salvarlo, perfeccionarlo y legarle Su amor. Pedro también afirmó que Dios tiene muchas cosas que lo hacen digno del amor del hombre. Le dijo a Jesús: “¿Es la creación de los cielos, la tierra y todas las cosas el único motivo por el que mereces el amor de la gente? Tienes más cosas dignas de amor. Actúas y te mueves en la vida real, Tu Espíritu me conmueve por dentro, me disciplinas, me reprendes… Estas cosas son incluso más dignas del amor de la gente”. Si deseas ver y experimentar el amor de Dios, debes ahondar y buscar en la vida real y estar dispuesto a dejar de lado tu propia carne. Debes tomar esta determinación. Debes ser una persona decidida y capaz de satisfacer en todo a Dios, sin pereza y sin codiciar el goce carnal ni vivir para la carne, sino para Dios. Puede que no satisfagas a Dios en algunos momentos. Eso te pasa por no entender la voluntad de Dios; la próxima vez, aunque te suponga un mayor esfuerzo, deberás satisfacerlo a Él, no A la carne. Con esta experiencia habrás llegado a conocer a Dios. Comprobarás que Dios puede crear los cielos, la tierra y todas las cosas y que se ha hecho carne para que la gente realmente pueda contemplarlo y relacionarse con Él; comprobarás que puede caminar en medio de los hombres y que Su Espíritu puede perfeccionar a las personas en la vida real para que contemplen Su hermosura y experimenten Su disciplina, Su castigo y Sus bendiciones. Si esa es siempre tu vivencia, en la vida real serás inseparable de Dios, y si un día tu relación con Él deja de ser la adecuada, podrás ser reprendido y tener remordimientos. Cuando tengas una relación adecuada con Dios, jamás desearás abandonarlo, y si un día Él dice que te va a abandonar, tendrás miedo y dirás que preferirás morir a que te abandone. Tan pronto como tengas estas emociones te sentirás incapaz de abandonar a Dios y, de este modo, tendrás una base y gozarás verdaderamente del amor de Dios.
Extracto de ‘Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”
578. ¿Cuánto amas a Dios el día de hoy? ¿Y cuánto sabes de todo lo que Él ha hecho en ti? Esto es lo que debes aprender. Cuando Dios llegue a la tierra, todo lo que Él ha hecho en el hombre y le ha permitido al hombre ver es para que el hombre lo ame y lo conozca realmente. Que el hombre pueda sufrir por Dios y que haya podido llegar hasta aquí se debe, en un sentido, al amor de Dios y, en el otro, a la salvación de Dios; además, se debe a la obra del juicio y del castigo que Dios ha llevado a cabo en el hombre. Si no tenéis el juicio, el castigo y las pruebas de Dios, y si Dios no os ha hecho sufrir, entonces, con toda franqueza, vosotros no amáis sinceramente a Dios. Cuanto mayor sea la obra que Dios hace en el hombre, y cuanto mayor sea el sufrimiento del hombre, más evidente es cuán significativa es la obra de Dios y más puede el corazón del hombre amar a Dios sinceramente. ¿Cómo aprendéis cómo amar a Dios? Sin la tribulación ni el refinamiento, sin las pruebas dolorosas, y si, aparte de esto, todo lo que Dios le diera al hombre fuera la gracia, el amor y la misericordia, ¿serías capaz de alcanzar el punto de amar a Dios de verdad? Por un lado, durante las pruebas que Dios permite, el hombre llega a conocer sus deficiencias y ve que es insignificante, despreciable y vil, que no tiene nada y que no es nada; por el otro, durante Sus pruebas Dios crea para el hombre entornos diferentes que hacen que el hombre pueda experimentar más la hermosura de Dios. Aunque el dolor es grande y a veces insuperable, incluso al alcanzar el nivel de un dolor abrumador, después de haberlo experimentado, el hombre ve qué preciosa es la obra de Dios en él y solo sobre este fundamento nace en el hombre el amor verdadero por Dios. Hoy el hombre ve que únicamente con la gracia, el amor y la misericordia de Dios no es capaz de conocerse a sí mismo verdaderamente y mucho menos puede conocer la esencia del hombre. Solo por medio del refinamiento y del juicio de Dios, y durante el proceso de refinamiento mismo puede el hombre conocer sus deficiencias y saber que no tiene nada. De esta manera, el amor del hombre por Dios se construye sobre el fundamento del refinamiento y el juicio de Dios.
579. En la actualidad la mayoría de las personas no tienen ese conocimiento. Creen que sufrir no tiene valor, el mundo reniega de ellas, su vida familiar es problemática, Dios no las ama y sus perspectivas son sombrías. El sufrimiento de ciertas personas alcanza un extremo y sus pensamientos se vuelven a la muerte. Este no es el verdadero amor hacia Dios; ¡esas personas son cobardes, no perseveran, son débiles e impotentes! Dios está ansioso de que el hombre lo ame pero cuanto más ame el hombre a Dios, mayor es su sufrimiento, y cuanto más el hombre lo ame, mayores sus pruebas. Si tú lo amas, entonces todo tipo de sufrimiento te acontecerá, y si no, entonces tal vez todo marchará sin problemas para ti y a tu alrededor todo estará tranquilo. Cuando amas a Dios, vas a sentir que mucho de lo que hay a tu alrededor es insuperable, y como tu estatura es muy pequeña, vas a ser refinado, y más aún, incapaz de satisfacer a Dios; vas a sentir que la voluntad de Dios es muy elevada, que está más allá del alcance del hombre. Por todo esto vas a ser refinado, porque hay mucha debilidad dentro de ti y mucho que no puede satisfacer la voluntad de Dios, vas a ser refinado en el interior. Sin embargo vosotros debéis ver con claridad que la purificación sólo se logra a través del refinamiento. Por lo tanto, durante estos últimos días debéis dar testimonio de Dios. No importa qué tan grande sea vuestro sufrimiento, debéis caminar hasta el final, e incluso hasta vuestro último suspiro, debéis seguir siendo fieles a Dios y debéis seguir estando a merced de Dios; sólo esto es amar verdaderamente a Dios, y sólo esto es el testimonio fuerte y rotundo. Cuando seas tentado por Satanás, debes decir: “Mi corazón le pertenece a Dios y Dios ya me ganó. No te puedo complacer, debo consagrar mi todo para complacer a Dios”. Cuanto más complazcas a Dios, más Dios te bendice y mayor es la fuerza de tu amor por Dios; así que, también, vas a tener fe y determinación y vas a sentir que nada es más valioso o significativo que una vida que se dedica en amar a Dios. Se puede decir que el hombre sólo tiene que amar a Dios para no tener dolor. Aunque hay veces que tu carne es débil y muchos problemas prácticos te mortifican, durante estos momentos realmente dependes de Dios y dentro de tu espíritu vas a ser consolado y vas a sentir seguridad y que tienes algo en lo que depender. De esta manera vas a poder vencer muchos entornos y, por lo tanto, no te quejarás de Dios por la angustia que sufres. Por el contrario, querrás cantar, bailar y orar, congregarte y tener comunión, reflexionar sobre Dios, y vas a sentir que todas las personas, asuntos y cosas a tu alrededor, que Dios organiza, son adecuadas. Si no amas a Dios, todo lo que consideres te será fastidioso y nada será agradable a tus ojos; en tu espíritu no vas a ser libre sino oprimido, tu corazón siempre se quejará de Dios, y siempre vas a sentir que sufres demasiado tormento y que eso es muy injusto. Si no buscas por el bien de la felicidad sino con el fin de complacer a Dios y de que Satanás no te acuse, entonces esa búsqueda te dará una gran fuerza para amar a Dios. El hombre es capaz de llevar a cabo todo lo que Dios dice, y todo lo que hace puede complacer a Dios, esto es lo que quiere decir que la realidad lo posee. Buscar la complacencia de Dios es usar tu amor por Dios para poner en práctica Sus palabras; independientemente del tiempo, incluso cuando los demás no tengan fuerza, dentro de ti todavía hay un corazón que ama a Dios, que anhela profundamente y extraña a Dios. Esta es la estatura real.
Extracto de ‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”
580. Es durante el amargo refinamiento que el hombre puede más fácilmente caer bajo la influencia de Satanás, así que, ¿cómo debes amar a Dios durante tal refinamiento? Debes armarte de tu determinación, poner tu corazón delante de Dios y consagrar lo último de tu tiempo a Él. No importa cómo te refine Dios, debes ser capaz de poner la verdad en práctica para satisfacer la voluntad de Dios y asumir la responsabilidad de buscar a Dios y buscar la comunión. En momentos como estos, entre más pasivo seas, más negativo te volverás y más fácil te será retroceder. Cuando sea necesario que cumplas tu función, aunque no la cumplas bien, haces todo lo que puedes y lo haces usando nada más que tu amor por Dios; independientemente de lo que los demás digan —si dicen que has hecho bien o que has hecho mal— tus intenciones son correctas y no eres un santurrón, ya que estás actuando en nombre de Dios. Cuando los demás te malinterpreten puedes orar a Dios y decirle: “¡Oh, Dios! No pido que los demás me toleren ni que me traten bien ni que me entiendan o me aprueben. Solo pido que pueda amarte en mi corazón, que esté en paz en mi corazón y que mi conciencia esté tranquila. No pido que los demás me elogien o me tengan en alta estima; sólo busco satisfacerte de corazón; cumplo mi función haciendo todo lo que puedo y aunque soy tonto, estúpido, de un pobre calibre y ciego, sé que Tú eres maravilloso y estoy dispuesto a consagrarte todo lo que tengo”. Tan pronto como oras de esta manera, tu amor por Dios brota y sientes mucho más alivio en tu corazón. Esto es lo que significa practicar el amor a Dios.
Extracto de ‘Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor’ en “La Palabra manifestada en carne”
581. ¿Cómo debe el hombre amar a Dios durante el refinamiento? Usando la determinación de amar a Dios para aceptar Su refinamiento: Durante el refinamiento, en tu interior estás atormentado, como si a un cuchillo le estuvieran dando vueltas en tu corazón, sin embargo, estás dispuesto a satisfacer a Dios usando tu corazón que lo ama, y no estás dispuesto a preocuparte por la carne. Esto es lo que significa practicar el amor por Dios. Te duele por dentro y tu sufrimiento ha alcanzado cierto punto, sin embargo todavía estás dispuesto a presentarte delante de Dios y orar diciendo, “¡Oh Dios! No te puedo dejar. Aunque en mi interior hay oscuridad, quiero satisfacerte; Tú conoces mi corazón y me gustaría que forjaras más de Tu amor en mí”. Esta es la práctica durante el refinamiento. Si usas el amor por Dios como el fundamento, el refinamiento te puede llevar más cerca de Dios y puede hacer que tengas más intimidad con Dios. Como crees en Dios, debes entregar tu corazón delante de Dios. Si ofreces y pones tu corazón delante de Dios, entonces durante el refinamiento va a ser imposible que niegues a Dios o que dejes a Dios. De esta manera tu relación con Dios se hará todavía más cercana y más normal y tu comunión con Dios se hará aún más frecuente. Si siempre practicas de esta manera, entonces vas a pasar más tiempo a la luz de Dios y más tiempo bajo la guía de Sus palabras. También habrá más y más cambios en tu carácter y tu conocimiento aumentará día tras día. Cuando el día venga en que las pruebas de Dios de repente caigan sobre ti, no sólo podrás permanecer al lado de Dios sino que también podrás dar testimonio de Dios. En ese momento vas a ser como Job, y como Pedro. Después de haber dado testimonio de Dios, en verdad lo vas a amar y con gusto vas a dar tu vida por Él; vas a ser testigo de Dios y alguien a quien Dios ama. El amor que ha experimentado el refinamiento es fuerte, no débil. Independientemente de cuándo o cómo Dios te someta a Sus pruebas, puedes dejar tu preocupación por si vives o mueres, con gusto desechas todo por Dios y todo lo aguantas contento por Dios, de esta manera tu amor será puro y tu fe real. Sólo entonces serás alguien a quien Dios verdaderamente ama y a quien Dios verdaderamente ha perfeccionado.
Extracto de ‘Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor’ en “La Palabra manifestada en carne”
582. Dios castiga y juzga al hombre porque Su obra así lo exige y, más aún, porque el hombre lo necesita. El hombre necesita ser castigado y juzgado porque solo entonces puede alcanzar el amor a Dios. Hoy habéis sido completamente convencidos, pero cuando os encontréis con el menor contratiempo estaréis en problemas; vuestra estatura todavía es demasiado pequeña, y todavía necesitáis experimentar más de este tipo de castigo y juicio con el fin de adquirir un conocimiento más profundo. Hoy tenéis alguna reverencia por Dios, y teméis a Dios, y sabéis que Él es el Dios verdadero, pero no tenéis un gran amor por Él, y mucho menos habéis alcanzado un amor puro; vuestro conocimiento es demasiado superficial, y vuestra estatura todavía es insuficiente. Cuando realmente os enfrentéis con un entorno, todavía no habréis dado testimonio; muy poco de vuestra entrada será proactiva y no tendréis idea de cómo practicar. La mayoría de las personas son pasivas e inactivas; sólo aman a Dios en secreto en sus corazones, pero no tienen un camino de práctica ni tampoco son claras en cuanto a cuáles son sus metas. Los que han sido perfeccionados no solo poseen una humanidad normal, sino que son poseídos por verdades que exceden las medidas de la conciencia y que son más elevadas que los estándares de la conciencia; no solo usan su conciencia para retribuir el amor de Dios, sino que, más que eso, han conocido a Dios y han visto que Dios es amoroso y digno del amor del hombre, ¡y que hay tanto que amar en Dios que el hombre no puede evitar amarlo! El amor por Dios que tienen los que han sido perfeccionados es con el fin de cumplir sus propias aspiraciones personales. El suyo es un amor espontáneo, un amor que no es una transacción, pero que no es un trueque. Aman a Dios por ninguna otra razón que para conocerlo. A esas personas no les importa si Dios otorga gracias sobre ellos, y están contentas sólo con satisfacer a Dios. No regatean con Dios ni tampoco miden su amor por Dios por la conciencia: “Tú me has dado a mí, así que a cambio yo te amo a Ti; si Tú no me das, entonces no tengo nada que darte a cambio”. Los que han sido perfeccionados siempre creen: “Dios es el Creador, y Él lleva a cabo Su obra en nosotros. Ya que tengo esta oportunidad, condición y cualificación para poder ser perfeccionado, mi búsqueda debe ser vivir una vida que tenga sentido, y debo satisfacerlo a Él”.
Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”
583. Durante su vida Pedro experimentó el refinamiento cientos de veces y pasó por muchos sufrimientos dolorosos. Este refinamiento se convirtió en el fundamento de su amor supremo por Dios y en la experiencia más significativa de toda su vida. Que pudiera tener un amor supremo por Dios se debió, en un sentido, a su determinación de amar a Dios; más importante aún, sin embargo, se debió al refinamiento y al sufrimiento por el que pasó. Este sufrimiento se convirtió en su guía en el camino de amar a Dios y en la cosa más memorable para él. Si las personas no pasan por el dolor del refinamiento cuando aman a Dios, entonces su amor está lleno de impurezas y de sus propias preferencias; amor como este está lleno de las ideas de Satanás y es fundamentalmente incapaz de satisfacer la voluntad de Dios. Tener la determinación de amar a Dios no es lo mismo que amar verdaderamente a Dios. Aunque todo lo que piensen en sus corazones sea por el bien de amar y satisfacer a Dios, y aunque sus pensamientos parezcan estar dedicados completamente a Dios y carezcan de toda idea humana, si sus pensamientos son llevados delante de Dios, Él no los elogia ni los bendice. Incluso cuando las personas han comprendido plenamente todas las verdades, cuando han llegado a conocerlas todas, no se puede decir que esto sea una señal de que aman a Dios, no se puede decir que estas personas realmente aman a Dios. A pesar de haber entendido muchas verdades sin pasar por el refinamiento, las personas son incapaces de poner estas verdades en práctica; sólo durante el refinamiento las personas pueden entender el verdadero significado de estas verdades, sólo entonces pueden las personas genuinamente apreciar su significado interno. En ese momento, cuando lo vuelven a intentar, pueden poner en práctica las verdades de manera correcta y de acuerdo con la voluntad de Dios; en ese momento, sus ideas humanas menguan, su corrupción humana se reduce y sus emociones humanas disminuyen; sólo en ese momento su práctica es una verdadera manifestación del amor a Dios. El efecto de la verdad del amor a Dios no se logra a través del conocimiento hablado o de la buena disposición mental, ni tampoco se puede lograr solo al entender esa verdad. Se requiere que las personas paguen un precio, que pasen por mucha amargura durante el refinamiento y sólo entonces su amor se volverá puro y conforme al propio corazón de Dios.
Extracto de ‘Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor’ en “La Palabra manifestada en carne”
584. Cerca del final de su vida, después de haber sido perfeccionado, Pedro dijo: “¡Oh Dios! Si viviera unos cuantos años, me gustaría alcanzar un amor más puro y más profundo por Ti”. Cuando estaba a punto de ser clavado en la cruz, en su corazón oró: “¡Oh Dios! Tu tiempo ha llegado ahora; el tiempo que Tú preparaste para mí ha llegado. Debo ser crucificado por Ti, debo dar testimonio de Ti, y espero que mi amor pueda satisfacer Tus exigencias y que se pueda hacer más puro. Para mí hoy, poder morir por Ti y ser clavado en la cruz por Ti, es consolador y tranquilo, porque nada me es más grato que poder ser crucificado por Ti y satisfacer Tus deseos, y poder darme a Ti, poder ofrecerte mi vida. ¡Oh Dios! ¡Eres tan amoroso! Si me permitieras vivir, estaría aún más dispuesto a amarte. Mientras esté vivo, te amaré. Quisiera amarte con mayor profundidad. Me juzgas y me castigas y me pruebas porque no soy justo, porque he pecado. Y Tu justo carácter se me hace más evidente. Esto es una bendición para mí porque puedo amarte con mayor profundidad, y estoy dispuesto a amarte de esta manera incluso si Tú no me amaras. Estoy dispuesto a contemplar Tu justo carácter porque esto me capacita más para vivir una vida que tenga sentido. Siento que mi vida es ahora más significativa porque soy crucificado por Tu causa, y es valioso morir por Ti. Pero todavía no me siento satisfecho porque sé muy poco de Ti, sé que no puedo cumplir por completo Tus deseos y te he retribuido demasiado poco. En mi vida no he sido capaz de regresarte mi todo; estoy lejos de eso. Al mirar hacia atrás en este momento, me siento tan en deuda contigo, y sólo tengo este momento para compensar todos mis errores y todo el amor que no te he retribuido”.
Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”
585. El hombre debe buscar vivir una vida que tenga sentido y no debe estar satisfecho con sus circunstancias actuales. Para vivir la imagen de Pedro, debe tener el conocimiento y las experiencias de Pedro. El hombre debe buscar las cosas que son más elevadas y más profundas. Debe buscar un amor más profundo y más puro por Dios, y una vida que tenga valor y sentido. Sólo esto es vida; sólo entonces el hombre será igual a Pedro. Te debes enfocar en ser proactivo hacia tu entrada en el lado positivo, y no debes permitirte de una manera sumisa recaer en aras de la facilidad momentánea mientras ignoras verdades más profundas, más específicas y más prácticas. Tu amor debe ser práctico, y debes encontrar maneras para liberarte de esta vida depravada y despreocupada que no es diferente a la de un animal. Debes vivir una vida que tenga sentido, una vida que tenga valor, y no debes engañarte a ti mismo o tratar tu vida como un juguete con el que juegas. Para cualquiera que aspire a amar a Dios, no hay verdades imposibles de conseguir, y ninguna justicia por la que no puedan permanecer firmes. ¿Cómo debes vivir tu vida? ¿Cómo debes amar a Dios y usar este amor para satisfacer Su deseo? No hay asunto mayor en tu vida. Sobre todo, debes tener este tipo de aspiraciones y perseverancia, y no debes ser como esos peleles y sin agallas. Debes aprender cómo experimentar una vida que tenga sentido y cómo experimentar verdades significativas, y de esa manera no debes tratarte a la ligera. Sin que te des cuenta, tu vida te pasará por alto; después de eso, ¿tendrás otra oportunidad para amar a Dios? ¿Puede el hombre amar a Dios una vez haya muerto? Debes tener las mismas aspiraciones y conciencia que Pedro; tu vida debe tener sentido, y no debes jugar juegos contigo mismo. Como ser humano, y como una persona que busca a Dios, tienes que considerar cuidadosamente cómo tratas tu vida, cómo te ofreces a Dios, cómo debes tener una fe más significativa en Dios y cómo, ya que amas a Dios, lo debes amar de una manera que sea más pura, más hermosa y mejor.
Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”
586. Si las personas desean amar a Dios, deben probar y contemplar Su hermosura; solo entonces puede despertarse en ellas un corazón que ame a Dios, un corazón que inspire a la gente a entregarse lealmente a Dios. Dios no hace que las personas lo amen por medio de palabras, expresiones o su imaginación ni las obliga a amarlo. Por el contrario, deja que lo amen por propia voluntad y que contemplen Su hermosura en Su obra y Sus declaraciones, tras lo cual nace en ellas el amor por Él. Esta es la única manera de que den verdadero testimonio de Dios. Las personas no aman a Dios porque les hayan incitado a ello ni por un impulso emocional pasajero. Aman a Dios porque han visto Su hermosura, porque han comprobado que tiene muchas cosas dignas de amor, porque han visto Su salvación, Su sabiduría y Sus maravillosos actos; por consiguiente, alaban y anhelan sinceramente a Dios y en ellas se ha despertado tal pasión que no podrían sobrevivir sin recibirlo. Aquellas que verdaderamente dan testimonio de Dios saben dar rotundo testimonio de Él porque este se basa en el conocimiento y anhelo sinceros de Dios. No dan un testimonio así por un impulso emocional, sino en función de su conocimiento de Dios y Su carácter. Puesto que han logrado conocer a Dios, creen que, ciertamente, deben dar testimonio de Él y hacer que todos aquellos que lo anhelan lo conozcan y sean conscientes de Su hermosura y realidad. Al igual que el amor de la gente hacia Dios, su testimonio es espontáneo; es real y tiene una relevancia y un valor reales. No es pasivo ni vacío e irrelevante. Los que sinceramente aman a Dios son los únicos cuya vida tiene un valor y una relevancia máximos, los únicos que sinceramente creen en Dios, porque son capaces de vivir en la luz de Dios y de vivir por Su obra y Su gestión, porque no viven en tinieblas, sino en la luz; no tienen una vida irrelevante, sino una vida bendecida por Dios. Aquellos que aman a Dios son los únicos capaces de dar testimonio de Él, Sus únicos testigos, los únicos bendecidos por Él y capacitados para recibir Sus promesas. Los que aman a Dios son los que están cerca de Él, Su pueblo amado, y pueden gozar de las bendiciones en Su compañía. Estas personas son las únicas que vivirán hasta la eternidad y para siempre bajo el cuidado y la protección de Dios. Dios está para que las personas lo amen y es digno del amor de todas ellas, pero no todas son capaces de amarlo ni de dar testimonio de Él y ostentar el poder con Él. Dado que son capaces de dar testimonio de Dios y de dedicar todos sus esfuerzos a Su obra, aquellos que verdaderamente aman a Dios pueden caminar bajo el cielo sin que nadie se atreva a oponerse a ellos y ejercer el poder en la tierra para gobernar a todo el pueblo de Dios. Estas personas se han congregado procedentes de todo el mundo. Hablan diferentes idiomas y tienen distintos colores de piel, pero su existencia tiene la misma relevancia; todas ellas aman a Dios de corazón, dan el mismo testimonio y tienen la misma determinación y el mismo deseo. Quienes aman a Dios pueden caminar libremente por el mundo y quienes dan testimonio de Dios pueden viajar por el universo. Dios los ama y bendice y vivirán por siempre en Su luz.
Extracto de ‘Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz’ en “La Palabra manifestada en carne”