La Pascua, o Domingo de Resurrección, como también se le llama, es un día festivo que celebra la resurrección del Señor Jesús, que acaeció tres días después de que fuera crucificado en la cruz. En concreto, tiene lugar anualmente, el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera. Para conmemorar la resurrección de Jesús y recordar la salvación y esperanza que Jesús trajo a la humanidad, cada año, entre marzo y abril, los cristianos de todo el mundo celebran el día de Pascua. Así que, cuando los cristianos conmemoramos la resurrección de Jesús, ¿sabemos por qué regresó de entre los muertos y se le apareció al hombre a pesar de haber completado ya Su obra de redención? ¿Y qué significado esconde Su resurrección y Su aparición al hombre?
El significado de la resurrección del Señor Jesús y de Su aparición al hombre
Las palabras de Dios dicen: “Lo primero que Él hizo tras Su resurrección fue permitir que todos lo vieran, confirmar Su existencia y el hecho de Su resurrección. Además, restauró Su relación con las personas para que volviera a ser como la que tuvo con ellas cuando obraba en la carne y era el Cristo que ellos podían ver y tocar. De este modo, uno de los resultados es que nadie tuvo dudas de que Él hubiera resucitado de la muerte después de haber sido clavado en la cruz, y que no se dudara de la obra del Señor Jesús para redimir a la humanidad. Otro resultado es que, al aparecerse tras la resurrección y permitir que lo vieran y lo tocaran proporcionaba una firme garantía a la humanidad en la Era de la Gracia. Desde ese momento en adelante, no se podría regresar a la época precedente, la Era de la Ley, por la ‘desaparición’ o la ‘deserción’ del Señor Jesús, sino que seguirían adelante, siguiendo las enseñanzas del Señor Jesús y la obra que Él había realizado. Una nueva fase se había abierto, pues, de manera formal en la obra de la Era de la Gracia. Quienes habían estado bajo la ley salieron debidamente de debajo de ella, desde ese instante, y entraron a una nueva era, con un nuevo comienzo. Estos son las múltiples relevancias de la aparición del Señor Jesús a la humanidad, después de Su resurrección” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”). “Después de que el Señor Jesús resucitara, se apareció a aquellos que a Él le pareció necesario, habló con ellos y les presentó Sus requisitos, dejando atrás Sus intenciones y Sus expectativas respecto a ellos. Es decir, como Dios encarnado, no importaba si era durante Su tiempo en la carne o en el cuerpo espiritual después de haber sido clavado en la cruz y tras resucitar: Su preocupación por la humanidad y Sus requisitos a las personas no cambiaron. Le preocupaban estos discípulos antes de estar en la cruz; en Su corazón, Él tenía muy claro el estado de cada persona, entendió la deficiencia de cada uno y, por supuesto, Su comprensión de cada una de ellas fue la misma después de morir, resucitar y convertirse en un cuerpo espiritual, que cuando Él estaba en la carne. Él sabía que las personas no estaban del todo seguras de Su identidad como Cristo, pero durante Su tiempo en la carne no les hizo exigencias estrictas. Sin embargo, después de resucitar, se les apareció y los convenció absolutamente de que el Señor Jesús había venido de Dios, de que Él era Dios encarnado, y utilizó Su aparición y Su resurrección como la mayor visión y motivación para la búsqueda de la humanidad que dura toda una vida. Su resurrección de entre los muertos no sólo fortaleció a todos aquellos que lo seguían, sino que también puso en vigor Su obra de la Era de la Gracia entre la humanidad y, por tanto, el evangelio de la salvación del Señor Jesús en dicha era se difundió, poco a poco, a todos los rincones de la humanidad. ¿Dirías que la aparición del Señor Jesús después de Su resurrección tuvo alguna relevancia? […] Su aparición permitió que las personas tuvieran otra experiencia y sentimiento de la preocupación y del cuidado de Dios, mientras demostraba también poderosamente que Dios es aquel que abre una era, la desarrolla y le pone fin. A través de Su aparición fortaleció la fe de todos, y demostró al mundo el hecho de que Él es Dios mismo. Esto proporcionó a Sus seguidores la confirmación eterna, a la vez que abrió una fase de Su obra en la nueva era” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).
A partir de las palabras de Dios, entendemos que hay un significado profundo en las múltiples apariciones del Señor Jesús a Sus discípulos tras Su regreso de entre los muertos, ¡el minucioso cuidado y criterio de Dios también se esconde en ello! Jesús sabía que, aunque los que le seguían en ese momento habían escuchado muchas de sus enseñanzas, habían visto muchos milagros realizados por el Señor y afirmaban que Jesús era su Señor y Él era el Hijo de Dios, no tenían un verdadero entendimiento del hecho de que Jesús era Cristo y Él era Dios Mismo. Cuando Jesús fue capturado por las autoridades romanas y azotado y ridiculizado por los soldados, muchos de los que le siguieron comenzaron a tener dudas sobre su identidad, y su fe en el Señor se debilitó cada vez más. En especial, cuando el Señor Jesús murió después de haber sido clavado en la cruz, mucha gente se quedó totalmente decepcionada con Él, y lo que había comenzado como duda se convirtió en negación del Señor Jesús. En un contexto semejante, si el Señor Jesús no se hubiera aparecido al hombre después de Su resurrección, muchos de los que le habían seguido ya no hubieran creído más en Jesucristo y habrían regresado a la Era de la Ley y a observar la ley del Antiguo Testamento. Sin embargo, Dios escudriñó los corazones más íntimos del hombre, comprendió sus debilidades y supo que la gente tenía baja estatura. Por tanto, el Señor Jesús regresó de entre los muertos y se apareció a Sus discípulos multitud de veces; habló con Sus discípulos, les mostró Su cuerpo espiritual después de la resurrección y comió con ellos y les explicó las Escrituras. Su propósito al hacer todo esto era permitir que aquellos que le seguían estuvieran seguros en el fondo de sus corazones de que el Señor Jesús había regresado de verdad de entre los muertos, que era el mismo Jesús que había amado y se había apiadado del hombre, que el Señor Jesús era el Dios mismo encarnado y que era el Mesías profetizado en la Biblia que vendría a redimir a la humanidad. Ya no dudaban del Señor Jesús ni lo negaban, sino que creían sinceramente en Él y reconocían a Jesucristo como su Señor. Con esto vemos que, al resucitar y aparecerse al hombre, Jesús fortaleció la fe de la gente para creer y seguir al Señor, acercando así al hombre a Dios. Este es un aspecto del significado de la resurrección de Jesús.
Además de esto, Jesús se apareció y obró en la carne, puso fin a la Era de la Ley y comenzó la Era de la Gracia. Después de resucitar, Jesús permitió a la gente ver este hecho aún más claramente, que aunque Jesucristo encarnado había sido crucificado, sin embargo había vencido el pecado y la muerte, había derrotado a Satanás y había completado Su obra de redención y obtenido gloria. El Señor Jesús comenzó una nueva era, sacó por completo a la humanidad de la Era de la Ley del Antiguo Testamento y la estableció firmemente en la Era de la Gracia, permitiendo así que aceptara la guía, el pastoreo y el riego de Dios en la Era de la Gracia. De esta manera, aunque Jesús resucitó y ascendió al cielo y ya no comía ni moraba ni vivía con el hombre, el hombre podía orar e invocar el nombre de Jesús, guardar sus enseñanzas, seguir a Jesús con una fe incuestionable y difundir el Evangelio del Señor. En particular, después de que el Señor Jesús resucitara y se apareciera a los discípulos que le habían seguido, su fe creció mucho, y cuando se trataba de difundir el Evangelio del Señor o de dar testimonio de él, no temían las dificultades y peligros, su perseverancia era indomable y dedicaban todo su esfuerzo a difundir el Evangelio, incluso convirtiéndose en mártires por el Señor. Finalmente, el evangelio de Jesús se extendió por todo el universo y el mundo entero,y los seguidores del Señor Jesús aumentaron continuamente hasta que en todos los hogares se escuchó Su evangelio y llegó a ser conocido por todo el mundo.
Después de volver de entre los muertos, el Señor Jesús se apareció al hombre, se puso en contacto con ellos y les habló, les explicó las Escrituras, conversó con ellos y comió junto a ellos, entre otras cosas. Estas obras permitieron a los que siguieron al Señor Jesús sentir Su cuidado y preocupación por el hombre y afirmar que Jesús de verdad era Dios Mismo, el Cristo encarnado, y estas obras establecieron firmemente a los seguidores de Dios en la Era de la Gracia. Además, la obra de redención de Jesús comenzó a extenderse hasta llegar a todo el universo y a todo el mundo. Por tanto, es evidente que el significado detrás de la resurrección de Jesús y Su aparición a la humanidad es tan profundo que no sólo esconde el cuidado y el pensamiento de Dios dentro de estas obras, también Su sabiduría y omnipotencia.
Queridos hermanos y hermanas, demos gracias a la iluminación y guía de Dios, que nos han permitido comprender el significado de la resurrección de Jesús, y demos también gracias por permitirnos percibir una vez más en Su obra el cuidado y la preocupación de Dios por nosotros los hombres. ¡Gracias a Dios!
Por qué el Señor Jesús le dio las llaves del reino de los cielos a Pedro
Yang Qing
Desconcertada de leer la Biblia
Cuando me levanté temprano en la mañana, hice una oración, luego abrí la Biblia en Mateo 16:19 donde el Señor Jesús le dice a Pedro: “Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”. Al leer este pasaje de la escritura me confundí al pensar: “Pedro no hizo ninguna gran obra ni las epístolas que escribió fueron muy famosas. Como si esto fuera poco, cuando el Señor Jesús fue arrestado y fue a juicio, Pedro lo negó tres veces. ¿Por qué el Señor no les dio las llaves del reino de los cielos a otros discípulos sino sólo a Pedro?”. Busqué y busqué en las escrituras pero nada resolvió mi confusión. No tenía más remedio que irme al trabajo.
Consultar a un compañero y encontrar la respuesta
Durante mi hora de almuerzo seguía meditando sobre mi pregunta de esa mañana: “Dios es justo y definitivamente no haría nada por error, pero ¿por qué el Señor Jesús le dio las llaves del reino de los cielos a Pedro? ¿Qué tipo de misterio hay dentro de esto?”. Consulté con un compañero que había creído en el Señor por muchos años para que pudiera obtener claridad sobre esto.
Mi compañero sonrió y dijo: “El Señor le dio las llaves del reino de los cielos a Pedro porque el Señor lo escogió a él. Entonces, ¿por qué Pedro fue favorecido por el Señor?”. Al ver mi desconcertada mirada procedió a preguntar: “¿Recuerdas cómo respondió Pedro cuando el Señor Jesús preguntó a los discípulos quién era Él?”.
Dije: “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
Mi compañero asintió con la cabeza y continuó: “Eso es correcto. De los doce discípulos del Señor Jesús sólo Pedro recibió el esclarecimiento del Espíritu Santo y reconoció que el Señor Jesús era el Mesías que fue profetizado que vendría, que Él era Cristo. Cuando el Señor Jesús dijo que Él era el pan de vida y que las personas sólo necesitan comer Su carne y beber Su sangre para obtener la vida eterna, bastantes personas desarrollaron nociones y dejaron de seguir al Señor. Sólo Pedro dijo: ‘Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios’ (Juan 6:68-69). De estos dos eventos podemos ver que Pedro tuvo un verdadero entendimiento del Señor Jesús a partir de Su obra y palabras, que estaba completamente seguro de que el Señor Jesús era Cristo y el camino a la vida eterna. Así que sin importar cómo los fariseos juzgaron, condenaron y atacaron al Señor Jesús, él nunca se confundió, y si otros abandonaron o no al Señor Jesús, él nunca fue obligado y continuó manteniendo su devoción, siguiendo al Señor hasta el final. Y después de que el Señor resucitó y ascendió al cielo, Pedro pastoreó las iglesias según el mandato del Señor. Él difundió el evangelio del Señor y finalmente fue crucificado boca abajo por Él, dando un rotundo y hermoso testimonio. Podemos ver de todo esto que Pedro tenía un verdadero entendimiento del Señor y que poseía un genuino corazón de amor por Él. De lo contrario no habría podido ofrecer toda su vida a seguir al Señor y difundir Su evangelio y especialmente no habría sido capaz de dar el testimonio del amor supremo por Dios y de la obediencia hasta el punto de la muerte”.
Asentí y dije: “Tienes razón. De los doce discípulos sólo Pedro reconoció que el Señor Jesús era Cristo y sólo Pedro fue crucificado boca abajo por Él. Puedo ver por estas cosas que Pedro tenía aspectos que merecían la aceptación y aprobación del Señor”.
Pedro ama al Señor y obtiene Su aprobación
Mi compañero siguió diciendo: “El Señor Jesús nos dijo: ‘Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento’ (Mateo 22:37-38). ‘Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras […]’ (Juan 14:23-24). ‘No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Quedaba claro por las palabras del Señor que Su esperanza es que todos lo podamos amar con todo nuestro corazón y mente, practicar de acuerdo con Sus palabras y defender el camino del Señor. Estos son Sus requisitos para nosotros y son el estándar para obtener Su alabanza y entrar en el reino de los cielos. La búsqueda de Pedro se basó en estas palabras del Señor; se fijó la meta de amar a Dios y buscó convertirse en alguien que ama a Dios. Cuando el Señor Jesús fue arrestado en el jardín de Getsemaní, Pedro se apresuró a protegerlo, cortando la oreja del siervo del sumo sacerdote. Aunque fue bastante imprudente por parte de Pedro hacer eso, nos muestra que dio un paso al frente en un momento peligroso, demostrando que en su corazón realmente amaba al Señor y que genuinamente quería protegerlo. Aunque una vez Pedro negó al Señor tres veces, además de arrepentirse y detestarse, también usó esa oportunidad para reflexionar sobre la razón de su fracaso. Vio que aunque tenía el deseo de poner su vida por el Señor, no poseía la realidad del amor genuino por Él o de poner su vida por Él. Todavía estaba sujeto a las restricciones de la muerte y no se atrevía a arriesgar su vida. Por consiguiente, estableció su meta para su búsqueda futura, que por el resto de su vida sólo buscaría amar y satisfacer al Señor. Pedro permaneció fiel a la comisión del Señor durante toda su vida; después de que el Señor Jesús resucitó y regresó al cielo, Pedro fue por todos lados difundiendo el evangelio y pastoreando rebaños. Dio testimonio de las palabras del Señor y de Su voluntad y enseñó a las personas a poner en práctica las palabras del Señor. En su trabajo Pedro apoyó a los hermanos y hermanas con las verdades que entendía y con su entendimiento genuino de Dios, exaltando a Dios y dando testimonio de Él en todas partes y llevando a los hermanos y hermanas ante el Señor. Sin importar cómo fue buscado por los líderes dentro de la fe judía o perseguido por el gobierno romano, padeciendo todos los sufrimientos y dificultades, Pedro fue firmemente fiel a la comisión de Dios y nunca olvidó Su directiva. Cuando el tirano romano Nerón quiso asesinar cristianos, Pedro escapó de la ciudad de Roma con la ayuda de otros. El Señor Jesús se apareció a Pedro y le dijo que Él sería crucificado otra vez por su bien. Una vez que Pedro entendió la voluntad del Señor, no dudó en dar media vuelta, abandonando su vida para ser clavado en la cruz boca abajo, logrando el testimonio de obediencia hasta el punto de la muerte y el amor supremo de Dios. Pedro fue un hombre que amaba al Señor e hizo la voluntad del Padre celestial y su búsqueda obtuvo la aprobación de Dios. Es por esto que el Señor Jesús le dio las llaves del reino de los cielos a él. Si queremos entrar en el reino de los cielos, debemos aprender del ejemplo de Pedro y ser personas que conozcan y amen al Señor, que hagan la voluntad del Padre celestial. Esta es la única manera de obtener lo que el Señor ha prometido”.
Después de escuchar lo que mi compañero tenía que decir, llegué a una repentina comprensión: “¡Guau, así que Pedro realmente era alguien que amaba y obedecía al Señor! No es de extrañar que el Señor Jesús le diera las llaves del reino de los cielos. Comparándome con las experiencias de Pedro, en mi fe y en lo que he gastado para el Señor, sólo he pensado en cómo puedo entrar en el reino de los cielos y ser recompensada. No he pensado en cómo poner en práctica las palabras del Señor o cumplir con Sus requisitos. En mi trabajo no he pensado en cómo comunicar la voluntad del Señor a los hermanos y hermanas y en el curso de predicar el evangelio, cuando encuentro dificultades y no he sido capaz de apoyar a los hermanos y hermanas, me vuelvo negativa y débil, perdiendo confianza en el Señor. ¡Sólo ahora, comparándome con Peter, he visto que en realidad no soy alguien que ama al Señor! El testimonio de Pedro realmente es algo que debemos imitar, entonces ¿cómo Pedro generalmente buscó conocer y amar al Señor?”.
Cómo Pedro buscó conocer y amar al Señor
Al escucharme decir esto, mi compañero sacó felizmente su tableta y me dijo: “Leí un par de pasajes en un sitio web del evangelio sobre cómo Pedro buscó conocer y amar al Señor. Se explica con bastante claridad. Vamos a leerlo juntos: ‘Pedro siguió a Jesús durante un número de años, y vio en Él muchas cosas que las personas no tienen. […] Cada movimiento de Jesús actuaba como un ejemplo para él en su vida, y Sus sermones se grabaron particularmente en su corazón. Era muy considerado con Jesús, era fiel a Él, y nunca tuvo quejas de Él. Por esta razón, se convirtió en el compañero fiel de Jesús adondequiera que Él iba. Pedro observaba las enseñanzas de Jesús, Sus amables palabras, y lo que Él comía, vestía, Su vida diaria y Sus viajes. Seguía el ejemplo de Jesús de todas las maneras. No era un santurrón, sino que desechó todas sus cosas obsoletas anteriores, y siguió el ejemplo de Jesús en palabra y hecho. Fue entonces cuando sintió que los cielos, la tierra y todas las cosas estaban en las manos del Todopoderoso, y por ello no hizo su propia elección, sino que absorbió a todo lo que Jesús era para que actuara como su ejemplo’ (‘Sobre la vida de Pedro’).
“Tras un periodo de experiencia, Pedro vio en Jesús muchas de las obras de Dios, vio la hermosura de Dios y vio mucho del ser de Dios en Jesús. Por consiguiente, también vio que las palabras de Jesús no podían ser palabras de hombre, y que la obra que Él hizo no podría haberla realizado un hombre. En las palabras y los hechos de Jesús, Pedro vio además gran parte de la visión de Dios y mucha obra divina. Durante sus experiencias, no llegó simplemente a conocerse a sí mismo, sino que también se centró en observar las acciones de Jesús, de las que descubrió muchas cosas nuevas; es decir, que eran muchas expresiones del Dios práctico en la obra que Él hizo por medio de Jesús, y que las palabras y los actos de este, las formas en que pastoreó a las iglesias y la obra que realizó diferían de los de un hombre corriente. Así, de Jesús aprendió muchas lecciones que se suponía que debía de aprender y para cuando Jesús estaba a punto de ser clavado en la cruz, había obtenido algún conocimiento de Él, un conocimiento que fue la base de su lealtad de por vida a Él, y de su crucifixión boca abajo por amor a Él” (“Sólo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él”).
Al escuchar esto le dije a mi compañero: “Ah, así que en el curso de seguir al Señor Jesús, Pedro siguió observando las obras y el comportamiento del Señor y por Sus palabras y acciones llegó a conocerlo”.
Mi compañero dijo: “Eso es correcto. Podemos ver de estos dos pasajes que Pedro anhelaba conocer al Señor y cuando estaba interactuando con el Señor Jesús, asimiló cada cosita que Jesús dijo e hizo. Pedro vio muchísima divinidad en Él. Por ejemplo, las palabras dichas por el Señor Jesús eran la verdad; estaban llenas de poder y autoridad y podían proporcionar sustento para las necesidades espirituales de las personas. Los milagros y las cosas extraordinarias que hizo el Señor Jesús revelaron la autoridad y la omnipotencia de Dios y eran cosas que ningún humano podía hacer. El Señor Jesús salvó misericordiosamente a los pecadores, perdonando todos los pecados y otorgando ricas bendiciones sobre la humanidad; Él estaba lleno de misericordia y amor por los seres humanos. Pedro también vio, de cuando el Señor Jesús reprendió y condenó a los fariseos con los siete ayes, que Él era santo y justo y que no toleraría ofensa del hombre. Mientras Él estaba obrando, sin importar cómo sufriera Su carne o cuán ardua fuera Su obra, incluso si eso significaba sacrificar Su propia vida, el Señor Jesús estaba decidido a cumplir plenamente la comisión de Dios. Pedro vio que la esencia de Cristo era la obediencia a la voluntad de Dios Padre. Pedro vio muchísima divinidad en Jesús y obtuvo un entendimiento genuino y práctico de Dios. Además, Pedro conservó las palabras del Señor Jesús en su corazón, ponderándolas con frecuencia y buscando comprender de ellas la voluntad del Señor para que pudiera cumplir con los requisitos de Dios para la humanidad. Jesús una vez le preguntó tres veces: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas?’ (Juan 21:16). Pedro frecuentemente contemplaba esto y, a través de sus reflexiones, entendió que lo que él amaba era sólo un Dios vago en el cielo pero no el verdadero Cristo. Se dio cuenta de que eso no era amar verdaderamente a Dios y sólo amar a Cristo en la tierra era amar genuinamente a Dios. A partir de ese momento a menudo oraría y buscaría cómo lograr el amor del Señor. Al final logró el amor supremo de Dios y la obediencia hasta el punto de la muerte, convirtiéndose en alguien que verdaderamente amaba a Dios. Pedro también pudo aceptar y obedecer las críticas del Señor Jesús y buscar la verdad de ellas. Cuando se enteró de que Jesús iba a ser crucificado y trató de bloquearlo, diciendo que no era posible que fuera así, Jesús lo reprendió con dureza diciendo: ‘¡Quítate de delante de mí, Satanás!’ (Mateo 16:23). Pedro entendió de la fuerte reprensión de Jesús que el Señor aborrece el entusiasmo y la bondad del hombre y todo lo que obstaculiza la voluntad de Dios es una obra de Satanás y condenada por Dios. De esto podemos ver que era importante que Pedro entendiera al Señor a partir de Su obra, acciones, sermones y reprensiones y es por esto que tuvo un verdadero entendimiento del Señor y desarrolló un corazón de genuino amor por Él”.
Realmente sentí una sensación de claridad después de escuchar la enseñanza de mi compañero. Sentí en mi corazón que Dios realmente inspecciona los corazones y las mentes de las personas. No fue por nada que el Señor Jesús alabó a Pedro y le dio las llaves del reino de los cielos. Jesús tenía afinidad con la humanidad y el calibre de Pedro y con su corazón de amor por la verdad y por el Señor. Él sabía que Pedro era más merecedor de Su comisión y de Su confianza, por lo cual Él le confió la gran responsabilidad de pastorear Su rebaño. Recordando eso, fracasé en entender la aprobación de Pedro por parte del Señor debido a las tres veces que Pedro lo negó, pero ahora entiendo que lo que el Señor considera es la esencia de una persona. Yo, por otro lado, sólo acababa de considerar uno de los comportamientos de Pedro. Lo que es más, Pedro sólo había estado siguiendo al Señor durante tres años en ese momento, por lo que su fe aún no era tan grande. En un momento coyuntural entre la vida y la muerte, se espera totalmente la debilidad de la carne. ¿Cómo me podría aprovechar de las pequeñas faltas de los demás? Si hubiera sido yo, me temo que habría huido cuando se llevaron a Jesús, pero aun así juzgué y delimité a Pedro. ¡Eso fue tan arrogante, necio e ignorante de mí! A través de la enseñanza de mi compañero llegué a entender que Pedro le produjo alegría a Dios y nosotros debemos seguir su ejemplo. Deseo poder cumplir las palabras del Señor en mi vida, ser dedicada en mi trabajo y servicio al Señor y en todas las cosas buscar conocer y amar al Señor y satisfacer Su voluntad. Es sólo de esta manera que puedo obtener la aprobación de Dios y tener la oportunidad de entrar en el reino de los cielos.
Después de entender todo esto le dije a mi compañero: “Gracias a la guía del Señor y a nuestra conversación de hoy, ahora entiendo porqué el Señor Jesús le dio las llaves del reino de los cielos a Pedro. ¡Verdaderamente hay un misterio dentro de esto! Ahora sé cómo buscar. Doy gracias por la guía del Señor. ¡Amén!”.
La oración es la forma en que nosotros, como cristianos, nos acercamos a Dios, así como una condición necesaria para que seamos conmovidos por el Espíritu Santo, e iluminados y guiados por Dios. Si oramos genuinamente a Dios, y entendemos los principios y prácticas de la oración, cuando encontremos dificultades o dilemas en nuestra vida, podremos enfrentarlos de una manera relajada.
¿Cómo pueden los cristianos obtener la obra del Espíritu Santo y afrontar los desafíos de la vida con facilidad? Por medio de la oración y la búsqueda, la lectura de la palabra de Dios y la consulta de pasajes de las Escrituras relevantes, recientemente he encontrado algunas formas.
1. Las oraciones sinceras pueden provocar un giro
Jehová Dios dijo: “Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé” (Jeremías 29:12). Dios nos ha dicho claramente que mientras le pidamos ayuda genuinamente en oración, nos ayudará en tiempos difíciles. Hay muchas historias registradas en la Biblia de situaciones que se están dando la vuelta y problemas que se resuelven a través de la oración. Por ejemplo, cuando Josué llevó a los israelitas a la guerra con los amorreos, oró a Jehová Dios y Dios escuchó su oración y luchó por los israelitas. Finalmente, los amorreos fueron derrotados (véase Josué 10:1-14). Y estaban los Ninivitas, que se volvieron corruptos y malvados hasta un punto que ofendió el carácter de Dios, pero cuando el profeta Jonás les comunicó la advertencia de Dios, se vistieron cilicio y cenizas, y ayunaron y oraron durante 40 días, así como renunciaron completamente a sus malos caminos dentro de sus corazones. Cuando Dios vio a los Ninivitas arrepentirse de verdad, les mostró compasión y les permitió seguir viviendo (véase Jonás 3). Otra historia tiene lugar después de que la nación de Israel se derrumbó; los judíos en tierras extranjeras eran incriminados por un noble malvado y estaban en peligro de ser asesinados. En esta crisis, Ester guió a sus conciudadanos judíos a ayunar y orar durante tres días y tres noches y arriesgó voluntariamente su vida para ir a ver al rey. Jehová oyó sus oraciones y, en última instancia, el hombre malvado fue ejecutado. El pueblo judío evitó una gran catástrofe. En esa tierra extranjera también escaparon de convertirse en esclavos y ganaron el respeto y la bondad de los demás (véase Ester 3-8). Podemos ver en estos acontecimientos que cuando miramos genuinamente a Dios y le ofrecemos oraciones sinceras, pueden ocurrir cosas inimaginables.
2. Razones por las que no podemos obtener la obra del Espíritu Santo a través de nuestras oraciones
Tal vez algunos hermanos y hermanas digan: “También oramos a Dios cuando nos enfrentamos a dificultades, pero después de orar por un tiempo todavía no hay resolución. Parece que Dios no escucha nuestras oraciones”. Dios es un Dios fiel, y mientras le oremos sinceramente, él escuchará. Si nuestras oraciones no son aceptadas por Dios, es seguro que hay un problema con nuestras oraciones. En momentos como ese, debemos venir inmediatamente ante Dios y reflexionar sobre la razón por la que nuestras oraciones no estaban en consonancia con la voluntad de Dios, y luego buscar el camino adecuado. A continuación, compartimos en forma concisa algunas razones por las que no podemos obtener la guía del Espíritu Santo.
a. Cuando oramos ¿Estamos genuinamente pidiendo a Dios?
La mayor parte del tiempo, debido a que carecemos de conocimiento genuino de la soberanía y la omnipotencia de Dios, cuando encontramos dificultades en la vida en nuestros corazones confiamos en nosotros mismos y en los que nos rodean, a pesar de que aparentamos estamos orando y confiando todo a Dios. Ese tipo de oración es sólo para mantener las apariencias y es por eso por lo que es poco probable que Dios lo escuche. Por ejemplo, hay una hermana en mi iglesia: había un préstamo que su familia había tomado que tenía que ser pagado pronto, y el principal y los intereses sumaban más de 500.000 yuanes. Tenían sólo tres días para pagarlo, de lo contrario los llevarían a la corte. Frente a esta dificultad, a pesar de que oró a Dios, nunca se sintió totalmente segura en su corazón. Ella y su esposo se apresuraron a hacer uso de sus conexiones, pidiendo prestado dinero donde pudieron, pero no pudieron recolectar lo suficiente. En su ansiedad e impotencia, esta hermana vino ante Dios y oró genuinamente y clamó a Dios, además de que buscó la voluntad de Dios dentro de Sus palabras. Al leer las palabras de Dios entendió que todo estaba en Sus manos, Dios tenía Su tiempo para que el préstamo fuera pagado, y que debía dejarlo en las manos de Dios y obedecer Su orden y arreglos. Una vez que cambió su actitud y confió genuinamente en Dios, estando dispuesta a obedecer Su orden y arreglos, un inquilino que se quedaba en su casa tomó la iniciativa de buscarla y pagar un año de alquiler, así como prestarle algo de dinero. Al final, esa crisis familiar se evitó milagrosamente. Ella comprendió la voluntad de Dios a partir de eso y vio que aunque creía en Dios, nunca lo había entendido. Cuando los problemas estaban en el horizonte, a pesar de que ella había orado a Dios, eso estaba pasando por las mociones. La realidad era que todavía estaba tratando de confiar en su propio pensamiento y capacidades para lidiar con ello. Ella no había sido capaz de sentir y experimentar el gobierno de Dios en ese tipo de ambiente, y como resultado se convirtió en alguien que decía creer en Dios, pero no tenía un lugar para Dios en su corazón. Dios había permitido que ese ambiente llegara sobre ella para que aprendiera a confiar verdaderamente en Dios y a experimentar Su obra de una manera muy real. Esto fue para que pudiera obtener una verdadera comprensión de la soberanía y la omnipotencia de Dios, y realmente confiar en Él en los desafíos futuros.
Está claro que lo que nosotros como seres humanos dedicamos y nos esforzamos no determina el resultado de un asunto, pero todo está decidido por el gobierno de Dios. Es como Jehová Dios dijo en la Biblia: “[…] «No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu» […]” (Zacarías 4:6). Dios dice: “Algunas veces, esperar en Dios no significa pedirle que haga algo utilizando palabras específicas o solicitarle una guía o protección específica. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa ‘Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo’, cuando surgen estos pensamientos en ella ¿acaso Dios no lo sabe? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Es esa persona sincera? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es sólo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte para salvar tu vida, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, y te esclarecerá, te guiará y te ayudará” (De “Capítulo 63. Los creyentes primero necesitan comprender las tendencias malvadas del mundo” en “Registros de las pláticas de Cristo”).
Al leer cuidadosamente la palabra de Dios podemos ver que un cambio en un evento es una verdadera manifestación de la soberanía y la omnipotencia de Dios. Debido a que Dios es el Creador, y gobierna sobre todas las cosas y tiene todo a Su alcance, todas las cosas son posibles. Al igual que cuando Josué fue a la guerra con los cinco reyes amorreos (el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis, el rey de Eglón), se enfrentaba a un gran ejército enemigo, por lo que realmente oró y clamó a Jehová Dios. Dios oyó su oración y apoyó a los israelitas, haciendo que el ejército amorita colapsara y cayera en el caos frente a los israelitas. En última instancia, Josué llevó a su pueblo a la victoria sobre los amorreos. Podemos ver de esto que cuando encontramos dificultades, debemos orar y clamar a Dios con un corazón genuino y una actitud sincera, diciéndole cuáles son nuestras deficiencias y dificultades y buscando Su voluntad, iluminación y guía. El Espíritu de Dios puede ver todas las cosas; si ve que somos genuinos, nos dará fe y fortaleza, y nos guiará para resolver nuestras dificultades y problemas.
b. ¿Nuestras oraciones son razonables y obedientes?
Todos pensamos que, dado que creemos en Dios, no importa lo que nos falte, lo que necesitemos o las dificultades que encontremos, siempre y cuando oremos y clamemos a Dios, Él aceptará nuestras peticiones. Pensamos en Dios como una cornucopia, como un cofre del tesoro; cualesquiera que sean nuestras peticiones, serán atendidas. Por ejemplo, cuando estamos en la escuela, pedimos que Dios nos conceda inteligencia y sabiduría para que podamos hacerlo bien en nuestras pruebas y obtener buenas calificaciones; cuando buscamos trabajo, le pedimos a Dios que nos arregle para obtener una buena posición y nos permita ganar un buen ingreso sin demasiado esfuerzo; al buscar pareja, le pedimos a Dios que nos ayude a encontrar una buena media naranja para que podamos tener una familia feliz; cuando alguien en nuestra familia se enferma o algo inesperado sucede, le pedimos a Dios aún más por el cuidado y la protección de Dios, para que pueda acabar con esas dificultades lo antes posible. Le pedimos a Dios que proteja a nuestra familia de enfermedades y desastres para que todo en casa sea pacífico y salga bien. Siempre oramos a Dios de esta manera, pero ¿están nuestras oraciones en línea con Su voluntad?
La Palabra de Dios dice: “[...] algunas personas adoptan la posición errónea cuando oran, e independientemente de que se conforme o no a la voluntad de Dios, le exigen recibir lo que piden. Como resultado, cuanto más oran más insulsos se vuelven. Cuando oras, independientemente de lo que pida, desee y exija tu corazón, o cuando deseas ocuparte de algunos asuntos que no entiendes del todo y le pides a Dios sabiduría, fuerza o esclarecimiento, debes ser razonable en tu forma de hablar. Si no lo eres, y te arrodillas y oras: ‘Dios, dame poder y déjame ver mi naturaleza; te pido que lo hagas. O, te pido que me des esto o aquello, Te pido que me dejes ser de esta forma o de aquella’, esta palabra ‘pedir’ conlleva un elemento de fuerza, y es como ejercer presión sobre Dios para que Él lo haga. Lo que es más, estás predeterminando tus propios asuntos. El Espíritu Santo ve tales oraciones así: como ya lo has predeterminado tú mismo y quieres hacerlo así, ¿cuál será el resultado de este tipo de oración? […] Cuando vienes a la presencia de Dios para orar, debes pensar sobre cómo hablar razonablemente y qué decir para poder convertir tu condición interior en piedad. Humíllate, luego eleva una oración y sentirás algo” (De ‘Capítulo 33. El sentido y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).
Dios es el Señor de la creación — Él es el Creador y el Gobernante de todas las cosas en todo el universo, mientras que nosotros los seres humanos somos simplemente minúsculos pequeños seres creados. Aunque hemos sido elevados por Dios y hemos venido ante Él, recibiendo Su riego y pastoreo, nuestro estatus sigue siendo el de la humanidad corrupta. Así que cuando oramos, debemos estar en la posición de un ser creado y simplemente compartir nuestras dificultades con Dios, pidiéndole que lo cuide como lo desee. No podemos simplemente exigir ciegamente a Dios, pedirle que actúe de acuerdo con nuestra propia voluntad, para satisfacer nuestros extravagantes deseos carnales. Si no conocemos nuestro lugar, y en cambio siempre le hacemos exigencias irrazonables, constantemente exigiendo gracia y bendiciones de Él, y cuando nos concede lo que pedimos, damos gracias y alabamos a Dios, pero si las condiciones del momento no son como deseamos, culpamos a Dios o incluso tratamos de razonar con Él, entonces ¿no es esto arrogante e irrazonable? Es como un niño que nunca cuida ni es considerado con sus padres, nunca cumple con los deberes y responsabilidades de un niño, pero siempre les exige artículos. En el momento en que sus padres no satisfacen totalmente sus demandas, los culpan y los reprenden. Sus padres ciertamente dirían que ese niño carece de conciencia, y no estarían complacidos con ellos. Del mismo modo, cuando nos presentamos ante el Creador, si nos falta una actitud de piedad, siempre pidiendo a Dios esto, exigiendo, ciertamente no traeremos a Dios gozo, y no aceptará nuestras oraciones.
Es por eso que debemos venir ante Dios en oración y pidiendo con un corazón de reverencia cuando nos enfrentamos a dificultades. No importa cuál sea el resultado final, tenemos que estar en la posición de un ser creado y someternos al gobierno y los arreglos de Dios. No podemos quejarnos ante Dios. Este es el único tipo de oración que es aceptada por Dios.
c. ¿Está el contenido de nuestras oraciones en consonancia con la voluntad de Dios? A menudo oramos a Dios por cosas carnales, como buena comida, ropa y disfrute material. Por ejemplo, a veces oramos para que Dios nos bendiga para que ganemos más dinero y nos enriquezcamos; a veces oramos para que nuestros hijos entren en una buena universidad para que puedan salir adelante en la vida y llevar honor a la familia; a veces oramos por la seguridad y el éxito en el trabajo para nosotros y nuestras familias. Pero ¿alguna vez hemos pensado en si Dios aprueba este tipo de oraciones? El Señor Jesús una vez nos enseñó: “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?». Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas” (Mateo 6:31-32). Podemos entender de la palabra del Señor Jesús que hacer siempre peticiones de Dios por las cosas carnales —lo que comemos y lo que llevamos— no tiene sentido. Eso es porque Dios ya sabe cuáles son nuestras necesidades físicas y ya ha preparado todo para nosotros. Las preocupaciones carnales, como la comida, la ropa y los placeres, son todas temporales. No importa cuánto disfrutemos de estas cosas, no significa que hayamos obtenido la aprobación de Dios, y en particular no significa que hayamos ganado la vida. Por el contrario, si siempre estamos enfocados en el disfrute material, nuestro corazón se moverá más y más lejos de Dios, nos volveremos cada vez más depravados, y si es serio, incitaremos al disgusto de Dios. Es igual que Salomón en la Biblia: en sus años crepusculares se hizo más y más rico y gozó de una prosperidad sin límites, pero cuanto más cómodo estaba, más depravado se volvía. Vivía en libertinaje sin parar, comiendo y bebiendo en exceso, e adquirió más de mil concubinas e incluso se dedicó a la idolatría junto con una mujer gentil. Al final, fue rechazado por Dios.
Entonces, ¿a qué debemos orar para obtener la obra del Espíritu Santo? Esto es lo que el Señor Jesús tuvo que enseñarnos acerca de eso: “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). “Vosotros, pues, orad de esta manera: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén»” (Mateo 6:9-13).
La Palabra de Dios dice: “¿Y qué hay en cuanto al contenido de las oraciones? Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. […] Debes decir: ‘¡Oh Dios! Quiero cumplir mi deber. Con el fin de que Tú seas glorificado en nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio en nosotros, este grupo de personas, no puedo sino consagrarte todo mi ser. Te suplico que obres dentro de nosotros para que yo pueda amarte y satisfacerte verdaderamente y convertirte en el objeto de mi búsqueda’. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará; no sólo oras por tu bien sino también por el bien de llevar a cabo la voluntad de Dios y por el bien de amarlo a Él. Esa es la clase de oración más verdadera” (De ‘Acerca de la práctica de la oración’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Las palabras de Dios son muy claras. Como cristianos, debemos orar para que el evangelio de Dios se propague a todos los rincones del universo, para que más personas vengan ante Dios muy pronto, para que la voluntad de Dios se lleve a cabo en el mundo. También debemos orar para que busquemos y comprendamos la voluntad de Dios por medio de Sus palabras y obtengamos una verdadera comprensión de Él; debemos orar para que algún día cercano nos despeguemos de los grilletes del pecado y ya no vivamos en el ciclo de pecar y confesarnos. Nuestras oraciones deben ser para acoger el regreso del Señor, ser considerados con la voluntad de Dios, amar y satisfacer verdaderamente a Dios, y pagar Su amor. Todos estos tipos de oraciones obtienen la aprobación de Dios. Por ejemplo, el mayor deseo de toda la vida de David era construir un templo para Dios para que el pueblo común de Israel pudiera venir ante Dios y adorarlo. Oró sinceramente a Dios por esto e hizo todo tipo de preparativos para edificar el templo. Debido a que sus oraciones estaban en línea con la voluntad de Dios, Dios concedió la petición de David, y más tarde el hijo de David, Salomón, hizo que el templo se erigiera con éxito. Claramente, cuando nuestras oraciones se ajustan a la voluntad de Dios, cuando son genuinas, Dios las concederá. Además, esto nos permitirá establecer una relación adecuada con Dios, obtendremos fe y fortaleza de Él, desarrollaremos obediencia genuina y amor por Él, y llegaremos a ser alguien de acuerdo con la voluntad de Dios.
Hermanos y hermanas, confío en que a partir de esta comunión hayan adquirido cierta comprensión de la importancia de la oración, las razones por las que no podemos obtener la obra del Espíritu Santo a través de nuestras oraciones, y cómo orar de acuerdo con la voluntad de Dios. Cuando encontremos dificultades en la vida, siempre y cuando nos presentemos más ante Dios en la búsqueda, estamos seguros de cosechar una cosecha que nunca hemos imaginado. Y en cuanto a nuestra vida espiritual, si oramos conscientemente y hacemos peticiones de acuerdo con la voluntad y los requisitos de Dios, ciertamente nos guiará e iluminará.
Que Dios nos bendiga con la capacidad de entrar en nuestra práctica de la oración de una manera más práctica. ¡Amén!
Ser salvado por Dios no es lo mismo que ser rescatado. No es una ayuda que el rico le da al pobre, no es como un médico que salva la vida de un paciente ni el auxilio amoroso de una persona amable o una organización caritativa. La salvación de Dios se prepara para salvar a la humanidad y rebosa del gran amor y misericordia de Dios por la humanidad. Obtenerla significa que somos capaces de aceptar la salvación de Dios, obedecer Sus palabras y Su obra actuales, poner en práctica las palabras de Dios y acatar Su camino, así como hacer las cosas y comportarnos de acuerdo con Sus requerimientos. De esa única manera podemos obtener la salvación de Dios.
A lo largo de cada una de nuestras vidas, Dios nos dará muchas oportunidades para obtener Su salvación, pero para poder lograrlo primero debemos reconocerla y aceptarla. De otra manera, se nos escapará la oportunidad, como a las vírgenes insensatas, y lo lamentaremos toda la eternidad. Hay algunos que pueden decir: “Si la oportunidad se ha perdido, se ha perdido. No importa”. Pero ¿es eso cierto? Primero debemos entender este hecho: perderse la salvación de Dios no es como perderse una apetitosa comida o perder el autobús o la oportunidad de obtener una educación superior o un nuevo trabajo. Más bien, es como si una persona atrapada en un edificio en llamas se perdiera el rescate de un bombero; es como si alguien que se estuviera ahogando no consigue agarrarse a un trozo de madera a la deriva. Está claro que el hecho de que seamos capaces de aceptar y obtener la salvación de Dios está directamente relacionado con los asuntos increíblemente importantes de obtener o no la aprobación de Dios, ser salvados y entrar en el reino de los cielos. Perderse la salvación de Dios es algo terrible y lamentable; ¡conocer y obtener Su salvación es increíblemente importante para todos nosotros! Ya que es tan importante, ¡comprendamos la salvación de Dios a partir de Su obra y busquemos cómo obtenerla!
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas. Después de que todo quedara establecido, Él creó a Adán y Eva, los progenitores de los seres humanos. Dios los puso en el jardín del Edén y vivieron felices bajo Su protección. Sin embargo, la serpiente los tentó para que traicionaran a Dios y tras hacerlo acabaron expulsados del jardín del Edén y arrojados a una vida de enfermedad, envejecimiento y muerte. Desde entonces, la humanidad se volvió cada vez más corrupta y cayó en tal maldad y depravación que Dios desató un gran diluvio para aniquilar a todos los seres humanos de ese tiempo, y sólo permitió que ocho miembros de la familia de Noé sobrevivieran. Después de aquello, la humanidad continuó sobreviviendo y reproduciéndose en la tierra, pero la gente de aquella época sólo era consciente de su comida y su techo y de toda la gracia que Dios les había concedido. No sabían cómo ser buenas personas, cómo vivir en la tierra, de dónde venían los seres humanos o cómo adorar o venerar a Dios. La gente así no tenía la habilidad de glorificar o exaltar a Dios y eran totalmente incapaces de cumplir la voluntad de Dios. Por eso Dios inició Su obra de gestión para la salvación de la humanidad. Jehová Dios usó a Moisés para dictar Sus mandamientos y la ley para guiar la vida de la humanidad en la tierra. Por ejemplo, observar el Sabbat, honrar a los padres, no adorar ídolos y no cometer adulterio ni robar. También estableció regulaciones para los sacrificios de personas, para la comida, la recompensa por el robo, así como para la matanza de animales. Cualquiera que violara las leyes de Dios sería quemado o apedreado hasta la muerte, pero si guardaba las leyes y los mandamientos de Jehová, sería bendecido por Él. Jehová Dios contuvo a los seres humanos por medio de Sus mandamientos y leyes; esto guio a la gente a vivir en la tierra de una manera apropiada y ordenada, lo cual les permitió actuar de acuerdo con las normas y saber que debían adorar al único Dios; esta fue la salvación de Dios en la Era de la Ley. Al presentarse ante Dios, escuchar las palabras de Jehová, cumplir Sus leyes y mandamientos y adorar devotamente a Jehová, las personas podían ser salvadas y bendecidas por Dios y obtener la salvación de Dios en la Era de la Ley.
La salvación de Dios para la humanidad en la Era de la Gracia
A finales de la Era de la Ley la gente se volvió cada vez más corrupta y pocos cumplían ya con la ley y los mandamientos. Estaban haciendo muchas cosas que ofendían el carácter de Dios, tales como adorar ídolos, cometer adulterio, idear planes malvados, robar y hurtar y ser codiciosos y corruptos. Incluso usaban palomas, reses y ovejas cojas y ciegas como sacrificios para Dios. Dios es justo y santo, así que ese tipo de comportamiento por parte de la gente inevitablemente condujo a su muerte según lo determinado por la ley, pues ofendían el carácter de Dios. Sin embargo, Dios ama a la humanidad y no quiere destruir a todos los hombres, así que se hizo personalmente carne para venir a la tierra. El Señor Jesús encarnado concluyó la Era de la Ley y comenzó la Era de la Gracia; Él expresó el camino del arrepentimiento, proporcionando a la humanidad un nuevo sendero de práctica. Él enseñó a la gente a perdonar y ser tolerante, a amar a sus enemigos y perdonar a los demás setenta veces siete. El Señor Jesús también sanó a los enfermos y expulsó a los demonios; realizó todo tipo de milagros y, mientras la gente se confesara con sinceridad, el Señor Jesús perdonaba sus pecados con Su gran tolerancia y paciencia. Finalmente, el Señor Jesús fue clavado en la cruz como una ofrenda permanente por los pecados de la humanidad. Él cargó con todos los pecados de la humanidad y de esa manera llevó a cabo la obra de redención de la Era de la Gracia. Esta fue la salvación que le trajo Dios a la humanidad en la Era de la Gracia. Al aceptar la salvación del Señor Jesús, al orar en Su nombre y al confesar y arrepentirnos ante el Señor, nuestros pecados pueden ser redimidos y podemos disfrutar de la paz y el gozo que Dios nos ha concedido. En eso consiste obtener la salvación de Dios en la Era de la Gracia.
La salvación de Dios para la humanidad en los últimos días
El Señor Jesús nos redimió, permitiendo que nuestros pecados fueran perdonados. Sin embargo, nuestra naturaleza pecaminosa no ha sido eliminada. Nuestro carácter satánico, nuestra naturaleza arrogante y engreída, egoísta y despreciable, retorcida y tramposa, malvada y codiciosa, siniestra y maliciosa, todavía está profundamente arraigada en nosotros. Dominados por este carácter satánico, todavía pecamos y nos oponemos a Dios sin quererlo. Por ejemplo, a menudo nos involucramos en conflictos e intrigas sólo por nuestro propio beneficio e incluso perdemos la confianza en nuestros seres queridos. Cuando nos enfrentamos a enfermedades, calamidades o peligros, culpamos y malinterpretamos a Dios. Incluso tratamos de oponernos y razonar con Él. Carecemos por completo de obediencia. Jehová Dios dijo: “[…] Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). El Señor Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34–35). Dios es santo, y ningún pueblo manchado puede entrar en Su reino. Estamos cubiertos de inmundicia; somos corruptos e injustos, indignos de ver el rostro de Dios o de entrar en Su reino. Está escrito en la Biblia: “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Así nos damos cuenta de que, si no somos capaces de deshacernos de las ataduras y restricciones del pecado y continuamos pecando a menudo y a sabiendas, nos estaremos oponiendo a Dios a causa de nuestros pecados y por tanto seremos destruidos por Él.
Sin embargo, las palabras de Dios dicen: “Como creó al hombre, lo guía; como lo salva, lo hará de manera concienzuda y lo ganará por completo; como dirige al hombre, lo llevará al destino adecuado; y como creó al hombre y lo gestiona, debe asumir la responsabilidad por el sino y la perspectiva del ser humano. Esta es, precisamente, la obra realizada por el Creador” (“Restaurar la vida adecuada del hombre y llevarlo a un destino maravilloso”). Dios creó a la humanidad y quiere ganar al hombre por completo. Ya que está salvando a la humanidad, quiere apartarla por completo de las garras de Satanás. Por eso Dios ha preparado la salvación de los últimos días para nosotros. Tal como está escrito en la Biblia: “Que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo” (1 Pedro 1:5). “Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan” (Hebreos 9:28). “Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo” (1 Pedro 1:13). Las palabras de Dios dicen: “Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del hombre cambie. Esto requiere que el hombre entienda la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También necesita que el hombre actúe de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y que pueda hacer todas las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios, desechar el carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, aflorando de este modo totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa” (“El misterio de la encarnación (4)”). A partir de estas palabras entendemos que el regreso del Señor Jesús en los últimos días tiene como fin concedernos el camino de vida adecuado para que podamos entender toda la verdad y el sendero que lleva a la purificación de nuestro corrupto carácter satánico, para así deshacernos de las ataduras y restricciones de nuestro carácter corrupto. Sólo de esta manera nos será posible convertirnos en personas que cumplan con la voluntad de Dios, que logren la salvación de Dios y estén calificadas para entrar en Su reino. Esta es la salvación que Dios ha preparado para nosotros en los últimos días.
¿Qué obra hace principalmente Dios de los últimos días? El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12–13). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo […]” (Juan 5:22). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios […]” (1 Pedro 4:17). Dios nos ha dicho claramente que Dios de los últimos días pronunciará más palabras y hará la obra de juicio para guiarnos a entrar en toda verdad. Si aceptamos la salvación del Dios de los últimos días, entendemos todos los aspectos de la verdad, encontramos la senda para que nuestros pecados sean purificados y además actuamos de acuerdo con los requerimientos de Dios y el camino que Él nos señala, seremos capaces de liberarnos de nuestro carácter corrupto y satánico, de ser purificados y obtener la salvación de Dios. ¡Sólo así se obtiene la salvación total de Dios! Ojalá todos seamos vírgenes prudentes que siguen verdaderamente la voz de Dios y, cuando oigamos que alguien está dando testimonio de que Dios está pronunciando palabras y llevando a cabo la obra de juicio, no la rechacemos ciegamente. En cambio, debemos tratarla con cautela y buscarla e investigarla proactivamente para discernir si es realmente la obra de Dios, si contiene expresiones de la verdad. ¡Esa es la única manera de dar la bienvenida al regreso del Señor Jesús y obtener la salvación de Dios de los últimos días!
¿qué se utiliza para verificar que el Relámpago Oriental es el camino verdadero?
Pregunta: Si el Relámpago Oriental es el camino verdadero, ¿en base a qué puedes confirmarlo? Creemos en el Señor Jesús porque Él nos redimió, pero ¿qué se utiliza para verificar que el Relámpago Oriental es el camino verdadero?
Respuesta: Sobre esta pregunta, leamos dos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso para ver qué dice Dios Todopoderoso: “¿Cuál es el principio más fundamental en la búsqueda del camino verdadero? Tienes que ver si es o no la obra del Espíritu Santo, si estas palabras son la expresión de la verdad, a quién han sido testificadas, y lo que pueden traerte” (‘Sólo los que conocen a Dios y Su obra pueden satisfacer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“Investigar algo así no es difícil, pero requiere que cada uno de nosotros conozca esta verdad: Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su esencia, y Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su expresión. Haciéndose carne, Dios traerá la obra que debe hacer, y haciéndose carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida, y de mostrarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios seguramente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Para investigar si es la carne encarnada de Dios, el hombre debe determinarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, si es o no la carne encarnada de Dios, y si es o no el camino verdadero, debe discernirse a partir de Su esencia. Y así, para determinar si es o no la carne de Dios encarnado, la clave está en prestar atención a Su esencia (Su obra, Sus palabras, Su carácter, y mucho más), en lugar de fijarse en Su apariencia exterior” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Hermanos y hermanas, en tanto que se trata del camino verdadero, proviene de la obra llevada a cabo personalmente por Dios. Como es Su propia obra, sin duda habrá expresión de verdad y la obra del Espíritu Santo. Hemos sido testigos de que el Relámpago Oriental es el camino verdadero y de que Dios Todopoderoso es Dios encarnado precisamente porque Dios Todopoderoso vino y expresó muchos aspectos de la verdad y obró para juzgar y purificar a la humanidad, cumpliendo el plan de Su obra de purificar y salvar a la humanidad en los últimos días.
Dios Todopoderoso dice: “Cuando Dios se hace carne esta vez, Su obra es expresar Su carácter, principalmente por medio del castigo y el juicio. Usando esto como el fundamento, trae más verdad al hombre, muestra más formas de práctica, y por tanto logra Su objetivo de conquistar al hombre y salvarlo de su carácter corrupto. Esto es lo que hay detrás de la obra de Dios en la Era del Reino” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser limpio. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser limpiado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Dios Todopoderoso expresa verdades y lleva a cabo Su obra de juzgar y purificar a la humanidad expresando todas las verdades necesarias para que el hombre alcance el conocimiento de Dios y la salvación y revelando todos los misterios del plan de gestión de Dios para la humanidad. Por ejemplo, el objetivo del plan de gestión de Dios de seis mil años, los principios de la obra de Dios, la historia interna de Su obra de tres etapas, el misterio y el significado de que Dios se haga carne, cómo la humanidad ha evolucionado hasta hoy y su destino futuro, la verdad de la Biblia y el significado de los nombres de Dios, etcétera, ¡todos son misterios que la humanidad no puede comprender! La palabra de Dios Todopoderoso expone plenamente la esencia corrupta de la humanidad y la raíz de su corrupción. Por lo tanto, el hombre tiene un conocimiento verdadero de su propia fealdad corrupta como la arrogancia, el egoísmo y su naturaleza despreciable en medio del estricto juico de las palabras de Dios. Y el hombre entiende la verdad, tiene un entendimiento verdadero del carácter justo de Dios y desarrolla un corazón que venera a Dios. Su carácter de vida ha cambiado en distinto grado y se libera gradualmente de la situación depravada de pecar de día y confesarse por la noche. Esto demuestra completamente que la obra de Dios Todopoderoso es el camino verdadero y que Su palabra es la verdad, el camino y la vida, que está llena de autoridad y poder y que puede purificar y salvar al hombre por completo. De lo contrario, aparte de Dios, ¿quién puede ayudar al hombre a liberarse de las ataduras del pecado? Aparte de Dios, ¿quién puede desvelar miles de años de misterios ocultos?
Sólo Dios es la verdad, el camino y la vida. Sólo Dios puede otorgarle al hombre el camino de la vida eterna. ¡Sólo aceptando las verdades expresadas por el Cristo de los últimos días podemos alcanzar la salvación eterna! Volvamos a echar un vistazo a la palabra de Dios Todopoderoso.
Dios Todopoderoso dice: “Dios mismo es la vida y la verdad, Su vida y verdad coexisten. Los que no pueden obtener la verdad nunca obtendrán la vida. Sin la guía, apoyo y provisión de la verdad, sólo recibirás letras, doctrinas y, además, la muerte. La vida de Dios siempre está presente, Su verdad y vida coexisten. Si no puedes encontrar la fuente de la verdad, entonces no obtendrás el alimento de la vida; si no puedes obtener la provisión de vida, entonces, seguramente no tienes la verdad, y así, aparte de las imaginaciones y las nociones, la totalidad de tu cuerpo no será nada más que carne, tu apestosa carne. Debes saber que las palabras de los libros no cuentan como vida, los registros de la historia no se pueden consagrar como la verdad, y las doctrinas del pasado no pueden servir como un registro de palabras que Dios habla en el presente. Sólo lo que Dios expresa cuando viene a la tierra y vive entre los hombres es la verdad, la vida, la voluntad de Dios y Su manera actual de obrar” (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“El Cristo de los últimos días trae la vida y trae el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás calificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida y nunca podrán obtener el camino perpetuo de la vida. Esto es así porque todo lo que tienen es agua turbia que ha estado estancada por miles de años en vez del agua de vida que fluye desde el trono. Aquellos que no reciben el agua de la vida siempre seguirán siendo cadáveres, juguetes de Satanás e hijos del infierno […]” (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Las palabras y la obra de Dios Todopoderoso son la salvación que Dios le otorga a la humanidad en los últimos días. Es el único camino a la salvación de Dios para la humanidad en los últimos días. Las Sagradas Escrituras dicen que lo que proviene de Dios aumentará y lo que proviene del hombre disminuirá. Ahora sólo han pasado algo más de veinte cortos años desde que Dios Todopoderoso comenzara Su obra. A pesar de la feroz resistencia y represión del malvado PCCh y de todo el mundo religioso, el evangelio del reino de Dios ha sido como una ola creciente e imparable. No sólo se ha difundido por toda la China continental sino también por muchos países de todo el mundo. Ahora se está extendiendo ampliamente a todos los países y regiones. Cada vez más personas que ansían la aparición de Dios vienen una por una a la casa de Dios Todopoderoso. El hecho de que el evangelio del reino de Dios Todopoderoso se haya difundido rápidamente a toda la humanidad a pesar de la reiterada opresión es una prueba irrefutable de la obra del Espíritu Santo, lo que demuestra absolutamente que “lo que proviene de Dios aumentará” y también dando testimonio a la humanidad de que Dios Todopoderoso es la segunda venida del Señor Jesús. El Relámpago Oriental es el camino verdadero.
La Palabra de Dios dice: “Después de que Él dejara Judea, se desvaneció sin dejar rastro. La gente ha ansiado ver a Dios otra vez, pero jamás esperaron reunirse aquí hoy con Él. ¿Cómo esto no va a traer recuerdos del pasado? Hace dos mil años, Simón se encontró con el Señor Jesús, y comió junto al Señor en la misma mesa. Lo siguió durante años con profundo amor por Él. Él amó a Jesús desde el fondo de su corazón. Dios ha pasado años entre los hombres, aunque no se hayan dado cuenta de esto. Hoy, Dios mismo se ha aparecido para renovar Su antiguo amor con los hombres”.
Las personas que creen en el Señor han estado esperando el regreso del Señor de generación en generación. Ahora, por fin ha regresado el Señor, ¿lo has recibido?
Cuando vino el Señor Jesús, terminó la Era de la Ley y inició la de la Gracia, la gente se salva por la gracia de Jesucristo. En los últimos días, la segunda venida del Señor Jesús puso fin a la Era de la Gracia y ha traído la del Reino. Debido a que los hombres experimentan la obra de juicio de las palabras de Dios en los últimos días, su naturaleza corrupta se purifica y ellos tienen la oportunidad de ser salvo y entrar al reino de Dios. Aprenda más sobre los misterios de la obra del Señor en los últimos días para ir al banquete con Él.
Al haberse criado en una familia pobre, Du Juan se mostró decidida desde muy pequeña a ganar mucho dinero para tener una vida mejor. Con esa idea en mente, dejó la escuela muy pronto para dedicarse al trabajo manual, a cualquier cosa que le sirviera para ganar dinero. Nunca se quejaba cuando el trabajo era duro y agotador. Sin embargo, no logró el objetivo deseado. A pesar de trabajar tan duro, no podía alcanzar la vida que quería para sí misma. En 2008, albergando el sueño de ganar mucho dinero, se marchó a Japón con su marido. Pasados algunos años, la presión de un trabajo tan pesado y las excesivas jornadas laborales, la llevaron al colapso por fatiga. Los resultados de las pruebas en el hospital hundieron su estado de ánimo hasta el punto más bajo de su vida, sin embargo Du Juan quería hacer realidad sus ideales y no estaba dispuesta a ceder. Continuó trabajando, cargando con su enfermedad, con la mente puesta en seguir luchando. Al final, la tortura de su condición la obligó a detener el progreso de su búsqueda de dinero. En medio de su dolor, comenzó a reflexionar: ¿por qué vive el hombre esta vida después de todo? ¿Vale la pena arriesgar la vida por dinero? ¿Es cierto que una vida basada en el dinero es una vida feliz? Estas dudas le rondaban constantemente. Poco después, la salvación de Dios Todopoderoso de los últimos días llegó a ella. A partir de las palabras de Dios Todopoderoso, conoció el origen de la vida de dolor del hombre, y también entendió para qué debe vivir el hombre y cómo hacerlo antes de poder tener una vida humana significativa. Cada vez que pensaba en esta experiencia, Du Juan suspiraba emocionada: desde luego, esta enfermedad le había hecho alcanzar la fortuna a partir de la desgracia.
¿Cómo deben hacer los cristianos las devociones espirituales para que sean eficaces?
Ayer, hemos comunicando con el primero principio de la práctica, hoy vamos a hablar del segundo principio: Se debe leer palabras de Dios según sus propias dificultades reales y deficiencias en vez de leer ciegamente.
Cuando hacemos la devoción espiritual, nos debemos leer palabras de Dios según nuestras propias dificultades o problemas, solo así, podemos entender mejor la voluntad y requisitos de Dios resolviendo nuestros problemas reales con palabras de Dios en la vida cotidiana. Pero la mayoría de las veces sólo nos aferramos a prácticas superficiales no sabiendo qué debemos leer, así que las leemos casualmente. Debido a que no tenemos un objetivo claro ni buscamos la voluntad de Dios después de la lectura, por lo que nuestros problemas no se han resuelto en esencia y tal devoción espiritual es ineficaz. Las palabras de Dios dicen: “Cuando comas y bebas las palabras de Dios, las debes medir contra tu propio estado real. Es decir, después de que descubras las deficiencias en ti mismo durante tus experiencias reales, debes ser capaz de encontrar una senda para practicar y dar la espalda a tus motivaciones y concepciones que están mal. Si siempre te esfuerzas en esto, y tu corazón siempre está enfocado en estas cosas, tendrás una senda para seguir, no te sentirás vacío y así podrás mantener un estado normal. Sólo entonces serás alguien que está agobiado por tu propia vida y sólo entonces serás alguien que tiene fe”.
De “La Palabra manifestada en carne”
De la Palabra de Dios podemos ver que debemos tener un objetivo claro cuando leemos las palabras de Dios, y buscar conscientemente las de relevantes en correspondencia con nuestras propias situaciones reales y dificultades. Con que actuemos de este modo, podremos tener la confianza en Dios y descubrir nuestras propias deficiencias y encontrar sendas de práctica en la Palabra de Dios. Entonces, nuestra situación se volverá cada vez más normal, entenderemos más la voluntad de Dios. Por ejemplo, siempre queremos que todos nos obedecen cuando tengamos diferentes opiniones que otros, y haciendo que a ellos no les guste llevarse con nosotros, siendo así, nuestro devocional debe ser relacionado con este tema. El Señor Jesús dijo: “Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille será ensalzado” (Lucas 14:11). El Señor Jesús nos requiere que seamos humildes en vez de altivos, teniendo una actitud modesta de la búsqueda de la verdad y siendo capaces de abandonar nuestras propias ideas y escuchar las de los demás, solo tal comportamiento es adecuado y elogiado por Dios. Con que comamos y bebamos las palabras de Dios según problemos que hayamos, dichos problemas podrán ser resueltos. Quizás a veces no reconozcamos con exactitud nuestra situación, y con una sola vez de devocional no es suficiente para solucionar nuestra situación por completo, entonces, debemos continuar buscando la verdad con la carga. ¡Que Dios nos guíe!
Palabra de Dios | Fragmento 449 | "La diferencia entre el ministerio del Dios encarnado y el deber del hombre"
Esos hombres necios y arrogantes no sólo no han hecho su mejor esfuerzo o no han cumplido con su deber, sino que en cambio tienen las manos extendidas para recibir la gracia como si merecieran lo que piden. Y si no obtienen lo que piden, cada vez se hacen más infieles. ¿Cómo pueden esos hombres ser considerados sensatos? Sois de bajo calibre y estáis desprovistos de la razón, completamente incapaces de cumplir el deber que debéis cumplir durante la obra de gestión. Vuestro valor ya ha caído precipitosamente. Vuestro fracaso en recompensarme por mostraros ese favor ya es un acto de extrema rebeldía, suficiente para condenaros y demostrar vuestra cobardía, incompetencia, vileza e indignidad. ¿Cómo podríais todavía estar calificados para mantener vuestras manos extendidas? No sois capaces de ser de la menor ayuda a Mi obra, no sois capaces de comprometeros con vuestra fe ni de dar testimonio de Mí. Estas ya son vuestras fechorías y fracasos, pero en cambio me atacáis, decís mentiras de Mí y os quejáis de que soy injusto. ¿Es esto lo que contribuye a vuestra lealtad? ¿Es esto lo que constituye a vuestro amor? ¿Qué otra obra podéis hacer más allá de esta? ¿Cómo habéis contribuido a toda la obra que se ha hecho? ¿Qué tanto habéis gastado? Ya es un acto de gran misericordia que no ponga ninguna culpa sobre vosotros, pero vosotros todavía con desvergüenza me dais excusas y os quejáis de Mí en privado. ¿Tenéis un mínimo tinte de humanidad? Aunque el deber del hombre esté manchado por la mente del hombre y sus nociones, debes cumplir con tu deber y comprometerte con tu fe. Las impurezas en la obra del hombre son un problema de su calibre, mientras que, si el hombre no cumple con su deber, ello muestra su rebeldía. No hay correlación entre el deber del hombre y si es bendito o maldito. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es su deber ineludible y no debe depender de las recompensas, condiciones o razones. Sólo entonces eso es cumplir con su deber. Un hombre que es bendito goza de bondad tras ser perfeccionado después del juicio. Un hombre que es maldito recibe el castigo cuando su carácter no cambia después del castigo y el juicio, es decir, no ha sido perfeccionado. Como un ser creado, el hombre debe cumplir su deber, hacer lo que debe hacer, y hacer lo que es capaz de hacer, independientemente de si será bendecido o maldecido. Esta es la condición más básica para el hombre, como de uno que está en busca de Dios. No debes cumplir con tu deber sólo para ser bendecido y no te debes negar a actuar por temor a ser maldecido. Dejadme deciros una cosa: Si el hombre es capaz de cumplir con su deber, esto quiere decir que desempeña lo que debe hacer. Si el hombre no es capaz de cumplir con su deber, esto muestra la rebeldía del hombre. Siempre es por medio del proceso de cumplir con su deber que el hombre es cambiado gradualmente, y es por medio de este proceso que demuestra su lealtad. Como tal, entre más puedas cumplir con tu deber, más verdades recibirás y así también tu expresión se volverá más real. Los que sólo cumplen con su deber por inercia y no buscan la verdad, al final serán eliminados, porque tales hombres no cumplen con su deber en la práctica de la verdad, y no practican la verdad en el cumplimiento de su deber. Tales hombres son los que permanecen sin cambios y van a ser malditos. No sólo sus expresiones son impuras, sino que lo que expresan no es otra cosa que maldad.
En noviembre de 2016, un hermano italiano mayor contacta por internet con Cheng Cheng, cristiana de la Iglesia de Dios Todopoderoso, con la esperanza de conocer la obra de Dios Todopoderoso. Cheng Cheng ve su deseo de buscar, pero no sabe qué hacer, ya que su capacidad oral en italiano se limita a “hola” y “adiós”. Al leer las palabras de Dios comprueba que no tiene auténtica fe en Él. Una vez dispuesta a confiar en Dios y a hacer todo lo posible por cooperar, pronto encuentra una hermana de 15 años que puede hacer de intérprete. Cheng Cheng está encantada, pero, como no sabe hablar italiano, se topa inesperadamente con otra dificultad. ¿Cómo confía en Dios para dar a este hermano testimonio de Su obra de los últimos días? ¿Cuál es su experiencia, qué logra comprender y qué aprende? Ve este vídeo para averiguarlo.
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