Fe en Dios

La situación del mundo de hoy es como en los días de Noé, ¿cómo hemos de buscar la aparición de Dios?


 
La situación del mundo de hoy es como en los días de Noé, ¿cómo hemos de buscar la aparición de Dios?

Han surgido los días de Noé: ¿Qué presagia esto?

Cuando hablamos de la humanidad en los tiempos de Noé, todo el mundo sabe que asesinar e incendiar, robar y actuar con promiscuidad, formaba parte del día a día para la gente de esa época. Rechazaron a Dios y no seguían Sus palabras, y al final Dios los destruyó con un gran diluvio. Entonces nos fijamos en la gente del mundo actual: veneran el mal, y uno ve lugares como bares de karaoke, salones de masaje, tabernas y discotecas en las calles y callejuelas de todas las ciudades. La gente come, bebe y se divierte, abandonada a los placeres de la carne; la mayoría compite entre sí por la fama, la ganancia y el estatus, pelean entre ellos, conspiran contra los demás y se engañan mutuamente, sin hacer una excepción con los amigos y parientes. Están todos hartos de la verdad, están enamorados de la injusticia y viven en el pecado; nadie toma la iniciativa de buscar la verdad o de buscar el verdadero camino, e incluso niegan y se oponen abiertamente a Dios. Toda la humanidad vive bajo el dominio de Satanás, e incluso aquellos que creen en el Señor se degradan a sí mismos para seguir las tendencias mundanas. Codician los placeres pecaminosos, viven siempre en un ciclo de pecado y confesión, y no ponen en práctica las enseñanzas del Señor, aunque las conocen bien. Tales escenas traen inevitablemente a la memoria la profecía que hizo el Señor Jesús hace dos mil años: “Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. […] Lo mismo acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado” (Lucas 17:26-30). En esta profecía vemos que cuando el pueblo de los últimos días se corrompa y se vuelva tan malvado como el pueblo de los tiempos de Noé, el Señor regresará. ¿Pero de qué manera aparecerá el Señor? ¿Y cómo debemos recibirlo?

¿Cómo vendrá el Señor en los últimos días?

Mucha gente habla de este versículo de la Biblia: “Y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). Creen que cuando el Señor regrese, vendrá abiertamente sobre una nube, y que nos elevará directamente al reino de los cielos y todos lo verán, por lo que esperan pasivamente que el Señor venga en una nube. La verdad es, sin embargo, que hemos ignorado las profecías bíblicas que declaran que hay otro camino por el cual regresará el Señor, como “He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15), “Por tanto, si no velas, vendré como ladrón […]” (Apocalipsis 3:3), “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20), “Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27), y “Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:44). Estas profecías mencionan el regreso del Señor “como ladrón”, y que Él estará “estoy a la puerta y llamo”. Esto prueba que el Señor vendrá en silencio y en secreto, y que esto ocurrirá sin el conocimiento de nadie. Estos versos también mencionan “venida del Hijo del Hombre” y “vendrá el Hijo del Hombre”, y cualquier referencia al "Hijo del hombre" significa Dios encarnado. Solo el que nace del hombre y posee una humanidad normal puede ser llamado "el Hijo del hombre"; si el Señor vino en la forma de Su cuerpo espiritual después de Su resurrección, entonces no se le podría llamar "el Hijo del hombre". Así que esto muestra que, en los últimos días, el Señor regresa en la carne para obrar en secreto entre los hombres.

En este punto, algunos pueden sentirse confundidos y pensar, "la Biblia profetiza que el Señor vendrá con las nubes y que todos los ojos lo verán, pero también que el Señor vendrá en la carne en secreto. ¿No es esto una contradicción?". De hecho, no existe contradicción en las palabras de Dios. La venida del Señor ocurre de dos maneras: una es que viene abiertamente con las nubes, la otra que viene en secreto como un ladrón. Todo lo que Dios profetizó se cumplirá y se llevará a cabo, pero Dios obra por etapas, y existe un plan para Su obra. Dios primero se encarna y viene en secreto a realizar Su obra para salvar al hombre, y luego aparece abiertamente ante todos, montado en una nube, para recompensar a los buenos y castigar a los malvados.

¿Qué obra viene a hacer el Señor en los últimos días?

¿Por qué Dios viene primero en secreto? Esto se refiere a la obra que Dios realiza cuando aparece en los últimos días. Leamos estos versículos de la Biblia: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7). “Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí” (Apocalipsis 3:12). “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Y las palabras de Dios dicen: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Encontramos en estas palabras que cuando el Señor regrese en los últimos días, expresará más verdades y realizará la obra de juicio. Él usará “la palabra que [Él] ha hablado” para juzgar y exponer nuestra corrupción, para que podamos reflexionar sobre nosotros mismos, lograr un verdadero arrepentimiento y cambio, siendo purificados finalmente por Dios y convirtiéndonos en los vencedores que son llevados a su reino. Esto se debe a que, aunque hemos sido redimidos por el Señor Jesús y nuestros pecados han sido perdonados, la raíz de nuestro pecado, es decir, nuestra naturaleza pecaminosa, permanece en lo profundo de nosotros y, controlados por ella, no podemos evitar pecar con frecuencia. Aquí van apenas un par de ejemplos: cuando otras personas hacen cosas que van en contra de nuestros intereses, puede que los odiemos o nos enfademos; normalmente decimos que seremos leales a Dios y le obedeceremos, pero cuando ocurre algo que no nos gusta, malinterpretamos y culpamos a Dios y, en casos graves, incluso lo abandonamos. Esto demuestra que no nos hemos librado de las cadenas y limitaciones del pecado, que seguimos viviendo en un estado de pecar y luego confesar, y que necesitamos a Dios encarnado para realizar la obra de juicio para purificar nuestra corrupción de una vez por todas. Cuando oímos la voz de Dios, nos elevamos ante Dios y experimentamos el juicio y el castigo de las palabras de Dios; cuando nuestras actitudes corruptas se purifican y podemos someternos a Dios, adorarlo y amarlo en cualquier circunstancia, entonces es cuando Dios nos hace vencedores. Estos son los 14.4000 vencedores que se profetizaron en el Apocalipsis, y cumple perfectamente el capítulo 14, versículo 4 de este: “Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”. Si el Señor regresara primero en una nube con gran gloria, entonces todo el mundo se postraría para adorarlo. No sería posible entonces exponer la rebeldía y oposición a Dios dentro de la naturaleza del hombre, y sería infundado que Dios expresara verdades dirigidas a nuestras expresiones de corrupción para juzgarnos. Aunque Dios revelara nuestra esencia corrupta, no la aceptaríamos, y no podríamos ser purificados ni cambiados. Si ese fuera el caso, Dios sería incapaz de realizar Su obra de crear a los vencedores.

Además, en los últimos días, Dios también revelará cada tipo de persona, separará a cada uno según su especie, y recompensará a los buenos y castigará a los malvados. Si el Señor regresara en una nube con gran gloria, entonces todos lo verían y se postrarían para recibirlo y someterse a Él. Nadie, ya creyera en Dios o perteneciera a Satanás, amara la verdad o no, obedeciera a Dios o se opusiera a Él, podría ser expuesto por Dios. Entonces, la cosecha y el aventar, como se predice en la Biblia, y la obra de separar a cada uno según su especie, separar las ovejas de las cabras, el trigo de la cizaña, y todo lo demás, no podrían cumplirse. Aunque Dios sabe quién es bueno y quién es malo, si la gente no se revela, entonces no lo reconocerán, y mucho menos se convencerán de ello. Por lo tanto, está claro que Dios hace la obra de juicio en los últimos días para salvar al hombre de una vez por todas, para crear un grupo de vencedores, y para separar a cada uno según su especie. Para ello, primero debe hacerse carne y venir en secreto. Una vez se cree un grupo de vencedores, el período de la obra secreta de Dios llegará a su fin, y solo entonces Dios vendrá abiertamente con las nubes, se aparecerá a todas las naciones y pueblos para comenzar a recompensar a los buenos y castigar a los malvados. Todos aquellos que han aceptado la obra de juicio de Dios y han sido purificados serán finalmente conducidos al reino de Dios, mientras que aquellos que no han aceptado la obra de Dios encarnado, y que se oponen, calumnian y blasfeman contra Dios, se revelarán como los siervos malvados y la cizaña. Todas esas personas serán barridas por los desastres con mucho llanto y crujir de dientes. Solo entonces se cumplirá esta profecía del Apocalipsis: “He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él” (Apocalipsis 1:7).

¿Cómo debemos recibir la aparición y la obra del Señor?

Mientras Dios encarnado obra en secreto, ¿qué podemos hacer para poder recibir al Señor? En Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. En Mateo 25:6 dice: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo”. Podemos ver en estos versos que, en los últimos días, Dios usará sus palabras para llamar a nuestras puertas, y usará a la gente para gritar la noticia de que el novio ha regresado. Por lo tanto, cuando alguien nos predica el evangelio, debemos buscar con el corazón abierto y centrarnos en escuchar la voz de Dios. Mientras reconozcamos que es la voz de Dios, debemos apresurarnos a aceptar y someternos, y seguir el ritmo de la obra de Dios en los últimos días. Esto es lo que significa recibir el regreso del Señor.

En la actualidad, solo la Iglesia de Dios Todopoderoso da testimonio abiertamente de que el Señor ha venido en secreto en la carne y que es Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días. Dios Todopoderoso ha expresado millones de palabras y realiza la obra de juicio comenzando por la casa de Dios, purificando y salvando a todos los que acuden ante Él. Dios Todopoderoso apareció y ha estado realizando Su obra durante casi 30 años, y ya ha creado un grupo de vencedores; la obra de juicio de Dios está ahora cercana a su final. Uno tras otro, ocurren desastres por todo el mundo; los días de Noé se acercan. Debemos ser las vírgenes prudentes y apresurarnos a investigar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, ya que al hacerlo tendremos la oportunidad de recibir al Señor y quedar atrapados antes de que lleguen los desastres. Si nos aferramos a la idea de que el Señor viene con las nubes y nos negamos a buscar e investigar la obra de Dios encarnado, entonces seremos abandonados y eliminados por el Señor, y seremos barridos por los desastres y castigados. Es como dice Dios Todopoderoso: “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad” (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Hoy en día, continúan ocurriendo los desastres como los terremotos, plagas y hambrunas. Los que están familiarizados con la Biblia todos saben que estos son las señales de los últimos tiempos. Cuando aparecen estas señales, prueba que el Señor ha vuelto por segunda vez. Entonces, ¿cómo debemos buscar las huellas de Dios y recibir al Señor? Les invitamos a los hermanos y hermanas a hacer clic en el enlace de WhatsApp para comunicarse y hablar con nosotros, vamos a buscar juntos las huellas de Dios para recibir al Señor.

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Las escrituras tomadas de LA BIBLIADE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

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Palabra de Dios para hoy | Dios preside el destino de toda la humanidad


 

Palabra de Dios para hoy | Dios preside el destino de toda la humanidad
Como miembros de la raza humana y cristianos devotos, es responsabilidad y obligación de todos nosotros ofrecer nuestra mente y nuestro cuerpo para el cumplimiento de la comisión de Dios, porque todo nuestro ser vino de Él y existe gracias a Su soberanía. Si nuestras mentes y nuestros cuerpos no son para la comisión de Dios ni para la causa justa de la humanidad, nuestras almas serán indignas de aquellos que fueron martirizados por causa de aquella, y aún más indignas de Dios, que nos ha provisto todo.

Dios creó este mundo, creó a esta humanidad y, además, fue el arquitecto de la antigua cultura griega y la civilización humana. Solo Dios consuela a esta humanidad y solo Él cuida de ella noche y día. El desarrollo y el progreso humanos son inseparables de la soberanía de Dios, y la historia y el futuro de la humanidad son inextricables de los designios de Dios. Si eres un cristiano verdadero, creerás sin duda que el auge y la caída de cualquier país o nación ocurren de acuerdo con los designios de Dios. Solo Él conoce el destino de un país o nación, y solo Él controla el curso de esta humanidad. Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse ante Dios y adorarlo, arrepentirse y confesarse ante Él, si no, la suerte y el destino del hombre serán una catástrofe inevitable.

Echa un vistazo a la época en que Noé construyó su arca: la humanidad era profundamente corrupta, las personas se habían desviado de la bendición de Dios, Él ya no cuidaba de ellos, y habían perdido Sus promesas. Vivían en las tinieblas, sin la luz de Dios. Entonces los hombres se volvieron licenciosos por naturaleza y se abandonaron a sí mismos a una depravación horrible. Tales personas ya no podían recibir la promesa de Dios; no eran dignos de ver Su rostro, ni oír Su voz, porque lo habían abandonado, habían dejado de lado todo lo que Él les había concedido y habían olvidado Sus enseñanzas. Su corazón se apartaba más y más de Dios, y conforme lo hacía, se volvieron depravados más allá de toda razón y humanidad, y cada vez más malvados. Entonces caminaron cada vez más cerca de la muerte y cayeron bajo la ira y el castigo de Dios. Solo Noé adoró a Dios y se apartó del mal, y por eso fue capaz de oír Su voz y Sus instrucciones. Él construyó el arca siguiendo las instrucciones de la palabra de Dios y allí reunió a toda forma de criaturas vivientes. Y de esta manera, una vez que todo se había preparado, Dios desató Su destrucción sobre el mundo. Solo Noé y los otros siete miembros de su familia sobrevivieron a la destrucción, porque Noé adoró a Jehová y se apartó del mal.

Ahora, mira la era presente: los hombres justos como Noé, que podían adorar a Dios y apartarse del mal, han dejado de existir. Aun así Dios sigue siendo misericordioso con esta humanidad y todavía la absuelve durante esta era final. Dios busca a aquellos que anhelan que Él aparezca. Busca a aquellos que son capaces de oír Sus palabras, los que no han olvidado Su comisión y le ofrecen su corazón y su cuerpo. Él busca a aquellos que son obedientes como bebés ante Él y que no se le resisten. Si te dedicas a Dios, sin impedimento de ningún poder o fuerza, entonces Dios te mirará con buenos ojos y te concederá Sus bendiciones. Si tienes una posición alta, una reputación honorable, si posees un conocimiento abundante, si tienes muchas propiedades y muchas personas te apoyan, pero estas cosas no te impiden venir ante Dios para aceptar Su llamamiento y Su comisión, que hagas lo que Él pide de ti, entonces todo lo que haces será la causa más significativa de la tierra y el proyecto más justo de la humanidad. Si rechazas la llamada de Dios por causa de tu estatus o tus propios objetivos, todo lo que hagas será maldito y será incluso detestado por Dios. Quizá seas presidente, científico, pastor o un anciano, no importa cuán elevado sea tu oficio, si te apoyas en tu conocimiento y capacidad en relación a tus proyectos, siempre serás un fracaso y serás alguien sin las bendiciones de Dios, porque Él no acepta nada de lo que haces, ni admite que tus proyectos sean justos, ni acepta que estés trabajando para el beneficio de la humanidad. Él dirá que lo único que haces es usar el conocimiento y la fuerza de la humanidad para despojar al hombre de la protección de Dios y para negar Sus bendiciones. Él dirá que estás llevando a la humanidad hacia las tinieblas, hacia la muerte y hacia el comienzo de una existencia ilimitada en la que el hombre ha perdido a Dios y Su bendición.

Desde que la humanidad inventó las ciencias sociales, la ciencia y el conocimiento ocuparon su mente. Después, estas pasaron a ser herramientas para gobernar a la humanidad, y ya no hay espacio suficiente para que el hombre adore a Dios ni hay condiciones favorables para Su adoración. La posición de Dios se ha hundido aún más abajo en el corazón del hombre. Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío. En consecuencia, muchos científicos sociales, historiadores y políticos han saltado a la palestra para expresar teorías de ciencias sociales, la teoría de la evolución humana y otras que contradicen la verdad de que Dios creó al hombre, para llenar los corazones y las mentes de la humanidad. Así, cada vez son menos los que creen que Dios lo creó todo, y son más los que creen en la teoría de la evolución. Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era del Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, al principio de que Él existe y que domina todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el destino de países y naciones ya no son importantes para estas personas, y el hombre vive en un mundo vacío, que se preocupa solo por comer, beber y buscar el placer… Pocas personas asumen la responsabilidad de buscar dónde Dios lleva a cabo Su obra hoy o cómo preside y organiza el destino del hombre. Y, de esta forma, sin el hombre saberlo, la civilización humana se vuelve cada vez menos capaz de cumplir los deseos del hombre e, incluso, todavía hay muchos que sienten que, viviendo en un mundo así, son menos felices que aquellos que ya han muerto. Hay incluso personas de países que solían ser muy civilizados que ventilan estas quejas. Y es que sin la dirección de Dios, por mucho que los gobernantes y sociólogos se devanen los sesos para preservar la civilización humana, todo es inútil. Nadie puede llenar el vacío en el corazón del hombre, porque nadie puede ser su vida, y ninguna teoría social puede liberarlo del vacío que lo aflige. Ciencia, conocimiento, libertad, democracia, ocio, comodidad; esto solo le brinda un consuelo temporal al hombre. Incluso teniendo esto, el hombre pecará inevitablemente y se quejará de las injusticias de la sociedad. Estas cosas no pueden refrenar su anhelo y deseo de explorar. Esto es porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido solo pueden llevarla a una angustia mayor y solo pueden causar que el hombre exista en un estado constante de miedo, sin saber cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llegará a temer a la ciencia y al conocimiento y, más aún, al sentimiento de vacío. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al destino de la humanidad. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios y el destino de la humanidad, mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la humanidad, son llamados “fenómenos sociales” por los sociólogos, pero ningún gran hombre puede surgir y resolver estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre, y ninguno de ellos puede reemplazar la posición y la vida de Dios. La humanidad no solo requiere una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y que sea igualitaria y libre; lo que necesita la humanidad es la salvación de Dios y Su provisión de vida. Solo cuando el hombre recibe la provisión de vida de Dios y Su salvación puede resolver las necesidades, el anhelo de explorar y el vacío espiritual. Si las personas de un país o nación son incapaces de recibir la salvación y el cuidado de Dios, ese país o nación irá camino a la ruina, hacia las tinieblas y Dios lo aniquilará.

Quizá tu país hoy esté prosperando, pero si dejas que tu pueblo se aparte de Dios, entonces se verá cada vez más lejos de Sus bendiciones. La civilización de tu país se verá cada vez más pisoteada, y no pasará mucho tiempo antes de que las personas se levanten contra Dios y maldigan el cielo. Y, así, sin que el hombre lo sepa, se arruinará el destino de un país. Dios alzará países poderosos para ocuparse de aquellos países que Él ha maldecido y podría incluso borrarlos de la faz de la tierra. El surgimiento y la caída de un país o nación depende de si sus gobernantes adoran a Dios y de si guían a su pueblo para que esté más cerca de Dios y lo adore. Pero en esta era final, como los que buscan sinceramente a Dios y lo adoran son cada vez más escasos, Él concede un favor especial a los países en los que el cristianismo es la religión del estado. Reúne a esos países para formar el relativamente justo campamento del mundo, mientras que los países ateos y que no adoran al Dios verdadero pasan a ser los oponentes del campamento justo. De esta forma, Él no solo tiene un lugar entre la humanidad en el que lleva a cabo Su obra, sino que también gana países que pueden ejercer autoridad justa, permitiendo que se impongan sanciones y restricciones a las naciones que se resisten a Él. Pero, a pesar de esto, siguen sin surgir personas que adoren a Dios, porque el hombre se ha alejado demasiado de Él y se ha olvidado de Dios demasiado tiempo. En la tierra sigue habiendo países que solo ejercen la justicia y resisten la injusticia. Sin embargo, esto está lejos de los deseos de Dios, porque ningún gobernante permitirá que Él presida su pueblo, y ningún partido político reunirá a sus seguidores para adorar a Dios; Él ha perdido Su lugar legítimo en el corazón de cada país, nación, partido gobernante e incluso de cada persona. Aunque las fuerzas justas existen en este mundo, el gobierno en el que Dios no ocupa un lugar en el corazón del hombre es frágil. Sin Su bendición, el ámbito político caerá en el desorden y se volverá vulnerable al ataque. Para la humanidad, vivir sin la bendición de Dios es como vivir sin sol. Independientemente de la asiduidad con la que los gobernantes trabajen por su pueblo, sin importar el número de conferencias justas que celebre la humanidad, nada de esto cambiará el curso de los acontecimientos ni alterará el destino de la humanidad. El hombre cree que un país en el que las personas pueden comer y vestirse, en el que viven juntas pacíficamente, es un buen país y tiene buen liderazgo. Pero Dios no piensa así. Él cree que un país en el que nadie lo adora es uno que Él aniquilará. La forma de pensar del hombre está muy en conflicto con la de Dios. Así pues, si el jefe de Estado de un país no adora a Dios, el destino de ese país será trágico y el país no tendrá futuro.

Dios no participa en las políticas del hombre, pero controla el destino de un país o nación. Él controla este mundo y todo el universo. El destino del hombre y el plan de Dios están íntimamente relacionados, y ningún hombre, país o nación está exento de la soberanía de Dios. Si el hombre desea conocer su destino, debe venir ante Dios. Él hará que los que le siguen y adoran prosperen y traerá decadencia y extinción sobre los que se le resisten y lo rechazan.

Recuerda la escena bíblica en la que Dios forjó la destrucción sobre Sodoma y piensa también cómo la esposa de Lot acabó siendo una estatua de sal. Piensa cómo se arrepintió de sus pecados el pueblo de Nínive en cilicio y cenizas y recuerda lo que siguió después de que los judíos clavasen a Jesús en la cruz hace 2000 años. Los judíos fueron expulsados de Israel y huyeron a países alrededor del mundo. Muchos murieron asesinados, y toda la nación judía se vio sometida a una destrucción sin precedentes. Habían clavado a Dios en la cruz —cometieron un pecado atroz— e irritaron Su carácter. Se les hizo pagar por lo que hicieron y se les hizo cargar con todas las consecuencias de sus actos. Condenaron a Dios, lo rechazaron y, por tanto, solo tenían un destino: ser castigados por Dios. Esta fue la amarga consecuencia y el desastre en el que sus gobernantes sumergieron al país y a la nación.

Hoy, Dios ha regresado al mundo para realizar Su obra. Su primera parada es la gran reunión de dictadores: China, el acérrimo bastión del ateísmo. Dios ha ganado un grupo de personas con Su sabiduría y poder. Durante este período, el partido gobernante en China lo ha sido perseguido por todos los medios y lo ha sometido a un gran sufrimiento, sin un lugar donde poder apoyar la cabeza, incapaz de encontrar refugio. A pesar de esto, Dios aún continúa la obra que pretende hacer: alza Su voz y difunde el evangelio. Nadie puede explicar la omnipotencia de Dios. En China, un país que considera a Dios como enemigo, Él no ha cesado nunca Su obra. Por el contrario, más personas han aceptado Su obra y Su palabra, porque Dios salva a todos y cada uno de los miembros de la humanidad en la medida de lo posible. Confiamos en que ningún país ni ningún poder pueda interponerse en el camino de lo que Dios quiere lograr. Aquellos que obstruyen Su obra, se resisten a Su palabra e interrumpen y perjudican Su plan terminarán castigados por Él. El que resista la obra de Dios será enviado al infierno; cualquier país que lo haga será destruido; cualquier nación que se levante para oponerse a la obra de Dios será barrida de esta tierra y dejará de existir. Insto a las personas de todas las naciones, de todos los países e incluso de todas las industrias a escuchar la voz de Dios, contemplar Su obra y prestar atención al destino de la humanidad, para hacer que Dios sea el más santo, el más honorable, el superior y el único objeto de adoración entre la humanidad, y permitir así a toda la humanidad vivir bajo la bendición de Dios, así como los descendientes de Abraham vivieron bajo la promesa de Jehová, y como Adán y Eva, a quienes Dios creó primero, vivieron en el jardín del Edén.

La obra de Dios avanza como una poderosa ola. Nadie puede demorarlo ni detener Su marcha. Solo aquellos que escuchan Sus palabras con atención y lo buscan y tienen sed de Él pueden seguir Sus huellas y recibir Su promesa. Aquellos que no, sufrirán un desastre abrumador y un castigo bien merecido.

De “La Palabra manifestada en carne”

Devocional | La Biblia fue compilada por el hombre, no por Dios; la Biblia no puede representar a Dios.


 Devocional | La Biblia fue compilada por el hombre, no por Dios; la Biblia no puede representar a Dios.

Versículos bíblicos como referencia:

“Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40).

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Las palabras relevantes de Dios:

La Biblia es un registro histórico de la obra de Dios en Israel, y documenta muchas de las predicciones de antiguos profetas, así como algunas de las declaraciones de Jehová en Su obra en ese momento. Por tanto, todas las personas consideran este libro como santo (porque Dios es santo y grande). Por supuesto, esto es todo un resultado de su reverencia por Jehová y su adoración de Dios. Las personas se refieren así a este libro, sólo porque las criaturas de Dios son tan veneradoras y adoradoras de su Creador, y están incluso aquellos que catalogan a este libro de libro celestial. En realidad, es simplemente un registro humano. Jehová no lo tituló personalmente ni guió su creación. Es decir, el autor de este libro no es Dios, sino los hombres. La Santa Biblia sólo es el título respetuoso que el hombre le ha dado. No fue decidido por Jehová y Jesús tras un debate entre ellos; no es nada más que una idea humana. Porque Jehová no escribió este libro, y mucho menos Jesús, sino que son los relatos escritos por muchos antiguos profetas, apóstoles y adivinos, recopilados por generaciones posteriores en un libro de escritos antiguos que, para las personas, parece especialmente santo, un libro que en su opinión contiene muchos misterios insondables y profundos que están esperando a ser descubiertos por generaciones futuras. Así pues, las personas están aún más dispuestas a creer que este libro es un libro celestial. Con el añadido de los Cuatro Evangelios y el libro del Apocalipsis, la actitud de las personas hacia él es particularmente diferente de la que tienen hacia cualquier otro libro y, por tanto, nadie se atreve a diseccionar este “libro celestial”, porque es demasiado “sagrado”.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Antes, el pueblo de Israel sólo leía el Antiguo Testamento. Es decir, al principio de la Era de la Gracia, las personas leían el Antiguo Testamento. El Nuevo sólo apareció durante la Era de la Gracia. No existía cuando Jesús obraba; las personas registraron Su obra después de que resucitara y ascendiera. Sólo entonces se materializaron los cuatro Evangelios y, además de estos, las epístolas de Pablo y Pedro, así como el libro de Apocalipsis. Más de trescientos años después de que Jesús ascendió al cielo, generaciones posteriores recopilaron estos documentos de manera selectiva, y solo entonces se produjo el Nuevo Testamento de la Biblia. Solo después de que esta obra se completó hubo un Nuevo Testamento; no existía previamente. Dios había hecho toda esa obra, y Pablo y los demás apóstoles habían escrito muchas epístolas a las iglesias en distintos lugares. Quienes vinieron después de ellos combinaron sus epístolas y anexaron la mayor visión registrada por Juan en la isla de Patmos, en la cual se profetizó la obra de Dios de los últimos días. Las personas hicieron esta secuencia, que es distinta a las declaraciones de hoy. Lo que se registra en la actualidad es acorde a los pasos de la obra de Dios; las personas se comprometen hoy con Su obra personal y con las palabras que Él mismo pronunció. Vosotros, la humanidad, no debéis interferir; las palabras, que vienen directamente del Espíritu, se han arreglado paso a paso, y son diferentes del arreglo de los registros del hombre. Puede decirse que lo que registraron fue acorde con su nivel de educación y calibre humano, que fueron las experiencias de los hombres, que cada uno tuvo sus propios medios de recopilar y conocer, y que cada registro era diferente. Por tanto, ¡si adoras la Biblia como si fuera Dios eres extremadamente ignorante y estúpido!
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe ser la obra de Dios acorde con la Biblia? ¿Podría ser que Dios mismo no tuviera derecho de sobrepasar la Biblia? ¿No puede salirse Dios de la Biblia y hacer otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía guardar el día de reposo y practicar según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué no lo hizo Jesús después de venir, sino que en su lugar lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús honraba el Antiguo Testamento, ¿por qué desafió estas doctrinas? Deberías saber qué vino primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podría ser también el de la Biblia?
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero; pero en realidad, ¿son las cosas tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús sobre la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo; ¿no son registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las hace historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente. ¡Porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia, y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y si crees en Dios pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra, no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia; pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios mismo es la vida y la verdad, Su vida y verdad coexisten. Los que no pueden obtener la verdad nunca obtendrán la vida. Sin la guía, apoyo y provisión de la verdad, sólo recibirás letras, doctrinas y, además, la muerte. La vida de Dios siempre está presente, Su verdad y vida coexisten. Si no puedes encontrar la fuente de la verdad, entonces no obtendrás el alimento de la vida; si no puedes obtener la provisión de vida, entonces, seguramente no tienes la verdad, y así, aparte de las imaginaciones y las nociones, la totalidad de tu cuerpo no será nada más que carne, tu apestosa carne. Debes saber que las palabras de los libros no cuentan como vida, los registros de la historia no se pueden consagrar como la verdad, y las doctrinas del pasado no pueden servir como un registro de palabras que Dios habla en el presente. Sólo lo que Dios expresa cuando viene a la tierra y vive entre los hombres es la verdad, la vida, la voluntad de Dios y Su manera actual de obrar. Si aplicas los registros de las palabras que Dios habló desde las eras pasadas hasta la actualidad, entonces eres un arqueólogo y la mejor manera de describirte es como un experto en herencia histórica. Lo eres porque siempre crees en los rastros de la obra que Dios hizo en tiempos pasados, sólo crees en la sombra de Dios que quedó cuando antes obró entre los hombres, y sólo crees en el camino que Dios les dio a Sus seguidores en tiempos pasados. No crees en la dirección de la obra de Dios en la actualidad, no crees en el glorioso semblante de Dios en la actualidad y no crees en el camino de la verdad que Dios expresa en el presente. Y así eres, sin duda, un soñador que está completamente fuera de contacto con la realidad. Si todavía hoy te aferras a las palabras que son incapaces de dar la vida al hombre, ¡entonces eres un desesperanzado pedazo de madera muerta,[a] porque eres demasiado conservador, demasiado intratable y demasiado insensible para razonar!
Extracto de ‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

Las personas que han sido corrompidas y todas viven en la trampa de Satanás, en la carne, en los deseos egoístas y ni una sola entre ellas es compatible conmigo. Están las que dicen que son compatibles conmigo, pero que adoran ídolos vagos. Aunque reconocen que Mi nombre es santo, se embarcan en un camino que va en contra de Mí y sus palabras están llenas de arrogancia y autoconfianza porque, en la raíz, todos están en contra de Mí y son incompatibles conmigo. Todos los días buscan rastros de Mí en la Biblia y encuentran al azar pasajes “adecuados” que leen interminablemente y que recitan como las escrituras. No saben cómo ser compatibles conmigo, no saben qué significa estar en enemistad conmigo y sólo leen las escrituras a ciegas. Confinan dentro de la Biblia a un Dios vago al que nunca han visto y al que son incapaces de ver y lo sacan para contemplarlo durante su tiempo libre. Creen en Mi existencia sólo dentro del alcance de la Biblia. Para ellos, Yo soy lo mismo que la Biblia; sin la Biblia Yo no existo y sin Mí no existe la Biblia. No prestan atención a Mi existencia o acciones, sino que dedican una atención extrema y especial a todas y a cada una de las palabras de las Escrituras, y muchos de ellos incluso creen que Yo no debería hacer nada que quisiera a menos que las Escrituras lo predijeran. Le atribuyen demasiada importancia a las Escrituras. Se puede decir que ven las palabras y expresiones como demasiado importantes, hasta el punto de que usan versículos de la Biblia para medir cada palabra que digo y para condenarme. Lo que buscan no es el camino de la compatibilidad conmigo, o el camino de la compatibilidad con la verdad, sino el camino de la compatibilidad con las palabras de la Biblia, y creen que cualquier cosa que no se ciña a la Biblia, sin excepción, no es Mi obra. ¿No son esas personas los descendientes sumisos de los fariseos? Los fariseos judíos usaron la ley de Moisés para condenar a Jesús. No buscaron la compatibilidad con el Jesús de ese tiempo, sino que diligentemente siguieron la ley al pie de la letra, hasta el grado de que finalmente clavaron en la cruz al Jesús inocente, habiéndolo acusado de no seguir la ley del Antiguo Testamento y de no ser el Mesías. ¿Cuál era su esencia? ¿No era que no buscaban el camino de la compatibilidad con la verdad? Se obsesionaron con todas y cada una de las palabras de las Escrituras mientras que no prestaron atención a Mi voluntad ni a los pasos ni métodos de Mi obra. No eran personas que buscaran la verdad, sino que eran personas que se aferraban a las palabras; no eran personas que creyeran en Dios, sino personas que creían en la Biblia. En esencia, eran los guardianes de la Biblia. Con el fin de salvaguardar los intereses de la Biblia, de sostener la dignidad de la Biblia y de proteger la reputación de la Biblia, llegaron tan lejos que clavaron en la cruz al misericordioso Jesús. Lo hicieron solamente en aras de defender la Biblia y por el bien de mantener el estatus de todas y cada una de las palabras de la Biblia en los corazones de las personas. Así que prefirieron abandonar su futuro y la ofrenda por el pecado para condenar a muerte a Jesús, que no se conformaba a la doctrina de las Escrituras. ¿No fueron lacayos de todas y cada una de las palabras de las Escrituras?

¿Y qué pasa hoy con las personas? Cristo ha llegado para liberar la verdad, pero preferirían expulsarlo de entre los hombres con el fin de poder entrar al cielo y recibir la gracia. Preferirían negar por completo la venida de la verdad con el fin de salvaguardar los intereses de la Biblia, y preferirían clavar otra vez en la cruz al Cristo encarnado de nuevo con el fin de asegurar la existencia eterna de la Biblia. ¿Cómo puede el hombre recibir Mi salvación cuando su corazón es tan malvado y su naturaleza tan opuesta a Mí? Vivo entre los hombres, pero el hombre no sabe de Mi existencia. Cuando hago brillar Mi luz sobre el hombre, todavía sigue ignorando Mi existencia. Cuando desato Mi ira sobre el hombre, niega Mi existencia aun con mayor fuerza. El hombre busca la compatibilidad con las palabras, con la Biblia, pero ni una sola persona viene ante Mí para buscar el camino de la compatibilidad con la verdad. El hombre dirige su mirada a Mí en el cielo y dedica un interés especial a Mi existencia en el cielo, pero nadie se preocupa por Mí en la carne, porque Yo, que vivo entre los hombres, soy muy insignificante. Los que sólo buscan la compatibilidad con las palabras de la Biblia, y que sólo buscan la compatibilidad con un Dios impreciso, son un espectáculo deplorable para Mí. Esto se debe a que lo que ellos adoran son palabras muertas y un Dios que es capaz de darles tesoros incalculables. Lo que ellos adoran es un Dios que se pone a merced del hombre y que no existe. ¿Entonces qué pueden obtener tales personas de Mí? La bajeza del hombre es sencillamente indescriptible. Los que están en Mi contra, que me hacen demandas sin límite, que no tienen amor por la verdad, que se rebelan contra Mí, ¿cómo podrían ser compatibles conmigo?
Extracto de ‘Deberías buscar el camino de la compatibilidad con Cristo’ en “La Palabra manifestada en carne”

El hecho que estoy explicando aquí es este: lo que Dios es y tiene es inagotable e ilimitado por siempre. Dios es la fuente de la vida y de todas las cosas. Dios no puede ser dimensionado por ningún ser creado. Por último, debo todavía recordar a todos: no delimitéis otra vez a Dios en libros, palabras o en Sus declaraciones pasadas. Hay una sola palabra para la característica de la obra de Dios: nueva. A Él no le gusta tomar caminos antiguos o repetir Su obra, y mucho menos quiere que la gente lo adore mientras que lo delimita a un cierto ámbito. Este es el carácter de Dios.
Extracto de ‘Epílogo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Nota al pie:

a. Un pedazo de madera muerta: un modismo chino que significa “sin remedio”.

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El Señor Jesús nos ha prometido que “todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¿Cómo cumplirá Dios lo que ha dicho?


 El Señor Jesús nos ha prometido que “todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¿Cómo cumplirá Dios lo que ha dicho?

Versículos bíblicos como referencia:

“Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan” (Hebreos 9:28).

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad” (Juan 16:12-13).

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda” (Apocalipsis 2:11).

“Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” (Apocalipsis 21:3-4).

Las palabras relevantes de Dios:

Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida.
Extracto de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de los últimos días consiste en pronunciar palabras. A través de las palabras se pueden llevar a cabo grandes cambios en el hombre. Los cambios efectuados ahora en estas personas al aceptar estas palabras son mucho mayores que los llevados a cabo en las personas al aceptar las señales y maravillas de la Era de la Gracia. Porque, en la Era de la Gracia, los demonios eran arrojados fuera del hombre con la imposición de manos y la oración, pero las actitudes corruptas del hombre permanecían. El hombre fue curado de su enfermedad y se le perdonaron sus pecados, pero en lo que se refiere a cómo el hombre sería despojado de las actitudes satánicas corruptas que había en su interior, esa obra todavía tenía que realizarse. El hombre sólo fue salvo y se le perdonaron sus pecados por su fe, pero su naturaleza pecaminosa no le fue quitada y permaneció en él. Los pecados del hombre fueron perdonados a través del Dios encarnado, pero eso no significó que el hombre ya no tuviera pecado en él. Los pecados del hombre podían ser perdonados por medio de la ofrenda por el pecado, pero en lo que se refiere a cómo puede lograrse que el hombre no peque más y cómo puede extirparse por completo y transformarse su naturaleza pecaminosa, él no tiene forma de resolver este problema. Los pecados del hombre fueron perdonados, y esto es gracias a la obra de crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en su viejo carácter satánico corrupto del pasado. Así pues, el hombre debe ser completamente salvado de su carácter satánico corrupto para que su naturaleza pecadora le sea completamente extirpada y no se desarrolle más, permitiendo, así, que el carácter del hombre se transforme. Esto requeriría que el hombre entendiera la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También requeriría que el hombre actuara de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y pueda ser conforme a la voluntad de Dios, despojarse de su carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, emergiendo, así, totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa. En la época en la que Jesús estaba llevando a cabo Su obra, el conocimiento que el hombre tenía de Él seguía siendo vago y poco claro. El hombre siempre creyó que Él era el hijo de David y proclamó que era un gran profeta y el Señor bondadoso que redimía los pecados del hombre. Algunos, por la fuerza de su fe, fueron sanados simplemente al tocar el borde de Su manto; los ciegos pudieron ver e incluso los muertos pudieron ser devueltos a la vida. Sin embargo, el hombre fue incapaz de descubrir el carácter satánico corrupto profundamente arraigado en su interior y tampoco sabía cómo desecharlo. El hombre recibió mucha gracia, como la paz y la felicidad de la carne, bendiciones sobre toda la familia por la fe de uno solo de sus miembros, la curación de las enfermedades, etc. El resto fueron las buenas obras del hombre y su apariencia piadosa; si alguien podía vivir con base en eso, se le consideraba un buen creyente. Sólo ese tipo de creyentes podían entrar en el cielo tras su muerte, lo que significaba que eran salvos. Pero durante su vida, estas personas no entendieron en absoluto el camino de la vida. Simplemente cometían pecados y después los confesaban, en un ciclo constante sin una senda para cambiar su carácter. Esa era la condición del hombre en la Era de la Gracia. ¿Ha recibido el hombre la salvación completa? ¡No! Por tanto, después de completarse esa etapa de la obra, aún quedaba la obra de juicio y castigo. Esta etapa tiene como objetivo hacer al hombre puro por medio de la palabra y, así, darle una senda que seguir. Esta etapa no sería fructífera ni tendría sentido si continuase con la expulsión de demonios, porque la naturaleza pecaminosa del hombre no sería extirpada y el hombre se detendría tras el perdón de los pecados. A través de la ofrenda por el pecado, al hombre se le han perdonado sus pecados, porque la obra de la crucifixión ya ha llegado a su fin y Dios ha vencido a Satanás. Pero el carácter corrupto del hombre sigue en él y este todavía puede pecar y resistirse a Dios y Dios no ha ganado a la humanidad. Esa es la razón por la que en esta etapa de la obra Dios usa la palabra para revelar el carácter corrupto del hombre y hace que este practique según la senda correcta. Esta etapa es más significativa que la anterior y también más fructífera, porque, ahora, la palabra es la que provee directamente la vida del hombre y permite que su carácter sea completamente renovado; es una etapa de obra mucho más concienzuda. Así pues, la encarnación en los últimos días ha completado el sentido de la encarnación de Dios y ha finalizado plenamente el plan de gestión de Dios para la salvación del hombre.
Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

La primera encarnación fue para redimir al hombre del pecado; para redimirlo por medio de la carne de Jesús; es decir, Él salvó al hombre desde la cruz, pero el carácter satánico corrupto todavía permanecía en el hombre. La segunda encarnación ya no tiene como propósito servir como ofrenda por el pecado, sino, más bien, salvar por completo a los que fueron redimidos del pecado. Esto se hace de tal forma que quienes han sido perdonados puedan ser librados de sus pecados, sean purificados completamente, y, al lograr un cambio de carácter, sean liberados de la influencia de la oscuridad de Satanás y regresen delante del trono de Dios. Sólo así puede el hombre ser plenamente santificado. Después de que la Era de la Ley llegó a su fin, y al comenzar la Era de la Gracia, Dios inició la obra de salvación, la cual continúa hasta los últimos días, cuando, al juzgar y castigar a la raza humana por su rebeldía, Él habrá purificado totalmente a la humanidad. Sólo entonces Dios concluirá Su obra de salvación y entrará en el reposo.
Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la Era del Reino, Dios usa las palabras para iniciar la nueva era, para cambiar los medios por los cuales Él obra y para llevar a cabo la obra de la era entera. Este es el principio por el cual Dios obra en la Era de la Palabra. Él se hizo carne para hablar desde diferentes perspectivas, de modo que el hombre pudiera ver realmente a Dios —quien es la Palabra manifestada en la carne—, y para que pudiera contemplar Su sabiduría y Su maravilla. Este tipo de obra se realiza para lograr mejor los objetivos de conquistar al hombre, perfeccionarlo y descartarlo, que es el verdadero significado del uso de las palabras para obrar en la Era de la Palabra. A través de estas palabras, las personas llegan a conocer la obra de Dios, Su carácter, la sustancia del hombre y aquello en lo que el hombre debe entrar. A través de las palabras, la obra que Dios desea llevar a cabo en la Era de la Palabra fructifica en su totalidad. A través estas palabras, las personas son expuestas, descartadas y probadas. Las personas han visto las palabras de Dios, han oído estas palabras y han reconocido su existencia. Como resultado, han llegado a creer en la existencia de Dios, en Su omnipotencia y sabiduría, así como en el amor de Dios por el hombre y Su deseo de salvarlo. El término “palabras” puede ser sencillo y corriente, pero las palabras procedentes de la boca del Dios encarnado sacuden el universo, transforman el corazón de las personas, transforman sus nociones y su antiguo carácter, y la apariencia que el mundo entero solía tener. A lo largo de las eras, solo el Dios de la actualidad ha obrado de esta manera, y solo Él habla así y viene a salvar al hombre de ese modo. A partir de este momento, el hombre vive bajo la guía de las palabras de Dios, y es pastoreado y provisto por Sus palabras. La gente vive en el mundo de las palabras de Dios, entre las maldiciones y bendiciones de Sus palabras, y hay incluso más personas que han llegado a vivir bajo el juicio y el castigo de las mismas. Todas estas palabras y esta obra son en aras de la salvación del hombre, en aras del cumplimiento de la voluntad de Dios y en aras de cambiar el aspecto original del mundo de la antigua creación. Dios creó el mundo utilizando palabras, guía a las personas en todo el universo utilizando palabras, y las conquista y las salva utilizando palabras. Al final, Él utilizará palabras para llevar a la totalidad del mundo antiguo a su fin, completando, así, todo Su plan de gestión. A lo largo de la Era del Reino, Dios usa las palabras para llevar a cabo Su obra y para lograr los resultados de Su obra. Él no obra maravillas ni hace milagros, sino que, simplemente, lleva a cabo Su obra a través de las palabras. Gracias a estas palabras, el hombre es nutrido y provisto, y adquiere conocimiento y verdadera experiencia. En la Era de la Palabra, el hombre ha sido excepcionalmente bendecido. Él no sufre ningún dolor físico y simplemente disfruta de la abundante provisión de las palabras de Dios; sin necesidad de buscar o viajar a ciegas, en medio de su comodidad, ve la aparición de Dios, lo escucha hablar con Su propia boca, recibe Su provisión y ve que lleva a cabo personalmente Su obra. Son cosas que las personas de épocas pasadas no pudieron disfrutar, y son bendiciones que nunca pudieron recibir.
Extracto de ‘La Era del Reino es la Era de la Palabra’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios. Si no consideras importantes estas verdades, si solo piensas en cómo evitarlas o cómo encontrar una nueva salida que no las involucre, entonces Yo digo que eres un grave pecador. Si tienes fe en Dios, pero no buscas la verdad ni la voluntad de Dios, ni amas el camino que te acerca a Dios, entonces Yo digo que eres alguien que está tratando de evadir el juicio y que eres un títere y un traidor que huye del gran trono blanco. Dios no perdonará a ninguno de los rebeldes que se escape de Su vista. Estos hombres recibirán un castigo aún más severo. Aquellos que vengan delante de Dios para ser juzgados y que, además, hayan sido purificados, vivirán para siempre en el reino de Dios. Por supuesto, esto es algo que pertenece al futuro.
Extracto de ‘Cristo hace la obra del juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

Aquellos que puedan permanecer firmes durante la obra del juicio y el castigo de Dios durante los últimos días, es decir, durante la obra final de purificación, serán los que entrarán en el reposo final con Dios; por lo tanto, los que entran en el reposo se habrán librado de la influencia de Satanás y Dios los habrá adquirido después de que hayan pasado Su obra final de purificación. Estos humanos a los que Dios finalmente haya adquirido entrarán en el reposo final. El objetivo esencial de la obra del castigo y el juicio de Dios es purificar a la humanidad y prepararla para el día del reposo final. Sin esta purificación, nadie de la humanidad podrá ser clasificado en diferentes categorías según su especie ni entrar en el reposo. Esta obra es el único camino de la humanidad para entrar en el reposo. Solo la obra de purificación de Dios purificará a los humanos de su injusticia y solo Su obra de castigo y juicio traerá a la luz aquellos elementos rebeldes entre la humanidad, separando de ese modo a los que pueden ser salvados de los que no, y aquellos que permanecerán de los que no. Cuando esta obra termine, todas aquellas personas a las que se les permita permanecer serán purificadas y entrarán en un estado superior de humanidad en el que disfrutarán de una segunda vida humana más maravillosa sobre la tierra; en otras palabras, comenzarán su día del reposo humano y convivirán con Dios. Después de que aquellos a los que no se les permite permanecer hayan sido castigados y juzgados, su verdadera forma de ser se revelará por completo; después de esto todos serán destruidos y, al igual que Satanás, ya no se les permitirá sobrevivir sobre la tierra. La humanidad del futuro no incluirá ya a nadie de ese tipo de personas; tales personas no son aptas para entrar a la tierra del último reposo ni tampoco para participar en el día del reposo que Dios y la humanidad compartirán, porque son blanco del castigo, son malvadas y no son justas. […] Su obra última de castigar el mal y recompensar el bien es para purificar por completo a todos los humanos para que Él pueda llevar a una humanidad completamente santa al reposo eterno. Esta etapa de Su obra es la más crucial. Es la etapa final de toda Su obra de gestión.
Extracto de ‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Reflexion sobre la fe | ¿cómo debemos esperar ahora el regreso del Señor y el arrebatamiento?


 Reflexion sobre la fe | ¿cómo debemos esperar ahora el regreso del Señor y el arrebatamiento?

Pregunta 4: Con vuestras enseñanzas vemos que, en realidad, nuestras ideas sobre el regreso del Señor y el arrebatamiento tan sólo provenían de nuestros propios conceptos. Ya nos hemos opuesto gravemente a las palabras del Señor. Dicho esto, ¿cómo debemos esperar ahora el regreso del Señor y el arrebatamiento? ¿Nos lo podéis explicar un poco más?

Respuesta: Los santos esperan principalmente de acuerdo con las palabras del Señor Jesús, “Voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan14:2-3). El hombre usa sus fantasías y conceptos para entender la palabra del Señor. Ellos piensan que ya que el Señor Jesús ascendió al cielo sobre una nube blanca, el lugar que Él prepara para el hombre debe estar en el cielo. Por lo tanto, ellos esperan por el regreso del Señor Jesús y que los lleve al cielo. Además, el hombre particularmente adora las palabras de Pablo, “Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre” (1 Tesalonicenses 4:17). Por esta razón, el deseo de ser arrebatados al cielo tiene raíces en el corazón del hombre. Hablando de arrebato, el entendimiento varia de una persona a otra. La mayoría cree que cuando el Señor regrese, Él se llevará a los santos al aire para encontrarse con Él. Entonces, durante muchos años ellos albergan tal anhelo y esperan ser arrebatados. Pero, ¿qué es exactamente ser arrebatados? La mayoría de la gente no está clara acerca de esto. No hasta que Dios Todopoderoso venga, el misterio de los santos siendo arrebatados sea revelado a nosotros. Dios Todopoderoso dice: “‘Ser arrebatado’ no significa ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas podrían imaginar; es una idea completamente equivocada. ‘Ser arrebatado’ se refiere a Mi predestinación y posterior selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. […] Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Aquellas que tengan participación en Mi casa en el futuro son los que han sido arrebatados delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y es irrefutable. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí” (‘Capítulo 104’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). La palabra de Dios Todopoderoso lo ha hecho muy claro. “Arrebato” no significa que seremos arrebatados en el aire desde la tierra como imaginamos, o que seremos arrebatados para encontrarnos con Dios en las nubes, mucho menos que seremos arrebatados hacia cielo. De hecho, significa que cuando Dios venga a la tierra nuevamente a hablar y trabajar, el hombre es capaz de pararse y seguir a Dios después de escuchar Su voz, y puede someterse a la obra de Dios en los últimos días. Este es el verdadero significado de ser arrebatado ante el trono de Dios. Sólo aquellos que pueden reconocer la voz del Señor, descubren la verdad en la palabra de Dios Todopoderoso, aceptan la verdad y regresan a Él, son vírgenes prudentes. Ellas son los “tesoros” que el Señor se ha “robado” de vuelta a Su hogar, quienes son de buen calibre, capaces de entender y aceptar la verdad, capaces de reconocer la voz de Dios y son verdaderamente los arrebatados. Ellos son el mismo grupo de vencedores que Dios desea perfeccionar cuando El secretamente descienda y obre en los últimos días. Ya que Dios Todopoderoso lleva a cabo Su obra en los últimos días, más y más gente que anhela la aparición de Dios ha reconocido la voz de Dios en la palabra de Dios Todopoderoso, y aceptado Su obra de juicio en los últimos días uno tras otro. Ellos están arrebatados ante el trono de Dios para estar cara a cara con Dios, son alimentados y abrevados por Su palabra, para que así ellos ganen algo de verdadero conocimiento acerca de Dios, tengan su carácter pervertido purificado, hagan realidad la palabra de Dios y ganen la gran salvación de Dios. Ellos han sido convertidos en vencedores por Dios antes del desastre, se han convertido en los primeros frutos y han sido ganados por Dios. Sin embargo, aquellos quienes se aferran a sus propias fantasías y conceptos, obsesivamente esperan por el Señor para que los arrebate al cielo, y reúsan la obra de juicio de Dios en los últimos días. Son todas las vírgenes insensatas a ser abandonados por Dios. Ellos definitivamente caen en el desastre, llorando y rechinando sus dientes. Esto es muy cierto.

Extracto del guion de la película de “El despertar del sueño”


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Han aparecido las señales de los últimos tiempos, ¿cómo recibir al Señor?


 
Han aparecido las señales de los últimos tiempos, ¿cómo recibir al Señor?

Por Zhou Jing

Un día vi una animada discusión en línea; la gente decía que cuatro lunas de sangre apareciendo por la noche en el hemisferio occidental es una advertencia de los tiempos finales, y que los grandes terremotos son cada vez más frecuentes en todo el mundo. Pensé: “Las cuatro lunas de sangre ya han sucedido, han aparecido fenómenos celestes, los desastres ocurren con frecuencia en todo el mundo, los incidentes terroristas están aumentando, las guerras están constantemente estallando... Todas las señales muestran que básicamente las profecías del regreso del Señor se han cumplido, así que ¿por qué no lo he visto bajar en una nube para encontrarse con nosotros? ¿Es que el Señor aún no ha regresado o que ha regresado, pero yo no lo he visto? ¿Cómo puedo dar la bienvenida a Su regreso?” Esta confusión apareció alrededor de mi corazón dejándome desconcertada. Tratando de obtener algo de claridad sobre este tema, comencé a orar y orar al Señor, pidiéndole que me ilumine y me guíe para que pueda dar la bienvenida a Su regreso y no ser abandonada por Él.

Después de un período de tiempo, la hermana Gan, a quien no había visto en unos meses, vino a verme; sabía que esto fue arreglado por el Señor. La hermana Gan había estado trabajando para el Señor durante varios años y era una persona reflexiva y perspicaz. Pensé que podría resolverme este problema, así que dije, “Hermana Gan, hay algo en lo que estoy un poco confundida y que me gustaría entender. Está registrado en la Biblia: ‘Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria’ (Lucas 21:27). ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él; sí. Amén’ (Apocalipsis 1:7). Dice que cuando el Señor venga, descenderá sobre una nube con gran gloria y poder; aparecerá abiertamente y todos podrán verlo. Por lo tanto, siempre hemos estado esperando a que venga en una nube para llevarnos al cielo. En todo el mundo ahora hay desastres constantes, terremotos, hambrunas y frecuentes brotes de guerras, además de muchos fenómenos celestes. Todas las señales muestran que las profecías del regreso del Señor se han cumplido básicamente, así que ¿por qué es que todavía no lo hemos visto bajar sobre una nube para arrebatarnos? ¿Qué está pasando realmente?”

La hermana Gan escuchó lo que tenía que decir, lo pensó un poco y luego dijo: “Esta pregunta tuya es algo que todos los que esperamos dar la bienvenida a la segunda venida del Señor queremos entender. Si queremos dar la bienvenida a Su regreso, primero tenemos que saber cómo vendrá realmente el Señor en los últimos días, ¡esto es crucial! De hecho, hay profecías en la Biblia sobre otra manera en que el Señor vendrá, no sólo viniendo en una nube como usted mencionó. Por ejemplo, está Apocalipsis 16:15: ‘He aquí, vengo como ladrón’. Y en Apocalipsis 3:3 se dice: ‘[...] si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti’. O en Mateo 24:44: ‘Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre’. Estas profecías afirman que vendrá en secreto, como un ladrón, y nadie lo sabrá. Hermana, eche un vistazo a las escrituras, nosotros acabamos de hablar de eso: En algunos lugares se dice que el Señor regresará abiertamente en una nube, en algunos lugares se dice que vendrá en secreto y nadie lo sabrá. ¿Alguna vez hemos pensado en esto? ¿Por qué las profecías sobre el regreso del Señor, dirían cosas diferentes?”

No entendí lo que ella dijo, y pensé: “Así es. Apocalipsis 1:7 dice: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron’; pero Apocalipsis 16:15 dice: ‘He aquí, vengo como ladrón’. ¿Qué significa eso? ¿Cómo vendrá realmente el Señor?”

Confundida, le respondí a la hermana Gan: “Algunas de estas profecías dicen que el Señor bajará abiertamente, mientras que otras dicen que vendrá en secreto. Parecen ser contradictorias, pero sé que no hay agujeros en las palabras del Señor y es que no entiendo esto ahora. Por favor, comparta un poco de comunión conmigo en esto”.

Sonriendo, la hermana Gan dijo: “El Señor es fiel y estas profecías se cumplirán, llegarán a su fin. Aunque parecen estar en conflicto, no lo están en absoluto. ‘Como ladrón’ dice que el Señor regresará en secreto, y ‘viene con nubes’ se refiere a Él que viene abiertamente. Es decir, cuando regrese, primero vendrá en secreto, y después de eso aparecerá abiertamente”.

“Primero en secreto y luego abiertamente!” Exclamé con sorpresa.

“Sí, cuando el Señor regrese, primero vendrá en secreto encarnando como el Hijo del hombre, y luego una vez que haya terminado esa obra vendrá en una nube y aparecerá abiertamente a todos los pueblos de todas las naciones”, explicó pacientemente.

Le dije con entusiasmo: “¿Así que se encarnará como el Hijo del hombre primero, viniendo en secreto, y luego aparecerá en una nube? Es la primera vez que he oído hablar de eso!

La hermana Gan sonrió y dijo: “¡Echemos un vistazo a más versículos de las Escrituras y entonces lo entenderán! El Señor Jesús dijo: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Estos versículos mencionan ‘el Hijo del hombre’ y ‘la venida del Hijo del hombre’. El ‘Hijo del hombre’ nace de una persona, posee una humanidad normal, y come, usa ropa, vive y actúa como una persona normal; se parece a una persona normal por fuera. Sin embargo, posee una esencia divina, es capaz de expresar la verdad y realizar la obra para salvar a la humanidad. Es igual que el Señor Jesús fue llamado ‘el Hijo del hombre’ porque era el Espíritu de Dios realizado en la carne, y aunque desde el exterior parecía normal, regular, esa carne era Dios en esencia y poseía la divinidad plena. Por eso el Señor Jesús era Cristo, era Dios mismo. Es por lo que el Señor Jesús mencionó ‘el Hijo del hombre’ y ‘La venida del Hijo del hombre’. Todo eso se refería a que Dios regresaba en los últimos días en la carne. La Biblia también dice: ‘Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’. Todos sabemos que sólo cuando Dios se viste en la carne como el Hijo del hombre y viene entre la humanidad en secreto, la gente no lo reconoce como Dios; toman al Hijo del hombre encarnado como una persona normal, y es por eso por lo que rechazan, calumnian y juzgan a Dios, e incluso se rebelan contra Dios en la carne y se oponen a Él. Es por eso que Dios ‘sufrirá muchas cosas’. Al igual que cuando el Señor Jesús apareció y obró estando en la carne, Él sufrió rechazo, calumnia, burla, blasfemia y condenación de la humanidad y finalmente fue clavado en la cruz. Si el Señor bajara sobre una nube y se apareciera abiertamente a la gente cuando volviera, todos lo verían, temblarían de miedo y se postrarían ante Dios en adoración. Nadie se atrevería a rebelarse ni oponerse a Dios. Entonces, ‘‘Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’, ¿cómo cumplirse? Así que podemos estar seguros de que el regreso del Señor será primero en secreto, en la carne, y después de eso aparecerá abiertamente en una nube”.

Después de escuchar lo que tenía que decir, lo reflexioné en mis adentros. “Así que hay una base bíblica para la afirmación de que cuando el Señor regrese, primero vendrá en secreto, y después de eso aparecerá abiertamente en una nube. ¿Cómo es que he estado leyendo la Biblia todos estos años, pero nunca descubrí que regresaría de dos maneras diferentes? ¡Waw! Pero ¿por qué primero se haría carne y vendría en secreto, y luego aparecería abiertamente? ¿De qué se trata? Tengo que preguntar. Entonces dije: “Hermana Gan, de su comunión he entendido que el regreso del Señor primero será en secreto y luego aparecerá abiertamente, y tomándolo de esta manera, las profecías bíblicas ya no parecen estar en conflicto. Pero realmente no entiendo por qué primero vendría en secreto y luego aparecería abiertamente. ¿Cuál es la voluntad del Señor en esto?”

La hermana Gan respondió: “La verdad es que Dios primero se hace carne y realiza Su obra en secreto y luego aparece abiertamente en los últimos días, esto es enteramente lo que se requiere para Su obra, y es algo que nosotros, seres humanos corruptos, también necesitamos. Creemos en el Señor y que hemos sido redimidos por el Señor Jesús; nuestros pecados han sido perdonados. Sin embargo, nuestra naturaleza pecaminosa todavía está profundamente arraigada y no podemos evitar pecar con frecuencia, o incluso hacer cosas para rebelarse contra Dios u oponerse a Él. Es un hecho innegable. Jehová Dios dijo: ‘[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo’ (Levítico 11:45). Y en Hebreos 12:14 dice: ‘[…] y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor’. Personas como nosotros que están constantemente pecando y luego confesando son absolutamente indignos de ver el rostro del Señor, y no estamos calificados para entrar en el reino de los cielos. Es por eso que el Señor Jesús pronunció la profecía hace mucho tiempo: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). ‘El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final’ (Juan 12:48). También está Apocalipsis 2:7: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios’. Lo que entendí de estas profecías es que cuando el Señor venga en los últimos días, expresará más palabras y hará la obra de juicio que comienza con la casa de Dios. Vendrá a transformar, purificar y salvar a la humanidad y rescatarnos completamente del dominio de Satanás. Su obra de los últimos días también incluirá la separación de las personas de acuerdo con su especie — Revelará a los verdaderos y falsos creyentes, el trigo y la cizaña, las ovejas y las cabras, separando a todos de acuerdo con su especie, y entonces recompensará el bien y castigará el mal. Durante el período de tiempo que Dios está obrando en secreto, aquellos que acepten la obra de juicio de Dios serán arrebatados ante el trono de Dios. Experimentarán el juicio y el castigo de las palabras de Dios y obtendrán un verdadero conocimiento de su propia naturaleza satánica y la raíz de su resistencia a Dios. También llegarán a tener comprensión del carácter justo de Dios que no tolerará ninguna ofensa. Sus caracteres corruptos serán purificados y transformados gradualmente; pisarán el camino de buscar la verdad y ser plenamente salvados por Dios. Sin embargo, aquellos que nunca buscan la aparición de Dios durante Su período realizando Su obra en secreto o incluso rechazan y condenan la obra y las palabras de Dios serán aquellos expuestos como no creyentes, como los malvados en la obra de Dios de los últimos días. Cuando la obra secreta de Dios haya llegado a su fin, lloverá grandes desastres para comenzar a recompensar el bien y castigar el mal, y luego después de estos desastres se aparecerá públicamente a todos los pueblos. Cuando los que rechazaron y se opusieron a Dios ven que el que estaban rechazando y oponiéndose verdaderamente fue el Señor Jesús retornado, llorarán y rechinarán sus dientes. Esto cumple estas palabras del Señor: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él; sí. Amén’ (Apocalipsis 1:7). De esto podemos ver que la obra de Dios está llena de sabiduría, y esto es también una expresión del carácter justo de Dios”.

Escuchar esta comunión de la hermana Gan iluminó mi corazón considerablemente; me di cuenta de que así es como se cumplirán las profecías del regreso del Señor. Cuando el Señor regrese, primero se hará carne y vendrá en secreto para expresar la verdad, hacer la obra de juicio y hacer un grupo de vencedores; sólo después de eso se le mostrará abiertamente a la humanidad. Cualquiera que no acepte la obra de Dios durante Su período de obra en secreto, y el que sólo quiera juzgar y condene la obra y las palabras de Dios es alguien que odia la verdad y sólo puede caer en el desastre y ser castigado cuando Dios aparezca abiertamente. Dios también utilizará este método para exponer el trigo y la cizaña, las ovejas y las cabras, los siervos buenos y malos, separando a todas las personas de acuerdo con su especie. ¡Dios es tan sabio, tan todopoderoso! Nunca entendí cómo iba a venir el Señor, pero sólo sabía mirar estúpidamente las nubes en el cielo esperando que el Señor cayera sobre una de ellas. Nunca busqué ni medité en todas las profecías acerca de Su segunda venida, por lo que pasé por alto las profecías acerca de que el que venía en secreto. ¡Eso fue tan peligroso! ¡Si hubiera seguido esperando así no sólo habría sido incapaz de acoger al Señor, sino que habría perdido mi oportunidad de ser completamente salvo por Dios y entrar en el reino de los cielos! Esto me hizo sentir un poco ansiosa, así que me apresuré a preguntar: “Hermana Gan, entonces, ¿qué debemos hacer para encontrar la obra del Señor cuando venga en secreto, y dar la bienvenida a Su regreso?”

Ella sonrió y dijo: “Acabamos de ver lo que se profetiza en la Biblia que cuando el Señor regrese en los últimos días pronunciará más palabras y hará la obra de juzgar y limpiar a la humanidad. Así que la clave para dar la bienvenida a Su segunda venida es aceptar Sus palabras de los últimos días y mantenerse al día con la nueva obra de Dios. El Señor Jesús dijo: ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo»’ (Mateo 25:6). ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen’ (Juan 10:27). Las ovejas de Dios son capaces de escuchar la voz de Dios; todos aquellos que escuchen las declaraciones de Dios y de ellos sean capaces de reconocer Su voz podrán acoger la aparición del Señor. Es como los discípulos del Señor Jesús, Pedro, Juan, Mateo y los demás. Cuando escucharon los sermones del Señor Jesús sobre el evangelio del reino de los cielos, pudieron determinar de Su obra y palabras que era el Mesías que habían esperado, y así lo siguieron sin vacilar. Eran vírgenes sabias. Si queremos dar la bienvenida a la segunda venida del Señor, también tenemos que ser vírgenes sabias, centrándonos en escuchar Su voz. Si escuchamos a alguien decir que el Señor ya ha regresado, que ha pronunciado nuevas palabras y está haciendo la obra de juzgar y purificar a la humanidad, no podemos perder tiempo en examinarla. Mientras podamos confirmar que es obra y palabras de Dios, debemos aceptarla y someternos a ella. De esa manera podremos acoger el regreso del Señor y asistir a la fiesta con Él”.

Al escuchar la comunión de la hermana Gan, respondí con entusiasmo: “¡Gracias al Señor! Ahora sé que la clave para acoger la segunda venida del Señor está en ser una virgen sabia y tener cuidado de escuchar la voz de Dios. Mientras pueda confirmar que Dios pronuncia palabras, debo apresurarme a aceptar esto, esa es la única manera de dar la bienvenida a Su regreso. Hermana Gan, sólo han pasado unos meses desde que la vi. ¿Cómo has llegado a entender tanto rápidamente?”

Ella dijo felizmente: “¡Gracias al Señor! Todo lo que he hablado hoy sólo lo llegué a entender después de leer un libro determinado. Traje una copia conmigo hoy. ¿Qué tal si lo echamos un vistazo juntos?”

Emocionada, asentí y dije: “¡Maravilloso!”

(Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós)

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.


¿Qué es el arrebatamiento y cómo alcanzarlo antes del desastre?



¿Qué es el arrebatamiento y cómo alcanzarlo antes del desastre?

Al igual que otros muchos hermanos y hermanas cristianos, anhelo con impaciencia la segunda venida del Señor Jesús. Nos ceñimos al siguiente pasaje de la Biblia: “Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre” (1 Tesalonicenses 4:17). Por esta razón, miramos estúpidamente a los cielos anhelando el día en que Jesús vuelva y nos lleve en las nubes para que podamos estar con el Señor. Sin embargo, después de que hayan pasado tantísimos años, las cuatro lunas de sangre ya han aparecido; terremotos, hambrunas, plagas, guerra y toda clase de otros desastres están volviéndose cada vez más intensos. Las profecías de la segunda venida del Señor ya se han cumplido básicamente. Sin embargo, aún no hemos visto a un solo cristiano arrebatado al cielo. No puedo evitar pensar: “¿Por qué no viene el Señor a recibirnos? El Señor es confiable. Él prometió que nos llevaría al reino celestial en los últimos días. La promesa del Señor sin duda alguna se logrará y cumplirá. No dudo en absoluto de esto. Pero ¿cómo es que hasta ahora aún no hemos sido arrebatados al cielo por el Señor? ¿Podría ser que haya algunos problemas con nuestro anhelo?”.

Justo cuando me sentía muy desconcertada, una predicadora que había llevado a cabo obra en zonas del extranjero durante muchos años volvió y recibí alguna nueva luz de ella. La hermana contestó directamente a mi pregunta: “El pasaje de la Biblia al que te referiste fue algo que Pablo dijo. No fue algo que el Señor Jesús dijo. Pablo fue simplemente un apóstol. Aunque sus palabras fueron registradas en la Biblia, sólo algunas de ellas podrían describirse como el esclarecimiento del Espíritu Santo. Aunque sus palabras estuvieran de acuerdo con la verdad, no eran las palabras de Dios y no pueden mencionarse como si lo fueran en los mismos términos que ellas. Además, algunas de las cosas que Pablo dijo no podrían describirse como esclarecimiento del Espíritu Santo. En su lugar, derivaban de sus nociones e imaginaciones y traen consigo el significado del hombre. Estas palabras no se basan en las palabras de Dios. Por tanto, cuando se trata del asunto de dar la bienvenida a la segunda venida del Señor, no debemos usar las palabras de Pablo como fundamento. En su lugar, debemos usar las palabras del Señor como fundamento y buscar Sus intenciones porque sólo las palabras del Señor son la verdad y 100% precisas”. Al oír esto, pensé: “Sí. El Señor Jesús nunca dijo realmente ‘arrebatados al cielo’. Estas palabras fueron de Pablo. Pablo fue sólo un hombre. Sus palabras realmente no pueden igualarse con las de Dios. No debemos usar las palabras de Pablo como base para dar la bienvenida a la segunda venida del Señor. Como alguien que cree en Dios, debo usar las palabras y la obra de Dios como base. ¡Esto es lo que está de acuerdo con las intenciones de Dios!”.

La hermana siguió hablando: “Jesús dijo ‘Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo’ (Juan 3:13). En las palabras del Señor Jesús, pudimos ver que aparte del Hijo del Hombre que descendió del cielo, que es el Dios encarnado, nadie más ascendió al cielo. El cielo es el trono de Dios. Sólo Dios mismo puede ascender a este lugar elevado. Como seres humanos, no podemos ascender a ese lugar elevado para ver a Dios. En su lugar, cuando Dios creó al hombre, predestinó que la humanidad viviera en la tierra. Dios usó la tierra para crear a los antepasados de la humanidad, Adán y Eva, y les ayudó a establecerse en el Jardín del Edén. Ellos escuchaban las palabras de Dios, recibían Sus bendiciones y lo gestionaban todo dentro del jardín. Después, la humanidad también lo gestionaría todo en la tierra pero no en el cielo. Cuando la humanidad fue profundamente corrompida y la tierra se llenó de corrupción y violencia, Dios decidió usar un diluvio para destruir el mundo. Dios salvó a Noé, una persona justa que lo adoraba, pero no lo arrebató al cielo para que evitara las aguas del diluvio. En su lugar, hizo que Noé construyera el arca. Cuando llegó el diluvio, Noé y su familia de ocho personas se refugiaron en el arca. Cuando salieron del arca, Noé y su familia siguieron viviendo en la tierra y se multiplicaron. Durante la Era de la Ley, los israelitas sufrieron bajo la esclavitud a manos del Faraón de Egipto. Cuando Dios sacó a los israelitas de Egipto y les ayudó a escapar de la persecución de Faraón, Él no los arrebató al cielo. En su lugar, manifestó Su autoridad en la tierra llevando a cabo toda clase de milagros para que las personas pudieran presenciar Su omnipotencia y conocer Su sabiduría y lo maravilloso que es Él. Después, Dios promulgó Sus leyes y mandamientos por medio de Moisés y guió a los israelitas en cuanto a cómo vivir en la tierra. Durante la Era de la Gracia, cuando la humanidad no podía acatar las leyes y se enfrentaba a los peligros de la ejecución, el hombre no fue al cielo para expiar sus pecados. En su lugar, Dios se encarnó en la imagen de Jesús y descendió a la tierra. Para salvar a la humanidad, fue clavado en la cruz. Esta era la única manera de que el hombre obtuviera
la salvación del Señor. Claramente, nosotros, como seres humanos, pertenecemos a la tierra. Dios nos predestinó para vivir en la tierra. Además, el Señor Jesús nos enseñó: ‘Vosotros, pues, orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”’ (Mateo 6:9-10). Las palabras que el Señor habla contienen Sus intenciones. El Señor quiere que lo adoremos en la tierra. El reino de Cristo también descenderá a la tierra. Hay una profecía en el libro de Apocalipsis que dice: ‘He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos’ (Apocalipsis 21:3). Claramente, nuestro deseo de ser arrebatados al cielo para encontrarnos con el Señor es completamente nuestra propia noción e imaginación y no es en absoluto un hecho”. Después de escuchar a la hermana comunicar, entendí muy claramente que por mucho que examinemos la obra que Dios llevó a cabo en el pasado o las profecías del Señor, Dios nunca mencionó que seríamos arrebatados al cielo. Si seguimos creyendo que Dios volverá y nos arrebatará al cielo, ¿no es esto nuestra propia noción e imaginación? ¿No es esto nuestro propio pensamiento ilusorio? Fundamentalmente, ¡esto no está de acuerdo con las palabras e intenciones de Dios! Mi corazón sintió que las cosas se habían aclarado. Sin embargo, yo aún tenía una pregunta más: aunque nuestra aceptación del arrebatamiento sea errónea, ¿a qué se refiere exactamente el arrebatamiento? Seguí preguntando a esta hermana para buscar con respecto a esta cuestión.

La hermana dijo: “Con respecto al arrebatamiento, esto es un misterio y nosotros, como seres humanos, no podemos desentrañarlo. Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, ha venido y expresado millones de palabras y revelado toda clase de verdades y misterios. Yo sólo llegué a entender lo que acabo de comunicar a partir de la lectura de las palabras de Dios. Con respecto al tema del arrebatamiento, echemos un vistazo a las palabras de Dios.
Dios Todopoderoso dijo: ‘Ser arrebatado” no significa ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas podrían imaginar; es una idea completamente equivocada. “Ser arrebatado” se refiere a Mi predestinación y posterior selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. […] Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Aquellas que tengan participación en Mi casa en el futuro son los que han sido arrebatados delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y es irrefutable. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí’ (‘Capítulo 104’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de las palabras de Dios pudimos ver que el arrebatamiento no era de la manera que imaginábamos. No se trataba de ascender de la tierra al cielo para ver a Dios. En su lugar, se refiere a los que Dios ha predeterminado y seleccionado. Esto incluye a los que pueden oír la voz de Dios y aceptar la obra de Dios. Ellos irán ante Dios cuando Él venga a la tierra a llevar a cabo Su obra. Estas son las personas que son llevadas ante Dios. Esto es parecido al último período de la Era de la Ley. Cuando el Señor Jesús vino a llevar a cabo Su obra, todos los que pudieron decir que las palabras del Señor Jesús eran la voz de Dios y aceptaron a Jesús como el Señor de la salvación fueron llevados ante Dios. Esto incluyó a Pedro, Juan, Mateo y los demás discípulos, los apóstoles y todos los que aceptaron la salvación de Dios. Todos ellos fueron llevados ante Dios. En cuanto a todos los que se ceñían a la Biblia del Antiguo Testamento, como los fariseos y el pueblo llano, no sólo no aceptaron la salvación de Dios, sino que condenaron, se resistieron y blasfemaron la nueva obra de Dios. No sólo no fueron llevadas esas personas ante Dios, sino que fueron totalmente reveladas, eliminadas y abandonadas por la nueva obra de Dios. Ahora, ya estamos en los últimos días y Dios Todopoderoso ha llevado a cabo una obra nueva y expresado palabras que purifican y salvan al hombre. Los que puedan ver que esto es la voz de Dios hablando las palabras de Dios, sigan los pasos del Cordero y acepten la nueva obra de los últimos días de Dios, serán llevados ante Dios. Desde que la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso se reveló, cada vez más hermanos y hermanas verdaderamente fieles, a partir de la lectura de las palabras de Dios Todopoderoso, creen firmemente que las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad y que son las palabras que el Espíritu Santo habla a las iglesias. Uno tras otro, han regresado ante Dios Todopoderoso. Todos ellos son vírgenes prudentes y han aceptado el riego, nutrición, juicio y reprensión de las palabras de Dios. Su carácter corrupto ha sido purificado gradualmente y ellos conocen verdaderamente a Dios. Todos ellos son llevados ante Dios. En cuanto a los que esperan estúpidamente que el Señor venga y los arrebate al cielo donde se encontrarán con Dios, simplemente se ciñen a su propia noción e imaginación. No sólo no buscan ni investigan la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, sino que juzgan, difaman y se resisten a la nueva obra de Dios. Todos ellos son vírgenes necias. No sólo no serán llevados ante Dios, sino que al final descenderán en medio del desastre y serán castigados por Dios”.

Cuando oí estas cosas de esta hermana, de repente vi la luz. Resulta que arrebatamiento se refiere a cuando nosotros aceptamos la nueva obra de Dios, seguimos los pasos del Cordero y venimos ante Dios. La forma en la que ella comunicó esto fue realmente muy iluminadora. Es mucho más realista que la forma en que creíamos originalmente que seríamos arrebatados al cielo donde nos encontraríamos con el Señor. Si no fuera porque las palabras de Dios abrieron este misterio, por mucho tiempo que creyéramos en el Señor, no podríamos entender. ¡Estaríamos viviendo en nuestra noción e imaginación y esperaríamos estúpidamente que el Señor nos arrebatara al reino de los cielos!

Cuando esta hermana se marchó, reflexioné repetidamente sobre lo que ella dijo. Reconocí que si queremos ser llevados ante Dios, la clave es que debemos buscar con la mente abierta las palabras que el Espíritu Santo habla a las iglesias. Debemos ser vírgenes prudentes y buscar e investigar proactivamente la voz del Señor. De esta manera, ¡podremos dar la bienvenida al retorno del Señor y ser llevados ante Dios! En ese momento, pensé en una de las enseñanzas del Señor Jesús: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. […] Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios” (Mateo 5:3, 8). Estoy agradecida de que el esclarecimiento de Dios me haya ayudado a encontrar una senda práctica. Entendí finalmente el verdadero significado de arrebatamiento. Actualmente, toda clase de desastres se están produciendo uno tras otro en países por todo el mundo. El gran desastre está ante nuestros ojos y la búsqueda de la aparición de Dios es inminente. Hoy, sólo la Iglesia de Dios Todopoderoso da testimonio del hecho de que el Señor ya ha regresado. Además, el evangelio de la Iglesia de Dios Todopoderoso ya ha llegado a todos los rincones del globo. Sus libros, vídeos y películas están disponibles online y las personas de todo el mundo pueden acceder a ellos e investigar. En estos momentos, lo único que debo hacer es investigar inmediatamente las palabras de Dios Todopoderoso y ver si estas son o no
la voz de Dios
y la verdad. ¡Este es el acontecimiento importante más crucial cuando se trata de dar la bienvenida al retorno del Señor!

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso.
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Devocional cristiano de hoy | Las diferencias entre el camino del arrepentimiento y el camino de la vida eterna


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Versículos bíblicos como referencia:

“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).

“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados” (Mateo 26:28).

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).

“Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48).

Las palabras relevantes de Dios:

La obra de Jesús fue de acuerdo con las necesidades del hombre en esa era. Su tarea fue redimir a la humanidad, perdonar sus pecados y así, Su carácter fue completamente de humildad, paciencia, amor, piedad, indulgencia, misericordia y bondad. Él brindó a la humanidad abundante gracia y bendiciones, y todas las cosas que las personas podían disfrutar, Él se las dio para su goce: paz y felicidad, Su indulgencia y Su amor, Su misericordia y Su bondad. En esos días, la abundancia de cosas para gozar que la gente tenía ante sí —la sensación de paz y de seguridad en su corazón, la sensación de consuelo en su espíritu y su confianza en el Salvador Jesús— era consecuencia de la era en la que vivía. En la Era de la Gracia, el hombre ya había sido corrompido por Satanás; por eso, llevar a cabo la obra de redimir a toda la humanidad requería una abundancia de gracia, una indulgencia y una paciencia infinitas y, aún más que eso, una ofrenda suficiente para expiar los pecados de la humanidad para lograr tener un efecto. Lo que la humanidad vio en la Era de la Gracia fue únicamente Mi ofrenda de expiación de los pecados de la humanidad: Jesús. Todo lo que sabían era que Dios podía ser misericordioso y tolerante, y todo lo que vieron fue la misericordia y la bondad de Jesús. Esto fue exclusivamente porque nacieron en la Era de la Gracia. Y así, antes de que la humanidad pudiera ser redimida, tenía que disfrutar los muchos tipos de gracia que Jesús les concedió para beneficiarse de ellos. Así, sus pecados podrían ser perdonados a través del gozo de la gracia y también podía tener la oportunidad de ser redimida al gozar de la indulgencia y la paciencia de Jesús. Sólo por medio de la indulgencia y la paciencia de Jesús, la humanidad se ganó el derecho a recibir el perdón y a gozar la abundancia de la gracia conferida por Jesús. Como Él dijo: “Yo no he venido a redimir a los justos, sino a los pecadores para permitir que sus pecados sean perdonados”. Si cuando Jesús se encarnó hubiera traído el carácter de juicio, maldición e intolerancia hacia las ofensas del hombre, este jamás habría tenido la oportunidad de ser redimido y habría seguido siendo pecador por siempre. De haber sido así, el plan de gestión de seis mil años se habría detenido en la Era de la Ley y esta se habría prolongado por seis mil años. Los pecados del hombre sólo habrían sido más numerosos y más graves, y la creación de la humanidad habría sido en vano. Los hombres sólo habrían podido servir a Jehová bajo la ley, pero sus pecados habrían superado a los de los primeros humanos creados. Cuanto más amó Jesús a la humanidad, perdonándole sus pecados y brindándole suficiente misericordia y bondad, la humanidad más se ganó el derecho a que Él la salvara, a ser llamada los corderos perdidos que Jesús volvió a comprar a un alto precio. Satanás no podía entrometerse en esta obra porque Jesús trataba a Sus seguidores como una madre amorosa trata al niño que tiene en su seno. No se enojó con ellos ni los aborreció, sino que estaba lleno de consuelo. Él jamás se llenó de ira cuando estaba entre ellos, sino que toleró sus pecados y pasó por alto su insensatez y su ignorancia, al punto de decir: “Perdonad a otros setenta veces siete”. Así, Su corazón transformó el corazón de otros y sólo de esta forma las personas recibieron el perdón de sus pecados a través de Su indulgencia.
Extracto de ‘La verdadera historia detrás de la obra de la Era de la Redención’ en “La Palabra manifestada en carne”

El evangelio del arrepentimiento se predicó en la Era de la gracia y, siempre y cuando el hombre creyera, sería salvado. Hoy, en lugar de la salvación, sólo hay conversaciones de conquista y de perfección. En ningún momento se afirma que si una persona cree, toda su familia será bendecida, o que una vez salvada ya lo está para siempre. Hoy nadie pronuncia ya estas palabras y son cosas obsoletas. En ese momento, la obra de Jesús era la obra de redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvado y ser justificado por la fe. Sin embargo, en aquellos que creían seguía habiendo algo de rebeldía y oposición a Dios que había que continuar eliminando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados. Si creías, ya no pertenecías al pecado. En esa época, Jesús llevó a cabo mucha obra incomprensible para Sus discípulos y dijo muchas cosas que las personas no entendieron. Esto se debe a que, en aquel momento, Él no dio ninguna explicación. Por tanto, varios años después de que partiera, Mateo creó una genealogía para Jesús, y otros también hicieron mucha obra que pertenecía a la voluntad del hombre. Jesús no vino a perfeccionar y ganar al hombre, sino a realizar una etapa de la obra: traer el evangelio del reino de los cielos y completar la obra de la crucifixión. Y así, una vez crucificado Jesús, Su obra llegó a un final completo. Pero en la etapa presente —la obra de conquista— deben pronunciarse más palabras, debe realizarse más obra, y debe haber muchos procesos. Deben revelarse, asimismo, los misterios de la obra de Jesús y Jehová, de forma que todas las personas puedan tener entendimiento y claridad en su creencia, porque esta es la obra de los últimos días, y los últimos días son el final de la obra de Dios, el momento de la conclusión de la misma.
Extracto de ‘La visión de la obra de Dios (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios.
Extracto de ‘Cristo hace la obra del juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la Era del Reino, Dios usa las palabras para iniciar la nueva era, para cambiar los medios por los cuales Él obra y para llevar a cabo la obra de la era entera. Este es el principio por el cual Dios obra en la Era de la Palabra. Él se hizo carne para hablar desde diferentes perspectivas, de modo que el hombre pudiera ver realmente a Dios —quien es la Palabra manifestada en la carne—, y para que pudiera contemplar Su sabiduría y Su maravilla. Este tipo de obra se realiza para lograr mejor los objetivos de conquistar al hombre, perfeccionarlo y descartarlo, que es el verdadero significado del uso de las palabras para obrar en la Era de la Palabra. A través de estas palabras, las personas llegan a conocer la obra de Dios, Su carácter, la sustancia del hombre y aquello en lo que el hombre debe entrar. A través de las palabras, la obra que Dios desea llevar a cabo en la Era de la Palabra fructifica en su totalidad. A través estas palabras, las personas son expuestas, descartadas y probadas. Las personas han visto las palabras de Dios, han oído estas palabras y han reconocido su existencia. Como resultado, han llegado a creer en la existencia de Dios, en Su omnipotencia y sabiduría, así como en el amor de Dios por el hombre y Su deseo de salvarlo. El término “palabras” puede ser sencillo y corriente, pero las palabras procedentes de la boca del Dios encarnado sacuden el universo, transforman el corazón de las personas, transforman sus nociones y su antiguo carácter, y la apariencia que el mundo entero solía tener. A lo largo de las eras, solo el Dios de la actualidad ha obrado de esta manera, y solo Él habla así y viene a salvar al hombre de ese modo. A partir de este momento, el hombre vive bajo la guía de las palabras de Dios, y es pastoreado y provisto por Sus palabras. La gente vive en el mundo de las palabras de Dios, entre las maldiciones y bendiciones de Sus palabras, y hay incluso más personas que han llegado a vivir bajo el juicio y el castigo de las mismas. Todas estas palabras y esta obra son en aras de la salvación del hombre, en aras del cumplimiento de la voluntad de Dios y en aras de cambiar el aspecto original del mundo de la antigua creación. Dios creó el mundo utilizando palabras, guía a las personas en todo el universo utilizando palabras, y las conquista y las salva utilizando palabras. Al final, Él utilizará palabras para llevar a la totalidad del mundo antiguo a su fin, completando, así, todo Su plan de gestión.
Extracto de ‘La Era del Reino es la Era de la Palabra’ en “La Palabra manifestada en carne”

El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida ni el camino perpetuo de la vida. Esto es porque todo lo que tienen es agua turbia que ha estado estancada por miles de años, en vez del agua de la vida que fluye desde el trono. Aquellos que no reciben el agua de la vida siempre seguirán siendo cadáveres, juguetes de Satanás e hijos del infierno. ¿Cómo pueden, entonces, contemplar a Dios? Si sólo tratas de aferrarte al pasado, si sólo tratas de mantener las cosas como están quedándote quieto, y no tratas de cambiar el estado actual y descartar la historia, entonces, ¿no estarás siempre en contra de Dios? Los pasos de la obra de Dios son vastos y poderosos, como olas agitadas y fuertes truenos, pero te sientas y pasivamente esperas la destrucción, apegándote a tu locura y sin hacer nada. De esta manera, ¿cómo puedes ser considerado alguien que sigue los pasos del Cordero? ¿Cómo puedes justificar al Dios al que te aferras como un Dios que siempre es nuevo y nunca viejo? ¿Y cómo pueden las palabras de tus libros amarillentos llevarte a una nueva era? ¿Cómo pueden llevarte a buscar los pasos de la obra de Dios? ¿Y cómo pueden llevarte al cielo? Lo que sostienes en tus manos es la letra que solo puede darte consuelo temporal, no las verdades que pueden darte la vida. Las escrituras que lees solo pueden enriquecer tu lengua y no son palabras de sabiduría que te ayudan a conocer la vida humana, y menos aún los senderos que te pueden llevar a la perfección. Esta discrepancia, ¿no te lleva a reflexionar? ¿No te hace entender los misterios que contiene? ¿Eres capaz de entregarte tú mismo al cielo para encontrarte con Dios? Sin la venida de Dios, ¿te puedes llevar tú mismo al cielo para gozar de la felicidad familiar con Dios? ¿Todavía sigues soñando? Sugiero entonces que dejes de soñar y observes quién está obrando ahora, quién está llevando a cabo ahora la obra de salvar al hombre durante los últimos días. Si no lo haces, nunca obtendrás la verdad y nunca obtendrás la vida.
Extracto de ‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

Aprender más: Que es la vida eterna

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Han llegado los desastres: ¿Cuál es la voluntad de Dios?


Han llegado los desastres: ¿Cuál es la voluntad de Dios?

Hoy en día, las catástrofes en todo el mundo son cada vez más graves. Se producen con frecuencia terremotos, pandemias, inundaciones, sequías, plagas de insectos, etc., y especialmente el virus COVID-19, que irrumpió en 2019, se ha extendido por todo el planeta. A lo largo y ancho del mundo están muriendo personas de forma masiva y muchas otras se hallan en un constante estado de pánico, con la sensación de que los grandes desastres han caído sobre nosotros. Nadie sabe cuánto durará esta pandemia ni cuántas vidas se cobrará. Los que creen en Dios, no obstante, en el fondo saben que todo ocurre con el permiso de Dios, sin el cual no puede suceder absolutamente nada. Así pues, ¿cuál es la voluntad de Dios al permitir estas catástrofes sobre nosotros?

Vuelve la mirada a la historia y busca la voluntad de Dios

El Antiguo Testamento relata que la gente de Sodoma era malvada, promiscua y corrupta, y que la ciudad rebosaba tal sed de sangre y muerte que la gente incluso quería matar a los ángeles. Ni siquiera se les ocurrió arrepentirse en ningún momento, por lo que Dios hizo llover fuego sobre ellos desde el cielo y los destruyó a todos. Los que conocen la Biblia, sin embargo, saben que, antes de que Dios hiciera caer la tragedia sobre la ciudad, Abraham intercedió ante Él por Sodoma. He aquí un fragmento de este relato bíblico: “Y Jehová dijo: ‘Si encuentro en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, salvaré todo el lugar por el bien de ellos’. […] Y dijo: […] ‘Tal vez puedan haber diez ahí’. Y Él dijo: ‘No la destruiré’” (Génesis 18:26-32).* Estos versículos no solo revelan el carácter justo de Dios, sino que, más aún, nos dan una idea de Su gran misericordia y clemencia. Dios habría perdonado a Sodoma si hubiera hallado a cincuenta justos en ella y también la habría perdonado si hubiera hallado a solo diez justos. Pese a lo sumamente corrupta y malvada que era la gente, Dios, no obstante, esperaba su arrepentimiento. Es doloroso que no fuera posible hallar ni a diez justos en una ciudad tan grande, así que Dios, finalmente, no tuvo más remedio que destruirla.

La gente que habita actualmente en este mundo, repleto de tentaciones, es incluso peor que la de Sodoma tantos años atrás. Satanás ha corrompido a la gente de hoy hasta tal punto que adora el mal y ama la injusticia; la tierra está plagada de violencia y adulterio, y por todos lados se ven karaokes, salones de masaje de pies, hoteles y discotecas en calles principales y pequeños callejones. Esos lugares rebosan maldad y promiscuidad. Todo el mundo, depravado sobremanera, vive para comer, beber, divertirse y entregarse a los placeres físicos. No hay amor entre las personas, sino que todas ellas mienten, pelean y compiten entre sí por el estatus, la fama y la fortuna; se engañan y traman unas contra otras e incluso llegan a las manos por el dinero y la ganancia. Toda la humanidad vive bajo el campo de acción de Satanás y nadie tiene amor por las cosas positivas, ni anhela la luz ni se ofrece a aceptar la gracia de la salvación de Dios. Hasta los creyentes viven en una espiral de pecado y confesión, totalmente incapaces de mantenerse fieles a las enseñanzas del Señor. Llegan hasta el punto de seguir las tendencias mundanas e ir en pos de los placeres de la carne. Ni aunque sepan que están viviendo en pecado pueden despojarse de las ataduras de este; sus corazones se han alejado demasiado de Dios. ¿Acaso la humanidad entera, corrompida hasta semejante extremo, no alcanzó hace mucho tiempo el punto en que debería haber sido destruida?

Dios espera que la gente sea capaz de arrepentirse

Se produce un desastre detrás de otro y la voluntad de Dios es que nos presentemos ante Él para arrepentirnos. Desea que todo el mundo se arrepienta y nadie perezca. Hace dos mil años, el Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). En este momento, tal vez algunos observen: "Los incrédulos no creen en Dios y es imposible que se arrepientan. Sin embargo, nosotros, tras recibir la fe en el Señor, a menudo lloramos amargamente ante Él mientras oramos. Admitimos nuestros pecados anteriores y no volveremos a hacer nada malo. Somos capaces de ser tolerantes y pacientes con los demás. Puede que demos limosnas y donativos y ayudemos a otros; incluso podemos pasar todo nuestro tiempo afanándonos por trabajar para el Señor y no lo traicionaremos aunque nos detengan y encarcelen. ¿Esto no es verdadero arrepentimiento? Si practicamos constantemente de este modo, el Señor nos protegerá y evitará que nos lleven por delante los desastres". Sin embargo, ¿es esa la realidad? En una ocasión, el Señor Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Una vez que hemos recibido la fe en el Señor, somos capaces de ser humildes y pacientes, de ayudar a otros, de sacrificarnos, entregarnos, predicar el evangelio y dar testimonio del Señor, y tenemos algunas buenas conductas externas. No obstante, lo que no podemos negar es que las actitudes corruptas que hay en nosotros, como la arrogancia, la mentira, la rigidez, la maldad y la crueldad, no se han purificado y aún somos capaces de pecar continuamente. Por ejemplo, bien sabemos que el Señor nos exige honestidad, pero, controlados por nuestra naturaleza mentirosa, en cuanto algo atenta contra nuestros intereses personales, no podemos evitar mentir y engañar; controlados por nuestra naturaleza arrogante y engreída, siempre logramos que los demás hagan lo que les mandamos sin importar de qué se trate y, cuando no lo hacen, nos enfadamos y les soltamos una reprimenda; y cuando sobrevienen desastres y pruebas, nos quejamos y culpamos al Señor. Estos son solamente algunos ejemplos. Nuestros pecados son como la cizaña, que vuelve a crecer justo después de ser cortada. Aunque lloremos amargamente todos los días mientras oramos y confesamos nuestros pecados, seguimos sin transformarnos. ¿Acaso es esto verdadero arrepentimiento? ¿Quién podría garantizar que Dios habría de proteger a una persona así en medio de los desastres? El verdadero arrepentimiento se da cuando se han purificado y transformado por completo las corruptas actitudes satánicas de una persona, cuando esta ya no quiere hacer el mal, pecar ni oponerse a Dios, cuando es capaz de someterse sinceramente a Él y adorarlo. Estas son las únicas personas aptas para heredar las promesas y bendiciones de Dios y entrar en el reino de los cielos. Tal como señala la Biblia: “Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Apocalipsis 22:14).

Cómo alcanzar el verdadero arrepentimiento y recibir la protección de Dios

Entonces, ¿cómo podemos alcanzar el verdadero arrepentimiento? El Señor Jesús dijo una vez: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). El Señor profetizó que regresaría en los últimos días, que expresaría más verdades y más elevadas que en la Era de la Gracia y llevaría a cabo una etapa de trabajo para juzgar y purificar al hombre, de modo que podamos liberarnos definitivamente de las ataduras del pecado, purificarnos y transformarnos. Dado que la obra del Señor Jesús en la Era de la Gracia fue la obra de redención, la gente pudo recibir el perdón de los pecados por creer en Él. Sin embargo, no se purificó su naturaleza pecaminosa. Únicamente si aceptamos la obra del juicio de Dios en los últimos días, si se purifica y transforma nuestro carácter corrupto y si nunca más hacemos el mal, pecamos ni nos oponemos a Dios podrá afirmarse que nos hemos arrepentido de verdad. Será entonces cuando estaremos bajo la protección de Dios y sobreviviremos a los desastres.

El Señor Jesús ya ha regresado. Es Dios Todopoderoso encarnado. Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, está realizando la obra de juicio, que comienza por la casa de Dios sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús. Dios Todopoderoso dice: “En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas […] Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él” (‘Cristo hace la obra del juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

A fin de liberarnos de los grilletes de nuestro carácter satánico, Dios Todopoderoso expresa todas las verdades que pueden purificarnos y salvarnos plenamente. Desvela los misterios de la obra de gestión de Dios, de 6000 años de duración; revela el origen de la maldad del mundo, así como la esencia y verdad de la corrupción de la humanidad a manos de Satanás. Al experimentar el juicio de las palabras de Dios, vemos lo a fondo que nos ha corrompido Satanás. Arrogancia, mentira, rigidez, iniquidad, crueldad... Nada de lo que vivimos tiene apariencia humana, lo que enciende el odio y la animadversión de Dios hacia nosotros. Al mismo tiempo, llegamos a conocer el carácter justo de Dios, que no tolera ofensa. Reconocemos que siempre vivimos de acuerdo con nuestras corruptas actitudes satánicas y que, si no practicamos la verdad, sin duda Dios nos aborrecerá y rechazará. Es entonces cuando nos postramos ante Dios y nos arrepentimos. Detestamos nuestros pecados y deseamos vivir según las palabras de Dios. Al abandonar una y otra vez la carne y practicar la verdad, poco a poco se purifica y transforma nuestro carácter corrupto. Ya no nos rebelamos contra Dios ni nos oponemos a Él, y comenzamos a someternos a Él y a venerarlo sinceramente. Estas son las únicas personas verdaderamente arrepentidas, que serán protegidas por Dios y sobrevivirán a los desastres.

Dios Todopoderoso apareció e inició Su obra hace treinta años. La obra del evangelio se ha extendido a lo largo y ancho de todas las naciones de la tierra y los millones de palabras expresadas por Dios Todopoderoso llevan mucho tiempo publicadas en internet. Estas palabras se han traducido a más de 20 idiomas; dan testimonio y están disponibles en abierto para toda la humanidad. En esta época tan oscura y malvada, las verdades expresadas por Cristo de los últimos días surgen como la luz verdadera, como un relámpago que brilla de Oriente a Occidente. Dan testimonio a toda la humanidad de que Dios ha aparecido y el Señor Jesús ha regresado. Él expresa la verdad para purificar y salvar al hombre y la única manera de que el hombre logre la salvación plena pasa por aceptar a Dios Todopoderoso. Sin embargo, Satanás ha corrompido a fondo a la humanidad. Nadie ama la verdad. Lo único que quiere la gente es codiciar los placeres del pecado. No está deseosa de investigar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días ni de aceptar Su juicio y castigo en los últimos días. En cambio, tiene unas nociones hondamente arraigadas de la obra de Dios y hay quienes incluso se oponen a la obra de Dios de los últimos días y la condenan públicamente. Todo el mundo vive en pecado sin pensar en arrepentirse. Muy pocos anhelan la verdad o la luz. Los desastres que vemos hoy en día son el recordatorio final de Dios, Su última advertencia a la humanidad. Más aún, son la salvación de Dios. Solo si nos presentamos ante Dios para arrepentirnos podremos recibir Su protección contra los desastres.

Atención a las advertencias de Dios

Dios Todopoderoso dice: “Todo tipo de desastres sucederán, uno tras otro; todas las naciones y todos los lugares experimentarán calamidades: la plaga, el hambre, las inundaciones, la sequía y los terremotos están por todas partes. Estos desastres no ocurren solo en uno o dos lugares, ni terminarán dentro de un día o dos, sino que se extenderán sobre un área cada vez mayor y serán cada vez más severos. Durante este tiempo, surgirán, sucesivamente, toda clase de plagas de insectos, y el fenómeno del canibalismo ocurrirá en todos los lugares. Este es Mi juicio sobre todas las naciones y todos los pueblos” (‘Capítulo 65’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). “Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse ante Dios y adorarlo, arrepentirse y confesarse ante Él, si no, la suerte y el destino del hombre serán una catástrofe inevitable” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Mi obra final es no solo para castigar al hombre, sino para ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es para que todas las personas reconozcan Mis hechos y acciones. Quiero que cada persona vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter. No es la obra del hombre, ni mucho menos la naturaleza, lo que creó a la humanidad, sino que soy Yo el que nutre cada ser vivo de la creación. Sin Mi existencia, la humanidad solo puede morir y sufrir la invasión de las calamidades. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad solo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, solo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones” (‘Prepara suficientes buenas obras para tu destino’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Los desastres son cada vez peores en todo el mundo y se extienden por zonas crecientemente amplias. Los desventurados no pueden escapar y pareciera como si pronto fuéramos a tener sobre nosotros el fin del mundo. Todos sabemos, no obstante, que Dios gobierna nuestro destino y todos los desastres están en Sus manos. Solo si nos presentamos ante Dios para arrepentirnos y aceptar Su juicio y castigo en los últimos días tendremos la oportunidad de que nos proteja de los desastres y sobrevivamos. La marcha del mundo se está revelando ante nuestros ojos. Una vez que Dios haya salvado a todos los que pueda salvar, destruirá este mundo depravado e inmundo con los grandes desastres. Cuando llegue ese momento, los desastres se llevarán por delante a aquellos que no se hayan presentado ante Dios, entre el llanto y crujir de dientes.

Al hablar de señales del fin del mundo, el Señor Jesús predijo: "Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino"(Mateo 24:7). Hoy en día, esta profecía sh ha cumplido, se puede confirmar que el día del Señor ha llegado. Entonces, ¿cómo debemos recibir al Señor? Puede hacer clic en los siguientes datos de contacto para discutir y comunicarse con nosotros en línea, nuestros especialistas le responderán online.


Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Fragmento 3 de Película cristiana "Ser arrebatado en el peligro": ¿Pueden representar la verdad las palabras en línea con la verdad pronunciadas por el hombre?


 


Fragmento 3 de Película cristiana "Ser arrebatado en el peligro": ¿Pueden representar la verdad las palabras en línea con la verdad pronunciadas por el hombre?

Dios es la verdad, el camino y la vida. Sólo Dios posee la esencia de la verdad. Dios mismo es la verdad. Sin embargo, en el mundo religioso hay muchas personas que consideran como la verdad las palabras pronunciadas por las personas usadas por Dios o que tienen la obra del Espíritu Santo y que están en línea con la verdad. Incluso consideran como la verdad las enseñanzas y falacias malvadas explicadas por personajes espirituales importantes y famosos basándose en sus nociones e imaginaciones. Como resultado, son engañadas y atrapadas por personas y se convierten en personas que se resisten a Dios y que lo traicionan. Por lo tanto, ¿qué es realmente la verdad? ¿Cuál es la forma correcta de tratar las palabras que están en línea con la verdad y que son pronunciadas por personas usadas por Dios y personas que tienen la obra del Espíritu Santo?